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lunes, 20 de abril de 2015

JP-739. PEDRET DEL SUR Y ZONAS LIBRES DEL LLOBREGAT: ABARCANDO MUCHO Y APRETANDO POCO. Sábado, 18/04/2015

Bien sea a través de la intrincada red de canales del Llobregat, bien sea gracias a alguna apertura de compuertas del pantano de La Baells, las truchas arco-iris de repoblación de Pedret llegan a las zonas libres, algunas de ellas muy distantes de este coto intensivo. 

Las pequeñas truchas fario han vuelto a aparecer en el "Pedret del Sur", e incluso río más abajo.




JORNADA DE PESCA Nº 739


 
Dice el refrán que "quien mucho abarca, poco aprieta", y quizás sea este uno de los más acertados dichos del refranero español. Precisamente, el mismo podría aplicárseme, a tenor de lo sucedido en la jornada de pesca que paso a relataros, en la que quise estar en demasiados sitios en un solo día, para acabar estando siempre lejos del lugar en donde los peces entraban en actividad. Pese a eso, no fue esta una jornada mala, pues capturas las hubo, y emociones también, pero la verdad es que, con tanta dispersión de objetivos, los resultados quedaron muy por debajo de las expectativas que me había hecho previamente.
Ya hace tiempo que soy consciente, de que mi tiempo de pesca es muy limitado, debido tanto a las obligaciones laborales, como a las familiares, todo y que, comparado con otros trabajadores y padres de familia, tengo mucha suerte de poder, salvo contadas excepciones, disponer casi todos los sábados del año para la práctica regular de mi afición favorita.
Sin embargo, algo en mi se niega a resignarse. De un tiempo a esta parte, estoy siempre poseído por unas ansias insaciables de ir a pescar, de disfrutar de largos días en el río y de poder darme el lujo de gastar más tiempo del que en realidad tengo, pescando, o por lo menos intentándolo, de tal manera que me causa una frustración terrible, y me atormenta una auténtica rabia, el ver discurrir mis días en  los espacios cerrados en donde  mayormente transcurre mi vida cotidiana, alejado de esa sensación de libertad, y de esa paz de espíritu, que sientes cuando estas en el río caña en mano. Supongo que mucho de ello tiene que ver el que la jubilación aún esta lejana en el tiempo, o quizás sea que pasada ya la cincuentena la vida no parece ya tan larga, ni el porvenir demasiado brillante. Como decían los Jethro Tull, quizás es que soy "too old to rock and toll, too young to die" (1), o lo que es lo mismo: que se me ha "pasado el arroz" para muchas cosas, pero soy todavía demasiado joven para poder tener el pleno control de mi tiempo, sin que por ello se resienta mi economía.
Supongo que es este sentimiento de frustración, lo que ha generado la reacción de querer aprovechar al máximo mi tiempo libre, y en especial mis días de pesca, todo y a sabiendas de que este sobreesfuerzo físico, y también psicológico, puede llevarme al agotamiento.
El caso es que en esta jornada de pesca, pasada ya la Semana Santa (que aproveché bien poco, a nivel pesca, un año más) y bien entrada ya la primavera (este año más seca que de costumbre), me propuse para "aprovechar el tiempo" el pescar nada más y nada menos que en tres sitios distintos en el mismo día: en dos zonas libres sin muerte del Llobregat y en la parte baja del Coto del Pedret.
A la primera zona libre, de donde tenia referencias, mediante mis informadores, de buenas capturas a mosca seca la semana anterior, llegué demasiado temprano, y me fuí también demasiado pronto. Era poco después de las nueve que comenzaba a pescar, a ninfa ya que no veía atisbos de actividad, y me fui cerca de las doce y media, sin haber visto ni una sola ceba, y con la magra recompensa de haber pescado solo una trucha arco-iris y otra fario, ambas con la imitación subacuática. La irisada tenía toda la pinta de proceder de alguna repoblación del coto del Pedret, todo y que la zona de influencia de las repoblaciones del mismo quedaría muy lejos de esta zona libre, pero esto se explica facilmente porque, bien sea por la intrincada red de canales del Llobregat, o debido a alguna crecida del río, mediante apertura de compuerta del pantano de La Baells, las truchas de repoblación, sean mikiis o fario, lo tienen fácil para colonizar tramos inferiores de río.
Según supe más tarde, un amigo mío, que estuvo pescando el mismo día esta zona, llegó cuando yo ya me había ido, y se encontró con el río con el mismo amable caudal que yo para pescar, y además con las truchas muy activas en superficie, por lo que disfrutó de una estupenda jornada pescando incluso a trucha vista.
Este año, como el anterior, y desde que han ido suprimiendo cotos intensivos en la Catalunya Central, Pedret vuelve a estar, los fines de semana, igual de patético que estaba la temporada pasada. O sea, que la cuba del jueves, cada vez más vacía (esta semana echaron solo 100 kgs.) es masacrada ya el viernes, día en que llegan a venderse entre 50 y 70 tickets, siendo el 95% de los mismos permisos con muerte. Al igual que el año pasado, caso de visitar Pedret antes de final del verano (a partir del 1 de septiembre sólo se puede pescar sin muerte), sale más a cuenta, por lo menos para mi, quedarse en ese "Sur del Pedret", en donde no se repuebla, pero en donde, con paciencia, uno puede tensar líneas a costa tanto de truchas arco-iris repobladas, aunque con cierto grado de veteranía,  que se han descolgado río abajo, como con farios, mayormente ejemplares juveniles, que también proceden de las repoblaciones puntuales que se hacen con las mismas, también con otras comunes, procedentes de la cabecera del río y que han viajado hasta aquí, e incluso más río abajo, gracias al Canal Industrial de Berga, que desagua en estas latitudes meridionales del coto, e incluso con alguna que otra autóctona de la Riera de Metge, pequeño afluente del Llobregat , que desemboca en el mismo cerca de la pared de la presa del pantano de La Baells,
El intervalo de tiempo que dediqué a este Pedret Meridional fue el más productivo de la jornada, ya que pesqué un par de irisadas muy combativas (una de ellas con toda la pinta, a tenor de sus muy bien formadas aletas, de llevar bastante tiempo en el río), y un par de preciosas farios juveniles con aspecto de no proceder de la última repoblación con jaramugos (2).
Al igual que en el rato en que estuve pescando, previamente, en la zona libre sin muerte, pude gozar del relax de la pesca en soledad, con la excepción puntual de la aparición en el río de un único otro pescador; un anciano que pescaba con caña larga de cebo, y que se quejaba de que río arriba no había quien pescase de lo abarrotado que estaba (me suena que igual había un concurso informal de alguna sociedad de pesca), y que encima no se veían truchas por ninguna parte. En todo el día, desde buena mañana, solo había revolcado un par de peces, y se le habían escapado. Por lo que vi, el buen hombre tenía un día aún menos afortunado que el mio, pues todo fue lanzar la caña y colgar un vinilo que llevaba en las ramas de un árbol de la orilla de enfrente...definitivamente, no era su día.
Y la historia, en lo que a pesca se refiere, terminó a eso de las dos de la tarde, de una tarde de las típicas de primavera, en la que las nubes cubrían el sol a ratos, amenazando lluvia de un momento a otro, para acabar disipándose como por arte de encantamiento, dando paso, otra vez, a un astro rey de esos que preludian el verano. Pero claro, yo en ese momento no era consciente que tras la sexta trucha se acabaría todo (Eso es to-tototo.tototodoooo amigooooos, que decía el cerdito Porky al final de cada episodio de Merry Melodies) (3), pues confiaba en que el día, que hasta ese momento transcurría más bien  por debajo de las expectativas que me había hecho, terminaría de un modo triunfal, y encima pescando a mosca seca, ya que me guardaba como último "as en la manga", el ir a otra zona libre sin muerte, situada aún más río abajo que la que había pescado hasta el mediodía, en donde esperaba medir mis fuerzas con peces resabiados que desafiarían la presentación de mis moscas en superficie.
Aquí es donde calculé mal mis fuerzas, y creo que perdí todo contacto con la realidad. Podía haberme quedado en el Sur del Pedret, y seguro que alguna que otra trucha más hubiese clavado. Tan solo que se me hubiese pasado por la cabeza volver a la primera zona libre sin muerte, hubiera encontrado un festival de cebas, pues más tarde supe que las eclosiones que no había habido en todo el día, sobre todo de rhodanys y baetis varias , las hubo en las horas en que estuve entestado en mis sueños de Don Quijote y mis quimeras del Rey Loco (4). Efectivamente, lo más interesante del partido se jugaba en otro sitio, mientras yo conducía un buen montón de kilómetros, y me agotaba andando, ataviado de pescador, por un vericueto de senderos comidos por la maleza, para llegar a una tabla al fondo de un barranco, un escenario "de cine", eso si, pero en el que no vi ni una puñetera ceba en casi dos horas y media.
Todo y así, no me resigné a que la última de tres mangas, en que había planeado el día, quedase sin acción de pesca, y prospecté bien a fondo esa tabla de mis sueños a golpe de tándem de seca y ninfa; un "jogo bonito" muy ligero, que como mucho sirvió para hacer prácticas de lance, que nunca vienen mal, y poco más, pues al mutismo de los peces, por lo menos a ras de superficie, siguió una ausencia total de picadas, incluso por debajo de la misma..
Mi sempiterna neverita portátil, con mis no menos sempiternos tes con limón, se había quedado en el coche, así que tras la agotadora caminata de vuelta, llegué al mismo totalmente agotado y sudando a mares, con la pinta más de un pordiosero que de un pescador. Seguro que a esa hora, en alguna que otra zona libre sin muerte, o incluso en el Sur del Pedret, habría truchas poniéndose las botas. Incluso se me pasó por la cabeza  emprender un nuevo viaje en coche, pero el agotamiento hizo mella en mi ánimo, y terminé desmontando, a regañadientes, la caña, antes de cambiarme de ropa previo ir a merendar para recuperar fuerzas.
Lo peor de todo, es que mientras merendaba, no terminaba de evaluar un día realmente tan decepcionante como un mal día de pesca. Al fin y al cabo, alguna que otra trucha había entrado en el salabre y, además, la Sinfonía nº 1 de Rachmaninov había sonado simplemente gloriosa, en las horas del amanecer, mientras la escuchaba conduciendo hacia El Berguedà.
Y lo que quizás es más terrible, es que es el momento en que estoy escribiendo el final de este artículo, y no termino de estar arrepentido de las decisiones que tomé en esta jornada. Al fin y al cabo, la llama de la ilusión no se apagó ni por un momento, y flotó en el ambiente un aire de gran aventura hasta el varazo final. No se si esto es bueno, o es malo, pero simplemente es... no puedo evitarlo; últimamente unas ganas locas de vivir al máximo mis días de pesca hacen suyas mis planes, y gobiernan mis actos. Es la búsqueda de la quimera, mítico monstruo o animal realmente extraño, o lo que viene a ser, para mi, no cejar en el empeño de encontrar alguno de esos momentos de gloria (captura de grandes peces nativos del río, a poder ser a mosca seca y tras una batalla titánica) que jalonan la vida de todo pescador, incluso la de uno tan malo como yo.   



