"Si, al igual que yo, sois de los que creeis que tenéis poco que enseñar, mucho que aprender y aún más que compartir, éste es vuestro blog".
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martes, 29 de diciembre de 2015

JP-777. UNA JORNADA ABURRIDA DENTRO DEL RÍO Y ACCIDENTADA FUERA DE ÉL, PARA TERMINAR EL AÑO. Domingo, 27/12/2015

Esta trucha quedó deslumbrada por el flash de la cámara como una estrella de cine, aunque esta vez lo aburrido de la jornada rivalizó con tostones del celuloide dignos de la mejor VOSE (versión original con subtítulos en español), o de la cinematografía de Igmar Bergmann.  


La última fario del año 2015.  La primera del 2016 llegaría solo seis días más tarde, pero eso ya es otra historia que os contaré en su momento.  





JORNADA DE PESCA Nº 777



Todo y que el desvede de los cotos trucheros, aquí en Catalunya, llegó unos pocos días antes de comenzar a escribir este artículo, el mismo hace referencia a una jornada de pesca situada a principios del invierno que, a día de hoy, está pronto a terminar.
Quizás, lo mejor que tiene esto de contar las aventuras y desventuras de los días de pesca con tanto retraso es, no lo dudéis, el que el artículo publicado no puede ser usado de modo especulativo por pescadores proclives a la pereza mental (o sea, de los que "a mi que me lo den todo hecho") o, en el peor de los casos, por furtivos que hagan mal  uso de la información.
Ahora, ya con la distancia que marca el tiempo, os puedo decir que la jornada de pesca que nos ocupa transcurrió en la zona libre sin muerte del Ter, y no en el coto intensivo de Anglès, como se anunció en el avance del artículo que hice en Facebook la última semana de diciembre.
El motivo de esta "mentira piadosa", no era otro que no dar tanto que hablar con esa zona libre sin muerte en concreto, que se ha ido convirtiendo, con el tiempo, en un codiciado objeto de deseo de muchos pescadores, tanto legales como ilegales.
Sin embargo, os puedo bien asegurar que las mentiras pías se han acabado, por lo que a mi respecta, para con esa zona libre sin muerte en concreto, así como también todo intento por mi parte por la mantener la opacidad informativa respecto a la misma.
El motivo que me han llevado a tomar esta decisión ha sido el exceso, rayano al bombardeo mediático de fotos e incluso videos de esta zona en las redes sociales, hasta ultra pasar los límites de aquello que es cansino. Y, por favor, espero que nadie se atreva a insultar mi inteligencia y, creo que la de mis lectores, diciendo aquello de que "son solo fotos (o videos) y no se explica nada más", cuando a fecha de hoy, sobre todo en el mundo de la pesca, el mas tonto hace relojes y bien poco cuesta saber de que río se trata. Vamos a ver, si todo el mundo hiciera las fotos en "lugares sensibles" como las hago (mano, pez y agua como fondo, o como mucho un primer plano contra un impersonal muro de vegetación), seguramente se podría mantener la discreción que tantos exigen, pero como se ve que casi nadie está satisfecho con las imágenes fijas o en movimiento que cuelga si no es exhibiendo trofeos (eso si, con los brazos bien estirados), eso de no dejar cabos sueltos con respecto al documento gráfico va a ser muy difícil, máxime cuando salen en los mismos puentes, azudes, líneas de alta y media tensión,  instalaciones deportivas fluviales... e incluso casas. O sea, todo aquello que es vulnerable de ser identificado, con una herramienta informática tan sencilla y tan al abasto de todos, como el Google-Maps.
Por el contrario, mis artículos, en los que por cierto ni se menciona el tramo concreto de río pescado y siempre cuentan con escaso material gráfico, a fin de que no robe protagonismo a la letra, son la antítesis de todo el batir del bombo mediático y el chocar de platillos de de las redes sociales, máxime cuando, desgraciadamente, la inmensa mayoría de usuarios, independientemente de sus buenas intenciones para con la información en ellas expuesta, prefiere la comodidad y el poco esfuerzo intelectual de la imagen antes que esforzarse en leer. Y no lo digo yo; a las estadísticas sobre pobreza lectora en nuestro país me remito. Al fin y al cabo "en este país, la gente no lee ni las etiquetas de los champús" (Karlos Arguiñano dixit).
Aparte de esto, quisiera utilizar este preámbulo del presente artículo para desmitificar un tanto esta zona en concreto. Es cierto que a lo largo de los muchos kilómetros de la misma (67 si contamos de la desembocadura al puente de Sant Julià de Llor, cerca de 20 si nos ceñimos a los que quedan dentro de las comarcas del Gironès y La Selva) hay truchas grandes. Pero también las hay de pequeñas, e incluso hay grandes tramos de la misma en que no hay presencia alguna de salmónidos.
Tampoco esta zona, valorada en toda su extensión, es un paraíso truchero como alguno piensa a tenor de las fotos y videos que ven en las redes sociales. Hay gente que la conoce bien, y hay gente que además de conocerla muy bien sabe pescarla aún mejor, y por eso sus resultados son espectaculares. Pero de ahí a pensar que, en este tramo del Ter, las truchas saltan fuera del agua a comer incluso las moscas que cuelgan del borreguillo del chaleco media un abismo.
Lo normal, para un pescador mediocre, como por ejemplo yo, que no frecuente con asiduidad la zona de marras, como es mi caso, es que obtenga las mas de las veces que va, salvo contadas excepciones, resultados que fluctúan entre lo discreto y lo pobre. Para muestra, un botón: seguid leyendo y veréis una jornada-tipo de las mías en esta zona en un día del recién estrenado invierno.
La jornada que ocupa esta crónica tuvo lugar el último domingo del año 2015, o sea tal día como un 27 de diciembre. En un principio, con el pavo, los canalones y los turrones saliéndome por las orejas, tras tres días seguidos de bacanal gastronómica (San Esteban es festivo en Catalunya), tenía previsto ir a pescar, precisamente a la zona libre del Ter, el lunes 28, día de los Inocentes, pero tuve que rehacer mis planes para acomodar en mi agenda un compromiso familiar, así que a contra pronóstico terminé pescando en uno de los días más inusuales dentro de mis posibilidades: un domingo.    
Bajo un sol matinal bonancible, más típico de un día de mediados de otoño que no de casi las vísperas de Año Nuevo, me dí una  buena caminata para llegar al río, desde un pueblo que ni tan solo es ribereño en donde había dejado el coche en lugar seguro, aprovechando la circunstancia para quemar las calorías innobles derivadas de la ingesta descontrolada de polvorones de Estepa, turrones de Jijona y "Panes de Cádiz", acumuladas durante los copiosos ágapes navideños.
Llegado al Ter, aquí más un río de llanura que ni tan solo de baja montaña, pude comprobar que el mismo magro caudal del coto de Anglès persistía muchos kilómetros río abajo, quizás con un ligero repunte al alza provocado, a buen seguro, por la aportación de agua de torrentes y algún que otro canal.
Algo, quizás un pálpito, una intuición o algo similar, me hizo pensar, nada mas meterme en el agua, que esta jornada de pesca sería de las de "para olvidar". Horas después, en una tarde vestida de negra noche, volvería a casa con la confirmación de que así fue. A veces, despreciamos con demasiada facilidad lo intuitivo en detrimento de lo racional y eso en pesca nunca debe hacerse: al fin y al cabo la pesca no es, afortunadamente, una ciencia exacta.
La tónica general del día, en lo que a acción de pesca se refiere, fue de aburrimiento. Un tedio causado tanto por la escasa actividad de las truchas, como por la falta de picadas. Quizás, la única bueno del día fue el poder pescar largo y lanzando, moviendo tanto pequeñas ninfas, como tándems o secas con ayuda de la cola de rata. Pese a lo bajo del caudal, la anchura de este río siempre permite pescar abarcando mucha lámina de agua. Posiblemente, me hubiera ido mejor faenar al hilo con caña larga, como está tan en boga entre la parroquia mosquera de unos años a esta parte, pero la verdad es que este tipo de pesca -que no niego para nada sea productiva- no me entusiasma demasiado por dos motivos: es poco ética y es demasiado posibilista. Me explico: esta carencia de ética no tiene nada que ver con quien la práctica (faltaría más) sino con la filosofía de la misma en si: por más que se lleve a cabo con una caña de mosca, al no ejecutarse acciones de lance con la cola de rata no se la debería considerar auténtica pesca a mosca, todo y que según en que escenarios a veces nos vemos obligados a pescar así aun y con la caña corta. El posibilismo deviene de que esta especie de híbrido entre la pesca a mosca y la pesca al tacto nació en el mundo de la competición, en donde lo que prima es pescar mucho, y la verdad es que yo no voy al río a pescar mucho, sino más bien a pescar como a mi me gusta y me satisfaga más... aunque pesque poco.
Tampoco es que a lo largo de la jornada me moviese mucho por el río. No es que "defendiese el fuerte" como en otros ocasiones y en otros escenarios, ya que no había ninguna actividad constante de los peces que justificase que no me moviese de una misma postura durante horas, pero tampoco es que me diera precisamente un palizón de andar y vadear. Con todo, el periplo río arriba se compuso de un parado de agua, una tabla de corrientes lentas, un batiburrillo de corrientes con muchas vetas, una corriente moderada y vuelta al parado de agua para acabar la jornada.
El bolo lo evitó una trucha pequeña, una fario de esas que hacen apenas un palmo, que tomó el perdigón de pequeño tamaño que estaba lanzando en el fragor de la corriente, tras haberlo enganchado varias veces en piedras y otros obstáculos sumergidos dado el escaso calado del escenario. Era ya casi el mediodía, y el simpático animalito fue a dar con mi ninfa en donde menos me lo esperaba.
 Tras un largo silencio en superficie, por fin las pocas truchas dieron la cara por arriba a primera hora de la tarde. A pesar de contar con la ventaja de la corriente, que siempre enmascara presentaciones pésimas, y de que estaba seguro de que estaban cebándose a un bétido amarillento, no hubo manera de que le hicieran caso a mis moscas: ni cambiando de patrón, ni esmerándome en presentarlas haciendo las rectificaciones del bajo de linea que fueran necesarias: nada de nada.  Hay momentos en que uno ha de tomar la decisión de o seguir estrellándose contra un muro o buscar mejor suerte en otra parte. Yo, decidí darle al muro con otro tipo de martillo.
La mejor hora del día, o por lo menos la mejor de los días del invierno, o sea esas "de una a dos" que muchos llaman "la hora del mosquito" la había dilapidado bregando contra peces que estaban muy, pero que muy selectivos. Cerca de las tres de la tarde, en esta época tan crepuscular del año uno cree que ya esta "todo el pescado vendido". La actividad de las truchas en superficie, que había sido más bien escasa, se ralentizó a la mínima expresión. Hubiera tenido que irme a buscar suerte a otra parte del río, pero... estaba demasiado cansado, sobre todo mentalmente, como para  ir en busca de aventuras inciertas en las postrimerías de la jornada, así que sometí la postura a un auténtico, persistente y machacón bombardeo con ninfas super-ligeras, incluyendo algunas sin siquiera bola metálica, lanzándolas lo más lejos que podía, y dejándolas derivar hasta la misma dragada en busca de las picada que en superficie me fueron negadas.
Al machaque tuvo escasos resultado, pero al menos los tuvo: al final conseguí hacer entrar en el salabre un par de truchas fario más, la una de unos 30 cms. y la otra de un poco más, que enmascararon un poco los pobres resultados del día.
Los "minutos basura" de la jornada, o sea esa escasa última media hora en que ya pescas por pescar, más que nada por puro onanismo mental  ("todavía hay partido", "ahora saldrá la grande que no he pillado en horas", etc.), la pasé intentando sacar algo de provecho de las esporádicas cebas que se dejaban ver en el parado de agua por donde había entrado al río. en la ya lejana mañana. El resultado: lo mismo que se comió Clavijo... y como dice el impagable Chiquito de la Calzada: Hasta luegorrrrr Lucas.
Esta elección de volver a este sitio fue determinante para la fatalidad que vino después: al salir del río, en medio de una orilla enmarañada de vegetación tropecé con una piedra que ni vi, no tuve los reflejos suficientes para poner los brazos de por medio a tiempo, y fui a impactar con el tórax en una roca, dándome un fuerte y doloroso golpe. Fue tal el dolor que incluso me mareé y por un momento creí que me había roto alguna costilla. Por suerte, la mucha ropa que llevaba amortiguó el impacto y evitó que la lesión fuera más allá de una fuerte contusión que. eso si, me mantuvo cerca de un mes dolorido y tomando ibuprofeno tres veces al día.    
El dolor y el stress de la situación hizo que no tuviera humor ni para ir a merendar como es mi costumbre al acabar la jornada. Bueno, al menos esta vez tampoco lo eché de menos, dado el atracón de comida de las fiestas de Navidad... y el que me esperaba para ese Año Nuevo que quedaba a apenas cuatro días. Un nuevo año en el que tardaría bien poco en pisar el río con la caña en la mano y un fuerte dolor en las costillas, pero eso, queridos amigos, es otra historia y ya os la contaré en su momento.



