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miércoles, 2 de septiembre de 2015

JP-759. MAGIC ANGLÈS EDICIÓN VERANO: GRANDES IRISADAS, FARIOS BONITAS Y UNAS INVITADAS INESPERADAS. Sábado, 29/08/2015


Un buen regalo de cumpleaños, de parte de Magic Anglès: una gran trucha arco-iris nativa del mismo río.


La reciente, y muy generosa, repoblación con grandes ejemplares de trucha arco-iris permitió una jornada de diversión y capturas, con el aliciente de luchar contra peces potentes.

No pueden faltar las farios, de diversos orígenes y genéticas, a la gran fiesta del verano en Magic Anglès.


Algunos rincones de este tramo del Río Ter, son muy propicios para los ciprínidos. Además de los habituales barbos, me he llevado la grata sorpresa, tras muchos años pescando en este coto intensivo, de dar con un cardumen de bermejuelas en una balsa, en la que habitualmente conviven truchas, barbos y alguna carpa. 



JORNADA DE PESCA Nº 759



Finalizadas las vacaciones de verano, la primera de las jornadas de pesca, tras la presunta "vuelta a la normalidad", coincidió con el sábado del fin de semana previo a mi cumpleaños, el 31 de agosto, que este año cayó en lunes.
Poco me imaginaba, que en el último día de pesca de mi quincuagésimo primer año iba a recibir unos muy buenos regalos en "Magic Anglès", coto elegido para la ocasión, tras una larga ausencia desde el pasado mes de abril.
Todo y lo decepcionante de mi última visita a este coto de Anglès-El Pasteral (1), tras una larga ausencia, y tras no haberle dedicado ni una salida durante mi período vacacional, más que nada por hallarse muy lejos de Cubelles, en donde estuve de veraneo, no me pude resistir a la tentación de ir a comprobar si había recuperado su esplendor habitual, máxime cuando este último sábado de mes podría acortar el viaje partiendo desde Barcelona.
Debo reconocer, que un aliciente adicional para incentivarme a ir a "Magic Anglès", fue la tan cacareada en las redes sociales repoblación con trucha arco-iris de gran tamaño. Todo y así, en condiciones normales, en este coto también es posible pescar vistosas truchas fario, e incluso pelearse con espectaculares irisadas de gran tamaño nacidas en el mismo río.
En ese día de pleno verano, de sol radiante y tórridas temperaturas, agradecí mucho el haber madrugado para poder pescar, al menos unas cuantas horas, al relativo frescor de la primera hora de la mañana. Lo que si que no me esperaba, a tenor de mis experiencias en Anglès en fechas estivales de años precedentes, era encontrarme el río Ter, aguas abajo de la presa del Pasteral, con un caudal tan bajo como el mínimo ecológico, que apenas observan los gestores del agua, propio del otoño e invierno y terminada la campaña de regadíos. Ignoro el motivo, pero según me han comentado algunos pescadores que han frecuentado este verano el coto, muy pocos han sido los días en que han abierto la compuerta más allá de los 7 m3/seg., mientras que en veranos anteriores, tal y como podéis leer en artículos del archivo de este blog, lo habitual era un caudal de entre 11 y 14 m3/seg., con días punta de incluso 22 m3/seg.
Pese a lo muy divertido de la jornada, repleta de emociones y capturas, a nivel técnico tengo más bien poco que explicar, ya que bastó con pescar los pocos, pero profusamente prospectados, escenarios elegidos (corrientes moderadas, de poco calado, y una gran poza) "a la polaca" con un par de ninfas para ir metiendo peces en el salabre, deleitarme con la brava pelea de grandes truchas, y llevarme más de alguna sorpresa, como podréis leer más adelante. La excepción fue el tiempo que dediqué a pescar una balsa, con un método de pesca a ninfa que si bien no es innovador, no había practicado hasta la fecha.
Un poco después del mediodía horario, y tras haber comenzado a pescar a las nueve y cuarto de la mañana, apareció por el río, vestido de calle, mi amigo Carles Vivé, veterano mosquero y en su tiempo articulista de la prensa especializada en pesca. Hasta ese momento, apenas si había avanzado cien metros de una postura de corrientes moderadas de poca profundidad, y ya había capturado y soltado 7 truchas arco-iris de gran tamaño, de entre 30 y 40 cms., incluyendo un sorprendente ejemplar de irisada nacida en el mismo río (librea atrigrada y poderosas alets rojizas) de un poco más de 45 cms., y 2 bellas farios, ambas de unos 30 cms., de indudable origen atlántico, a tenor de su librea marrón con grandes pintas.
Con mi amigo Carles, había quedado, más que para pescar, para intercambiar unos materiales de pesca. Así que abandonamos por un rato el río, yendo a donde teníamos aparcados los coches, para realizar los oportunos trueques. El motivo de no cambiarse, venía dado por haber decidido ir a pescar, a poder ser a mosca seca, a un tramo de la zona libre sin muerte, más abajo del puente de Sant Julià de Llor, que conoce muy bien. Tras un rato de amena y educativa tertulia, ya que Carles es toda una enciclopedia viviente de la pesca con mosca, en la que me reportó algunos de sus éxitos en su nueva etapa como guia de pesca, quedamos para ir a merendar a La Cellera de Ter tras finalizar nuestras respectivas jornadas. Ya sabéis, aquello tan moderno de "ponme un Whatsapp cuando termines".
