Uno de los habituales salmónidos de Guardiola de Berguedà |
El extraño ciprínido del Baix Berguedà |
JORNADA DE PESCA Nº 738
PRELUDIO. Alla Breve
Este año la primavera ha llegado con fuerza. A diferencia de las de los últimos años, la presente se está caracterizando no tan solo por las altas temperaturas, y los contrates térmicos entre el día y la noche, sino también por la escasa precipitación.
Quizás sea por esta falta de lluvias, que en algunas cuencas altas, y especialmente la del Llobregat, una vez que el deshielo finalizó en tiempo récord, el río y sus afluentes bajan con muy un caudal muy mísero, más propio de los meses del estiaje que no de principios de la estación florida.
Para este segundo sábado de abril, esperaba contar con la compañía de mi amigo Dmitriy Girshin, un eficiente pescador ruso de lance ligero, para visitar juntos el coto de Guardiola de Berguedà-La Pobla de Lillet, pero motivos laborales de última hora le impidieron acompañarme.
Libre del compromiso de enseñarle el coto a mi amigo (hasta ahora nunca lo ha visitado), activé uno de mis "planes B", que siempre tengo en la recámara: el de hacer una doble jornada en dos escenarios de pesca diferentes en el mismo día. En este caso, pescando en Guardiola de B. por la mañana, y yendo por la tarde unas horas a explorar, caña en mano, el coto de ciprínidos del Baix Berguedà, en donde es "vox populi" que sigue habiendo presencia de truchas.
LOS HABITUALES SALMÓNIDOS DE GUARDIOLA DE BERGUEDÀ. Allegro Moderato.
Tal y como comentaba en el preludio de este artículo, los contrastes térmicos, especialmente entre las horas del amanecer y las centrales del día, están siendo muy marcados desde que comenzó la presente primavera.
Por la mañana, todo y el cielo azul y limpio de nubes, tocó abrigarse un tanto, pues al llegar a Guardiola de Berguedà, y antes de proceder a tomar un desayuno ligero, la temperatura era tan solo de 1 grado positivo. Poco después, mientras me cambiaba de ropa, subió a 2, y a lo largo de las horas, y hasta que volví al coche, con el propósito de cambiar de zona, fue ascendiendo progresivamente hasta situarse en unos 23 grados, a la vez que también evolucionaba una nubosidad, de rápido crecimiento, que daba a pensar en que podría acabar lloviendo avanzada la tarde.
Esperaba que el deshielo no hubiese terminado todavía. La semana pasada, según me contaron fuentes fidedignas de crédito, tanto el Llobregat como el Bastareny bajaban, sino impetuosos, si alegres y cantarines. Por lo visto, en el plazo de una semana se ha acabado la poca nieve que quedaba por fundirse, y ahora ambos ríos ofrecen, en lo que respecta al caudal, un aspecto más propio de julio que no de abril. Esperemos que vaya lloviendo, a lo largo de la primavera, o de lo contrario la pesca en esta alta cuenca del Llobregat se va a volver tan incómoda y complicada como la de este sábado. Al menos, si alguna ventaja tiene lo del río huesudo y pedregoso, es que te puedes ahorrar el uso del bastón de vadeo, ya que salvo que te metas en alguna de las muy pocas pozas que tengan algún relativo calado, el remojón, en caso de patinazo y caída al río, será poco menos que testimonial.
Para la acción de pesca, en esta mi primera visita de la temporada a este coto, elegí el tramo del Llobregat, y en concreto el sector que va desde un poco más arriba de la desembocadura del Gabarrós hasta pasado el pronunciado meandro cercano al kilometro 6 de la carretera que va a La Pobla de Lillet.
Tal y como es habitual en la mayoría de escenarios de este coto, quizá con la excepción del tramo urbano de La Pobla de Lillet, la acción de pesca es de fishing (mucho, poco, o el que haya), pero poco de fly, pues los que conocen el río por estos pagos, boscosos e incluso embarrancados en algunos puntos, saben bien que no es buen lugar para hacer volar la cola de rata. Aquí, como en tantos otros río de montaña, y este lo es, nos bastará con pescar a punta de caña, y con ello solventaremos la prospección de la inmensa mayoría de posturas que podamos pescar a lo largo del día, salvo que queramos malgastar nuestro, siempre escaso y valioso, tiempo de pesca desenganchando moscas de las ramas de árboles y arbustos.