JORNADA DE PESCA Nº 777



Domingo, 27 de Diciembre de 2015

Temporada 2015 - 2016 - Nº 12

Zona libre sin muerte del Ter
Río Ter

Pescador: Ferran RUBINSTEIN

Capturas: 3 truchas fario a ninfa

Equipo de pesca a mosca:

Caña: Vision GT-Four - 9 pies - línea 5
Línea: Adams 6 WF - flotante
Carrete: Sage 4550

Climatología: soleado y templado.

Caudal: bajo

Condiciones de vadeo: vadeo sin dificultad, siendo recomendable el uso del bastón de vadeo por lo resbaladizo de las rocas.

Hora de inicio de la jornada: 10,15 h.
Hora de finalización de la jornada: 16,45 h.

La música de hoy:

Viaje de ida:

Sinfonía en "RE" mayor
Luigi Cherubini

Obertura "Fausto"
Emilie Mayer

Obertura "Festiva"
August Klughardt

Viaje de vuelta:

Concierto para piano y orquesta nº 2
Concierto para violoncello y orquesta
Charles V. Stanford

Obertura sobre temas de marcha militar española
Mily Balakirev

"Coro de la Luna" (de la ópera "Las alegres comadres de Windsor")
Otto Nicolai

Líneas Tensas!


Ferran RUBINSTEIN.

sábado, 12 de diciembre de 2015

JP-776. EN "FORT ANGLÈS" NO SE OYE AL TAMBORILERO RAPHAELIANO, NI SE VEN BURRAS CARGADAS DE CHOCOLATE. Sábado, 12/12/2015.



Esta fue la trucha de mejor porte, en una jornada marcada por las capturas de ejemplares "palmeros" de truchas juveniles.