(1) "Demasiado viejo para el rock and roll, demasiado joven para morir". Esta es una de las canciones más conocidas de Jethro Tull, aunque menos que "Aqualung", "Teacher", o que su poema de rock sinfónico "Thick as a Brick".
(2) Nombre por el que se conoce una trucha en edad juvenil.
(3) Dibujos animados de la Warner Bros. muy populares en mi infancia, entre los años 60 y 70, y que estaban protagonizados por el conejo Bugs Bonny, el Pato Lucas, el cerdito Porky o Silvestre y Piolín, entre otros personajes.
(4) Luis II de Baviera. 
    


JORNADA DE PESCA Nº 739


Sábado, 18 de abril de 2015

Temporada 2014 - 2015 - Nº 20
Temporada de Salmónidos 2015 - Nº 5

Coto Intensivo del Pedret S. M. LL03B (Sur del Pedret, tramo sin repoblaciones).
Zonas libres sin muerte del Llobregat (dos zonas)
Río Llobregat

Pescador:
Ferran RUBINSTEIN

Capturas:

En las Zonas libres sin muerte del Llobregat: 1 trucha fario a ninfa y 1 trucha arco-iris a ninfa (todas las capturas en una de las dos zonas pescadas)
En el Coto Intensivo del Pedret S. M (Sur del Pedret, tramo sin repoblaciones) : 2 truchas fario a ninfa y 2 truchas arco-iris a ninfa.

Equipo de pesca a mosca:

Caña: Vision GT Four - 9 pies - línea 5
Línea: Adams 5 WF - Flotante
Carrete: Sage 4550

Climatología:

Día soleado y caluroso, con intervalos de nubes.

Caudal:

En las Zonas libres sin muerte. medio-bajo. (una de las dos zonas queda por debajo de la salida de un canal; por encima de la misma el río bajaba casi seco).
En el Coto Intensivo del Pedret S. M: bajo.  

CondIciones de vadeo:

En las Zonas libres sin muerte. sin dificultad, pero siendo recomendable el uso del bastón de vadeo.
En el Coto Intensivo del Pedret S. M: sin dificultad, y pudiendo prescindir del bastón de vadeo.

