Las farios, ahora omnipresentes en todo el coto del Pedret, tanto en zonas muy pescadas como en aquellas donde pescan aquellos con mucha fe, pican a ninfa igual de bien incluso con el agua turbia. |
JORNADA DE PESCA Nº 714
El pasado viernes, me dí un auténtico atracón de buena música. Como regalo de cumpleaños (fue el pasado 31 de agosto; Virgo como Richard Gere y Hugh Grant, y por supuesto como mi admirado Anton Dvorák), recibí una entrada de las de "gallinero" para acudir al Liceo a ver El Barbero de Sevilla de Gioachino Antonio Rossini, la ópera bufa por autonomasia, y probablmente una de la más divertidas, y asequibles para el gran público, del todo el repertorio operístico, desde Monteverdi hasta la actualidad.
Como estoy muy desentrenado en esto de trasnochar, y más aún con la excitación de tantas arias, duettos y coros, eran casi las dos de la madrugada y estaba todavía desvelado, estirado en la cama con lo ojos como platos. Todo y estar vencido por el cansancio, encontré los arrestos suficientes para levantarme el sábado, bien de madrugada, para ir a pescar (un día de pesca es sagrado, como todo bien escaso), y pese a llevar a Figaro metido en la cabeza, cantando aquello de que es el factotum de la ciudad, no había ni entrado en la autovía que ya estaba de nuevo enganchado a la música, en este caso la de la sombria e inquietante Sinfonía nº 1 de Rachmaninov.
Mis planes, durante la semana, habían pasado por ir a Oliana, pero la fatiga y las pocas horas de sueño me hicieron desistir de un viaje largo, y pasé, de nuevo, a activar ese socorrido y sempiterno "plan B" que consiste en ir a pescar a Pedret: cerca de casa y, a tenor de los resultados obtenidos allí en las dos últimas semanas, truchas haberlas haylas.
Como si fuera un calco de la jornada del sábado anterior, el río seguía igual que lo había dejado en aquella tarde de niebla: con un caudal muy bajo, perfectamente pescable y sin problema alguno para vadear, incluso sin bastón.
También a nivel meteorológico, el día comenzó con una gran similitud con la última jornada: una mañana nublada y templada, con un ambiente muy otoñal. Sin embargo, en esta ocasión la fantasmagórica neblina sobre el río no hizo acto de presencia, y con el paso de las horas el sol se impuso, rompió la capa de nubes, y la tarde quedó soleada, aunque sin tener que pasar los rigores del calor, gracias a una fresca brisa que comenzó a hacer volar las primeras hojas de los árboles: en las comarcas de montaña, el otoño está ya llamando a la puerta.
Para variar, y que las similitudes con la jornada anterior no fueran demasiado evidentes, no se diese el caso de que tentase innecesariamente al duende del aburrimiento, aparqué mi coche en la parte baja del coto, y me dispuse a hacer una incursión en el sur del Pedret..
Si uno se sitúa junto a la salida del canal industrial, allí donde la tubería forzada devuelve al río el agua sustraída cerca de Guardiola de Berguedà, y extiende la mano hacia el sol naciente, a su espalda quedará un punto cardinal, bien conocido como Sur, hacia donde se dirige el río Llobregat, que es el mismo que nos viene de cara, justo después de un pequeño azud, construído hace menos de un lustro a modo de estación de aforo, todo y que, como veremos más adelante, el río no parece el mismo en cuanto nos gana la espalda, o sea, en cuanto se encamina hacia el sur.
Todo y estar comprendido entre los límites del mismo coto intensivo, el sur de Pedret es una región poco frecuentada, seguramente porque no ha visto una repoblación no en años, sino en décadas. Aquí no hay trucha, aqui no se repuebla, no vale la pena enzarzarse y rasgarse el vader por estos bajadores de tan mal transitar, ¡vámanos!¡vámonos!. Sin embargo, en un antaño que equivale a muchos, muchos años, este sur que también existe, también se repoblaba, y era territorio habitual de los pescadores con caña larga para lombriz. Todavía hoy, si uno se arriesga a bajar por estos andurriales, se pueden encontrar cucharillas, aún con brillo, y flotadores, todavía no descoloridos, enganchados en las ramas de algunos árboles, pruebas de que siempre hay quien sigue yendo a probar suerte por estos pagos, a pesar de que las truchas de la cuba hace mucho que comienzan a ser repobladas semanalmente casi un kilómetro y medio río arriba.
