"Si, al igual que yo, sois de los que creeis que tenéis poco que enseñar, mucho que aprender y aún más que compartir, éste es vuestro blog".

domingo, 16 de octubre de 2011

JP-584. COTO DE ALFARRÀS. Sábado 15/10/2011.








JORNADA DE PESCA Nº 584


El dia de volver a pescar en el Coto de Alfarràs, tras el largo paréntesis de la temporada oficial de salmónidos, siempre resulta excitante, y más cuando en este inicio de año pesquero he demorado mi vuelta a este escenario hasta bien entrado el mes de octubre. Suele ser en este mes, y debido a las generosas repoblaciones que se hacen de cara a cubrir los masters de mosca y lance ligero que se hacen anualmente a principios de octubre, cuando este coto vuelve a ser, aunque sea por unas pocas semanas, aquella “Fábrica de Sueños” en las que tanto y tan bien se pescaba en aquellos tiempos anteriores al año 2005,cuando gracias a la acertada gestión de la sociedad que se hacía cargo del coto no faltaban nunca truchas, ni buena vigilancia.
Pese a lo engañoso del resultado final de la jornada, este ha sido muy divertida, y aparte de disfrutar de muchas emociones y capturas en el rio, he podido evocar, en este benigno dia de otoño, tantas y tantas aventuras vividas en este coto, al que tanto le debe el progreso de mi afición en el arte de la pesca con mosca, a lo largo de los años.
Como cada dia, y a medida que más mayor me hago, tengo más problemas de sueño, me ha constado muy poco madrugar antes de la hora habitual y ponerme al volante, primero rumbo a La Panadella, y luego, con el gitanillo de nata y el café con leche ya engullidos, continuar rumbo a Alfarràs y al rio, a donde he llegado cuando aún era de noche.
Camino de Alfarràs, en esta noche templada de octubre, en que la luna pugnaba constantemente por abrirse paso entre un velo de nubes, he disfrutado de uno de mis mejores viajes de pesca en solitario de estos últimos tiempos, escuchando el poderoso, vibrante, testosterónico y –si queréis- incluso bombástico Concierto para Piano y Orquesta nº 3 de Xaver Scharwenka, una obra que recomiendo incluso a profanos en esto de la gran música, más que nada por el enorme magnetismo con el que el oyente se ve atraído desde los primeros, rotundos y poderosamente llamativos compases de la obra.
Como decía, llegué de noche cerrada todavía al rio, y esto me permitió, antes de que hubiera luz suficiente para cambiarme y montar el equipo, disfrutar de un rato de relax en la oscuridad, escuchando esa atonal e incluso cacofónica sinfonía de la noche: el ulular de los buhos, los crujidos del follaje al paso de pequeños animales, el alboroto esporádico del paso de algún jabalí a través de la floresta, el graznar esporádico de algunos patos en los cañaverales, el lejano kikirikí de gallos en granjas lejanas, anunciando la inminencia de la aurora, y sobre todo el omnipresnete fragor de las corrientes del rio.
La claridad se fue imponiendo poco a poco, pero no hubo una salida de sol rotunda y fotogénica, pues hasta media mañana unas ligeras nubes altas enturbiaron un tanto el cielo, pese a que los claros terminaron abriéndose, y a partir de media mañana brilló el sol. Con la llegada de la luz diurna, llegó el momento de dejar de jugar a ser un vampiro crepuscular, y ponerse a embutir el vader en el cuerpo y dejar listos los aparejos.
Para mi sorpresa, el rio bajaba un poco más alto de lo que esperaba, pero recordé que muchos dias suelen soltar agua desde la estación de bombeo hasta las nueve y media e incluso a veces hasta bien pasadas las diez de la mañana. Habida cuenta de que empezaba a pescar mucho más pronto de lo habitual, o sea a las nueve menos cuarto, adecué mi aparejo a esta contingencia, y desistí de pescar de incio con tándem de seca y ninfa, para pescar “tungstenizado” y luchar así contra el poderoso tiro de corriente de ese metro cúbico y medio que, a ojo, bajaba de más.
Los primeros lances resultaron infructuosos, pero con paciencia fueron saliendo algunas truchas, aquí y allá, hasta un total de cuatro, tres a la ninfa “pompom” y una más a esa “alfarraseña” de color rosa que es toda una leyenda de este coto. Previo a la última de las capturas de esta serie, se me desclavaron tres seguidas: estaba visto que iba a ser un dia de esos en que se perderían muchas truchas, bien porque “comen mal”, como dicen algunos, o bien por mi falta de diestría en la pelea.
Pasadas las diez, el rio se puso manso, y la bajada del caudal hizo propicia la pesca más ligera. Así pues, cambié de escenario para ir a una zona de tablas y corrientes de poco calado, y ponerme a disfrutar de la polivalente y vistosa pesca con tándem. La entrada al nuevo escenario no pudo ser más fulgurante, ni más improductiva, pues en pocos minutos clavé tres tuchas seguidas que se me desclavaron ¡rayos y truenos ¡ ¡que patoso llega a ser uno! ¡cua, cua, cua, cua, cua!
Conjurado a ser más efectivo, eché mano de concentración y crucé los dedos para tener un poco más de suerte, y comencé a capturar truchas a buen ritmo, todo y la presencia de algún que otro ninfero-ametrallador (especie fluvial que aparenta ser un pescador a mosca, pero que en conducta no se asemeja para nada a un mosquero) pateando rio, y de algún que otro pescador de lance bombardeando posturas a las que esperaba llegar tan pronto “se calmase el gallinero”. Incluso una trucha subió a por mi tricóptero y conseguí clavarla, tras dos intentos anteriores de peces que también se interesaron por mi mosca seca, pero que fallé estrepitosamente al clavar.