Hora de incio de la jornada:
 
En las Zonas libres sin muerte: 09,15 y 15,30
En el Coto Intensivo del Pedret S. M: 12,30

Hora de finalización de la jornada:

En las Zonas libres sin muerte: 12,00 y 17,00
En el Coto Intensivo del Pedret S. M: 14,30

La música de hoy:

Viaje de ida:

Sinfonía nº 1
Sergei Rachmaninov

Obertura Solemne
Alexander Glazunov

Viaje de vuelta:

Sinfonía nº 4
Concierto para piano y orquesta nº 4 "Encantamientos"
"Tre Ricercari"
Bohuslav Martinú


Líneas Tensas!


Ferran RUBINSTEIN




sábado, 11 de abril de 2015

JP-738. LOS SALMÓNIDOS HABITUALES DE GUARDIOLA , Y EL EXTRAÑO CIPRÍNIDO DEL BAIX BERGUEDÀ. Sábado, 11/04/2015

Uno de los habituales salmónidos de Guardiola de Berguedà
El extraño ciprínido del Baix Berguedà


JORNADA DE PESCA Nº 738



PRELUDIO. Alla Breve

Este año la primavera ha llegado con fuerza. A diferencia de las de los últimos años, la presente se está caracterizando no tan solo por las altas temperaturas, y los contrates térmicos entre el día y la noche, sino también por la escasa precipitación.
Quizás sea por esta falta de lluvias, que en algunas cuencas altas, y especialmente la del Llobregat, una vez que el deshielo finalizó en tiempo récord, el río y sus afluentes bajan con muy un caudal muy mísero, más propio de los meses del estiaje que no de principios de la estación florida.
Para este segundo sábado de abril, esperaba contar con la compañía de mi amigo Dmitriy Girshin, un eficiente pescador ruso de lance ligero, para visitar juntos el coto de Guardiola de Berguedà-La Pobla de Lillet, pero motivos laborales de última hora le impidieron acompañarme.
Libre del compromiso de enseñarle el coto a mi amigo (hasta ahora nunca lo ha visitado), activé uno de mis "planes B", que siempre tengo en la recámara: el de hacer una doble jornada en dos escenarios de pesca diferentes en el mismo día. En este caso, pescando en Guardiola de B. por la mañana, y yendo por la tarde unas horas a explorar, caña en mano, el coto de ciprínidos del Baix Berguedà, en donde es "vox populi" que sigue habiendo presencia de truchas.
 

LOS HABITUALES SALMÓNIDOS DE GUARDIOLA DE BERGUEDÀ. Allegro Moderato.

Tal y como comentaba en el preludio de este artículo, los contrastes térmicos, especialmente entre las horas del amanecer y las centrales del día, están siendo muy marcados desde que comenzó la presente primavera.
Por la mañana, todo y el cielo azul y limpio de nubes, tocó abrigarse un tanto, pues al llegar a Guardiola de Berguedà, y antes de proceder a tomar un desayuno ligero, la temperatura era tan solo de 1 grado positivo. Poco después, mientras me cambiaba de ropa, subió a 2, y a lo largo de las horas, y hasta que volví al coche, con el propósito de cambiar de zona, fue ascendiendo progresivamente hasta situarse en unos 23 grados, a la vez que también evolucionaba una nubosidad, de rápido crecimiento, que daba a pensar en que podría acabar lloviendo avanzada la tarde.
Esperaba que el deshielo no hubiese terminado todavía. La semana pasada, según me contaron fuentes fidedignas de crédito, tanto el Llobregat como el Bastareny bajaban, sino impetuosos, si alegres y cantarines. Por lo visto, en el plazo de una semana se ha acabado la poca nieve que quedaba por fundirse, y ahora ambos ríos ofrecen, en lo que respecta al caudal, un aspecto más propio de julio que no de abril. Esperemos que vaya lloviendo, a lo largo de la primavera, o de lo contrario la pesca en esta alta cuenca del Llobregat se va a volver tan incómoda y complicada como la de este sábado. Al menos, si alguna ventaja tiene lo del río huesudo y pedregoso, es que te puedes ahorrar el uso del bastón de vadeo, ya que salvo que te metas en alguna de las muy pocas pozas que tengan algún relativo calado, el remojón, en caso de patinazo y caída al río, será poco menos que testimonial.
Para la acción de pesca, en esta mi primera visita de la temporada a este coto, elegí el tramo del Llobregat, y en concreto el sector que va desde un poco más arriba de la desembocadura del Gabarrós hasta pasado el pronunciado meandro cercano al kilometro 6 de la carretera que va a La Pobla de Lillet.
Tal y como es habitual en la mayoría de escenarios de este coto, quizá con la excepción del tramo urbano de La Pobla de Lillet, la acción de pesca es de fishing (mucho, poco, o el que haya), pero poco de fly, pues los que conocen el río por estos pagos, boscosos e incluso embarrancados en algunos puntos, saben bien que no es buen lugar para hacer volar la cola de rata. Aquí, como en tantos otros río de montaña, y este lo es, nos bastará con pescar a punta de caña, y con ello solventaremos la prospección de la inmensa mayoría de posturas que podamos pescar a lo largo del día, salvo que queramos malgastar nuestro, siempre escaso y valioso, tiempo de pesca desenganchando moscas de las ramas de árboles y arbustos.
Pese al estado prematuramente sediento del río, la estación real del año no engaña, pues basta mirar el todavía incipiente follaje de la arboleda para darnos cuenta de que estamos a principios de primavera, y poco más, y no ha lugar para pensar que vamos a localizar las truchas en el bullir de las corrientes, y aún menos en los espumeríos de pequeños saltos de agua. Si el río hubiera bajado con más alegría, posiblemente hubiera podido localizar a las truchas en las corrientes, sobre todo las de moderada velocidad, pero con el río tan justo de caudal, me tuve que emplear a fondo para ir paseando las ninfas por toda poza, oquedad subacuática en medio del cauce y blando lateral, de una orilla u otra, que fui encontrando.
Por otro lado, fue precisamente ese caudal de estiaje, avanzado a su estación, el que me permitió pescar con "jogo bonito", o sea lo más ligero posible: tándems de seca y ninfa y pequeños combos de ninfas de poco volumen y aún menor peso, incluyendo en los mismos, de modo ocasional, alguna mosca ahogada.
Para el estado del río, tal como bajaba, no me puedo quejar del resultado, pues al final de esta primera parte de la jornada, había conseguido pescar siete truchas fario. Seis de ellas picaron, y fueron capturadas, con diferentes variantes del patrón básico de pheasant tail, siempre en anzuelos por debajo del 14, y siempre con bolas de tungsteno por debajo del 2. De modo excepcional, una picó, y también terminó en el salabre, a la mosca ahogada, en uno de los intervalos de tiempo en que utilicé este tipo de imitación, en concreto esa roja con brinca negra que se conoce como "colibrí".
Siete truchas fario que se pueden definir como los habituales salmónidos que uno suele pescar en este  coto. Cuatro al menos eran de una buena talla, para lo que se suele pescar aquí: cercanas a los treinta centímetros. Las otras tres eran truchas pequeñas, de entre 20 y 25 cms. Curiosamente, las pequeñas eran las que más aspecto tenían de ser nacidas en el río, incluida la que picó a la mosca ahogada, qientras que las cuatro restantes presentaban toda la pinta de ser truchas de genética atlántica, procedentes de alguna de las ocasionales repoblaciones que se hacen, de tanto en tanto, en este coto, y que en este amplio tramo del Llobregat, desde la confluencia con el Bastareny y hasta los límites del antiguo coto sin muerte de La Pobla de Lillet, son bastante infrecuentes, ya que el mayor grueso de las repoblaciones se lleva a cabo, cuando sea que se hagan (ya que no consta en ningún calendario público, al no ser este un coto intensivo), en el tramo urbano y suburbano de La Pobla de Lillet, y sobre todo en el río Bastareny, en las cercanías de Bagà.