Pese al estado prematuramente sediento del río, la estación real del año no engaña, pues basta mirar el todavía incipiente follaje de la arboleda para darnos cuenta de que estamos a principios de primavera, y poco más, y no ha lugar para pensar que vamos a localizar las truchas en el bullir de las corrientes, y aún menos en los espumeríos de pequeños saltos de agua. Si el río hubiera bajado con más alegría, posiblemente hubiera podido localizar a las truchas en las corrientes, sobre todo las de moderada velocidad, pero con el río tan justo de caudal, me tuve que emplear a fondo para ir paseando las ninfas por toda poza, oquedad subacuática en medio del cauce y blando lateral, de una orilla u otra, que fui encontrando.
Por otro lado, fue precisamente ese caudal de estiaje, avanzado a su estación, el que me permitió pescar con "jogo bonito", o sea lo más ligero posible: tándems de seca y ninfa y pequeños combos de ninfas de poco volumen y aún menor peso, incluyendo en los mismos, de modo ocasional, alguna mosca ahogada.
Para el estado del río, tal como bajaba, no me puedo quejar del resultado, pues al final de esta primera parte de la jornada, había conseguido pescar siete truchas fario. Seis de ellas picaron, y fueron capturadas, con diferentes variantes del patrón básico de pheasant tail, siempre en anzuelos por debajo del 14, y siempre con bolas de tungsteno por debajo del 2. De modo excepcional, una picó, y también terminó en el salabre, a la mosca ahogada, en uno de los intervalos de tiempo en que utilicé este tipo de imitación, en concreto esa roja con brinca negra que se conoce como "colibrí".
Siete truchas fario que se pueden definir como los habituales salmónidos que uno suele pescar en este coto. Cuatro al menos eran de una buena talla, para lo que se suele pescar aquí: cercanas a los treinta centímetros. Las otras tres eran truchas pequeñas, de entre 20 y 25 cms. Curiosamente, las pequeñas eran las que más aspecto tenían de ser nacidas en el río, incluida la que picó a la mosca ahogada, qientras que las cuatro restantes presentaban toda la pinta de ser truchas de genética atlántica, procedentes de alguna de las ocasionales repoblaciones que se hacen, de tanto en tanto, en este coto, y que en este amplio tramo del Llobregat, desde la confluencia con el Bastareny y hasta los límites del antiguo coto sin muerte de La Pobla de Lillet, son bastante infrecuentes, ya que el mayor grueso de las repoblaciones se lleva a cabo, cuando sea que se hagan (ya que no consta en ningún calendario público, al no ser este un coto intensivo), en el tramo urbano y suburbano de La Pobla de Lillet, y sobre todo en el río Bastareny, en las cercanías de Bagà.
EL EXTRAÑO CIPRÍNIDO DEL BAIX BERGUEDÀ. Andante con alcuna licenza.
Con el cielo encapotándose por momentos, aunque no tengo constancia de que terminase lloviendo más tarde, subí al coche ataviado de pescador, tras plegar la caña, rumbo a la parte baja de la comarca, con la intención de ir a explorar, y de paso, si se daba la circunstancia, pescar, en el antiguo coto del Baix Berguedà, desde hace dos temporadas reconvertido a coto de ciprínidos, al que la gente suele conocer como el "Coto de Gironella", todo y que también lo es de Puigreig, y en un corto tramo también de la localidad no ribereña de Casserres.
Supongo que a todos los que hayan consultado, esta temporada y la anterior, el Listado de Zonas de Pesca Controlada de la Generalitat, les habrá llamado poderosamente la atención que este acotado de ciprínidos sea el único de Catalunya en que en el capítulo de capturas, se pemite ¡matar! dos truchas de más de 22 cms.
La verdad es que es, como decía al principio de este artículo, "vox populi" la presencia de truchas en este largo tramo de río, que en un tiempo, que queda ya muy lejano, fue uno de los mejores cotos deportivos para la pesca de la trucha en nuestra Comunidad Autónoma, y que tras un largo declinar de su rutilante estrella, agonizó como intensivo de trucha de baja calidad hasta devenir en un coto de ciprínidos, dividido en dos sectores, con una zona libre sin muerte de por medio.