¡¡Sardinillas!! Estas truchas "palmeras" fueron las protagonistas de una jornada de ambiente pre-navideño. Quizás las grandes farios e irisadas se habían ido de compras al centro comercial más cercano, o estaban cargando de chocolate a una burra que tenía que ir a Belén (rin, rin, yo me remendaba, yo me remendé)  




JORNADA DE PESCA Nº 776



De nuevo, estoy escribiendo acerca de una jornada de pesca que queda ya bastante lejana en el tiempo con respecto a un presente en donde estoy sentado frente ordenador, en una tarde soleada aunque fría de primeros de marzo, a muy pocos días de que se desvede la trucha aquí, en Catalunya, mientras escucho con auténtico deleite esa pequeña maravilla musical que es el Concierto para piano y orquesta en SOL menor de Jozef Wieniawski.
El invierno, que aún no había llegado el día de pesca que os voy a contar, ha sido duro en lo que a pesca se refiere: otro año más me he enfrentado a la soledad y dificultad de esas zonas libres sin muerte que, al estar fuera de aguas trucheras, se pueden pescar todo el año, en las cuales es posible pillar alguna trucha a base de mucha fe y de mucha paciencia. Por suerte, este invierno se me ha hecho corto, ya que he alternado los días de pesca con excursiones de senderismo, junto con mis amigos del club excursionista del que soy socio desde hace cerca de treinta años. En definitiva, nada que no venga haciendo cada otoño e invierno, con la salvedad de que, de unos años a esta parte, el declive de los intensivos de repoblación, que antes tanto animaban el tiempo de veda, hace que cada año, durante los meses más fríos, me aventure más en pescas menos especulativas, todo y que mas arriesgadas.
Pero esas aventuras de sufrida pesca invernal, mencionadas en el párrafo anterior,  ya os las contaré cuando llegue el momento. Ahora toca volver al corazón del mes de diciembre, a esos compases finales del otoño caracterizados por las pocas horas de luz solar y las largas noches. Vísperas de Santa Lucía, el día de la mínima luz diurna, y tiempo pre-navideño de vorágine consumista, villancicos aflamencados y machacones y un parecer que se acabe el mundo en casi todos los trabajos que terminan con un balance anual.
La jornada que nos ocupa, tuvo lugar en uno de esos sábados lánguidos y tristones, tan propios de las cercanías de las fiestas navideñas. De nuevo, en "Magic Anglès", aunque el coto estaba bastante irreconocible de la poca gente que había pescando. Supongo que las ferias navideñas y los centros comerciales debieron ser, en gran medida, los responsables de la poca afluencia de pescadores. En fin, mejor para los que preferimos estar en remojo y pasando frío antes que soportar la histeria colectiva del consumo compulsivo, esta vez salpimentado por los tópicos villancicos y sus letras absurdas e incluso surrealistas (mulas cargadas de chocolate -rin, rin-, peces que beben en el río y tamborileros raphaelianos mas incansables que el conejo de las pilas Duracell).      
El día amaneció con niebla y temperaturas ligeramente negativas, y siguió así hasta cerca del mediodía horario cuando, poco a poco, se fueron abriendo claros que permitieron disfrutar un poco de un sol tardo-otoñal que hizo subir levemente el mercurio.
Otra semana más, aguas abajo de la presa del Pasteral, el caudal del Ter seguía secuestrado por "la mano que acciona la compuerta", que lo mantenía con los mismos miserables y ecológicamente insostenibles 5 m3/seg., caudal raquítico este, que ha sido la tónica dominante en esta gran arteria fluvial catalana desde el final de pasado verano, tal y como habéis podido leer en los artículos precedentes de este blog.
Por suerte, ya que hasta los caudales mínimos pueden tener alguna cosa buena, el estado del río no estaba para otra cosa que pesca larga, lo más ligera posible (o "jogo bonito", valga el símil balonpédico), así que pude disfrutar de un día entero sin recurrir a improvisadas pescas a algo que se parece vagamente a la pesca "al hilo", o a encomendarme a San Tungsteno Glorioso, patrón de las ninfas abisales de las pozas profundas y corrientes fragorosas, esas que de caerle al pez en la cabeza, a buen seguro le hacen un voluminoso chichón.
Armado con los excelentes y bien calibrados bajos de línea "hand made" de mi amigo Alfredo C, de La Rioja, pude disfrutar de un día de pesca de los de no parar de sacar linea del carrete por la puntera de la caña, usando tanto ninfas ligeras, como moscas secas a palo seco, valga la redundancia.
Los primeros compases de la jornada, transcurrieron infructuosamente prospectando una tabla de aguas casi paradas. Poco después, me aventuré un poco más arriba, también escenario tipo tabla, pero con algunas vetas ligeras de corriente. Entre allí y el final de las mismas, el bullir del agua en el pequeño salto de agua que hace una fractura del lecho del río, tuve tema para todo el día. Apenas doscientos metros, o quizás incluso menos, a los que saqué todo el jugo, dentro de esa estrategia, tan típica tanto de Ánglés, como de la pesca invernal que se llama "defender el fuerte", o lo que es lo mismo, apalancarte en una postura determinada, a sabiendas de que siempre suele haber actividad en la misma, y no salir de ella aunque te estés meando encima, no sea que venga otro pescador y se la haga suya.        
A pesar de que la jornada fue divertida y de que no faltaron las capturas, la verdad es que el tamaño de las mismas dejó mucho que desear. Curiosamente, en esta ocasión tuve la impresión de que los grandes e incluso medianos ejemplares de farios e irisadas se habían ido de vacaciones, o estarían cargando de chocolate la mula que tenía que ir a Belén.    
La única trucha con un porte decente, un ejemplar de fario atlántica de unos 35 cms. fue la primera captura del día, al sucumbir a los encantos de un ligerísimo perdigón de color rojo chillón.
Al entrar en el territorio de las aguas batidas, comencé a tener picadas de ejemplares de trucha juvenil, cuya captura fue la tónica dominante de la jornada: tres casi seguidas, también con el mismo perdigón, en el bullir mismo del pequeño salto de agua.
En el remanso de la corriente, al alejarse del escalón, comenzaron a cebarse peces, que no dudé en tentar n primero con una imitación de emergente de bétido generalista, y luego con una de subímago de la misma mosca, una pequeña efémera olivácea, que era la que estaba eclosionando, aunque de un modo tímido, en ese momento. Tuve la impresión de que debían de estar muy pinchadas, pues no se interesaban lo más mínimo por mis imitaciones, hasta que tomó el subimago una fario de considerable tamaño, que hubiera podido ser la mejor captura del día con diferencia, pero que perdí por desclavamiento a los primeros tiras y aflojas.  
Como siempre que uno está enfrascado en un desafío divertido, el tiempo pasó volando y llegaron las dos de la tarde como quien no quiere la cosa. Viendo que me estaba estrellando contra un muro, intentando hacer picar unas truchas que hacía rato ni se miraban mis moscas, intenté ir a probar suerte a otro lugar, en concreto a otra tabla que hay a escasa distancia río arriba, todo y el riesgo de abandonar el fuerte. Cuando no había avanzado ni unos metros, andando por el mismo río, vi a lo lejos que otro pescador ya estaba ocupando esa postura, así que volví raudo sobre mis pasos para volver a ocupar la fortaleza que, por suerte, ningún otro contendiente en la batalla del río había reclamado para si.
Izada de nuevo la bandera "Rubinsteinfishiniana", salí del río un rato, bien visible en la orilla (¡alto!¡quien vive!¡santo y seña!), eso si, para tomar una lata de te con limón y fumar uno de mis sempiternos "Fortuna". Mientras fumaba, pude observar como en el remanso de la orilla contrario (estaba en la del pequeño salto de agua) se estaban cebando con decisión varias truchas.    
Costo poco engañar a un par de ellas y hacerlas llegar al salabre; solo tuve que usar uno de esos "plumeritos" que tan bien van en las aguas casi paradas como son las emergentes de CDC. Sin embargo... el tamaño de las truchas seguía siendo poco de desear: de nuevo truchitas de palmo y poco más.
Tal como vino la actividad, se desvaneció, y por mas que fui paseando la mosca, buscando picadas "al agua" no volví a ver ninguna ceba. 
Visto lo visto, y que ya eran pasadas largas las tres de la tarde, pasé a enfilar la recta final de la jornada pescando toda la postura "da capo" con una sola ninfa (de nuevo el mini-perdigón rojillo), obteniendo en esta manga cuatro más de esos jaramugos tan bonitos, como de escaso porte.
Con la tarde, habían vuelto las nubes. Olía a humo de leña y de quema de rastrojos. Tan pronto, relativamente, como a las cuatro y media de la tarde y ya oscurecía. Un cuadro típicamente otoñal, de un día de pesca más "Magic Anglès", a rematar con una buena merienda.
Gran invento (si se usa con buen tino, como todos los inventos) esto del Whatsapp. Mientras merendaba con calma y leía la prensa del día, recibí uno de esos mensajes de mi buen amigo Dmitriy G., que había estado pescando, hacía pocas horas, a spinning en la zona libre sin muerte del Ter, unos cuantos kilómetros mas abajo de Anglès. Había capturado y soltado unos quince truchas pero... también todas pequeñas, excepto una que quizás rondaría los 35 cms, O sea, una jornada de resultados bastante parecidos a la mía. Por lo visto, en este sábado pre-navideño las truchas pequeñas se habían adueñado del río. Quizás, las grandes tenían ya dolor de cabeza de tanto escuchar villancicos.   



