AMANECER Y MAÑANA DE VERANO EN EL RIO.

Salvo en las vacaciones de verano, y siempre y cuando la tarde no termine en aguacero, cosa muy frecuente en el estío de la alta montaña, no tengo muchas ocasiones de hace "serenos" a lo largo de la Temporada, pues a esa hora mágica, estoy a buen seguro en el coche rumbo a casa, circuntancia inevitable para los que tenemos "horario de papás".
No obstante, siempre se puede disfrutar del, en mi opinión, otro momento "mágico" de las jornadas estivales de pesca, y que no es otro que el amanecer y las primeras horas de la mañana en el rio.
Montar los aparejos cuando aún no se ha evaporado el rocío, ver salir el sol a través del bosque, entrar en el rio siempre con esa sensación de que es más profundo y a veces más amenazante de lo que es realidad, son sensaciones que no tienen precio.
Luego, el sol apretará con fuerza, llegará la hora de los tricos, y dependiendo de donde estemos pescando, mendigaremos una sombra, y agradeceremos refrescarnos con esa agua que tan helada nos parecía a primera hora de la mañana.
Además, el frescor matinal suele ser un valor seguro. No es una hora "panacea" para capturas continuadas, pero el siempre codiciado "sereno" siempre consituye una incertidumbre. Pasado el mediodia, si oimos el retumbar lejano de un trueno y, efectivamente, al volver la vista vemos un horizonte de negrura amenzante, podemos dar por casi seguro de que no habrá sereno. Con un poco de suerte, lo que tendremos será el fin de la jornada bien cerca, y agraceceremos el llevar el chubasquero plegable, de cuyo uso tanto dudábamos a primera hora de la mañana. Sin embargo, el frescor de la mañana, y la poesia de las primeras luces del dia en el rio, ya no nos las podrá quitar tormenta alguna