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domingo, 27 de mayo de 2012

JP-609. COTO DE GUARDIOLA DE BERGUEDÀ - LA POBLA DE LILLET S. M. - LL-01B. Sábado, 26/05/2012







JORNADA DE PESCA Nº 609.

Tras la euforia futbolera de la final de la Copa del Rey del viernes por la noche, y tras celebrar el catorceavo título del Barça de Pep Guardiola en menos de cuatro años (busque, compare, y si encuentra algo mejor ¡fichelo para su banquillo!), vino un sábado de pesca en que casi nada se ajustó al guión que para el mismo tenía escrito en mi cabeza, y en el que tuve que improvisar y tomar decisiones sobre la marcha. Nuevamente, se cumplió la regla no escrita de que estos dáas, en los que se le desbaratan a uno los planes, terminan por devenir en jornadas de pesca muy divertidas, e incluso excelentes.
Todavía con el buen recuerdo de mi última sesión de pesca en el Llobregat de la semana pasada, y por el excelente estado de caudal y calidad del agua del río, había previsto para este sábado pescar el tramo que va desde la estación del "Tren del Ciment" hasta el mismo casco urbano de La Pobla de Lillet.
Sin embargo, se ve que la semana ha sido rica en tormentas vespertinas, algunas de ellas de gran intensidad y notable precipitación, y al llegar a Guardiola de Berguedà me he encontrado con un Llobregat embravecido y chocolateado que en nada se parecía al amable río del que me despedí la semana pasada, cuando fuí a enseñárselo a mi hija -"mira Elisenda, aquí pesca el papa"- tras nuestro viaje en el trenecito turístico.
Por suerte, y como no es la primera vez que me sucede esto de encontrarme con esta circunstancia en la cuenca alta del  Llobregat, siempre queda el Bastareny, un río más humilde, pero entrañable y simpático, que ayer, y debido también al régimen de precipitaciones de la semana, bajaba "Imperial", pero como es costumbre en él con el agua menos turbia que su hermano mayor del que es tributario.
También, a tenor de la semana de altas temperaturas y cielos despejados, y todo y haber chupado "Tomás Molina Show" a diario, me había hecho el onanismo mental de disfrutar de una jornada de pesca bajo un tórrido sol africano, tentando las truchas a seca a eso del mediodía. Por supuesto, tuve que adaptarme a las circunstancias, llegando incluso a tirar de tungsteno ninfero en un (casi) siempre amable Bastareny, del que tuve que salir por patas a eso de las cuatro de la tarde, bajo una cortina de agua, que terminó en granizada.
Mi periplo habitual por el Bastareny, se vio ampliado en su parte superior, llegando hasta el Pont de la Vila, esto es al principio del antiguo coto sin muerte de Bargà, al haber comenzado a pescar un tanto más arriba de lo que es habitual, o sea, en la poza que hay unos 50 metros aguas abajo de la pasarela colgante de tablones, que por cierto están cada día más podridos.
La amplitud de la lámina de agua, y el tiro de la corriente, me obligaron a trabajar con un tándem menos habitual, de tricóptero de pelo de ciervo para hacer de señalizador de picada de una ninfa con cabeza de tungsteno del 2. Sólo en los últimos lances de la jornada, y dadas unas circunstancias excepcionales que contaré más adelante, pesqué con un par de moscas ahogadas.
Esta semana, se movió trucha más grande en el Bastareny. Cinco de las nueve que capturé y solté, pasaban holgadamente de los treinta centímetros, llegando dos de ellas a sobrepasar los treinta y cinco. Las restantes cuatro no eran precisamente "sardinillas"; oscilaron entre los veinte y veinticinco centímetros.
No faltaron a su cita, como suele ser habitual en este tramo de río, las truchas arco-iris esas que constituyen un auténtico "fenómeno paranormal" de tipo fluvial, pero que están ahí. Esta vez fué sólo una, capturada tras  una picada espectacular, al salir de debajo de un árbol caído para tomar con saña la ninfa que estaba ya recogiendo a tirones en la deriva baja. Un trucha muy fiera, que me regaló cinco saltos seguidos. Todo un prodigio de fuerza para un pez que rondaría los treinta y tantos centímetros y cuyas bien formadas aletas desmentían que pudiera proceder de cuba alguna.
¿De donde salen estas truchas arco-iris del Bastareny? Pues de repoblaciones recientes desde luego que no. Mi teoría es que las supervivientes de antiguas repoblaciones con este tipo de trucha, anteriores a la mitad de la década pasada, se asilvestraron y colonizaron este tramo de río. Mi prueba para afirmar esta teoría es que el verano pasado hice una buena pescata de truchitas arco-iris "palmeras" (ver en este blog el artículo JP-579 de Agosto de 2011: http://rubinsteinfishing.blogspot.com.es/2011/08/jp-579-coto-guardiola-de-bergueda-1.html) , algunas de ellas con una librea tan ambigua que no es descartable la hibridación con truchas fario, y otras de una soprendente librea tan plateada y con tan pocas pintas, que me hicieron pensar en haber clavado una bagra antes de llevarlas a mi salabre.