Cerca de la una de la tarde, soportando un calor realmente africano, reemprendí la acción de pesca en donde la había dejado. La actividad de los peces, por lo menos por debajo del agua, no había cambiado, pero por lo visto mi suerte si, yendo a peor, pues vi con desesperación como se me escapaban 3 grandes truchas irisadas más, de esas grandes de repoblación que de un modo simpático apodamos como "barras de pan", tanto por mala gestión por mi parte de la pelea, al desclavarse  la ninfa de la boca del pez. Por suerte, con las tres picadas siguientes estuve más eficiente en el combate, lo que me permitió ensalabrar 2 truchas más, de esas tan poderosas como rollizas arco-iris de repoblación, y una fario pequeña, de poco más de 25 cms., que sería la captura de menor tamaño de una jornada marcada por el buen tamaño de los peces.
Remontada la corriente, llegué a una enorme balsa, en la desembocadura de un arroyo en el río. Nadando por la misma, pululaban muchas truchas y profusión de barbos de los que quitan el hipo de tan solo verlos: auténticos torpedos con aletas.
Para afrontar el desafío,  recurrí a un método de pesca a ninfa que me había sugerido, para estos escenarios, mi amigo Carles Vivé en la tertulia de hacía apenas un par de horas antes, consistente en pescar largo lanzando una sola ninfa, dejándola hundir contando despacio hasta diez y, al finalizar la cuenta, empezar a dar tirones erráticos con la puntera de la caña, mientras se recoge la línea muy despacio.
La eficacia del método se demostró al momento: no había ni llegado a contar ni hasta cinco, cuando una trucha le propinó un bocado a la ninfa. Torpe de mí, fallé la clavada al ni tan solo esperar la picada. Vuelta a lanzar, una ninfa moderadamente pesada, con la ayuda de la potencia que siempre da una linea 6 y... vuelta a fallar otra clavada. Cuestión de concentrarse, y de evitar dejar demasiada linea destensada. Esta vez si... lance, inmersión, recoger un poco de linea mientras vas contando, y al llegar a 10, tirón, pausa, tirón, pausa y ¡relámpago bajo el agua!¡clavada, pelea y trucha al salabre! Otra "barra de pan" mas.
Con este método, al que podríamos llamar "estrinfa", o sea manejar una ninfa como un streamer, pero en aguas casi paradas, continué teniendo éxito y disfrutando de pescar de verdad a mosca, evitando la siempre aburrida (para mi) acción a la pasada o "pesca a la polaca", al poder sacar línea del carrete. Además, al no tener obstáculos a la espalda, o por lo menos al tenerlos a más de veinte metros de mi, pude lanzar sobre el hombro, evitando lances rodados y speys con una sola mano, que siempre son ejercicios que me cuestan más de llevar a cabo con pulcritud, especialmente el segundo, al intentarlo esta vez con una caña corta, de 9 pies, y muy poco tiro de corriente .          
Aun cayeron, en la balsa, varios peces más: un par de truchas fario muy bonitas, pero por debajo de los 30 cms. y, para mi sorpresa y regocijo, un par de bermejuelas, ciprínidos cuya presencia  nunca había detectado hasta ese día, en los muchas años que hace que pesco en Anglès. De hecho, mirando con atención, tras quedar extrañado por las tenues picadas que de vez en cuando recibía la ninfa, pude divisar un auténtico cardúmen de estas minitallas nadando a media agua.
Ya bien entrada la tarde, mi objetivo era poder pescar, ni que fueran un par de horas, a mosca seca, pues estaba seguro de que con el calor, las truchas de la corriente que había pescado por la mañana estarían receptivas a un tricóptero danzarín, y además comenzaban a volar ignitas, para intentar una pesca más selectiva con los peces del parado de aguas en donde esa corriente desemboca.
Pero...¡mi gozo en un pozo!, las corrientes  y el río estaban ocupadas por un grupo de tres pescadores, de esos que no saben capturar una trucha sin gritar como si estuvieran celebrando un gol en el estadio. Procurando ignorarles, me resigné a volver a la balsa, en donde había visto alguna que otra ceba esporádica, pero al llegar me encontré a otro pescador (se ve que en verano la gente prefiere ir al río en jornada de tarde), y decidí que era su momento y era su oportunidad de disfrutar, así que procurando que ni me viera, volví al bosque y al camino.
Podía haberme quedado, patear río, irme a otra latitud del coto... pero, como ha sucedido ya otras veces este largo y caluroso verano, el calor y el dolor de lumbares me vencieron, y ahíto y satisfecho de pescar como estaba, a las cinco de la tarde volví al coche, me cambié de ropa, y... le puse el Whatsapp a mi amigo Carles.
Fue un gran placer compartir merienda y tertulia de nuevo con Carles, al que hacía tiempo que no veía en persona (todo y que hablamos por teléfono y chateamos con frecuencia), y de paso poder contarle la eficacia del método que me había sugerido utilizar.
De vuelta a casa en una tarde de verano de calor asfixiante, conduciendo con el aire acondicionado a tope, la sensación de satisfacción era muy placentera: había comenzado a recibir mis regalos de cumpleaños, y Magic Anglès me había obsequiado, aparte de con un día de pesca estupendo, con una trucha arco-iris nativa del río que despertó incluso la admiración de Carles, al ver la foto, y con un par de bermejuelas, pequeñas joyas con escamas, que demuestran que el río Ter, pasados los desastres del pasado invierno y la pasada primavera (2), sigue estando muy vivo aguas abajo de la presa del Pasteral. 