Aguas más arriba, me encontré con el espectáculo de ver un auténtico mogollón de truchas repobladas tomando el sol casi en la orilla, con apenas dos palmos de agua, así que tras los consabidos tiros a la corriente, en donde alguna captura hubo, pasé a pescar “al revés”, o sea, desde dentro de la corriente, ya batida, hacia la orilla. Esta estrategia funcionó, e incluso otra trucha se zampó el tricóptero y terminó en mi sacadera. Desgraciadamente, en esta postura capturé la mayor de las truchas de la jornada, una “asilvestrada” con medidas “torpederas” de más de 40 cms., pero que no pude contabilizar como captura, debido a que la mosca, en este caso el tricóptero, se había prendido de su lomo, y ya sabéis que, por lo menos para mi, los peces cogidos “al robo”, jamás deberían contarse como capturados.
A eso de las dos de la tarde, decidí hacer una larga pausa, para descansar, tomar una lata de té con limón, zamparme un par de tortas de aceite de esas típicas de Sevilla, fumar un par de cigarrillos sin stress ni quemarme los labios al tener las manos ocupadas y tomar un rato, ese agradable sol de otoño a torso desnudo. Ya sé que para algunos puede sonar a auténtica gilipollez eso de salir del rio a la hora en que las truchas están más activas; sin embargo, hace ya tiempo que dejó de importarme eso de tensar lineas sin parar: ya tengo bastante stress durante la competitiva y exigente jornada laboral, como para competir en el rio, ni que sea contra mi mismo y mis propios records. ¡Al carajo con la exigencia! De nada me serviría pescar, si esto no me permitiese disfrutar de la libertad en el rio, y del placer que de por si me produce estar cerca del agua que surca la tierra en busca del mar.
El tramo final de la jornada, comenzó con otro cambio de escenario, al que accedí mediante un corto viaje en coche. Pese a la soledad del lugar, y de la tranquilidad del momento, se produjo un largo interludio sin capturas, y de gran inactividad, sólo rota por alguna esporádica ceba de truchas que no se bien lo que comían, pues aparte de muy pocas efémeras de color tostado, también pulularon a lo largo del dia unos pequeños tricópteros de color negro. Finalmente, y tras una captura a ninfa, vino la sorpresa final, tras insistir y machacar sobre cebas vistas, de hacer un doblete de dos truchas a la vez, una capturada con el tricóptero, y la otra con la ninfa, el perdigoncillo naranja al que le fui fiel a lo largo de todo el dia, y con el que dí por concluida esta excitante y divertida jornada.
Hablando de dobletes, he tenido la suerte de hacer unos cuantos y en varios escenarios. Incluso una vez en Pedret llegué ha hacer un “triplete”. Por lo que hace a dobletes en Alfarràs, hacía mucho que no hacía uno, pero recuerdo una jornada de hace ya años, en un dia desapacible, lluvioso y frio de septiembre –creo que fue en el año 2005-, en el que en un rio casi desierto de pescadores, pero muy bien repoblado, llegué ha hacer tres dobletes la misma jornada.
Mientras me cambiaba, tuve ocasión de saludar por segunda vez en la misma jornada a los Graells, Jordi padre y Jordi hijo. Graells senior no había podido pescar, aquejado por una lumbalgia, pero su hijo, o sea Graells júnior, había pescado por los dos, pues el chaval está hecho un auténtico crack y había disfrutado de una épica pescata de escándalo. Un fuerte abrazo para los dos, y muchas gracias por seguir semanalmente mi blog.
Camino de la merienda en La Panadella, y de ver un rato el Real Madrid-Betis (más que nada por ver si perdía el Realísimo), reflexioné acerca de cuán engañosos suelen ser los números: diececiocho truchas capturadas en un rio tan bien repoblado como lo estaba este sábado pueden parecer incluso pocas, pero si añadiésemos la gran cantidad de peces que perdí, quizás pudiera parecer una pescata considerable. De todas maneras, fue para mi un dia divertidísimo, y sobre todo disfruté de una sensación de libertad rayana en la euforia...¡buena música, disfrutar de los misterios de la noche y además mucha actividad en el rio! ¿Qué más se puede pedir?.
Y antes de finalizar, una reflexión acerca de lo engañosos que suelen ser los números, y lo manipulable que suelen ser las estadísticas. A lo largo de las noches electorales, y a tenor de los números, resulta que, oyendo a los portavoces de los partídos políticos, nadie pierde. O sea, que es aquello de la botella medio llena, o medio vacía, o de una gran fiesta de la democracia, todo y que la abstención ha sobrepasado el listón del 40%. Mirado desde el punto de vista empresarial, según los sacrosantos números, el haber obtenido un poco menos de beneficio se traduce inmediantemente en pérdidas, y para enjuagar estos menos-beneficios-considerados-como-pérdidas, hay que tomar urgentes medidas como reducir plantilla, solicitar EREs y externalizar servicios a negrerías sitas en Bulgaria o el Lejano Oriente. Como decía Dostoyevsky “la matemática universal lleva a la esclavitud universal”.