EL EXTRAÑO CIPRÍNIDO DEL BAIX BERGUEDÀ. Andante con alcuna licenza.


Con el cielo encapotándose por momentos, aunque no tengo constancia de que terminase lloviendo más tarde, subí al coche ataviado de pescador, tras plegar la caña, rumbo a la parte baja de la comarca, con la intención de ir a explorar, y de paso, si se daba la circunstancia, pescar, en el antiguo coto del Baix Berguedà, desde hace dos temporadas reconvertido a coto de ciprínidos, al que la gente suele conocer como el "Coto de Gironella", todo y que también lo es de Puigreig, y en un corto tramo también de la localidad no ribereña de Casserres.
Supongo que a todos los que hayan consultado, esta temporada y la anterior, el Listado de Zonas de Pesca Controlada de la Generalitat, les habrá llamado poderosamente la atención que este acotado de ciprínidos sea el único de Catalunya en que en el capítulo de capturas, se pemite ¡matar! dos truchas de más de 22 cms.
La verdad es que es, como decía al principio de este artículo, "vox populi" la presencia de truchas en este largo tramo de río, que en un tiempo, que queda ya muy lejano, fue uno de los mejores cotos deportivos para la pesca de la trucha en nuestra Comunidad Autónoma, y que tras un largo declinar de su rutilante estrella, agonizó como intensivo de trucha de baja calidad hasta devenir en un coto de ciprínidos, dividido en dos sectores, con una zona libre sin muerte de por medio.
 No pasen miedo aquellos que sean habituales de esta zona de pesca controlada, pues ya les aviso de antemano de que, al igual que es mi política con las zonas libres sin muerte, no pienso decir la localización exacta de donde estuve pescando, ni en esta ocasión, ni en ninguna otra que visite el coto . Más que nada, y todo y que soy un firme partidario de la transparencia informativa, creo que los pescadores deben acostumbrarse a explorar por si solos el río, y a sacar sus propias conclusiones.
Y para no crear falsas expectativas, ya adelanto de que en este coto la presencia de truchas está muy localizada en determinados puntos, y que las que hay son mayormente farios nacidas en el mismo río y muy astutas; nada que ver con los tiempos en que se recurría al cisternazo semanal con irisadas muñonas.
A eso de las dos y media de la tarde llegué por fin a pie de río, tras un pequeño viaje en coche desde Guardiola de Berguedà. En esta parte de la comarca, el cielo estaba cubierto por un fino velo de nubes que mantenía la temperatura a raya: tan solo 16 grados. De todas maneras, como durante la mañana había tenido calor con el forro polar, modelo de camuflaje, puesto (prenda que no sobraba para nada, cuando había comenzado a pescar poco después de las nueve de la mañana), opté por sustituir la tan invernal prenda por una más ligera chaqueta de chándal vieja, de color negro. Es por este motivo que en las fotos de la cabecera de este artículo, sale mi antebrazo izquierdo enfundado en dos prendas diferentes.
La zona que estuve explorando, la había pescado ya alguna vez hacía años. Creo que la última fue en 2004. Por aquel entonces era una de las más frecuentadas del coto, y tenía que compartir el río con más pescadores, la mayoría de ellos de cebo y cucharilla. Nada que ver con esta apacible tarde de primavera, en la que estuve completamente solo. Tan solo, por cierto, como lo había estado unas horas antes pescando en Guardiola de Berguedà.
 El otoño pasado hice una breve visita de exploración, esa vez sin caña, a esta misma zona, y el río me pareció sucio, enlodado y cubierto de una auténtica selva inundada de algas. Sin embargo, se ve que los efectos de la apertura de compuertas del Pantano de La Baells, a principios del pasado mes de diciembre, le han ido al Llobregat la mar de bien, pues ahora el tramo de río en cuestión está limpio de algas, e incluso se ven las piedras del fondo, todo y que aún quedan costras de lodo pegados a las orillas. 
A diferencia de la cuenca alta, en este tramo en concreto de la cuenca media el río bajaba con un caudal medio, que exigía un vadeo un tanto más cuidadoso, y con el agua muy limpia, señal de que hace tiempo que no llueve, o por lo menos no lo hace con intensidad. También hay que considerar que aquí, como en otros puntos del coto, hay la salida de un canal no muy lejos. Otra cosa, es irse a los tramos de río entre canales, pero esta es la eterna historia de nuestro querido Llobregat, el de sus 55 presas, el de las minicentrales y los chapapotes ocasionales.
Pese a lo limpio del río, y a su caudal manso, no se veía ningún tipo de actividad, ni de ciprínidos, ni de salmónidos, hasta que pasada media hora, en una tabla de corriente lenta, comenzaron a verse cebas. Una, dos , tres, cuatro, cinco, seis, siente, ocho (Maaaammmmbooooo, je, je je)... muchas, pero todas localizadas en el corto radio de las cercanías de un arbol caído sobre el río.
Costó mucho conseguir una picada. Era evidente que se cebaban a una profusa emergencia de efémeras oliva de un color amarillento, pero rechazaron varias imitaciones hasta que con una emergente generalista, con exhuvia de poywing (uno de mis más socorridos comodines), conseguí entablar una breve pero intensa batalla con una preciosa trucha fario que terminó en el salabre. Pese a su contenido tamaño, un poco mayor de 25 cms., el pez tenía todo el aspecto de ser un nativo del río.
Siguieron las cebas, y seguí dándome el gusto de pescar a seca. Ahora, rechazaban también la imitación que había tenido éxito, así que seguí cambiando de moscas, hasta que con otra imitación de oliva, pero esta vez con alas, clavé una segunda trucha, otra fario, que se me desclavó en una pelea mal gestionada por mi parte.
El festival de cebas, de estas truchas difíciles, se prolongó al menos una hora y media más, hasta que, de improviso, el espectáculo terminó tan de repente como había empezado, y el río volvió a quedar mudo.
Estuve un largo rato esperando a que volviera la actividad, pero finalmente desistí y salí del agua, apremiado por unas terribles ganas de orinar, que había aguantado como podía, pendiente de la actividad de las truchas.
Como se me hacía increíble pensar que este largo rato de actividad hubiese terminado de un modo tan súbito como definitivo, me pasee por la orilla, observando con atención a ver si veía al menos moverse a los peces, pero lo único que se veían eran las piedras. Los peces parecía haberse desvanecido en la nada. Un misterio más de los ríos, que tan fascinados nos tienen.
    