JORNADA DE PESCA Nº 776


Sábado, 12 de Diciembre de 2015

Temporada 2015 - 2016 - Nº 11
Temporada de Cotos Intensivos de Salmónidos 2015 - 2016 - Nº 10

Coto Intensivo de Anglès - El Pasteral S. M. - TE015
Río Ter

Pescador: Ferran RUBINSTEIN

Capturas: 8 truchas fario a ninfa y 2 truchas fario a mosca seca

Equipo de pesca a mosca:

Caña: Vision GT-Four - 9 pies - línea 5
Línea: Adams 6 WF - flotante
Carrete: Sage 4550

Climatología: mañana nublada y fría; mediodía y tarde soleados, con el paso de nubes altas, con temperatura templada.

Caudal: bajo

Condiciones de vadeo: vadeo sin dificultad, siendo recomendable el uso del bastón de vadeo

Hora de inicio de la jornada: 10,15 h.
Hora de finalización de la jornada: 16,30 h.

La música de hoy:

Viaje de ida:

Sinfonía nº 3 "Trágica"
Félix Draeseke

Sinfonía nº 4 (1ª parte)
Emilie Mayer

"Danzas de Maroszék"
Zoltan Kodály

Viaje de vuelta:

Sinfonía nº 5
August Klughardt

Sinfonía nº 4 (2ª parte)
Emilie Mayer


Líneas Tensas!


Ferran RUBINSTEIN.

miércoles, 2 de diciembre de 2015

JP-774. "MOMENTOS PICO" Y "MOMENTOS VALLE", DENTRO DE LA ACTIVIDAD CONTINUA DE LAS TRUCHAS. Martes, 01/12/2015




Esta fario, que resultó ser la de mayor tamaño del día, tenía una curiosa lesión en la boca, de manera que presentaba una siniestra sonrisa. Quizás el pobre animal fuese víctima del desanzuelado chapucero de un gran streamer o de una cucharilla de anzuelo triple, que le dejó la boca totalmente torcida.


La sombra de un bolo comienza a ser muy grande cuando pasado largo el mediodía no has tenido ni una picada. Sin embargo, si las truchas se dejan ver en superficie en alguna postura, es cuestión de atrincherarse allí y "defender el fuerte" hasta el final, existoso o no, de la batalla. 



JORNADA DE PESCA Nº 774


¡Que vicio! No habían pasado ni tres días desde mi última salida de pesca, el último sábado de noviembre, que ya estaba de nuevo metido en el río, con la caña en ristre, aprovechando mi último día de vacaciones del año 2015, de entre los del haber de mi calendario laboral.
¡Ya veis! Primer día de Diciembre y pescando. Y por si fuera poco, disfrutando del río en un día bonancible y de temperaturas inusualmente altas para la época del año, cosa habitual en el otoño de 2015, que efectivamente pasó a ser uno de los más cálidos y secos de lo que llevamos de siglo. Y os lo puedo confirmar porque estoy escribiendo este artículo tan a "toro pasado" como a mediados de febrero de 2016.
El caudal del río Ter´, aguas abajo de la presa del Pasteral, no había variado para nada desde el sábado, así como tampoco lo había hecho a lo largo del otoño. O sea, seguía con ese ridículo "mínimo ecológico" que no llega ni a los 5 m3/seg., y que junto con lo pinchadas y escarmentadas que están las truchas en el sobrepescado "Magic Anglès" es uno de los factores que se pueden combinar para llevarte un buen bolo.
De nuevo, como "animal de costumbres" que soy (además de la sublimación del poco riesgo y escasa innovación pescando) volví a la parte de baja del coto, animado por los relativamente buenos resultados de tres días antes (1).
En esta ocasión, los resultados de las primeras dos horas de pesca, entre el puente de Sant Julià de Llor y la desembocadura de la Riera de Osor, no pudieron ser más descorazonadores: ni una picada, en un río "mudo" en el que no vi ni una ceba por asomo, cosa esta última quizás un poco normal, dada la ausencia de eclosiones que hubo en ese intervalo de tiempo. Lo probé lanzando largo con ninfa ligera, pero la verdad es que la cosa no funcionó tan bien como había funcionado tres días antes en ese mismo sitio.
A diferencia del sábado anterior, relativamente contra pronóstico al tratarse de un laborable, en este primer día de diciembre sí que vi más gente pescando en la parte baja del coto. En concreto, desistí de pescar la parte justo encima de la desembocadura de la Riera de Osor en el Ter, para no molestar a un pescador que estaba allí faenando.
Dando un rodeo por la angostura del riachuelo, recuperé el cauce del río principal con el fin de ir a pescar la postura siempre tan querenciosa del inicio del Tramo 2 (2), en la que había triunfado en mi última y reciente edición de "Magic Anglès".
¡Rayos y truenos! La postura de mis deseos, ese fuerte en donde atrincherarme si las truchas estaban activas, estaba ocupada no ya por uno, sino por dos pescadores. En vez de desesperarme, esta vez decidí ser paciente y aguardar turno.
Como estaban enfrascados a lo suyo, los pescadores ni repararon en mi presencia. Pescaban con cañas largas, de esas de 10 pies o mas, y por el gesto repetido vi enseguida que lo intentaban con ninfa al hilo. Desafortunadamente para sus intereses, no recibieron ninguna picada en el relativamente corto intervalo de tiempo en que ametrallaron literalmente la postura. Lo que me llamó la atención fue que habiendo una buena colección de peces cebándose en superficie, en ningún momento se plantearon  pescarlos a mosca seca. Me da la impresión de que el monotema ninfa está limitando, más que ampliando, los horizontes de muchos pescadores, sobre todo de los recién llegados a esto de la pesca a mosca, y especialmente de los que están encadenados al resultadismo de sacar peces al precio que sea. 
La pareja de pescadores marchó de la postura mucho antes de lo previsto, con lo que pude tomar posesión de "El Álamo" sin disparar ni un solo tiro.  ¡Todo el fuerte para mi! Ahora...¡a defender el mismo con uñas y dientes!.
Antes de adentrarme en el territorio de la corriente peiné un poco la poza, que cierra la gran roca roma en medio del río, a base de lanzar largo, con la ayuda de la cola de rata, el pequeño perdigón rojo que tanto éxito me proporciona siempre. El éxito fue inmediato, y en pocos lances capturé tanto una irisada de buen tamaño, como una fario también por encima de 35 cms., con esa técnica y ese señuelo.
Esta fario, que resultó ser la de mayor tamaño del día, tenía una curiosa lesión en la boca, de manera que presentaba una siniestra sonrisa. Quizás el pobre animal fuese víctima del desanzuelado chapucero de un gran streamer o de una cucharilla de anzuelo triple, que le dejó la boca totalmente torcida. El caso es que  el animal, bravo por naturaleza, seguía en el río cazando y comiendo para sobrevivir. Mi pequeño perdigón sin arponcillo le debió de parecer casi una caricia, comparado con lo que posiblemente haya tenido que sufrir.
Pero no había plantado mi bandera en el mástil del fuerte para eso. Seguramente, si hubiera seguido pescando de un modo más especulativo, en este caso lanzando el perdigón, hubiese optimizado mucho los resultados cuantitativos de la jornada. Pero no había venido para esto. La actividad en superficie, ahora que la había y de un modo constante, me pedía que disfrutase de extender los excelentes bajos de línea de mi amigo Alfredo C. (3), y de que diera alegría a mis sentidos pescando a seca, disfrutando de ese espectáculo impagable que es ver subir a las truchas a tomar la mosca.
No fue de los días más fáciles, pescando a mosca seca en esta postura tan habitual en mis visitas a la parte baja del coto, pero tampoco fue de los más difíciles.  Los resultados de cerca de dos horas pescando sobre una buena cantidad de bocas suelen ser de los habituales en esta postura en concreto, en esta época del año, con el río tan bajo de caudal y para un pescador mediocre como yo: cuatro truchas fario (todas de entre 30 y 35 cms.), y dos más, también pintonas, que se me desclavaron a las primeras de cambio.
Todo y que la actividad de las truchas en superficie no cesó por completo a lo largo de la tarde, y que persistían en ello a la hora en que me fui a merendar, la verdad es que mientras estuve pescando hubo momentos "pico" y momentos "valle". Los momentos "pico", en los que la actividad devenía casi en frenesí, coincidieron por el interés de los peces por tomar las moscas en superficie, mientras que en los momentos "valle", en que la actividad se relentizaba un tanto,  los peces comían justo debajo de la película del agua, tomando subímagos.
Estaba más que claro, que las truchas se estaban cebando mayoritariamente a los estadios finales de la metamorfosis de una efémera, concretamente de un bétido de esos que como insecto adulto le llaman "oliva" (una simpática coincidencia con mi apellido real), pero no era desdeñable tampoco la presencia de  dípteros, especialmente los quironómidos, auténticos adictos a cursos de aguas de cuencas medias y bajas, especialmente allí donde no funciona cerca una depuradora.
La rotación de mis moscas no fue mucha: en los momentos  "pico" pesqué con efémeras de CDC o de hackle de gallo, siempre en un anzuelo del 17, y siempre en colores amarillentos o verdosos, mientras que en los momentos "valle" lo hice con mi comodín habitual de estadios emergentes: una emergente grisácea, con hackle, alas y exhuvia dorada de polywing. En cuanto a resultados, de las cuatro truchas solo una fue capturada en un momento "valle" con la emergente, mientras las que capturé en momentos "pico" se repartieron las moscas engullidas del siguiente modo: tres al "velero" de CDC y una al patrón con hackle. Además, también en momentos "valle" tuve un par de picadas más de peces que se zafaron del anzuelo al primer revolcón.   
Tras zurrar a base de bien la postura, fue visto y no visto que llegase casi la hora de plegar la caña, si es que quería merendar tranquilo y volver a casa sin prisas, todo y saber que en día laborable es casi seguro pillar tráfico intenso a la entrada de la gran ciudad. Para terminar la jornada, batí las corrientes vivas aguas arriba de la postura, en que tan ocupado había estado, de nuevo lanzando largo una ninfa de escaso peso. En esta ocasión, hubo guinda que coronó el pastelito: una última captura en forma de fario de más que aceptable tamaño. Eso si, nada que ver con el monstruo de río con el que, en el mismo sitio, había combatido tres días atrás (4).   
Un día muy divertido, pescando como a mi más me gusta había llegado casi a su fin. Quedaba la merienda, releyendo con calma la prensa que ya había ojeado por la mañana, a la hora del desayuno, y el atracón de buena música camino de casa. Pequeños e impagables placeres de los días de pesca,  que aspiraba a repetir el sábado del Puente de la Inmaculada, preámbulo siempre de la vorágine consumista navideña y habitual prólogo festivo de la estación invernal que ya se aproximaba. Pero las aventuras de ese día ya son otra historia, que tarde o temprano os contaré.    