TEMPORADA 2.010 - 2.011 - Nº 4

Sábado, 15 de Octubre de 2011

TEMPORADA COTOS INTENSIVOS DE SALMÓNIDOS 10-11 Nº 4

Coto de Alfarràs
Rio Noguera-Ribagorçana
Capturas: 15 truchas arco-iris a ninfa y 3 truchas atco-iris mosca seca
Pescador: Ferran RUBINSTEIN

Climatología: mañana: nubes y claros, fresco. Tarde: soleado y templado.

Hora de inicio de la jornada: 08,45 h.

Hora finalización jornada: 17,00 h.

La música de hoy:

Viaje de ida:

Sinfonía nº 3
Anton Rubinstein

Concierto para apiano y orquesta nº 3
Sonatina en “MI” menor
“Dos Danzas Polacas”
Xaver Scharwenka

Viaje de vuelta:

Concierto para violín y orquesta nº 2 “en estilo húngaro”
Joseph Joachim

Obertura “Los Husitas”
Anton Dvorák

Rapsodia Ucraniana para piano y orquesta
Sergei M. Liapunov

Cortejo Solemne Op. 91
Alexander Glazunov


Lineas Tensas!



Ferran RUBINSTEIN.







lunes, 10 de octubre de 2011

JP-583 - COTO DE PONTS - TORREBLANCA. Sábado 08/10/2011.