En el sur del Pedret, el agua troca la cristalina transparencia del Pedret del Norte, por el color verdoso de la turbidez, con la.que el chorro del canal obsequia a ese río tan limpio, tras pasar por el filtro del Pantano de La Baells. A partir de allí, el agua, entre gris y verdosa, comienza a lamer y erosionar el cemento añejo de canales construidos en otro siglo y fábricas abandonas, debido a crisis que hoy son recuerdos de la historia, y a discurrir cerca de cañaverales huertanos. Estamos ahora en el reino de la ova, entreviendo o intuyendo peces entre las cortinas de ramas de alisos y sauces, mientras se nos enfangan los pies, ladra cansino un perro en una lejanía, que se nos antoja, al anochecer o cuando deja de soplar el aire, demasiado cercana, y croan las ranas de la pantaneta. Que nadie se llame a engaño: estamos todavía en Pedret, pero toda similitud con el Pedret de las corrientes cantarinas y rumorosas, del agua transparente, ese que discurre por el bosque, a lo largo de una extensa vaguada, es solo pura coincidencia . Los límites se han traspasado, el color del agua no miente: estamos ya en el Baix Berguedà de las fábricas, los huertos y las colonias fabriles, funcionen aún o no, y a partir de aquí el Alt Berguedà, el de las montañas nevadas y los bosques ricos en rovellons (1) irá quedando atrás, aunque el río sea, en el fondo, el mismo, y sigan habiendo peces, si, si, gentes de poca fe, repueblen o no.
Pero no siempre se puede acceder a pescar en este Pedret alternativo, y seguramente tan oculto porque está, de un modo paradójico, a la vista de todos, pero pocos quieren verlo, pues a menudo el canal industrial regurgita el agua espesa y marrón, fruto de las tormentas habidaa en la subcomarca de montaña en donde capta su caudal, y entonces ¡cagada pastorets! (2), el chapapote llega incluso hasta Gironella, e incluso más abajo, y como dicen los modernos ¡se jodió el invento!.
No se dio mal el sur del Pedret en esta ocasión. Opté por pescar a ninfa, con un combo ligero de pheasant tail y perdigón, y me llevé cinco capturas de farios, como no, y una más de una trucha irisada, como recompensa. Nuevamente, y ante truchas que llevan tiempo en el río, la pheasant tail volvió a ser un valor seguro. Esto no quiere decir que los perdigones sean ineficaces, ni mucho menos, pero da que pensar el que sean elección casi obligada en competiciones, sobre todo en esas en que se repuebla profusamente, para que los competidores tengan carnaza en abundancia para el ensalabrado no stop, y puedan darle con gusto a la maquinita que los porteros de discoteca llevan para contar el aforo, reconvertida en este caso en contador de peces.
Vi alguna ceba esporádica, pero nada como para justificar ponerse a pescar a seca. Todavía no. Estaba seguro de que la ocasión de pescar en superficie llegaría a lo largo de la jornada, y así fue, pero en el sur de Pedret del Norte.
Pasado largo el mediodía, di por terminada la incursión en ese sur del Pedret, tan cercano y tan lejano a la vez, y me dispuse a buscar truchas activas, en las aguas cristalinas del Pedret de (casi) todos conocido y pescado. Sin embargo, tenía muy pocas ganas de andar (el trasnoche operístico me había fatigado, estaba claro) y aun menos de ver gente (hay días que, reconozco, estoy poco sociable), así que evité andar demasiado hacia norte de las repoblaciones y el gentío, y me quedé en esa "subcomarca pedretera" del sur del Pedret del Norte, o zona en donde habitualmente no se repuebla, entre la salida del canal industrial y el primero de los túneles, en sentido ascendente, del antiguo trazado del ferrocarril, hoy reconvertido en pista apta para la circulación rodada.