Nubes y claros, con alguna llovizna esporádica, y ratos de un calor bochornoso y sofocante fueron la tónica del día hasta que, con siete truchas capturadas llegué al puente viejo de Bagà, el "Pont de la Vila". Allí había un señor pescando, el único pescador que vi en toda la jornada, y decidí no molestarle, y mucho menos pisándole el río situandome por delante suyo, y emprender camino de vuelta al coche, para hacer unos cuantes lances un el único sitio en donde había visto alguna actividad en superficie en mi viaje de ida. Mucho tiempo no iba a tener para probarlo, pues retumbaban ya los truenos en la lejanía.  
En esta postura concreta, tuvo ya lugar por la mañana la captura de dos truchas a ninfa. Es uno de esos sitios del río en los que el minimalismo de la pesca con mosca en ríos pequeños adquiere su máxima expresión. Se trata de pescar un estrecho pasillo de agua encajonado entre la vegetación enmarañada de zarzas, cañas y sauces, y un el largo muro de un canal, y terminado en un arbol semisumergido.
Ni cuatro metros de largo, por menos de metro y medio de ancho de un agua que está casi parada.¡Mandan narices, que las únicas truchas que he visto moscardear en todo el día estén allí! y encima bien arrimadas o al muro, o al arbol sumergido. Por la mañana, y pescando a ballesta con la ninfa, había conseguido dos truchas casi seguidas en este sitio, pero no eran las que moscardeaban, y para terminar mi jornada se me había metido en la cabeza conseguir pescar truchas que subiesen y encima con el mayor "jogo bonito" posible.
Tuve que rehacer el bajo de linea para adaptarlo a pescar en tan corto espacio, y pasé a hacerlo con mosca seca con resultado totalmente infructuoso: las truchas no le hacían ni caso mis moscas, pero seguían comiendo, esta vez bajo la llovizna.
Llovía ya, pero estaba bien protegido bajo la vegetación, cuando rehice mi bajo de línea para pescar con un tandem de moscas ahogadas. Esta vez si: raro es que las truchas que comen emergentes no se pirren por una ahogada leonesa, tanto bien empapada aguas arriba, como bailando la polka aguas abajo. Dos truchas casi seguidas llevadas al salabre me recordaron que siempre hay que llevar un buen surtido de moscas ahogadas en la caja de imitaciones, sobre todo cuando las "señoritas del río" están muy caprichosas, o eso es lo que pensamos, antes de admitir que estamos pescando a un nivel de la lámina de agua que no es precisamente en donde el pez está comiendo en esos momentos.
Se puso a llover en serio, y tuve que salir del río so pena de terminar empapado. Tenía aún el coche lejos, por lo que tuve que buscar refugio bajo las marquesinas del aparcamiento de una fábrica cercana al río. Y allí estuve, tomando un refresco de mi bolso-nevera portátil y fumando uno, dos, tres cigarrillos mientras lejos de parar de llover, el chaparrón se tornaba tremendo aguacero, y el río duplicaba, y luego triplicaba el caudal a la vez que se chocolateaba definitivamente, por lo menos para lo que quedaba de día.
En una brevísima pausa de la tormenta, salí pies en polvorosa hacia el coche, en rauda carrera con la caña ya plegada, y apenas tuve tiempo de meter los aparejos de cualquier manera dentro del vehículo cuando arrancó a precipitar otra vez, pero en esta ocasión no ya agua, sino granizo.
Bajo la intensa granizada, con la ropa mojada,  pero feliz por tan divertida jornada de pesca, atravesé Guardiola de Berguedà, y seguí conduciendo carretera abajo, huyendo de una tormenta que no cesaba de perseguirme, hasta que la perdí de vista pasada la central térmica de Cercs. Finalmente, dejé de huir de la tormenta en Cal Rosal, ya en el Baix Berguedà, en donde me cambié en la esplanada de entrada a Pedret bajo un tórrido sol que es preludio de ese verano que tenemos a la vuelta de la esquina. Verano, veranito: chicas guapas tomando el sol en top-less, música petarda para acompañar el cuba-libre en la terracita, y tormentas apocalípticas de tarde, para echar al sufrido pescador del río cuando mejor se lo está pasando.            


JORNADA DE PESCA Nº 609.


Sábado, 26 de Mayo de 2012

Coto de Guardiola de Berguedà - La Pobla de Lillet S. M.

Ríos Llobregat, Bastareny y Saldes.
(Pesca solo en el Bastareny en esta jornada)

Tramo pescado:

Desde 50 m. antes de la pasarela colgante de madera, en la entrada de Bagà, hasta el Pont de la Vila, en Bagà.

Capturas:

6 truchas fario a ninfa, 1 trucha arco-iris a ninfas y 2 truchas fario con mosca ahogada.

Climatología: nuebes y claros con llovizna esporádica, hasta la tormenta de lluvia y granizo que puso fin a la jornada.

Hora de inicio de la jornada: 09,30 h.

Hora de finalización de la jornada: 16,30 h.

La música de hoy:

Viaje de ida:

Sinfonía nº 2
Sinfonía nº 4
Joachim Raff

Viaje de vuelta:

Sinfonía nº 3 "Lírica"
Salmo nº 83
Alexander Von Zemlinsky

Concierto para violoncello y orquesta nº 2
Anton Rubinstein.

Líneas Tensas!


Ferran RUBINSTEIN.

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