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sábado, 16 de mayo de 2015

JP-742. SE TOCÓ ESCAMA, TODO Y QUE MUY POCA, PESE AL VENDAVAL Y A LA NEVADA DE PELUSILLA DEL CHOPO. Sábado, 16/05/2015

Aquí está, el único responsable de una jornada de pesca bastante desastrosa, de esas que en el blog se etiquetan como "jornada de pesca para olvidar".

Pese al viento, a la nevada de borra de chopo,  a que un poco más nos asfixiamos de tanto toser, a horas de aburrimiento y a la inactividad de las truchas...¡evitamos el bolo!. Tocamos escama, poca pero tocamos, pero ¡a que precio!


JORNADA DE PESCA Nº 742


Si os he de ser sincero, me cuesta mucho etiquetar una entrada en este blog como "día de pesca para olvidar", pero la jornada de este sábado ha sido realmente nefasta, de tal modo que la etiqueta posiblemente se quede corta.
Es un auténtica pena, pues para la ocasión ¡por fin! había podido quedar para pescar, a jornada completa, de las de desayuno previo y merienda "after fishing", con mi amigo Jonathan Calvet, tras varias intentonas de coincidir, en nuestras respectivas agendas, para intentar tensar líneas en el río.
Escama, lo que es escama, si que tocamos. Eso si, muy poca, casi la justa para evitar el bolo y poco más. Pero lo malo de la jornada no fue el hecho de llevar o no algún pez a la sacadera. Lo que hizo no mala, sino insoportable, la misma fue la permanente sensación de cansancio psíquico, y de malestar físico, que vivimos a lo largo del día.
Hay días en que uno no acierta en ninguna de las decisiones que toma, desde que se levanta hasta que se acuesta. A veces, incluso comienza a equivocarse un dia antes. El gran error que cometimos en esta, nuestra primera jornada de pesca juntos a tiempo completo, fue el entestarnos en ir a pescar a la zona libre del Ter, en su cuenca media, precisamente en un día de viento y en pleno apogeo de la polinización primaveral.
Pocos fenómenos son tan adversos para la pesca, y en especial para la de sedal pesado, como el viento. Yo diría que, con diferencia, es el meteoro que más complica la existencia al pescador. Pero si además el viento levanta una auténtica polvareda de materia vegetal y polen en suspensión, la existencia del pescador, metido en el río, puede pasar de ser complicada a convertirse en un auténtico suplicio.
Así pues, a lo complicado de la acción de pesca debido a la ventolera, que dificultaba a ratos incluso lances cortos con ninfas pesadas, y que nos obligó a rehacer el bajo de línea muchas veces, debido a los enredos causados por los "nudos de viento", se unió el malestar provocado por la nevada de borra de chopo, pelusilla altamente irritante que puede provocar incluso graves reacciones alérgicas,  y que por dos veces nos obligó a salir del río, sumidos ambos en fuertes ataques de tos. Creo que en mi caso me afectó en sobremanera, como nunca antes, pues estuve a un tris de vomitar, con la cara roja como un tomate, creyendo por un momento que realmente me asfixiaba al no poder respirar. Horas después de haber salido del río, ya en casa y previo ducharme, todavía me escocían los ojos, de tanto restregármelos por el intenso picor de la pelusilla.
Tampoco el caudal del río ayudó mucho, ya que creo que lo bajo del mismo colaboró, tanto o más que la ventolera, a desactivar a los peces en general, y a las truchas en particular. Hasta hace bien poco, el nivel del Ter, aguas abajo del Pantano del Pasteral, se movía por encima de los 10 m3/seg., lo que aseguraba cierta alegría a las corrientes, ensanchaba la lámina de agua y hacía más profundas las pozas. Sin embargo, todo ha sido caer por debajo de ese umbral de lo que se llama "bajar el río alegre", y comenzar los peces a mostrarse perezosos. Todo esto, hablando siempre de las zonas en que hay salida de canales, pues en algunas de las que quedan entre presa y salida del siguiente canal estaban prácticamente sin agua. En estas circunstancias, tanto las pequeñas pozas  de aguas completamente paradas, como las magras escorrantías entre rocas y cantos rodados, se transforman en una pasta repugnante de agua sucia y acumulaciones de borra de chopo, en donde es literalmente imposible pescar. 