  
(1), (2), (3) y (4). Leer más detalles en el artículo anterior Jornada de Pesca nº 773 del 28/11/2015



JORNADA DE PESCA Nº 774


Martes, 1 de diciembre de 2015

Temporada 2015 - 2016 - Nº 9
Temporada de Cotos Intensivos de Salmónidos 2015 - 2016 - Nº9

Coto Intensivo de Anglès - El Pasteral S. M. - TE015
Río Ter

Pescador: Ferran RUBINSTEIN

Capturas:  4 truchas fario a mosca seca, 2 truchas fario a ninfa y  1 trucha arco-iris a ninfa.

Equipo de pesca a mosca:

Caña: Vision GT-Four - 9 pies - línea 5
Línea: Adams 6 WF - flotante
Carrete: Sage 4550

Climatología: mañana soleada y fría pero sin valores negativos; mediodía y tarde soleados y templados.

Caudal: medio-bajo

Condiciones de vadeo: vadeo sin dificultad, siendo recomendable el uso del bastón de vadeo.

Hora de inicio de la jornada: 10,00 h.
Hora de finalización de la jornada: 16,30 h.

La música de hoy:

Viaje de ida:

Fantasía en "MI" menor
Anton Rubinstein

Rapsodia húngara nº 4 (versión orquestal)
Franz Liszt

Viaje de vuelta:

Concierto para piano y orquesta en "SOL" menor
Anton Dvorák

Concierto para violoncello y orquesta nº 2
Joachim Raff

Líneas Tensas!


Ferran RUBINSTEIN.

domingo, 29 de noviembre de 2015

JP-773. BAJOS DE LÍNEA EXCELENTES, Y BATALLA PERDIDA CONTRA UN MONSTRUO DEL RÍO. Sábado, 28/11/2015



Fario típica de "Magic-Anglès" pescada con la técnica de ninfa ligera proyectada con cola de rata. Toda una alternativa a la tiranía de la eficacia de la "pesca al hilo".  Como todo en la vida, es cuestión de elección. La mía, pescar quizás bastantes menos peces, pero divertirme más capturando los que tenga a bien clavar.


Los bajos de línea hechos a mano por mi amigo Alfredo Castro son una auténtica maravilla, sobre todo para la pesca a mosca seca. Y si no, que se lo digan a la trucha de la foto. No voy a revelar aquí los secretos de mi amigo, pero si os invito a saber más sobre pesca y montaje visitando su excelente y educativo blog "Solo seca - pasión por el montaje" 



