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jueves, 27 de agosto de 2015

JP-755. EL ALUVIÓN DE AGUA TURBIA SE LLEVÓ LA MAGIA DE OLIANA RÍO ABAJO. Martes, 11/08/2015

Bajo un sol realmente abrasador, un aluvión de agua turbia se llevó la magia de Oliana aguas abajo, por lo menos para mi, en este verano.

En esos días en que el río inunda incluso el bosque de la orilla, uno espanta carpas y barbos por doquier en su torpe transitar por la maleza anegada y los caminos sumergidos. En días así, es la candidez de alguna de als truchas de repoblación la que te salva del bolo.




JORNADA DE PESCA Nº 755



Después de un paréntesis de una semana en el Pirineo, subiendo y bajando montañas con mis amigos del centro excursionista del que soy socio, llegó el momento de reunirme, de nuevo, con la familia en la playa, y también de seguir disfrutando de mis días de pesca en vacaciones.
Hay momentos en los que uno entiende que la magia ha terminado. Eso es lo que pasó en mi regreso a Oliana, en donde venía disfrutando, desde incluso antes de comenzar las vacaciones, de jornadas de pesca memorables, gozando del placer de pescar variedad de especies en un río de grandes dimensiones, y sobre todo de trabar batallas, que se me antojaron épicas, con grandes y poderosos ciprínidos. La verdad, es que no me lo esperaba, pero en este caluroso martes de agosto, sobrepasado el ecuador de mis vacaciones estivales (la botella...¿medio vacía, o medio llena?), me encontré con un río Segre crecido, y con el agua del color del chocolate. Mea culpa, mea culpa, pues hubiera debido de consultar con la página web de los caudales del SAIH-Ebro, pero ya sabéis que en vacaciones uno se relaja en sobremanera, y acaba pensando que todo el monte es orégano, y todo el año verano.  
El aluvión de agua turbia inundaba incluso el bosque de ribera. Pintaban bastos, pero como a finales de junio no me había ido mal  con los ciprínidos en el mismo sitio, y en las mismas condiciones, decidí quedarme y probar suerte.
Sin embargo, a las carpas y barbos que llegué a ver, y vi muchos, solo fueron los que huían espantados a mi paso, las veces que tenía chapotear por el bosque de ribera inundado, con el fin de llegar a lo que en circunstancias normales es la orilla, para encontrarme con que allí, las mas de las veces, ya me llegaba el agua por la cintura.      
Todo y así, siempre hay algún sitio propicio para intentar pescar con éxito en estas circunstancias adversas, y uno de ellos es la poza del puente de Tragó, en donde la orilla del río, la del lado de levante, tiene suficiente distancia hasta el bosque. Todo y así, tuve que recurrir, una vez pescadas en corto las cercanías, a echar mano de lances rodados.
Desafortunadamente, ni las carpas, ni los barbos, como tampoco las bagras o las berrmejuelas se dignaron a picar las ninfas que, hasta hacía dos semanas atrás, causaban furor entre todo la parróquia ciprínida de Oliana. Claro está, que hacía dos semanas atrás el caudal era bajo o muy bajo, y el agua bajaba con aceptable transparencia.
Es en estos días, en la que uno no sabe halla totalmente descolocado, a la hora de pescar los peces que son su objetivo principal, cuando las truchas de repoblación, las humildes "galínas irisadas", convertidas en este río en humildes sparrings, le salvan a uno el bolo. Dos de esas truchas, aquí soltadas para ser "carne de sartén", o por lo menos "gladiadoras fluviales", se dignaron a picar esa ninfa atractora "pompom", cuyo empapado plumerito de color salmón parece gustarles tanto.
Por sorpresa, y haciendo bailar las ninfas a ras de agua justo en la orilla, en donde creía haber visto saltar un par de carpas, capturé por sorpresa, una lucioperca pequeña, de unos 25 cms., que le pegó bocado a la contundente pheasant tail naranja -bola del 3, y anzuelo del 11- con la que pretendía tentar a bigotudos y bigotudas.
El calor aplastante, de uno de los días más sofocantes de este verano, ya de por si de temperaturas récord, aun hacía la jornada más aburrida. A primera hora de la tarde, tras salvar el bolo y más que nada por intentar algo distinto, dí un largo rodeo con el coche para ir a pescar a la orilla de poniente.
Sin embargo, allí me encontré con más de lo mismo, o aún peor, pues en ese lado el bosque todavía estaba más inundado. El único sitio relativamente asequible, era una gran tabla, en donde, dada su extensión, se amortiguaba un tanto el ímpetu de la corriente. Sin embargo, estaba ocupada por otro pescador. Esta vez, lejos de marchar, decidí aprovechar la circunstancia positiva de que metido en el bosque inundado por lo menos estaba a la sombra, para esperar, tardase lo que tardase, a que el colega (otro mosquero) que faenaba terminase con la postura.
No debieron de picarle mucho, o no lo debió de ver muy claro el hombre, pues no tardó ni un cuarto de hora en irse. Relativamente fresco a la sombra, a la que salí a la tabla, expuesta plenamente al sol, sentí que me fundía, todo y que el agua me llegaba un poco más arriba de las rodillas. Di cuatro varazos sin ganas con las ninfas, cambié el aparejo, hice volar el tándem de seca y ninfa sacando linea del carrete, pero...¡nada de nada!. El día de pesca parecía sentenciado: fin del partido antes de las tres de la tarde. Mala hora: demasiado tarde para comer, y demasiado pronto para merendar.
Pese al calor, pese al aburrimiento, pese a todo, al mirar la corriente discurrir con ímpetu río abajo me dije Why not?, y empatando un par de ahogadas al bajo de línea me propuse terminar el día, o por lo menos llegar a las cuatro y media de la tarde, machacando esas corrientes, aguas abajo.
Supongo que durante un buen rato debí de quedar algo así como catatónico bajo el sol, con el cigarrillo en la comisura de los labios, apenas lanzando y dejando que las traviesas leonesas bailasen la polka de un lado a otro de la lámina de agua del río. De mi estado de casi siesta me sacó algo que ya ni esperaba...¡una picada!, que se produjo al arrimarse las moscas a mi propia orilla. Poca tensión, corta batalla, y en la mano, que no ya ni en el salabre, una pequeña fario que venía prendida de la mosca de color verdoso (la otra era una morada). Hala, vete y no vuelvas a hacer el tonto. Por lo menos, ya eran casi las cuatro y media: buena hora para merendar, al amor de un buen aire acondicionado, pues en este día de calor sofocante, no se estaba a gusto, ni de dejaba de sudar, ni en las terrazas.
Mientras plegaba la caña, para salir del río y atravesar la selva de un modo más práctico, eché una mirada a las corrientes turbias de ese río crecido, sin rencor pero con realismo, que se llevaban la magia de Oliana. Supongo que tras ese día, han venido otros en que el Segre, entre los dos mastodónticos pantanos, ha bajado en mejores condiciones para pescar, pero para mi había llegado ya el momento de cambiar una magia por otra, y de volver a un pequeño país que considero como el mío, en donde hay un río que no es el "río de la vida" de casi nadie, salvo para mi y unos pocos. Pero esa es otra historia, también de mis días de pesca en vacaciones que, queridos lectores, ya os contaré en otro artículo.            