Tardé bien poco en localizar una escenario ideal, unas corrientes ahora reconvertidas en tabla de aguas someras gracias al bajo caudal del río, en donde había una frenética actividad de truchas cebándose.
Desde luego que no fue una bicoca. El hallazgo era interesante: truchas activas en una tarde soleada y en un tramo de río sin nadie mas pescando, pero... desde luego que las truchas no lo pusieron fácil, pues se cebaban a la emergencia de una pequeña efémera, que me dió la impresión de ser una ignita. Como en otras ocasiones recientes, también volaba algún que otro tricóptero, pero no le hacían ni caso. Así pues, tuve que afinar un poco, y sobre alargar un pelín el bajo y presentar medianamente bien. Con todo esto, y con la misma imitación de emergente con exhuvia de las dos últimas semanas (3), fui capturando truchas, nueve en mano, todas ellas farios, y alguna que otra me regaló una pelea digna, e incluso acrobáticas cabriolas, saltando fuera del agua.
A cambio de pesca un poco menos que en la jornada anterior, en donde en la parte intermedia del coto predé sobre farios de repoblación bastante muñonas, en esta ocasión, y a cambio de pescar más al sur, aunque fuera el sur del norte, tuve la recompensa de pescar truchas de mayor porte, y mayor combatividad, todas ellas entre 25 y 35 cms. y con unas aletas perfectas, prueba de que, en esta parte del coto sin repoblaciones, hay truchas fario que llevan un tiempo considerable viviendo en el mismo.
Otro día de pesca divertido, y sobre todo cerca de casa. Espero no engancharme a este eterno "Plan B" que tan buenos resultados me está dando, y que va camino de convertirse en permanente "Plan A". No quisiera que esto fuese así. Tarde o temprano, he de reaccionar y poner el coche rumbo a otros destinos. Queda poco para terminar esta temporada de salmónidos, en la que por primera vez se nos permitirá, a los pescadores sin muerte, pescar hasta la segunda semana de octubre los cotos de temporada. Todavía hay partido, y fuertes emociones me esperan más allá de mi siempre bien querido Pedret, sea en su norte, repoblado, o en su misterioso sur. Solo es cuestión de reunir fuerzas, sobre todo de voluntad, e irse con la música (Figaroo, Figaroooo, Fiiii-gaaa-roooo) a otro río.
(1) Rovelló: seta conocida en castellano como Nízcalo.
(2) ¡Cagada pastorets!: expresión típicamente catalana, que se podría traducir subjetivamente como "¡Ya la hemos fastidiado" o "¡La hemos jodido bien!.
(3) Ver Jornadas de Pesca nºs. 712 y 713 en este blog.
JORNADA DE PESCA Nº 714
Sábado, 19 de septiembre de 2014
Coto Intensivo del Pedret S: M. LL03B
Modalidad del permiso: sin muerte
Temporada 2013 - 2014 - Nº 42
Temporada de salmónidos 2014 - Nº 25
Pescador: Ferran RUBINSTEIN
Capturas: 9 truchas fario a mosca seca, 5 truchas fario a ninfa y 1 trucha arco-iris a ninfa
Climatología: mañana, nubes y claros con temperatura suave; tarde: soleada y fresca.
Caudal: bajo
Condiciones de vadeo: sin dificultad y sin ser precisa la ayuda del bastón de vadeo, salvo en las grandes pozas.
Hora de inicio de la jornada: 09,15 h.
Hora de finalización de la jornada: 17,30 h.
La música de hoy:
Viaje de ida:
Sinfonía nº 1
Sergei Rachmaninov
Obertura "The School for Scandal"
Samuel Barber
Viaje de vuelta:
"Te Deum"
Marc-Antoine Charpentier
Sinfonía nº 6
Ralph Vaughan-Williams
Pieza de Concierto, Op. 113
Anton Rubinstein
Líneas Tensas!
Feran RUBINSTEIN.
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