JORNADA DE PESCA Nº 773



Viéndolo con la perspectiva que da el escribir los artículos con casi dos meses de retraso, con respecto a la fecha efectiva de la jornada de pesca, a partir de esta última del mes de noviembre se produce un hecho un tanto determinante en la mejora de la calidad del lance en acción de pesca: la adopción de un nuevo sistema de bajos de línea mucho mejores y polivalentes, que ayudan a proyectar y posar moscas con mayor eficiencia, incluso a un lanzador tan mediocre como yo.
Hacía apenas dos semanas atrás, tras terminar una aciaga jornada de pesca con el bajo de línea hecho unos zorros de nudos de viento, me puse en contacto con un gran especialista en pesca a mosca seca, mi amigo Alfredo Castro, un experimentadísimo pescador y montador de La Rioja, quien, muy en su estilo de hombre franco y práctico, me envió por correo unas cuantas muestras de los bajos de línea que el hace, totalmente ajustados tanto al tipo de pesca que practico, como a las cañas y líneas que uso. Facta non verba; Alfredo es así, directo y poco dado a florituras innecesarias. Lo mejor: probar sus bajos en el río y no perder el tiempo en historias para no dormir o teoremas matemáticos Leonardinos.
La verdad es que el uso de estos bajos de línea, tan bien diseñados,  me ha abierto los ojos respecto a este tema que, en realidad, es todo un mundo en si mismo. A menudo, nos entestamos en grandes teorías y prácticas del lance, cuando en realidad necesitamos que no falle la parte final de la proyección de la mosca, y esta no es otra que el bajo de línea.
Agradezco mucho a Alfredo sus bajos de línea, pero aun más su amistad y sobre todo su generosidad. Curiosamente, mi amigo riojano y un servidor somos antagonistas en alguna que otra cosa, especialmente en terreno futbolístico, je, je, je... pero la verdad es que en materia de pesca a mosca, algo tan importante en mi vida como, supongo, en la suya, es un placer escucharle y recibir sus consejos, pues se nota que es de esas personas que sabe un montón sobre pesca -especialmente a mosca seca- y montaje, pero tiene esa maravillosa actitud, ese bien tan escaso en la actualidad, de no hacer ostentación, que tanto es de valorar hoy en día, en que cualquier recién llegado a este mundo de la pesca con sedal pesado ya se cree lo suficientemente docto como para aconsejar a los demás, por el simple hecho de haber masacrado alguna cuba que otra de peces repoblados, generalmente a golpe de perdigón. .
Podría aquí desgranar las fórmulas de sus bajos y de los hilos con que están hechos, pero evidentemente no lo voy a hacer. Son su propiedad  intelectual, y solo a él le corresponde hablar de sus creaciones. Lo máximo que puedo hacer, si tenéis curiosidad por sus trabajos, es invitaros a conocer su excelente blog  "Solo seca, pasión por el montaje", uno de los mejores en su materia y de los muy pocos que realmente vale la pena visitar, si es que queremos aprender algo positivo para nuestra afición .
 Preparada ya mi línea habitual con uno de los bajos "made in La Rioja", solo me quedaba esperar a la llegada del último sábado de noviembre para probarlos.
El martes de esa misma semana, había estado pescando en Anglès en uno de los días más fríos del año, incluyendo los de los pasados enero y febrero del pasado invierno. Sin embargo, ese ataque en toda regla del "General Invierno" quedó en apenas una escaramuza, pues hacia finales de semana ya se habían recuperado las habituales temperaturas inusualmente altas de este otoño tan bonancible. Es más, salvo este cortísimo episodio de temperaturas negativas en pleno otoño, la verdad es que con la excepción de un par de días de bajas temperaturas por Reyes aun es la hora, en este invierno de 2016 desde el que estoy escribiendo este artículo, que hemos de pasar frío de verdad en el Principado, y eso que estamos ya en los primeros días de febrero.
El déficit de precipitaciones de este otoño sorprendentemente cálido, ha dado para nulas alegrías en el caudal de los ríos, especialmente en los de las cuencas interiores (sistema Ter-Llobregat). Vivir para ver: en esta jornada de pesca estábamos en las vísperas del aniversario de la tremenda e histórica riada del 1 de diciembre de 2014, cuando un tsunami fluvial puso patas arriba toda la cuenca media del Ter. Un año después, en pleno epicentro de ese tsunami, el caudal del río apenas alcanzaba el mínimo ecológico..y.así sigue, a fecha de escribir este artículo, y va para largo, pues son ya cerca de noventa los días sin precipitaciones significativas en Catalunya, no viéndose en perspectiva la llegada de ninguna potente borrasca que pueda desplazar el persistente anticiclón, cuya tiranía meteorológica nos somete desde hace casi un trimestre.
De vuelta a Anglès, en menos de una semana, aposté esta vez por un pequeño cambio de aires, abandonando la parte central del coto, a la que estuve abonado desde el final del pasado verano, para ir a faenar la parte más baja del mismo.
Salvo en contadas excepciones, la parte baja de este acotado intensivo siempre es visitada por un número significativamente menor de pescadores. Supongo que la dificultad de los accesos, lo tupido de maleza del sotobosque y la lejanía de pistas y caminos donde dejar el coche son las causantes de esta relativa soledad. Para mi.ningún problema: coche en el pueblo, lo más a salvo posible de los cacos, y encima una buena caminata hasta el río, para hacer un tanto de saludable ejercicio aeróbico de baja intensidad.
En lo que a la meteorología de la jornada pertoca, el día comenzó muy nublado, pero sin amenazar lluvia, con temperatura positiva relativamente alta para ser una mañana de finales del otoño (unos 6 º C). El cielo se mantuvo gris hasta un poco después del mediodía horario, momento en el que se abrieron claros 
Como suele suceder en mis visitas a Anglès, y las que hago a su parte baja no son una excepción, dado lo activas que están las truchas, me basta con pocos escenarios, profusamente trabajados, para ocupar todo el día de pesca. En el caso que nos ocupa, con tres tuve suficiente.
Para empezar, de buena mañana, tocó pescar una tabla de escasa profundidad. No había indicio alguno de actividad en superficie, pero estaba seguro de que de la misma iba a sacar algo con escamas. Para afrontar el desafío, recurrí a la filosofía de "máxima simplicidad", que siempre pregona mi buen amigo Carles Vivé, pescando largo con una sola ninfa sin tan siquiera indicador de picada. El bajo de Alfredo se mostró tan eficaz con la pequeña imitación subacuática, como lo hubiese hecho con una mosca seca, y la reserva de potencia de la linea 6 permitió moverla sin ninguna dificultad. Simple y sencillo: lanzar lo más lejos posible, recoger acompasadamente y estar siempre pendiente al más mínimo movimiento de la punta de la cola de rata.  Una irisada y tres farios fueron las capturas de este tramo; bonitas truchas muy hechas al río, todas ellas de entre 30 y 35 cms.
Terminada la tabla, entré en un tramo de corrientes, que seguí pescando con la misma técnica de lanzar largo con una sola ninfa. De hecho, seguí con la misma con la que había tenido éxito en la postura anterior: el sempiterno perdigón de color rojo chillón (inigualable, el efecto brillo de Rayón Madeira) que parece funcionar bien en todas partes. Aquí, la estrategia funcionó igual de bien, y me llevé como recompensa otras dos preciosas farios más, una de ellas la que sería la más grande del día, rondando los 40 cms.  
Después de pescar lenta y concienzudamente, pero siempre en movimiento, pasado el mediodía y coincidiendo con la aparición del sol rebasé la desembocadura de la Riera de Osor en el Ter. Como siempre, el parado de aguas que hay justo encima de esta desembocadura fue debidamente visitado, ya que es uno de los lugares de la parte baja del coto en la que más actividad en superficie suele haber. En esta ocasión, la actividad era bien poca, y todo y que probé el "efecto sorpresa" paseando una efémera de CDC, no obtuve ninguna respuesta y preferí ir a buscar truchas puestas a seca o a emergente en unas corrientes que están unos doscientos metros río arriba.  
La sesión de tarde, quizás menos productiva que la de la mañana pero no por ello menos divertida, tuvo lugar en una de mis posturas favoritas de la parte baja del coto: esa gran entrada de la corriente en una poza, en cuya salida hay una gran piedra en medio del río (inicio del tramo nº 2). Seguramente, serán muchos los asiduos de "Magic-Anglès" que la conozcan, e incluso que la hayan pescado en más de una ocasión.
¡Por fin llegó la hora de probar los bajos de Alfredo a mosca seca!! La ocasión no podía ser más propicia, pues se veían muchas truchas cebándose, sobre todo en la corriente, allí donde es siempre más fácil enmascarar presentaciones mediocres. Estaba claro que estaban comiendo varios estadios de efémera de bétido: las había que enseñaban el lomo, o sea comían emergentes, pero también se veía a otras abrir bien la boca para tragar "veleros" con fruición.
He de admitir que el comportamiento del bajo de línea de mi amigo me sorprendió desde el primer momento: estiramiento perfecto y posada suave sin esfuerzo, todo y llevar una línea sobredimensionada. Un gran trabajo, que hace la vida más fácil aun al lanzador. Eso si, las truchas de "Magic Anglès" son de las que están pinchadas y repinchadas, sobre todo a mosca seca, y la cosa no iba a ser nada fácil.
Para empezar con lo que era evidente no dudé en hacer derivar, a lo largo de la "zona caliente" una de las típicas imitaciones de CDC . El "plumerito" consiguió la picada de una trucha irisada de buen tamaño que se me desclavó a las primeras de cambio...¡mecachis! ¡siempre estoy en las nubes!.
Poco convencido por la gracia que les hacía a las truchas el "plumerito", pasé a apostar por otro de mis "clásicos comodines": la emergente generalista, con hackle de gallo y exhuvia de polywing.  Este patrón parece que hizo más gracia a la parroquia, y no tardé mucho en capturar dos farios más, de las buenas medidas habituales en esta jornada.
Todo y pescar casi a cámara lenta, esta postura tampoco es un portento de longitud, y sobre las tres de la tarde estaba en la entrada de las corrientes, una zona donde el agua "bulle" dado lo rápido de las mismas, y de su escasa profundidad. Antes de decidir que hacer, pues ahora tenía peces activos por todas partes (de cara, en el fragor de la corriente, de lado pegados a la orilla de enfrente, y atrás en el amansamiento del agua dentro de la poza) preferí darme un pequeño respiro, y estudiar un poco la estrategia a seguir después de esa pausa para bebida y cigarrillo.
Mientras me hidrataba y fumaba, vi en medio de fragor del espumerío varias aletas y colas, incluyendo una cola realmente enorme. A esa hora, y en ese momento, a finales de noviembre, un buen montón de truchas estaban poniéndose moradas de emergentes en una postura muy fresquita, que podríamos considerar de plenamente veraniega.
Ni corto ni perezoso, empecé a zurrar las aguas batidas con la emergente generalista que llevaba, y de repente... la línea pareció haber trabado el tronco sumergido más grande del río, con la salvedad de que ese tronco se meneaba con salvaje violencia. Una carrera corriente arriba, que pude frenar, seguida de otra hacia la orilla contraria, que también pude parar sin romper el aparejo, y entonces pegó un salto fuera del agua una trucha irisada de las que realmente quitan el hipo....¡que tremendo monstruo! Equipado solo con una terminal de punta del 0,12 vi muy difícil poder llevar aquel monstruo de río al salabre (del que estaba seguro sobresaldría casi un cuarto de su longitud), pero ya que estaba allí y a eso había venido, decidí presentar batalla.todo y tener casi seguro las de perder. En un principio, el freno progresivo de mi siempre fiel y eficaz carrete Sage me permitió combatir el pez con mediana solvencia. Estirando los brazos arriba a tope, para que mi caña de solo nueve pies ganase arco de flexión, conseguí primero sacar al torpedo con aletas de debajo de una maraña de troncos, en la orilla de enfrente, y después dominar una alocada carrera rió abajo que se me llevó más de la mitad de la línea. Por un par de veces, logré tener al morlaco fluvial a escasos metros de mi, cosa que me hizo pensar por un momento en un feliz desenlace de la batalla que estaba librando. Sin embargo, a fieras así no se les puede dar tanta cancha. A mi me dolía ya el brazo, pero el torpedo con aletas no daba signos de cansancio. En uno de los muchos tiras y aflojas, simplemente la línea se destensó y el pez se volatizó como por arte de magia. No tardé mucho en comprender que había ganado su libertad cortando limpiamente el hilo con sus dientes, llevándose la  mosca bien clavada en la boca.
La batalla había sido épica, así que me senté en una piedra de la orilla, a fumar un cigarrillo con calma,. para reponerme de la descarga de adrenalina. Nunca dejará de sorprenderme la buena cantidad de truchas de extraordinario gran tamaño que hay en este río.
Cuando volví a la carga, la actividad en superficie había decaído un tanto. Como ya no quedaba mucho para la hora en que pensaba marchar a Anglès a merendar, terminé la jornada dando un repaso a toda la postura con la técnica de ninfa ligera a distancia. No fue mal del todo, pues me permitió cerrar la sesión con otro buen par de farios, muy en la linea de las capturadas a lo largo del día.  
Fin de noviembre, por lo menos en lo que a pesca se refiere, con una jornada que me había permitido descubrir las altas prestaciones de los bajos de línea de mi amigo Alfredo, tocar bastante escama y mantener una batalla de titanes mitológicos contra un auténtico monstruo del río. ¿Que más se podía pedir?. Como hombre realista y pragmático que soy la verdad es que, después de tantas emociones, con ir a merendar y escuchar buena música mientras conduzco ya me conformé por ese día.