REFLEXIONES A LA HORA DE LA MERIENDA. Tema e Variazioni.

El tema de la merienda, previo embadurnado de Brummel, es recurrente en mis jornadas de pesca, pero esta vez introduje una primera variación, de merendar en un lugar muy distinto a los habituales en que lo hago en mis viajes de pesca al Berguedà, seguido de una segunda, al comenzar el viaje de vuelta a casa en un sitio desde el que hacía años no emprendía dicho viaje, y aún una tercera, durante el periplo en coche, de parar a hacer una pausa para un café en un pueblo, ya muy cercano a Barcelona, en donde tengo fundadas esperanzas de haber encontrado tanto a un buen amigo, como a un muy buen destino de pesca. Vaya... pero si esto parecen las "Variaciones Enigma" de Edward Elgar. Ya sabéis, a mi me encanta la transparencia informativa, pero también se jugar al juego de la insinuación y las medias palabras cuando conviene. Al fin y al cabo, a buen entendedor, pocas palabras bastan.




JORNADA DE PESCA Nº 738


Sábado, 11 de abril de 2015


Temporada 2014 - 2015 - Nº 19
Temporada de Salmónidos 2015 - Nº 4

Coto de Guardiola de Berguedà - La Pobla de Lillet S. M.- LL01B
Río Llobregat, Bastareny y Saldes (pesca solo en el Llobregat en esta jornada).
Coto Baix Berguedà - LL04
Río Llobregat

Pescador: Ferran RUBINSTEIN

Capturas:

En el coto LL01B: 6 truchas fario a ninfa y 1 trucha fario a mosca ahogada.
En el coto LL04: 1 trucha fario a mosca seca.

Equipo de pesca a mosca:

Caña: Vison GT four - 9 pies - línea 5
Línea: Adams 5 WF - Flotante
Carrete: Sage 4550

Climatología:

En el coto LL01B: mañana soleada y fría (3º C); mediodía y primera hora de la tarde con crecimiento de nubes y temperatura alta (21 º C)..
En el coto LL04: tarde: nubes altas y temperatura templada (18 º C)..

Caudal:

En el coto LL01B: bajo.
En el coto LL04: medio.

Condiciones de vadeo:

En el coto LL01B: vadeo fácil sin necesidad de usar bastón de vadeo.
En el coto LL04:: vadeo complicado según zonas, siendo preferible el uso del bastón de vadeo.

Hora de inicio de la jornada:

En el coto LL01B:  09,15.
En el coto LL04:: 14,30.

Hora de finalización de la jornada:

En el coto LL01B:  13.30.
En el coto LL04:: 16,45.

La música de hoy:

Viaje de ida:

Sinfonía nº 6
"Una Fiesta Eslava"
Alexander Glazunov

Concierto para violoncello y orquesta en "DO" mayor
Eugen d´Albert

Viaje de transición entre los dos cotos:

Concierto para órgano y orquesta nº 2
Joseph G. Rheimberger

Viaje de vuelta:

Sinfonía en "FA" mayor
Ludwig Thuille

Obertura para un Festival Académico
Johannes Brahms

Líneas Tensas!


Ferran RUBINSTEIN.







martes, 18 de noviembre de 2014

JP-723. ALLÍ DONDE SE RESPIRA LA PAZ, DONDE EL TIEMPO FLUYE DISTINTO, Y TE REENCUENTRAS CONTIGO MISMO. Lunes, 17/11/2014

Pese a la amenazadora nubosidad de la mañana, la temperatura benigna y el caudal amable de río permitieron que las preciosas truchas fario, de la zona libre sin muerte del Ter, estuvieran activas desde el inicio de la jornada, picando decididas a ninfas tipo perdigón de de fantasía. 

A partir del mediodía, y durante la tarde, lució un buen sol y la temperatura subió. Quizás fuese por ese motivo que se activaron las truchas y comenzaron a cebarse en superficie. Lo mejor de todo, es que no estaban nada selectivas, y picaron francas a varios patrones de mosca, incluido el de tricóptero, todo y que era evidente que lo que comían era la emergencia de una pequeña efémera, de la que apenas pocos ejemplares lograban salir volando, dada la voracidad de  las pintonas.     