JORNADA DE PESCA Nº 583


He madrugado mucho este sábado, con el solo fin de llegar a Ponts escuchando la Rapsodia para Violín nº 1 de Bela Bartók (en una transcripción para violoncello), y poder ver amanecer en el rio.
Cumplidos estos deseos, ha comenzado una de esas jornadas de pesca relajantes, productivas y divertidas con las que el otoño nos suele regalar a aquellos que creemos que todo el año es temporada de pesca, y que seguimos celebrando, con frio polar o calor africano, la liturgia de acercarnos al rio para intentar pescar y, además, gozar de un mundo de sensaciones que quizás a muchos, más atados a convencionalismos o a ideas prefijadas sobre lo que es la diversión en el entorno natural, la pesca, o ambas cosas a la vez, suelen pasarles desapercibidas.
Lo primero que me ha llamado la atención al tomar la pista de tierra que discurre por la orilla del rio, es lo muy bajo de caudal que baja el Segre. Ha terminado ya la temporada de regadío, y además el fantasma de la sequía vuelve a planear sobre Catalunya, y más aún en la sobreexplotada cuenca del Ebro, a la que el Segre pertenece. Esto seguramente va ha hacer que el cierre del grifo sea aún más restrictivo.
Más chocante a la vista, es la evidente entrada de la escavadora en el rio, en el tramo del club náutico, en donde se ha creado artificialmente una cordillera de grava en medio del cauce, y que divide el mismo en dos canales, uno de ellos medio seco. Parece ser que va ha haber una remodelación de la instalación dedicada al piragüismo en aguas ¿bravas?.
La madrugada fue no fresca, sino ya fria. Pese a que el dia resultó luego soleado e incluso agradablemente templado a mediodia, se nota ya que estamos en otoño, y que las noches son ya más largas que los dias. Tiempo de resfriados, en definitiva.
Algunos árboles de ribera ya amarillean, y sobre el rio se formaba una película de niebla superficial, debido al contraste del frio del aire con un agua que me ha sorprendido por su inusitada calidez: puro caldo.
Comenzada la acción de pesca por la parte baja del coto, me ha llamado poderosamente la atención, la enorme cantidad de ova que ha crecido, en tal desmedida abundancia, que algunas partes que antes eran francas de pescar, ahora parecen un campo de golf. Ente los canales de ova, ya recién amanecido, no dudaban en moscardear algunas truchas.
Optando siempre por lo práctico, y buscando la polivalencia, que de “hacerlo bonito” siempre hay tiempo, he optado por armar un tándem de seca y ninfa –pesca ligera, mucho más bonita para mi punto de vista que el derivar profundo de “cebollos” y “pompones”- y ponerme ha hacer puntería para que las imitaciones derivasen por los estrechos canales. Pese a algunos e inevitable enganches, he comenzado a capturar truchas a los pocos minutos de comenzar la jornada, siemdo la primera una subida inesperada al tricóptero “punky”, y doce más tomadas de la ninfa de peces escondidos entre la vegetación.
Con el sol ya alto en el firmamento, y tras evitar que unos cucharilleros hicieran puntería en mi cabeza, he tenido la ocasión y el gran placer de conocer en persona a los contertulios de Conmosca Moreti, Javiermosquero y “El Cuñao”, los mosqueros de la Imperial Tarraco. Sinceramente, aún son más divertidos en persona que en los posts. ¡Una divertida troupe de auténticos locos por la pesca todoterreno! Les había ido muy bien en unas corrientescerca ya de la nueva isla artificial, e incluso Javiermosquero, un acérrimo de la mosca seca, como mi amigo Francesc, había conseguido engañar un par de farios con una imitación muy depurada de efémera con parachute.
Tras el encuentro, tertulia y cigarrillo con los joviales mosqueros tarraconenses, decidí “cambiar de tercio”, como dicen en los toros, e ir a echar un vistazo a las corrientes de la parte alta del coto, en donde me he encontrado un auténtico overbooking de pescadores, tanto de lance, como de mosca, los unos zurrando el rio, los otros bombardeándolo, y algunos de ellos pateando rio abajo posturas propias y ajenas como si del caballo de Atila se tratase. ¡Cómo se nota que este no está siendo buen año de “bolets”! Si no, de qué iba a haber en otoño un lleno de así en Ponts.