JORNADA DE PESCA Nº 773



Sábado, 28 de noviembre de 2015

Temporada 2015 - 2016 - Nº 8
Temporada de Cotos Intensivos de Salmónidos 2015 - 2016 - Nº 8

Coto Intensivo de Anglès - El Pasteral S. M. - TE015
Río Ter

Pescador: Ferran RUBINSTEIN

Capturas: 6 truchas fario a ninfa,  2 truchas fario a mosca seca y 1 trucha arco-iris a ninfa.

Equipo de pesca a mosca:

Caña: Vision GT-Four - 9 pies - línea 5
Línea: Adams 6 WF - flotante
Carrete: Sage 4550

Climatología: mañana con nubes altas y temperatura fría pero sin valores negativos; mediodía y tarde soleados y templados.

Caudal: medio-bajo

Condiciones de vadeo: vadeo sin dificultad, siendo recomendable el uso del bastón de vadeo.

Hora de inicio de la jornada: 10,15 h.
Hora de finalización de la jornada: 16,30 h.

La música de hoy:

Viaje de ida:

Concierto para violín y orquesta nº 1
Joachim Raff

Concierto para violoncello y orquesta en "LA" menor
Robert Volkmann

Viaje de vuelta:

Concierto para piano y orquesta nº 3
Sonatina en "MI" menor
"Dos danzas polacas"
Xaver Scharwenka

Obertura "Dmitriy Donskoy"
Anton Rubiinstein

Líneas Tensas!


Ferran RUBINSTEIN.

miércoles, 25 de noviembre de 2015

JP-772. LAS TRUCHAS DEL FRÍO SE ANIMAN A COMER EN SUPERFICIE EN "FROZEN-ANGLÈS". Martes, 24/11/2015


Pese al frío, de los de temperaturas negativas, y al viento, las ganas de pescar se impusieron, obteniendo de ese empeño recompensa.

Tan pronto cesó el viento, pasado el mediodía, se activaron muchas truchas decididas a comer en superficie.