JORNADA DE PESCA Nº 723

De vuelta al río, justo dos semanas después de la última jornada de pesca. Como en aquella ocasión, en esta que nos ocupa también me he visto forzado a trasladarla a un lunes, en vez del habitual sábado, ya que este fin de semana he estado liado con la doble fiesta de cumpleaños de mi hija (ocho añitos, ha hecho la niña bonita del papa): el sábado, con la familia, y el domingo con los amiguitos de la niña. Es lo que tiene vivir en un piso pequeño: no cabemos todos a la vez, y hemos de celebrarlo por turnos.
Puede que alguien piense que es un chollo esto de pescar en lunes, día típico de pesca de jubilados o de profesionales liberales que tienen potestad sobre la gestión de sus horarios de trabajo. Craso error, por lo menos en lo que a mi concierne. Pescar fuera del fin de semana me supone gastar parte del stock de los días de vacaciones que aún me quedan (y gracias, ya lo se), y encima he de terminar bastante antes de lo habitual y volver a casa a toda prisa (conduciendo con precaución, of course), pues al día siguiente hay que madrugar para ir a trabajar, y como mi hija ha de ir al cole también toca cenar en "horario europeo".
Pero, con chollo o sin él, un día de pesca siempre es un bien escaso, que hay que tratar de disfrutar al máximo. En esta ocasión, tenía realmente muchas ganas de reencontrarme con el río, y sobre todo de tomar contacto con la naturaleza. El fin de semana pasado tenía previsto ir de excursión de senderismo, con los compañeros del club excursionista del que soy socio, otra de las actividades que me encantan, pero tuve que partir raudo, por vía aérea, para atender a una operación que le practicaron a mi hermano mayor, residente en Menorca, con el fin de extirparle varios tumores malignos en el riñón izquierdo y en la vejiga urinaria. Todo fue bien, pero la moneda sigue estando en el aire: al tratarse de un caso oncológico tocará rezar todo lo que sepamos, para que no se produzcan las temibles metástasis, y evitar el siempre duro y agresivo tratamiento de quimioterapia.
 La verdad es que nada mejor que un buen día de pesca, preferiblemente en soledad, para descansar la mente y encontrar un poco de paz espiritual, tras un período de aciagas vicisitudes. Los hay que practican yoga. Otros, prefieren quemar adrenalina saltando de un puente atados a una cuerda. La verdad es que no soy tan místicamente exótico, y tiendo más bien a ser poco amante de riesgos asumidos por frivolidad, así que me basta con tener una caña en la mano, y plantarme a la vera del río, para sentirme bien conmigo mismo y aislarme de aquello que me perturba, aunque sea por un rato.
 Al igual que hace dos semanas, este lunes de mitad de noviembre me he decidido a visitar, de nuevo, la muy extensa zona libre sin muerte del Ter, pues truchas está demostrado que, como as Meigas, haberlas haylas, siempre que uno pague el doble peaje de tener fe y estar dispuesto a renunciar a comodidades, explorando río y dejándose el vader hecho unos zorros si hace falta. De todas maneras, no os vayáis a pensar que ahora me ha entrado la vena de "Indiana Jones" fluvial, y menos sin la compañía de mi buen amigo Dani Riverboy, que es mi guía altruista habitual en las correrías por esta dimensión de la pesca con fe y sin pago de permiso. La verdad es que volví a repescar el mismo sector de hace dos semanas atrás, esta vez con más éxito, como podremos leer más adelante. ¿Donde? Pues bien, esto no tiene importancia. Ya sabéis, son muchos los kilómetros de zona libre, pero para nada deseo que el lector de este blog pueda caer en el pecado capital de la pereza. Como en otras ocasiones, os animo a bajar al río, vivir la aventura, y sacar vuestras propias conclusiones.
Durante el viaje de ida, temí que de nuevo se cumpliese la terrible "Ley de Murphy", en la famosa variante "siempre llueve el día que toca pescar", pues la densa y gris nubosidad no invitaba mucho a pasar el día a la intemperie. Sin embargo, a medida que avanzó la mañana, ya metido en faena, se fueron disipando las nubes, y a mediodía brillaba ya un agradable sol crepuscular de otoño que incluso hizo subir un tanto la temperatura, lo justo para que sobrase el impermeable que me había puesto por si tocaba, como pasa de vez en cuando, pescar bajo el chaparrón hasta el chocolateo final del río.
Por lo que respecta al caudal, la verdad es que lo encontré ligeramente más bajo que hace dos semanas. Solo un poco menos de tiro de corriente, pero lo justo para vadear con más comodidad pero, eso si, sin descuidar el siempre útil bastón de vadeo.
En acción de pesca, ya os adelanto que anduve bastante menos que en la ocasión anterior, más que nada porque a partir de primera hora de la tarde se activaron las truchas en superficie y me puse a pescar a mosca seca en una postura muy querenciosa, en la que incluso acabé terminando la jornada.
Por la mañana, bajo un cielo gris pizarra, estuve pescando primero una gran poza, y luego remontando unas corrientes. Las truchas estaban ya activas, tanto a media agua como en profundidad, nada más comenzar a pescar, y desde la primera varada hasta primera hora de la tarde terminé capturando siete truchas fario a ninfa mediante el uso de perdigones de pura fantasía, con colores tan exóticos como el rojo chillón o el violeta, siempre con ese efecto de brillo que ofrecen los hilos Madeira, hechos que ni ex-profeso para montar este tipo de ninfas.
Como he dicho antes, a partir de primera hora de la tarde me topé con una gran actividad de truchas en superficie, y además en uno de mis tipos de escenario favoritos para pescar a mosca seca: una tabla larga de escasa profundidad, con la corriente muy lenta. Lo mejor de todo, es que no estaban nada selectivas, y picaron francas, algunas veces incluso con agresividad, a varios patrones de mosca, incluido el de tricóptero de pelo de ciervo, todo y que era evidente que lo que comían era la emergencia de una pequeña efémera, de la que apenas algunos ejemplares llegaban a salir volando, pues tal era la voracidad de las pintonas.
Picaron al tricóptero de pelo de ciervo, picaron a una ignita, pero también la imitación de una emergente de conjunto, con exhuvia de polywing, les hizo probar metal. Eso si, todo fue ocultarse el sol, tras la arboleda, cuando faltaba poco para las cuatro de la tarde, y cesar totalmente la actividad como si hubiesen apretado un interruptor. Por suerte, y tras unas horas de gran diversión, en ese momento ya llevaba capturadas y soltadas once truchas fario, para añadir al cómputo total de la jornada, junto con las siete pescadas a ninfa durante la mañana y el mediodía  
A diferencia de la vez anterior, tan solo dos semanas atrás, todo y pescar el mismo sector, en esta ocasión he capturado truchas de mayor tamaño y entidad: cinco (pescadas a ninfa) pasaron largo de los treinta centímetros, y una de las clavadas a mosca seca, la mayor de la jornada, quedó cerca de los cuarenta. El resto, diez truchas de entre veinte y veinticinco centímetros,  y un par de "palmeras". Por cierto, no se si es porque el tiempo está cambiando, pero de ciprínidos, por lo menos en este sector, no vi ni rastro: ni barbos , ni carpas, todo y que se supone que deberían ser los señores y dominadores del río, por lo menos en estas latitudes. Da la impresión de que la marea de truchas los debe haber restringido a otros escenarios, posiblemente grandes pozas, en donde estarán poniéndose cómodos a la espera de la llegada del, cada día más cercano, duro invierno.
Dado que anduve menos por el río, tras plegar la caña y el bastón, me tocó andar más de la cuenta para volver al coche. La verdad es que un poco de ejercicio aeróbico de baja intensidad nunca viene mal, y más cuando, tras el fin de semana de doble celebración, la tarta de cumpleaños me salía incluso por las orejas. 


JORNADA DE PESCA Nº 723

Lunes, 17 de noviembre de 20114

Zona libre sin muerte del Ter - ZLLSM29
Río Ter

Temporada 2014-2015 - Nº 4

Pescador: Ferran RUBINSTEIN

Capturas: 11 truchas fario a mosca seca y 7 truchas fario a ninfa

Climatología: mañana: nublado y fresco; mediodía y tarde: soleado y fresco.