Todo y así, pude hacerme un huequecito, con educación y guardando las distancias, y eso me permitió seguir capturando truchas, siempre arco-iris de repoblación, para desesperación de algunos “cucharillero-rapaleros” que veían como las sacaba en sitios que habían machacado con infructuosa piedad.
Fue en este tramo cuando capturé la segunda de las truchas a seca, víctima de un tricóptero de pelo de ciervo mas “convencional” que había sustituido al peludo “punky” en un cambio de aparejo previo. Me llamó mucho la atención el reiterado moscardear muy pegado a mi propia orilla, y en un principio pensé que podría tratarse de una fario, pero en realidad se trató de una arco-iris, curiosamente la más pequeña (y traviesa, por lo que se ve) de un dia en el que el tamaño de las truchas ha sido considerable, y algunas de ellas, pese a su origen “cubano” (de cuba camionera, claro está) han dado una muy digna batalla.
Al mediodia, no es que hiciera calor, pero se estaba realmente bien bajo el sol, y decidí hacer un receso para tomar una lata de te con limón, fumar tranquilamente y rehacer de nuevo el bajo de linea. Justo antes, había pescado en una postura a tocar del coche que justo se había “vaciado de orcos”, y clavé otro par de truchas. Fue allí en donde volví a saludar a los amigos Conmosqueros de la Imperial Tarraco, que al igual que yo estaban disfrutando de un buen dia de pesca, relajante y sin prisas.
Con la llegada de la tarde, el rio empezó a vaciarse un tanto de gente, y volvía a pasear tranquilamente arriba y abajo, buscando posturitas que no había hecho por la mañana. Ciertamente, el rio se notaba “zurrado” y en algunas partes las truchas estabaan francamente escarmentadas. Sin embargo, en otras, era llegar y clavar, y a esas horas de la tarde, con tantas horas de patear y de pescar encima, también de desclavadas y pérdidas de peces por falta de concentración.
Por un momento, estuve tentado de ponerme a pescar a seca, pero desistí primero por la poca actividad en superficie que se veía, y sobre todo porque se levanto un aire muy molesto... y también, porque no decirlo, porque pasadas las tres y media de la tarde, y llevando pateando el rio desde las nueve menos cuarto, yo no se vostros de que ánimo estaríais, pero yo estaba realmente peeerrrrooooo...
Decidí terminar de pescar en cuanto pescase la veinteava trucha, y eso fue casi a las cinco de la tarde. Veinte truchas arco-iris no es que sea una pescata de escándalo en estos escenarios intensivos profusamente repoblados, pero para un dia de pesca en plan relax y con tanta gente pisando el rio, creo que está la mar de bien y es sinónimo de haber disfrutado de un dia de diversión y capturas.
Fallaron las farios, y también los ciprínidos, pero creo sinceramente que la increible profusión de pez repoblado, retrae muy mucho a los peces nacidos en el mismo rio. Por lo que me contó un pescador muy amable de Igualada, con el que conversé un rato –cigarrillo de por medio- poco antes de terminar la jornada, la semana anterior fue antológica, pues estaba el coto tan repoblado que era tirar y sacar. Ese mismo señor capturó más de sesenta truchas. Yo mismo puedo dar fé de que eso a veces sucede, sobre todo cuando se repuebla y repuebla, y la gente está por otras cosas y no va a pescar. En Ponts mismo, un dia (creo que fue el 3 de Octubre de 2.009), viví una de esas jornadas de “tirar y sacar”, y me retiré a las tres peladas de la tarde, cuando ya llevaba 42 truchas y 1 bagra, más que nada porque ese dia tenía un señor trancazo rayano en neumonía, y no me apetecía nada seguir pasando frio y costiparme aún más para, a cambio, ver siempre la misma picada clónica, de truchas que al final también me parecían clones, en una imitación fluvial del “dia de la marmota”.
Bienvenidos al “otoño de los intensivos”, una época para disfrutar de una pesca a priori relajante, todo y que la sorpresa siempre puede saltar en cualquier escenario, por más manido, trillado y sobrepescado que lo creamos, y también para volver a reencontrarse con los amigos, pasada ya la siempre corta temporada oficial.