JORNADA DE PESCA Nº 755


Martes, 11 de agosto de 2015

Temporada 2014 - 2015 - Nº 36
Temporada de Salmónidos 2015 - Nº 21

Coto Intensivo de Oliana S. M. SE08 A/B
(Modalidad del ticket: sin muerte)
Río Segre.

Pescador: Ferran RUBINSTEIN

Capturas: 2 truchas arco-iris a ninfa, 1 trucha fario a mosca ahogada y 1 lucioperca a ninfa.

Equipo de pesca a mosca:
Caña: Scott A2 - 10 pies - línea 6
Línea: Adams 6 WF - flotante
Carrete: Adams

Climatología; soleado y caluroso

Caudal: alto (mas de 50 m3/seg.)

Condiciones de vadeo: altamente arriesgado o imposible, siendo preferible pescar la propia orilla, con la ayuda del bastón de vadeo,  y no adentrarse mucho en el cauce del río.

Hora de inicio de la jornada: 08,45 h.
Hora de finalización de la jornada: 16,30 h.

La música de hoy:

Viaje de ida:

Sinfonía nº 1
William Walton

Obertura de "Rienzi"
Richard Wagner

"Mazeppa"
Franz Liszt


Viaje de vuelta:

Sinfonía nº 1
"Nôtre Dame"
Franz Schmidt

La canción del héroe
Anton Dvorák


Líneas Tensas!



Ferran RUBINSTEIN.




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