Caudal: medio-bajo

Condiciones de vadeo: vadeable sin dificultad, siendo recomendable el uso del bastón de vadeo.

Hora de inicio de la jornada: 09,45 h.
Hora de finalización de la jornada: 16,00 h.

La música de hoy:

Viaje de ida:

Sinfonía en "FA" mayor
Ludwig Thuille

"Festklange"
Franz Liszt

Viaje de vuelta:

Concierto para órgano y orquesta nº 1
Concierto para órgano y orquesta nº 2
Josef G. Rheimberger

Concierto para piano y orquesta en "RE" mayor
Ludwig Thuille

Líneas Tensas!



Ferran RUBINSTEIN.

lunes, 3 de noviembre de 2014

JP-722. LLEGADA DEL OTOÑO REAL, EN LA DIMENSIÓN DE LA PESCA SIN PAGO DE TIQUET. Lunes, 03/11/2014

Preciosas truchas fario, modestas en su tamaño, pero bravas en la pelea, fueron de nuevo las protagonistas de una jornada de pesca en la zona libre sin muerte del Ter, en la que la meteorología anduvo muy revuelta.

Todo y pescar un par de ejemplares de trucha fario que rondarían los treinta centímetros, me tuve que conformar, para ilustrar este artículo, con un par de fotos de truchas de menor porte, ya que las pilas de la cámara se agotaron a la segunda foto. A ver si, de una vez por todas, tengo en cuenta llevar siempre en el chaleco un par de pilas de repuesto.



JORNADA DE PESCA Nº 722



Un año más, hemos vuelto a comer las castañas, y a rendir homenaje a nuestros Fieles Difuntos, en manga corta. Sin embargo, el largo verano desubicado en el calendario, que se ha prolongado todo el mes de octubre, ha llegado bruscamente a su fin nada más terminar de engullir el último “panellet” (1), pues el primer lunes de este recién estrenado mes de noviembre ha traído consigo un cambio de tiempo sustancial, con lluvia y viento como preludio de una bajada de temperaturas que, si bien no nos va a llevar al crudo invierno de golpe, sí que pondrá los valores máximos y mínimos del mercurio a  niveles de lo que suele ser habitual en otoño, la estación de las hojas caídas, las setas en el cesto y las noches largas para imaginar fantasmas y espíritus.
Tras un fin de semana de Todos los Santos (o “Halloween”, como dicen los  modernos, los adolescentes, y en general los sumisos a la colonización cultural yanqui), ocupado en obligaciones y compromisos familiares,  he podido disponer de un día de vacaciones pendiente de gastar para poder ir a pescar en día laborable. Sin embargo, esta vez el privilegio de poder pescar cuando la inmensa mayoría está ocupada en sus quehaceres rutinarios, se ha visto un tanto enturbiado por la climatología adversa, que ha condicionado en gran manera la jornada de pesca.
Con el cambio de tiempo en ciernes, tal y como no pararon de augurar los partes meteorológicos a lo largo del fin de semana, no me decidí a sacar tiquet de pesca alguno hasta no tener claro en donde habría menores posibilidades de lluvia. Finalmente, la provincia de Girona parecía ser que sería en donde menos precipitación caería. Sin embargo, mi destino de pesca habitual fuera de temporada en esa provincia, “Magic Anglès”, tiene el día de descanso el lunes, así que finalmente, haciendo de tripas corazón, apelé a mi siempre escaso espíritu aventurero y me dispuse a explorar, esta vez en solitario, sin ayuda ni consejo de amigos que me hicieran de guía, la extensa zona libre sin muerte del Ter.
Como en otras ocasiones en que he pescado en esta zona libre sin muerte de tantos kilómetros de longitud (va de la desembocadura en el mar hasta el puente de Sant Julià de Llor, cerca de Anglès), no voy a ser explícito a la hora de detallar en que parte de la misma he estado pescando, por el mismo motivo de siempre: el no fomentar la pereza, especialmente la mental, del pescador, y de paso para incentivarle a explorarla y a sacar sus propias conclusiones. Eso sí, advirtiendo a los que van locos por pescar truchas sin pagar un permiso de coto (intensivo o de temporada, según la época del año, o las preferencias del usuario), que la presencia de salmónidos  se da en muchos sectores de la misma, pero no en todos, y poniendo, de paso, de sobreaviso a aquellos acostumbrados a pistas para coches, veredas desbrozadas y barbacoas a pie de río, que aquí, ya incluso antes de poner las botas en el agua, se las tendrán que ver con las punzantes zarzas rasgadoras de vaders, con las irritantes ortigas y con alguna que otra telaraña estampada en la frente, todo para llegar a meterse en la dimensión paralela de un río con rocas resbaladizas que invitan al baño inesperado, con la ropa puesta, en donde los lodos traidores te succionan en orillas que aparentan, a simple vista, ser tierra firme, y en donde la soledad es tan imponente que, de perder la concentración en la acción de pesca, uno puede imaginar, en una tarde demasiado gris, bajo un cielo tempranamente oscuro, que una tan misteriosa como horrenda criatura Lovecraftiana le está observando, agazapada y sin muy buenas intenciones, tras el denso cañaveral.
Como dije antes, el cambio de tiempo marcó la jornada, incluso antes de comenzar. No estaba previsto que unas lluvias tan intensas llegasen tan pronto al Principado, pero bien de madrugada ya llovía a cántaros cuando abandoné el confort de las sábanas, y siguió haciéndolo con ganas hasta más o menos Granollers, a donde ya no llegaba el radio de la poderosa tormenta centrada en la costa. Me cambié de ropa, en un lugar bastante inusual (todo fue bastante nuevo ayer para mi) bajo un sol que prometía veranillo, pero tras andar un rato y llegar al río, ya volvía a estar cubierto. A media mañana, llovió moderadamente algo más de media hora, y volvió a salir el sol, pero esta vez la apertura de claros vino acompañada de un molesto viento, recalentado, de componente sur, que no cesó hasta el final de la jornada, haciéndola bastante ingrata, sobre todo por la cantidad de hojas muertas y ramas que hizo caer al agua, dejando algunos tramos del río, sobre todo las aguas paradas, como una auténtica sopa, en donde raro era no enganchar materia vegetal en flotación en un lance de cada tres.
Tras superar mis atávicos temores de cada vez que exploro un río en solitario (¿habré dejado bien cerrado el coche?¿estará el vehículo aparcado en un sitio discreto y a la vez poco vulnerable a la codicia de los "cacos"?¿seré atacado por perros cimarrones en algún camino?¿me abducirán los extraterrestres y experimentarán con mi cuerpo?,¿me soltarán después con un chip inserto, o me dejarán volver a casa?¿recordaré este día de pesca, después de la abducción?¿habré cogido suficiente papel higiénico por si me da el apretón?, etc.), por fin conseguí llegar, en un principio con muchas menos complicaciones de las previstas, a la orilla de un río Ter que encontré con un caudal medio-bajo, perfecta y cómodamente vadeable, y con el agua muy limpia.
En acción de pesca, y visto lo visto en mi última visita a esta extensa zona, con Dani Riverboy y Jonathan Villén  (2), decidí comenzar pescando corrientes a ninfa, con un combo de dos perdigones de diferente calibre (el de mayor, de color rosa, y el de menor, morado) con la Scott A2 de 10 pies para linea 6. Quizás no es la mejor opción para pescar "al hilo", pero en caso de querer hacerlo se puede improvisar, y siempre está la ventaja, propia de las prestaciones de la caña y la línea, de poder lanzar con solvencia las ninfas, en el caso de querer prospectar más agua que la que se puede alcanzar con el golpe de muñeca "checo-polaco", eventualidad que suele ser necesaria en ríos con una lámina de agua tirando a ancha, ya que siempre es mejor, por lo menos para mi,  poner las ninfas allí en donde quieres buscar la picada, sin tenerte que exponer a aproximaciones que comporten vadeos de riesgo, y más con lo cobardica que estoy de unos años a esta parte.
La apuesta funcionó bien, y las capturas no tardaron en llegar. En un principio, truchas fario preciosas, pero no muy grandes, tal como sucedió el día en que con Dani y Jonathan nos enfrentamos a la "rebelión de las modestas" (3), pero la productividad del tramo (cuatro truchas en menos de veinte minutos), me hizo concebir esperanzas de una pescata abundante, e incluso, porque no, de trabar pelea con algún "torpedo con aletas".
Sin embargo,  la alegría duró poco, y a la que llegué a un tramo de aguas más calmadas no hubo manera de tener ni una picada. A eso de las once y media, se puso a llover, en el que sería el único interludio de lluvia de la jornada. Como la precipitación no era poco más que una llovizna un poco intensa, me bastó con buscar refugio bajo la densa floresta de la orilla, y aprovechar allí la pausa para beber algo, fumar un par de cigarrillos, y de mientras recomponer un poco el bajo de línea.
Sería más o menos el mediodía horario cuando dejó de llover, se abrieron claros, salió el sol e incluso hizo calor. Al volver a la faena, me encontré con un repunte de actividad, otra vez en las corrientes, y capturé tres preciosas fario más, entre las que se contaron las dos mas grandes, dentro de la modestia de talla de las capturas del día, pues rondaron los treinta centímetros, mientras que todo el resto se mantuvo en el baremo de entre los veinte y veinticinco centímetros.            
A medida que avanzaba la tarde, envuelto en la soledad sobrecogedora de un río que, de un modo increíble, queda tan aislado de la civilización tras el enmarañado bosque de ribera, intenté ver si habían cebas que justificasen pescar a seca, o por lo menos recurrir al "jogo bonito" del tándem de seca y ninfa, pero la verdad es que bien pocas vi (cinco en concreto, pues incluso las conté), y no se bien a que deberían estar comiendo los peces, pues este día ha sido uno de los de menos eclosiones que recuerdo en mucho tiempo. De hecho, y salvo una muy pequeña de efémeras, algún tipo de bétido, a primera hora de la tarde, todo lo que vi volar fueron terrestres, los sempiternos dipterines tan típicos de los cursos medios y bajos de los ríos, sobre todo de los cercanos a zonas urbanas y suburbanas.
Descartado el "jogo bonito", y más cuando el viento se estaba convirtiendo en un auténtico inconveniente, centré la recta final de la jornada en la pesca a ninfa en las corrientes, con los perdigones, y todavía tuve la ocasión de pescar tres truchas fario más.
Todo y lo bravo de las truchas en la pelea, sobró potencial de caña y poco trabajo le dí al carrete de freno progresivo Adams. Un día de pesca entretenido, y poco más; en el fondo, un muy buen resultado para una jornada con la meteorología tan revuelta, debido a una caída de la presión atmosférica tan brusca como acusada. Eso si, me da la impresión de que en el sector que exploré ayer tiene que haber muchas más truchas de lo que se refleja en el resultado final. Tarde o temprano, en solitario o en compañía, volveré para comprobarlo.
La salida del río fue un tanto accidentada, debido a la pérdida de una senda en medio de una maraña de vegetación, pero la peripecia tuvo su compensación en que el coche estaba aparcado más cerca de lo que pensaba, lo que facilitó el poder ganar tiempo de cara a una merecida merienda, antes de volver a casa a una hora mas temprana de la habitual en fines de semana. Al fin y al cabo, pese al bienestar, y la paz interior, que produce la sensación de libertad de estar pescando en el río, no deja de ser que el día siguiente es laborable, y toca madrugar, otra vez, pero para volver a la aplastante, todo y que remunerada, rutina.  