TEMPORADA 2.011 - 2.012 - Nº 2
Sábado, 8 de Octubre de 2.011

TEMPORADA COTOS INTENSIVOS DE SALMÓNIDOS 11-12 Nº 2

Coto de Ponts-Torreblanca
Rio Segre
Capturas: 18 truchas arco-iris a ninfa y 2 truchas arco-iris a mosca seca
Pescador: Ferran RUBINSTEIN

Climatología: soleado y fresco.

Hora de inicio de la jornada: 08,45 h.

Hora finalización jornada: 17,00 h.

La música de hoy:

Viaje de ida:

Sinfonía nº 3
Anton Rubinstein

“Fantasía sobre temas polacos”
Ignacy Paderewski

“Danzas de Marosszék”
Zoltán Kodály

Rapsodia para violín y orquesta nº 1
(transcripción para violoncello)
Béla Baartók

Viaje de vuelta:

Concierto para violín y orquesta nº 1
Joachim Raff

“La Canción del Héroe”
Anton Dvorák

Obertura de “Rienzi”
Richard Wagner


Lineas Tensas!


Ferran RUBINSTEIN.

martes, 4 de octubre de 2011

JP-582. COTO CAMÍ DE L´OLIVA - OLIANA. Lunes, 03/10/2011






















La amistad, y más en los tiempos que corren, es uno de los bienes más preciados. El cultivo de la misma, y más cuando los amigos comparten pasiones comunes, conlleva premios frecuentemente de valor intangible, pero siempre de enorme valor emocional.
Para mi, fue un gran premio el poder compartir esta que aquí reporto, la primera jornada de pesca de la nueva temporada 2011-2012 –que no debéis confundir con la temporada de salmónidos de este año, ni la del que está por venir- con mi gran amigo Diego Adam, al que no veía en persona desde hace casi seis largos años, toto y nuestro frecuente contacto via correos electrónicos y el seguimiento que hace de mi, nuestro, vuestro, blog de pesca, y que me ha concedido, todo un privilegio, un dia de su apretada agenda de viaje de bodas (se casó hace apenas dos semanas), para poder compartir conmigo un dia a pie de rio, con la caña en la mano.
Antes de nada, debo poneros en antecedentes de que Diego, a quien conocí durante una una estancia laboral en nuestro pais, suele decir de un modo muy erróneo que yo fui su maestro en esto de la pesca a mosca. Craso error. La verdad es que Diego, incluso cuando aún no pescaba a mosca, ya llevaba desde toda la vida pescando, y para mi fue muy fácil contagiarle el virus de la pesca de sedal pesado, modalidad que él siempre había querido practicar.
Más que un maestro de nada, y menos de la pesca a mosca, y más aún viendo los explosivos aterrizajes de mis artificiales y mi especialidad en hacer bolos incluso en auténticas peceras, prefiero considerarme para con Diego como un animador, O sea, la persona que le animó a pescar a mosca, y que como mucho le enseñó los cuatro rudimentos para manejarse con un mínimo de soltura en un rio y con una caña de látigo en la mano.
La posibilidad de poder compartir jornada de pesca con mi amigo, ha hecho que esta nueva temporada de pesca comenzase en lunes, pues era el único dia en que podíamos vernos, en vez de un sábado. La elección de Oliana como destino de pesca, lugar siempre difícil y que igual te lo da todo, que se cierra en banda y no tocas escama en todo el dia, ha venido motivada por el “fashion patagónico” del lugar, en honor de esa Patagonia en la que él suele pescar en cuanto tiene vacaciones: rio grande y posibilidad de pescar grandes salmónidos.
Asi pues, casi seis años después, volví a reunirme con Diego –ya ahora un hombre casado, y próspero empresario en su país- en el mismo sitio en que lo hacíamos, y otra vez emprendimos viaje en una madrugada fresca, con el cielo tachonado de estrellas y con la Sinfonía nº 3 de Anton Rubinstein como música de fondo a nuestra conversación, hablando primero largo y tendido de las muchas cosas que nos han sucedido a lo largo de estos seis años, y luego soltándonos a hablar de esa bendita pasión que compartimos, que más que llamarse pesca, debería llamarse “tener el privilegio de ir a pescar”.
Pese al frescor de la madrugada, Oliana nos ha recibido con un sol radiante, en un dia diríase de verano más que de otoño: el mercurio ha llegado a rozar los treinta grados en al mediodia solar. El rio, ligeramente más altito que en mi última visita del mes de septiembre, pero perfectamente vadeable, nos ha dado la bienvenida con el el fragor de sus corrientes, el canto de los pájaros y el murmullo de alamedas y choperas mecidas por la brisa. Toda una explosión de vida y una sensación de bienestar increíble: poder tener el privilegio de estar allí, viendo los maizales agostados aún sin recoger, oliendo a campo y montado el equipo mientras un sol todavía estival nos tuesta la piel, en vez de estar metidos en un atasco en la urbe, o atareados en la oficina, viendo tristes y resignados como hay vida y luce el sol más allá de los cristales de las ventanas.