La climatología, como ya he dicho anteriormente, fue totalmente adversa debido al viento, pero aun así, creo de que el hecho de que hiciera un día de sol radiante, y una temperatura realmente alta, ayudó aun menos. Demasiada luz,  un calor que no es normal en esta época del año (fenómeno este que venimos experimentando desde nada más empezar la presente primavera) y un ambiente totalmente seco, de muy escasa humedad relativa, no son precisamente factores que activen demasiado a las truchas que, a mi juicio, prefieren días menos luminosos y con mayor grado de humedad ambiental. Todo y así, y aunque no lo parezca, el día comenzó nublado y fresco, y sin apenas brisa. Todo pintaba muy bien durante la primera hora y media de pesca, y más cuando comenzaron a eclosionar ignitas en abundancia. Sin embargo, todo fue levantarse el aire, que devino a ratos en vendaval, para que lo único que volase sobre el río (y de paso se posase, flotando sobre el mismo) fuese la fastidiosa borra del chopo.   
Si hay que buscar algún culpable de este día de pesca para olvidar, creo que yo tengo todos los números, pues he de confesaros de que soy de sobras conocedor de como se las gasta el viento en las comarcas de Girona, y no es la primera vez que hago "el canelo" intentando pescar, aguantando la ventolera, en esta cuenca media del Ter (1). La verdad es que esta vez me pudieron más las ganas de pescar en río grande, y de tener la posibilidad de luchar contra peces grandes, que el sentido común, que ya sabemos suele ser el menos común de los sentidos.
En acción de pesca, durante horas y horas la más principal hazaña fue poner las ninfas en el río. Y digo ninfas porque no tuvimos opción a pescar con otra cosa. Pescando largo, la faena era para lanzar, y no ganábamos para enredos y enredos, perdiendo mucho tiempo en rehacer bajos de línea, algunas veces casi enteros. Visto lo visto, terminamos pescando "al hilo" con ninfas lo más pesadas posible, aun a riesgo de ir dragando el fondo del río, pero todo y así era tal la potencia del viento que, en ocasiones, hacía volar incluso a las ninfas tungstenizadas.
Lo curioso es que, dadas las muy adversas circunstancias, la jornada no terminase en bolo, pero la verdad es que la pobreza en capturas del día apenas mitiga la sensación de frustración, no por la escasa tensión de líneas, sino por la pérdida un tiempo que quizás hubiésemos optimizado yendo a otro destino de pesca, y también por el aburrimiento, de tantas horas de nula actividad. 
La primera captura del día fue una trucha fario, de unos 35 cms., que picó, al perdigón rojo del combo de dos ninfas, en una corriente de moderada velocidad, y que supuso que evitara el bolo. Curiosamente, la capturé a los diez minutos de comenzar a pescar, justo cuando todavía el cielo estaba nublado, la temperatura rondaba los 14 º C y no había comenzado a soplar el viento.
Las otras dos capturas, fueron de Jonathan. La primera, también por la mañana, y quizás una hora larga después de la primera captura, otra trucha fario de cerca de 35 cms., pescada con un perdigón muy ligero, lanzando largo en una pausa esporádica del viento, en una tabla de escasa profundidad con muy poca corriente. La segunda, a primera hora de la tarde, al primer lance tras un enésimo cambio de zona, al comenzar a pescar una tabla de corrientes moderadas, también de escasa profundidad. En este caso, se trató de una trucha fario que rondaría justos los 30 cms., y que también picó a un perdigón, pero esta vez pescando en corto.
La verdad es que fue Jonathan quien tuvo la ocasión de dignificar un poco esta aburrida e insalubre jornada, cuando en los minutos finales de la misma, presa ambos de otro ataque de tos realmente irritante, clavó un "bicho grande" que no llegó a ver, pero que al tercer cabezazo se escapó con, al menos, una de las dos ninfas en la boca. La rotura del hilo tenía toda la pinta de deberse a un nudo mal hecho.
Como no hay mal que cien años dure, la jornada de pesca "para olvidar", llegó a su fin (todo en la vida tiene un fin, menos las botifarres que tienen dos, je, je, je), y ya relajados, fuera del agobio del viento, con esa carga de electricidad estática que tanta jaqueca da, y sobre todo bien lejos de la pelusilla flotante, pudimos Jonathan y yo, merienda pastelera de por medio, disfrutar de un rato de distendida y divertida tertulia. Y como somos así de masoquistas, el tema principal de la misma fue... ir planificando la agenda para volver a pescar juntos lo antes posible. Gran chaval este Jonathan; está tan enfermo de pesca como yo, una enfermedad de la cual no he conocidoa ninguna víctima que quisiese curarse. 