           
(1) Dulce catalán típico de Todos los Santos. El más típico se hace, para los ricos, con masa de almendras picadas, azúicar y piñones. Para los pobres, la masa de almendras se puede sustituir por pasta de boniato.
(2) Ver Jornada de Pesca nº 717, de 4 de octubre de 2014, en este blog
(3) Ver Jornada de Pesca nº 717, de 4 de octubre de 2014, en este blog


JORNADA DE PESCA Nº 722


Lunes, 3 de noviembre de 2014

Zona libre sin mierte del Ter - ZLLSM29
Río Ter

Temporada 2014 - 2015 - Nº 3


Pescador: Ferran RUBINSTEIN

Capturas: 10 truchas fario a ninfa

Climatología: muy variabla a lo largo de la jornada: nublado con amenaza de lluvia, llovizna, sol en entre nuebes, y sobre todo mucho viento a partir del mediodía; temperatura suave (15 º C) con viento del sur.

Caudal: medio-bajo.

Condiciones de vadeo: vadeable con precaución, siendo recomendable el uso del bastón de vadeo, más que por el caudal, por lo resbaladizo de las rocas.

Hora de inicio de la jornada: 09,30 h.
Hora de finalización de la jornada: 16,00 h.

La música de hoy:

Viaje de ida:

Concierto para órgano y orquesta nº 2
Josef G. Rheimberger

"Festklänge"
"La batalla de los hunos"
Franz Liszt

Viaje de vuelta:

Sinfonía nº 10
Avrohom Leichtlig

Concierto para órgano y orquesta nº 1
Josef G. Rheimberger

Obertura "Dmitriy Donskoy"
Anton Rubinstein

Líneas Tensas!


Ferran RUBINSTEIN