No pasen miedo aquellos que sean habituales de esta zona de pesca controlada, pues ya les aviso de antemano de que, al igual que es mi política con las zonas libres sin muerte, no pienso decir la localización exacta de donde estuve pescando, ni en esta ocasión, ni en ninguna otra que visite el coto . Más que nada, y todo y que soy un firme partidario de la transparencia informativa, creo que los pescadores deben acostumbrarse a explorar por si solos el río, y a sacar sus propias conclusiones.
Y para no crear falsas expectativas, ya adelanto de que en este coto la presencia de truchas está muy localizada en determinados puntos, y que las que hay son mayormente farios nacidas en el mismo río y muy astutas; nada que ver con los tiempos en que se recurría al cisternazo semanal con irisadas muñonas.
A eso de las dos y media de la tarde llegué por fin a pie de río, tras un pequeño viaje en coche desde Guardiola de Berguedà. En esta parte de la comarca, el cielo estaba cubierto por un fino velo de nubes que mantenía la temperatura a raya: tan solo 16 grados. De todas maneras, como durante la mañana había tenido calor con el forro polar, modelo de camuflaje, puesto (prenda que no sobraba para nada, cuando había comenzado a pescar poco después de las nueve de la mañana), opté por sustituir la tan invernal prenda por una más ligera chaqueta de chándal vieja, de color negro. Es por este motivo que en las fotos de la cabecera de este artículo, sale mi antebrazo izquierdo enfundado en dos prendas diferentes.
La zona que estuve explorando, la había pescado ya alguna vez hacía años. Creo que la última fue en 2004. Por aquel entonces era una de las más frecuentadas del coto, y tenía que compartir el río con más pescadores, la mayoría de ellos de cebo y cucharilla. Nada que ver con esta apacible tarde de primavera, en la que estuve completamente solo. Tan solo, por cierto, como lo había estado unas horas antes pescando en Guardiola de Berguedà.
El otoño pasado hice una breve visita de exploración, esa vez sin caña, a esta misma zona, y el río me pareció sucio, enlodado y cubierto de una auténtica selva inundada de algas. Sin embargo, se ve que los efectos de la apertura de compuertas del Pantano de La Baells, a principios del pasado mes de diciembre, le han ido al Llobregat la mar de bien, pues ahora el tramo de río en cuestión está limpio de algas, e incluso se ven las piedras del fondo, todo y que aún quedan costras de lodo pegados a las orillas.
A diferencia de la cuenca alta, en este tramo en concreto de la cuenca media el río bajaba con un caudal medio, que exigía un vadeo un tanto más cuidadoso, y con el agua muy limpia, señal de que hace tiempo que no llueve, o por lo menos no lo hace con intensidad. También hay que considerar que aquí, como en otros puntos del coto, hay la salida de un canal no muy lejos. Otra cosa, es irse a los tramos de río entre canales, pero esta es la eterna historia de nuestro querido Llobregat, el de sus 55 presas, el de las minicentrales y los chapapotes ocasionales.
Pese a lo limpio del río, y a su caudal manso, no se veía ningún tipo de actividad, ni de ciprínidos, ni de salmónidos, hasta que pasada media hora, en una tabla de corriente lenta, comenzaron a verse cebas. Una, dos , tres, cuatro, cinco, seis, siente, ocho (Maaaammmmbooooo, je, je je)... muchas, pero todas localizadas en el corto radio de las cercanías de un arbol caído sobre el río.
Costó mucho conseguir una picada. Era evidente que se cebaban a una profusa emergencia de efémeras oliva de un color amarillento, pero rechazaron varias imitaciones hasta que con una emergente generalista, con exhuvia de poywing (uno de mis más socorridos comodines), conseguí entablar una breve pero intensa batalla con una preciosa trucha fario que terminó en el salabre. Pese a su contenido tamaño, un poco mayor de 25 cms., el pez tenía todo el aspecto de ser un nativo del río.
Siguieron las cebas, y seguí dándome el gusto de pescar a seca. Ahora, rechazaban también la imitación que había tenido éxito, así que seguí cambiando de moscas, hasta que con otra imitación de oliva, pero esta vez con alas, clavé una segunda trucha, otra fario, que se me desclavó en una pelea mal gestionada por mi parte.
El festival de cebas, de estas truchas difíciles, se prolongó al menos una hora y media más, hasta que, de improviso, el espectáculo terminó tan de repente como había empezado, y el río volvió a quedar mudo.
Estuve un largo rato esperando a que volviera la actividad, pero finalmente desistí y salí del agua, apremiado por unas terribles ganas de orinar, que había aguantado como podía, pendiente de la actividad de las truchas.
