La Vall de Ribes: un universo fluvial que fluctua entre la media y la alta montaña, y que tiene sus reglas propias, que no todos los pescadores saben entender.
Sus truchas son muy astutas, sus rios tremendamente fluctuantes y la climatología es un microcosmos de alta variabilidad.
No son rios, los de la Vall de Ribes, para pescadores nerviosos, para ametralladores de ninforro o para todo aquel que sólo haya pescado intensivos.
En la Vall de Ribes, suele suceder que es el todo o nada. Dias de gloria, y dias de bolo pueden encadenarse casi seguidos.
Por eso, cuando uno se acerca a pescar en la Vall de Ribes, ha de pensar que su mejor recompensa es poder estar allí, en un entorno excepcional, en unos rios de leyenda. Y las truchas, si se tiene paciencia y se persevera, ya picarán.
Eso si, pese al sol deslumbrante del verano, id poniendo los pies en polvorosa del rio en cuanto oigais los primeros truenos retumbando por la montaña, y si vienen de la parte del Santuario de Nuria, salid del rio más deprisa aún.
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