(1) Sirva de ejemplo, esta crónica de pesca publicada en Conmosca en marzo de 2006


EL VIENTO Y LA HORA ESCASA DE GLORIA.


Marzo, recién inaugurado, además de ser el mes tradicional de la apertura, es el que tiene fama de ser el mes ventoso por excelencia. Y ayer se cumplieron los pronósticos meteorológicos que anunciaban una jornada muy desapacible a causa del fuerte viento.
De hecho las fuertes rachas de aire hicieron un tanto peligroso el viaje por autopista hasta las cercanías de Girona. ¡Había que sujetar bien fuerte el volante y rectificar continuamente la dirección para no quedar a la merced del fuerte viento lateral!
El día estaba gris, aunque de vez en cuando aparecía el sol. Algo me decía que no iba a ser precisamente una jornada como para echar cohetes. A veces mi instinto de pescador si funciona.
A la hora de sacar el ticket tuve el placer de conocer al conmosquero Pelindres, que me reconoció todo y no vestir mi típica “Gorra de Podolia”, gracias a la fotografía avatar de estas páginas. Más tarde, y casi terminando la jornada tuve la ocasión de mantener una interesante conversación con el y también con su padre y un amigo de ambos.
Esta vez, en vez de dirigirme a las habituales posturas de la parte alta del coto en El Pasteral, opté por conocer la parte baja del coto, desde el Puente de Sant Julià de Lor (la “puerta a la dimensión paralela” ¿recordais?) y remontar río hasta donde pudiera o me diera tiempo.
Por suerte esta vez el río bajaba muy tranquilo y con el caudal habitual. El agua presentaba la claridad óptima para pescar, pero con discreción, sin asomar mucho el morro, pues ya sabéis todos los que habéis pescado alguna vez en Anglès que aquí la trucha es muy lista y resabiada.
Era pronto cuando comencé a remontar el río y a zurrarle con una par de ninfas muy conservadoras de las de “para fario”. Las ráfagas de viento provocaban un auténtico fragor en las plantaciondes de álamos de las orillas. No iba a ser un día para la seca, eso ya se veía venir, más que nada porque no había quien pudiera ponerla en la corriente con un mínimo de puntería.
Sobre la una, y habiendo superado la desembocadura de la Riera de Osor, las ninfas entraron en un pequeño remolino y tuve una fuerte picada. Si, era pez, y trucha, y fario por más añadidura, y encima no se me desclavó. Medía 35 cms. –una buena pieza- y entró a la ninfa de cola, una blanca en anzuelo del 14.
Bueno, por lo menos truchas las había, pero algo me seguía diciendo que no iba a ser un día para grandes alegrías.
Continué remontando el ro hasta encontrar un escenario que me parecía ideal: una corriente moderada formada por un salto de agua encima de unas rocas y un árbol caído.
El difícil acceso desde la orilla dado lo enmarañado de la vegetación sólo me permitía pescarlo de arriba hacia abajo. Fue a mitad de la corriente, batiéndola desde la orilla cuando una trucha moscardeó justo enfrente mio, a una distancia no inferior a tres pasos ¡caramba si están aquí! Pero eso no es todo, había llegado el escaso momento de gloria de la jornada: aprovechando una eclosión de un insecto blanquecino (¿pardón de marzo?), unas cuantas truchas se estaban dando un festín en el centro de la corriente pero justo aguas abajo mio.
Momento de pensar y buscar una estrategia. Con calma retrocedí para no asustar a la trucha que tenía puesta en frente mio y me situé unos cuentos metros más arriba. Allí encendí un cigarrillo (lo siento, Sr. Zapatero) y observé que las truchas del centro de la corriente y otras de los laterales si estaban por la labor.
Até una de mis efémeras de CDC y la lancé corriente abajo, pero sin resultado alguno. Probé un par más pero con el resultado de ser igualmente ignoradas. Entonces cambié de estrategia y rehice mi aparejo con un tándem de microninfas y las dejé bajar por la corriente. A la tercera varada, y cuando el aparejo casi tocaba mi orilla, recibí una picada suave (apenas una burbuja en la superficie del agua) y al calvar vi que había vida al otro lado de la linea. Esta vez era una arco-iris de buen tamaño, pero sin llegar a los 30 cms.
Y a partir de ese momento, cesó todo menos el viento. Ya no bajaba ni una mosca por el río, las truchas pararon de comer y se terminó todo menos el aullar del viento.
Y así fue hasta que a la inusual hora de las cuatro y media de la tarde di por terminada la jornada.
Tal y como dije antes, me encontré a Pelindres y a sus acompañantes a eso de las tres de la tarde, ya recogiendo aparejos. La verdad es que me encontraron un tanto remojado pues debido a la cantidad de alga resbaladiza y a mi torpeza habitual hubo chapuzón, esta vez leve, digamos un nivel 5. O sea, remojón de ambos brazos hasta más arriba del codo (eso hace un tres) más remojón del paquete de tabaco y mechero (dos puntos más).
Por lo visto, tanto a Pelindres y a sus compañeros no les había ido muy bien. De hecho no habían tocado escama, pero todo hay que decirlo, esta era su primera visita al Coto, y ya les adverí que Anglès-Pasteral no es sitio de grandes alegrías ni de pescatas de escándalo. Las truchas están muy pinchadas, y además de vez en cuando organizan algún Master y las putean la “crême de la crême” del mosquerío nacional e internacional.
En fin, que ya sólo queda un sábado de Baja Temporada. Puede que vuelva a Anglès, o puede que vaya a  Alfarràs. Lo único que se es que el año pasado por estas fechas ya se podía pescar en Oliana y en Ponts. Cada año van peor los asuntos de la pesca, sobre todo para aquellos que de verdad lo único que queremos es ir a pescar.
Y dentro de dos Sábados, la apertura. Como no volveré a mi querido Pedret, al que espero llegar escuchando a Glazunov. Este año voy a dejar de divagar y de hacer experimentos con gaseosa. Se me ha hecho interminable esta época de veda y he echado mucho de menos mis zonas de pesca favoritas, así que por lo menos los dos primeros meses de temporada pienso darme un auténtico atracón de pescar en Pedret y en Ripoll.             