A las truchas de "Frozen-Anglès" no les espanta el frío



JORNADA DE PESCA Nº 772


La ventaja que da el escribir los artículos de este blog, correspondientes a jornadas de pesca, con una distancia en el tiempo de casi dos meses, es que uno se da cuenta de que de las muchas previsiones que hubiera hecho, dándolas casi por seguras, las más de ellas no se han llegado a cumplir a tiempo presente..
Así pues, habiendo aguantado el frío que tuve que soportar ese martes de finales de noviembre pescando en el coto de Anglès, en el río Ter, hubiera sido fácil aventurar de que se aproximaba un largo y crudo invierno.
Sin embargo, en el momento de escribir este artículo estamos casi finalizando enero, y salvo pequeños episodios de frío, de escasa duración, la meteorología se ha comportado como una prolongación del pasado otoño; o sea dominio de largos periódicos anticiclónicos, escasa precipitación, tanto de lluvia como de nieve, y temperaturas muy benignas, altas de un modo inusual para la época del año, allí donde no se cierre la niebla.
Este primer golpe de frío, en el que algunos entusiastas del invierno quisimos ver el preludio poco menos que de "Frozen" (1), vino apenas dos semanas después de que el "veranillo de San Martín" de este año trajera temperaturas récord de calor para un mes de Noviembre, en casi toda la Península Ibérica y gran parte de la Europa Occidental, y lo hizo más de la mano de un cambio del régimen de vientos, que permitió la llegada de aire polar a latitudes meridionales, que no de un frente frío que trajera abundante nieve. Dijéramos que fue un episodio de "frío seco", de ese que tan bien cura jamones, tersa cutis y pide uso de bufanda y gorro de orejeras.
Como siempre que tengo la suerte de poder pescar en día laborable, la salida de la gran ciudad en hora punta complica lo suyo el viaje. Aparte de eso, en esta ocasión la tardanza en entrar "en combate", o sea a meterse en el río con la caña en ristre, se debió sobre todo al intenso frío. Y es que a lo largo del viaje hacia Anglès, viendo la sucesión de temperaturas negativas en el termómetro del coche, que llegaron a un pico de - 6 º C cerca de Maçanet de la Selva, cada vez más me reafirmaba en mi opinión de que era una absoluta tontería llegar al río demasiado pronto. O sea que, por esta vez lo primero fue un buen desayuno en el bar, ojeando tranquilamente la prensa, hasta que el sol estuvo relativamente alto en el horizonte.
Dejando aparte los bancos de niebla que había atravesado de madrugada, durante el viaje en coche, el día resultó soleado, pero el fuerte viento que sopló hasta el mediodía impidió cualquier remontada de las temperaturas. Al cesar el viento, a primera hora de la tarde, la temperatura subió apenas hasta los 6 º C positivos, pero nada más ponerse el sol tras las montañas de Les Guilleries, a eso de las cuatro de la tarde, el mercurio volvió a caer hasta los - 2º C.
La poca precipitación habida en el Principado en noviembre (y también en diciembre y en enero, como ahora ya sabéis) no dio para muchas alegrías hídricas. Así pues, una semana más, las compuertas de los pantanos de la Cuenca Interna siguieron cerradas a cal y canto, como mucho -en el caso del Ter aguas abajo del Pasteral- permitiendo por algún resquicio que fluyesen esos cinco miserables metros cúbicos por segundo, que algún iluminado todavía se atreve a calificar de "caudal mínimo ecológico".
 Tal y como temía, el fuerte y frío viento de componente norte fue todo un engorro para lanzar, y todo un problema para pescar, pues mientras sopló desactivó casi por completo la actividad de los peces. Por suerte, alguna ventaja tenía que tener el frío glacial: este anticipo del invierno también desactivo a muchos pescadores, y esta jornada es una de las que menos concurrida recuerdo en "Magic Anglès" en mucho tiempo. En realidad, tuve todo el río para mi, en todo momento, y no fue hasta la tarde, pronta ya la hora de marchar, que no vi otros pescadores; un par de ellos metidos en el río, bastante lejos aguas abajo de mi posición.
Como el caudal del río no daba para muchas alegrías y el  viento no daba tregua, empecé a pescar, lanzando como podía, con una sola ninfa de pequeño tamaño (perdigón rojo, con bola del 1 en anzuelo del 17) sin obtener ni una picada hasta que, en un blando lateral de la corriente que estaba pescando de cara, tuve la picada, previa a la posterior captura, de un buen ejemplar de fario de repoblación que pasaba largo de los 35 cms.
Pasado el mediodía horario, dejó de soplar el viento y con ello disminuyó un tanto la sensación de frío glacial. Aprovechando la circunstancia, fui expresamente a una larga tabla, ancha y de poco calado, a ver si en ese tipo de escenario se animaban las truchas a comer en superficie. En esta ocasión, la estrategia funcionó, pues a lo largo de la tabla y hasta la corrientes que cierran la misma por arriba, se veía una decidida actividad de peces comiendo tanto efémeras (de algún tipo de bétido), como dipterines (posiblemente, quironómidos).
En un principio, confié en una imitación generalista de emergente, que resultó del  agrado de las truchas. Con paciencia, pescando despacio, conseguí capturar cuatro estupendas fario, y que se desclavasen en la pelea un par más. De entre las capturadas, salvo una que no pasaba de los 25 cms, las otras tres estaban entre los 30 y 35 cms.. 
Al final de la tabla, allí donde la corriente se hacía notar un poco más (poca cosa, dado el escaso caudal del río), las truchas estaban en plena actividad...¡debajo de los árboles de la orilla!. Así que tocó hacer componendas en el lance para  poner las moscas bajo la cúpula de vegetación. Para la ocasión, opté por pescar con un tandem muy ligero, combinando una mosca seca de hackle (una Adams), y un pequeño perdigón (en este caso, verde con bola del 0 en anzuelo del 19, o sea realmente ínfimo).
A las primeras de cambio, vi un relámpago plateado bajo el agua y clavé instintivamente. Tras una buena tensada de línea, "algo" salió disparado como un cohete río arriba y terminó desclavándose... Al menos, todo y lo grande que debía de ser el bicho, ni perdí las moscas, ni tuve que rehacer el bajo de línea.
Pese a la excitación del momento, tuve que calmarme un poco para concentrarme en lanzar y no dejar el aparejo decorando las ramas de los alisos. No tardé mucho en tener otra picada, esta vez a la seca, cuando pasaba realmente arrimada a la orilla. En este caso, de una irisada de buen tamaño, pero evidente origen repoblado, que terminó entrando en el salabre tras ofrecer una pelea la mar de digna. Para terminar este episodio de "pesca bajo los árboles", llegó la captura de otra fario más, de tamaño mediano, que picó a la pequeña ninfa verde con efectos de brillo.
Ya bien entrada la tarde, me apeteció bien poco volver a meterme a pescar en corrientes, así que fui a terminar la jornada pescando a seca, en un parado de agua en donde se veía una relativa actividad. Apenas le dediqué media hora, en la que conseguí solo dos picadas, tan fugaces como desganadas, de truchas que se desclavaron al instante. No dio la cosa para más: todo fue ocultarse el sol detrás de la montaña y descender la temperatura en picado. Pese a que aun se veían cebas, preferí dar por terminada la sesión de pesca . Al fin y al cabo, en menos de cuatro días volvería a estar en el río.
Tras la merienda, y ya camino de vuelta a casa, la temperatura volvió a ser negativa a lo largo de todo el viaje, hasta llegar a la siempre caldeada área metropolitana de la gran ciudad. Esa fría noche de otoño, conduciendo bajo un cielo tachonado de estrellas, recuerdo que me hice ilusiones de vivir un invierno largo y frío, como me gusta a mi, pero... vuelvo al presente, al mes de enero, y no tan solo el frío ha sido poco más que una anécdota en lo que llevamos de invierno, sino que llevamos batido el récord de días sin lluvia en muchas partes del Principado. Todo y el buen estado de las reservas de agua de nuestros embalses, recemos para que no volvamos a una crisis hídrica como la de los primeros meses del ya lejano 2008, pues si se tuviera que solucionar la misma con la buena voluntad de nuestros políticos, más vale que comencemos a pensar seriamente en volver a sacar a La Moreneta en procesión.         

  

(1) "Frozen, el Reino del Hielo", es la película de animación más taquillera de Disney, hasta el momento. Basada muy líbremente en "La Reina de las Nieves" de Hans Christian Andersen, la acción de la misma transcurre en un reino congelado, condenado por una maldición a un invierno sin fin. Ni que decir tiene que es la película favorita de mi hija, de nueve años, y que a fecha de hoy la he visto, entre cine, DVD y televisión, como unas tropecientas veces.




JORNADA DE PESCA Nº 772


Martes, 24 de noviembre de 2015

Temporada 2015 - 2016 - Nº 7
Temporada de Cotos Intensivos de Salmónidos 2015 - 2016 - Nº  7

Coto Intensivo de Anglès - El Pasteral S. M. - TE015
Río Ter

Pescador: Ferran RUBINSTEIN

Capturas: 4 truchas fario a mosca seca, 1 trucha arco-iris a mosca seca y 2 truchas fario a ninfa.

Equipo de pesca a mosca:

Caña: Vision GT-Four - 9 pies - línea 5
Línea: Adams 6 WF - flotante
Carrete: Sage 4550

Climatología: soleado y muy frío, con temperaturas negativas y fuerte helada hasta media mañana.

Caudal: bajo

Condiciones de vadeo: vadeo sin dificultad, no siendo preciso el uso del bastón de vadeo.

Hora de inicio de la jornada: 10,30 h.
Hora de finalización de la jornada: 17,00 h.

La música de hoy:

Viaje de ida:

"Marcha triunfal americana"
"Balada", Op. 78
Obertura nº 1 sobre temas griegos
"A la memoria de un héroe"
"La canción del trovador"
Alexander Glazunov

Viaje de vuelta:

Sinfonía nº 3
Johannes Brahms

"El Ideal"
Rapsodia húngara nº 4 (versión orquestal)
Franz Liszt

Líneas Tensas!


Ferran RUBINSTEIN.