Graciosos, vivarachos y con una fuerza sorprendente para su habitual pequeño tamaño, los barbos de montaña, "o cua-roig", son hoy en dia, y por desgracia, una especie autóctona en recesión, que debería merecer tanta protección como las truchas autóctonas.
Por suerte, los últimos reductos de estos barbos están, en la mayoría de los casos, en reservas genéticas de truchas, en donde es obligatoria la pesca sin muerte.
He tenido la suerte de capturarlo y soltarlos a lo largo de la cuenca del Freser, en Font-Viva y Ordina (Ripoll) y en Montagut (La Vall de Ribes).
Suelen picar sobre todo las ninfas del tándem, y habitar en las pozas y parados de agua.
Recordad, con estos simpáticos ciprínidos, captura y suelta ¡siempre!
hola Rubi, soc el vectra,felicitats per el blog
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