Y una vez metidos en el rio, se hizo el silencio. Cesó toda conversación, se acalló la cháchara. Tanto Diego como yo gozamos simplemente estando en el rio con la caña en la mano. Entonces, sobran las palabras. Silencio, se pesca. Fuera de alguna pequeña indicación relacionada con el vadeo seguro –ayer era yo el “guia nativo”- cada cual metido en su mundo, concentrados tanto en el misterio y la magia de las aguas, como en la liturgia de los que pescan o lo intentan, drogas duras todo y su inócua e intangible apariencia, a las que tanto a ese jóven argentino, como a este no tan jóven español llevan enganchados desde que eran poco más que niños.
Ayer el padre Segre, no fue generoso con nosotros. La verdad es que no pescamos ni una trucha, y vimos bien pocas. Eso no quiere decir que no pescásemos, o que no hubiera peces. El rio, sobre todo oteando desde lo alto del puente de Tragó, bullía de ciprínidos, los menos fondeados en pozas u oxigenándose en las corrientes; los más, tomando el sol descaradamente en los bajíos, hociqueando sin prisa pero sin pausa, y moscardeando de vez en cuando. Había de todo, aparte de los traviesos y siempre incordiosos alburnos, barbos y bagras como auténticos torpedos, rechonchas y simpáticas, a la vez que poderosas, carpas e incluso bermejuelas, también conocidas en Catalunya como gardis o gardones.
La elección de pescar ligeramente “pesado”, al estilo polaco, con ninfa pompom, la atractora olianera y alfarraseña por excelencia, de punta, y con una pheasant tail para nada en tamaño “micro” un palmo y medio más arriba puede que determinara, para bien o para mal, el resultado de la jornada. El renunciar a pescar a tándem de seca-ninfa vino dado primero para evitar el incordio de los alburnos sin dejar en paz tanto seca, como ninfa, y sobre todo para no tener que bregar con un gran pez al otro lado de la linea, con un hilo inferior al 0,14 en el terminal. Ayer optamos por un 0,18 de punta, y todo y así los grandes peces nos ganaros dos de los tres grandes combates singulares a los que fuimos retados.
Puede que también ayer pescásemos demasiado relajados, o faltos de tensión. Diego había hecho un gran esfuerzo para poder venir, pues tan sólo el dia antes estaba en Grecia, volaba a Barcelona y sin apenas dormir se venía para el rio. Por mi parte, y por un dia, estaba tan feliz de poder estar bajo el sol lejos de las tribulaciones laborales de un lunes cualquiera, que con tan sólo poder estar allí ya me parecía fantástico.
Lo cierto es que casi a la una y media, Diego sólo había pescado una bermejuela, pez que le despertó su curiosidad, pues no lo había visto nunca en Argentina, y yo había pescado sólo tres alburnos. Cuando comentábamos que aún quedaban muchas horas por delante, que “aún había partido”, y mientras pescábamos un remolino en donde haraganeaban todo tipo de peces, grandes y pequeños, incluso un gran trucha, recibí una brutal picada de “algo” que comenzó a sacarme linea del carrete a gran velocidad, “algo” que no saltó fuera al verse prendido, “algo” que por los fuertes cabezazos y por su empeño en tirar hacia el fondo me hacía pensar que era un gran ciprínido.
Casi diez minutos de tensión después, pues no es nada fácil manejar uno de esos poderosos peces con una caña para linea 4, por más que sea de 10 pies, pude intuir que era un barbo, pero cuando pasados los veinte, por fin pude arrimar la bestia a la sacadera, gracias a la ayuda de Diego, me llevé la sorpresa de ver que era una enorme bagra, la más grande que he pescado hasta el momento con diferencia, y que pasaba largo del medio metro: un animal de poderosas aletas, un pez fenomenal con una energía casi inagotable, y que no tardó en reanimarse tras el combate, para volver a su merecida libertad en el rio.