TEMPORADA DE COTOS INTENSIVOS DE SALMÓNIDOS.
JORNADA Nº  16

COTO DE ANGLÈS-PASTERAL SIN MUERTE.
Rio Ter.


Sábado,  4 de marzo de 2006

Climatología: Nubes y claros. Fuerte viento.
Pescador:  Ferran RUBINSTEIN.
Capturas:  2 truchas (1 fario y 1 arco-iris).
Capturas por señuelos: 2 truchas a ninfa. 


Y recordad, por favor, nada de anzuelos convencionales en los cotos sin muerte. Las moscas, montadas en anzuelos sin muerte. Este año los Agentes Rurales van a ser muy severos con este tema.





JORNADA DE PESCA Nº 742

Sábado, 16 de mayo de 2015

Temporada 2014 - 2015 - Nº 23
Temporada de Salmónidos 2015 - Nº 8

Zona libre sin muerte del Ter - ZLLSM29
Río Ter

Pescadores:
Jonathan Calvet
Ferran RUBINSTEIN

Capturas:
Jonathan Calver: 2 truchas fario a ninfa.
Ferran RUBINSTEIN: 1 trucha fario a ninfa.

Equipo de pesca a mosca:

Jonathan Calvet:
Caña Adams Mercury - 9 pies - línea 5
Línea: Airflo - 5 WF - flotante
Carrete: Airflo

Ferran RUBINSTEIN:
Caña Scott A2 - 10 pies - línea 6
Línea: Adams  - 6WF- flotante
Carrete: Adams

Climatología: fuerte viento, de principio a fin de la jornada, que levantó una auténtica polvareda de borra de chopo y otra materias vegetales en suspensión. Mañana de nubes y claros, con temperatura fresca; mediodía y tarde: sol y calor.

Caudal: medio-bajo: 8 m3/seg. (caudal en la estación de aforo de El Pasteral-1, según la página web del ACA).

Condiciones de vadeo: vadeable sin dificultad, pero con precaución, siendo recomendable el uso del bastón de vadeo.

Hora de inicio de la jornada: 09,45 h.
Hora de finalización de la jornada: 16,30 h.

La música de hoy:

Viaje de ida:

Marcha triunfal americana
Balada, Op. 78
Obertura nº 1 sobre temas griegos
"A la memoria de un héroe"
Alexander Glazunov

Viaje de vuelta:

Concierto para piano y orquesta en "LA" bemol mayor "Saludo del Rin"
Concierto para piano y orquesta en "DO" mayor
Ferdinand Ries

"Tre Ricercari"
Bohuslav Martinú.

Líneas Tensas!


Ferran RUBINSTEIN..

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