(1) Leer Jornada de Pesca Nº 737, del 02/04/2015 en este blog.
(2) Riada del 1 de Diciembre del año pasado, y vertido de lodos desde el pantano del Pasteral del 22 de marzo de este año.  

     

JORNADA DE PESCA Nº 759



Sábado, 29 de agosto de 2015

Temporada 2014 - 2015 - Nº 40
Temporada de Salmónidos 2015 - Nº 25


Coto Intensivo de Anglès - El Pasteral  S. M. TE015
Río Ter

Pescador: Ferran RUBINSTEIN

Capturas:
10 truchas arco-iris a ninfa, 5 truchas fario a ninfa  y 2 bermejuelas a ninfa.

Equipo de pesca a mosca:
Caña: Vision GT four - 9 pies - línea 5
Línea: Adams 6 WF - flotante
Carrete: Adams

Climatología; soleado y caluroso

Caudal: bajo.

Condiciones de vadeo: río vadeable sin dificultad, excepto en las grandes pozas, siendo recomendable el uso del bastón de vadeo por lo resbaladizo de las rocas.

Hora de inicio de la jornada:  09,15 h.
Hora de finalización de la jornada: 17,00 h.

La música de hoy:

Viaje de ida:

Concierto para piano y orquesta en "DO" menor
Obertura-Concierto en "FA" mayor
Joachim Raff

Obertura para un Festival Académico
Johannes Brahms

Viaje de vuelta:

"Te Deum"
Marc A. Charpentier

Sinfonía nº 6
Ralph Vaughan-Williams

Concierto para piano y orquesta nº 2
Alexander Glazunov

Líneas Tensas!

Ferran RUBINSTEIN.

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