Como se me hacía increíble pensar que este largo rato de actividad hubiese terminado de un modo tan súbito como definitivo, me pasee por la orilla, observando con atención a ver si veía al menos moverse a los peces, pero lo único que se veían eran las piedras. Los peces parecía haberse desvanecido en la nada. Un misterio más de los ríos, que tan fascinados nos tienen.
REFLEXIONES A LA HORA DE LA MERIENDA. Tema e Variazioni.
El tema de la merienda, previo embadurnado de Brummel, es recurrente en mis jornadas de pesca, pero esta vez introduje una primera variación, de merendar en un lugar muy distinto a los habituales en que lo hago en mis viajes de pesca al Berguedà, seguido de una segunda, al comenzar el viaje de vuelta a casa en un sitio desde el que hacía años no emprendía dicho viaje, y aún una tercera, durante el periplo en coche, de parar a hacer una pausa para un café en un pueblo, ya muy cercano a Barcelona, en donde tengo fundadas esperanzas de haber encontrado tanto a un buen amigo, como a un muy buen destino de pesca. Vaya... pero si esto parecen las "Variaciones Enigma" de Edward Elgar. Ya sabéis, a mi me encanta la transparencia informativa, pero también se jugar al juego de la insinuación y las medias palabras cuando conviene. Al fin y al cabo, a buen entendedor, pocas palabras bastan.
JORNADA DE PESCA Nº 738
Sábado, 11 de abril de 2015
Temporada 2014 - 2015 - Nº 19
Temporada de Salmónidos 2015 - Nº 4
Coto de Guardiola de Berguedà - La Pobla de Lillet S. M.- LL01B
Río Llobregat, Bastareny y Saldes (pesca solo en el Llobregat en esta jornada).
Coto Baix Berguedà - LL04
Río Llobregat
Pescador: Ferran RUBINSTEIN
Capturas:
En el coto LL01B: 6 truchas fario a ninfa y 1 trucha fario a mosca ahogada.
En el coto LL04: 1 trucha fario a mosca seca.
Equipo de pesca a mosca:
Caña: Vison GT four - 9 pies - línea 5
Línea: Adams 5 WF - Flotante
Carrete: Sage 4550
Climatología:
En el coto LL01B: mañana soleada y fría (3º C); mediodía y primera hora de la tarde con crecimiento de nubes y temperatura alta (21 º C)..
En el coto LL04: tarde: nubes altas y temperatura templada (18 º C)..
Caudal:
En el coto LL01B: bajo.
En el coto LL04: medio.
Condiciones de vadeo:
En el coto LL01B: vadeo fácil sin necesidad de usar bastón de vadeo.
En el coto LL04:: vadeo complicado según zonas, siendo preferible el uso del bastón de vadeo.
Hora de inicio de la jornada:
En el coto LL01B: 09,15.
En el coto LL04:: 14,30.
Hora de finalización de la jornada:
En el coto LL01B: 13.30.
En el coto LL04:: 16,45.
La música de hoy:
Viaje de ida:
Sinfonía nº 6
"Una Fiesta Eslava"
Alexander Glazunov
Concierto para violoncello y orquesta en "DO" mayor
Eugen d´Albert
Viaje de transición entre los dos cotos:
Concierto para órgano y orquesta nº 2
Joseph G. Rheimberger
Viaje de vuelta:
Sinfonía en "FA" mayor
Ludwig Thuille
Obertura para un Festival Académico
Johannes Brahms
Líneas Tensas!
Ferran RUBINSTEIN.
!Cuantas aventuras te pasan Ferrán....! Pero vas sacando peces....se vé que por allí teneis los ríos "bastante" cuidados... un saludo. Miguel Angel "Casiopea".
ResponderEliminarAmigo Miguel Angel: lo de nuestros ríos es un auténtico milagro, pues sobreviven a una gestión desastrosa a nivel ecológico, a un furtivismo depredador y a la desidia de los gobiernos de turno. todo y así, hay peces, muchos más de los que se podría pensar. Otra cosa son las peleas entre colectivos de pescadores, pues los hay quienes quisieran privatizar el río, los que piensan que el río es suyo y de sus amiguetes y los que piensan que hay que prohibir pescar aquí lo que ellos pescan pagándose el viaje a, por ejemplo, Eslovenia. En fin, como decía no se quién... humano, demasiado humano...:-)
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