Tras la adrenalínica pelea, siempre al límite de romper la linea, y las consabidas fotos previas a soltar la descomunal bagra (para los castellanos, cacho), nos tomamos un merecido descanso y planificamos un tanto lo que quedaba de jornada. Asi pues, tras el receso, Diego siguió zurrando con ahínco las corrientes de frente, remontándolas, en busca de esas soñadas truchas “patagónicas” que tanto renombre han dado a este coto, mientras que yo, acechando desde la misma orilla, probaba de hacer pasar la ninfa pompom por delante de un grupo de barbos y carpas que estoicamente tomaban el sol en los bajíos laterales de la corriente.
Andando con tiento, lanzando bastante aguas arriba, para no espantar a los ciprínidos XL ni con mis pisadas ni con el impacto de las ninfas en aguas casi paradas, por fin conseguí que uno de los barbos tomase la pompom de cola del aparejo, pero esta vez no hubo tanta suerte como con la bagra... la linea del carrete no corrió, debido a un par de vueltas que había formado el hilo en la puntera de la caña, y aprovechando esa resistencia, pude apenas contener al torpedo con aletas tres o cuatro cabezados antes de que se fuera a toda velocidad hacia el centro de las corrientes, con la ninfa a modo de piercing.
Ni cinco minutos después, un raro efecto en la deriva del hilo amarillo flúor que utilizaba ayer como indicador de picada, me advirtió de que otro de los barbos podía haber tomado la ninfa. La clavada en carne así me lo confirmo, pero esta vez el misil fluvial salió directamente disparado hacia la corriente y hacia abajo, directo a los pies de Diego. Sólo tuve tiempo de decirle “Cuidado, Diego, que va para ti”, que el barbo ya se había desclavado.
Ya no hubo más picadas de peces grandes –ni con pijama de pintas, ni con pijama de escamas- a lo largo de lo que quedaba de tarde. Incluso en la siempre productiva “poza del basurero” o “poza de la gravera”, se veían más pequeñas cebas de alburnos, que no grandes círculos de ceba de truchas. Diego capturó un alburno más, y yo otro además de otra bermejuela, hasta que, viendo que bajo ese sol de una tarde de un verano en todo menos en el nombre, Diego se estaba casi quedando dormido por el madrugón tras el largo viaje, y le sugerí que continuasemos las emociones de nuestro dia de pesca, pero esta vez yendo a merendar, previa recogida de bártulos y embadurnada de manos con “Brummel”, claro está, que la tradición, es la tradición, por má que Diego se sigue resistiendo a perfumarse con ese olor, que para unos sugiere el geriátrico, pero que para mi me evoca la libertad de un dia de pesca.
Tras la merienda, de bracitos de gitano de trufa y nata, de una pastelería del pueblo, y de entonarnos con la cafeína, emprendimos el largo e inusual regreso a casa, y digo largo e inusual porque el túnel de El Bruc sigue en obras, y para evitar atascos volvimos por donde habíamos venido, por la ruta más larga de Ponts-Torà-Calaf y Manresa, .
De nuevo, y tras un atardecer en ruta digno de postal enviada desde el país de los mejores recuerdos de los dias de pesca, cayó de nuevo la noche, como en esas noches del otoño y el invierno de hace casi seis años en que volvíamos a Barcelona, feliz Diego de haber pescado de aquella manera que tanta ilusión le había hecho desde pequeño, y feliz yo de poder contagiar este bendito virus de la pesca con mosca, y más si es a alguien que, al igual que yo, piensa que poder ir al rio, se pesque o no, y poder permitirse ver bajar el agua en un atardecer de rosas y azules, mientras otros se afanan en rutinas y convencionalismos, es simplemente un privilegio.De nuevo, una depedida. Pero al igual que hace casi seis años atrás, no ha habido un adios pomposo y ceremonioso. Simplemente, un abrazo y lo que se dicen los amigos de verdad: “hasta pronto”.




TEMPORADA 2.011 - 2.012 - Nº 1


Lunes, 3 de Octubre de 2011


TEMPORADA DE COTOS INTENSIVOS DE SALMÓNIDOS 2.011 - 2.012 - Nº 1


Coto Camí de l´Oliva – Oliana. Intensivo sin muerte.
Rio Segre
Capturas: 1 bagra a ninfa, 2 bermejuelas a ninfa y 5 alburnos a ninfa.


Pescadores : Diego Adam y Ferran RUBINSTEIN

Capturas:

Diego Adam: 1 bermejuela a ninfa y 1 alburno a ninfa.
Ferran RUBINSTEIN: 1 bagra a ninfa, 1 bermejuela a ninfa y 4 alburnos a ninfa.


Climatología:

Soleado y caluroso

Hora de inicio de la jornada: 10,15 h.

Hora finalización jornada: 17,30 h.

La música de hoy:




Debido a la grata asistencia de mi buen amigo de Argentina, Diego Adam, al que no veía en persona desde hace casi seis años, no ha habido audiciones de música clásica en esta jornada, pues –como comprenderéis- teníamos muchas cosas de las que hablar.