Un rollizo y hermoso ejemplar de trucha fario, pescado con cucharilla de un solo anzuelo sin muerte por Dmitriy. |
JORNADA DE PESCA Nº 694
OCHIEN PRIYATNO (ENCANTADO DE CONOCERLE).
En esta jornada de pesca ubicada en Jueves Santo, he tenido por fin el gran placer de conocer a Dmitriy A. G., un pescador ruso de lance ligero que es un fiel seguidor de nuestro blog, y con el que previamente había hablado varias veces a través de las mensajerías de la red de redes. Juntos, hemos pasado un día emocionante y divertido pescando en Ripoll, en donde hemos encontrado a sus dos ríos, el Ter y el Freser, bastante altos de caudal y con el agua muy fría, debido al deshielo, pero perfectamente pescables.
Para mi ha sido un placer añadido al de pescar, el conocer en persona a un pescador de Rusia, en este caso oriundo de la muy lejana Siberia, ya que bien sabida es, a través de mis escritos, mi admiración por esa gran nación, y sobre todo por su cultura, y en especial por su música y su literatura. Además, no he perdido ocasión de poder chapurrear las cuatro frases que recuerdo en lengua rusa, las cuales aprendí hace muchos años, cuando la estudiaba, y que he ido olvidando por falta de práctica y por centrar mis esfuerzos, en el plano profesional, en el inglés.
Dmitriy personifica lo mejor de los tópicos que existen sobre el carácter ruso: franqueza, seriedad y sobre todo una muy buena educación, cosa esta última que actualmente se echa mucho de menos en una España cada día más banalizada, superficial, materialista y ágrafa. Pero lo que más sorprende de este nativo de Omsk, ciudad de la que oí hablar, por primera vez en mi vida, cuando leí en mi infancia "Miguel Strogov", de Julio Verne, es su pasión por la pesca, que canaliza con gran eficacia a través de la disciplina del lance ligero.
Desde hace muchos años, corre una absurda teoría, un auténtica memez, según la cual la pesca a mosca es el punto final de una supuesta evolución del pescador, una especie de Nirvana místico al que se llega tras haber practicado otras modalidades bárbaras y toscas. ¡Valiente gilipollez!. La verdad es que Dmitriy es una prueba clara de pescador al que la pesca con sedal pesado le importa bien poco, y que en su disciplina del lance ligero, tan válida e incluso virtuosa como la pesca a mosca, se desenvuelve tan bien como para capturar incluso especies a las que poco asociaríamos con ella. De hecho, conozco desde gente que siempre y desde muy pequeños han pescado solo a mosca, como mi amigo Jobst, de Alemania, hasta personas, que hoy son ya muy mayores, que ya pescaban a mosca cuando esta modalidad era poco menos que un "Misterio Eleusino" al sur de los Pirineos, y que han terminado pescando a lance ligero, y en algún caso lo han hecho asqueados de que mosqueros recién conversos, los cuales no hace ni cuatro días que no ya empuñan una caña de mosca, sino incluso pescan, vayan dando clases magistrales de pesca a mosca y presumiendo de que, poco más o menos, han reinventado este muy noble arte.
Por mi parte, repito y reitero, como he hecho en muchos de mis artículos de este nuestro blog, pesco a mosca porque simplemente me parece más divertido, y no hay ninguna explicación más. Para mi, todos tenemos cabida en el río, mientras respetemos la ley. Y si una ley, hecha con malicia y aprovechando la influencia de ciertas minorías sobre el poder establecido, quiere echar a otro colectivo de pescadores del río, me rebelaré contra ella, y la combatiré con todas las herramientas que me permita el Estado de Derecho. Es por esto por lo que, no he dudado ni un momento en compartir jornada con un pescador de otra modalidad. Por otra parte, y como usuario de los intensivos, y en especial de Pedret, estoy más que acostumbrado a compartir el río con una mayoría de pescadores de lance ligero, y jamás esto ha supuesto problema alguno para mi.
Eran apenas las ocho de la mañana, cuando me encontré a Dmitriy esperándome a la puerta de la pastelería en donde le había citado para desayunar, vestido de pescador y con el váder mojado, y es que como estaba alojado en Ripoll, en donde estaba pasando unos días de vacaciones, no había podido resistir más la tentación y nada más salir el sol ya había hecho girar sus cucharillas con mucho éxito, pues tal y como me corroboró con las fotos tomadas con su smartphone, llevaba ya cuatro truchas bien grandes capturadas y soltadas, y había tenido varias picadas más.
Tras el rápido desayuno, me enfundé el váder y preparé la caña en un momento, y juntos procedimos ha hacer una rápida lectura de los ríos (el Ter y el Freser), cada cual interprentándolos según su modalidad. Para Dmitriy, a lance ligero, buen caudal y pese al agua muy fría, truchas activas majenado bien la cucharilla, pero no cualquier cucharilla, ni de cualquier manera. Para mi, río demasiado alto, escasas posibilidades de pesca a mosca seca e incluso de cualquier otro "jogo bonito" (tándem, ninfas ligeras, etc), y no queda otra que probar con ninfas, apelando a San Tungsteno Glorioso. Eso si, ambos coincidimos en que pocas o muy pocas picadas tendríamos en el fuerte y frío correntón, sobre todo del angosto, torrentoso e incluso más caudaloso Freser, así que a lo largo del día buscamos siempre blandos de corriente, pozas y, a malas, corrientes allá en donde el tiro de la misma perdiese fuerza.
Todo y el frío de la primeras horas de la mañana (sólo 4º C en el aparcamiento de Ordina, un poco antes de las ocho) , el día fue soleado y caluroso, sin una nube, y el mercurio se plantó en unos 25º C. El agua tan fría, y el Freser con ese color verde tan típico del deshielo (no así el Ter en donde pese a bajar más agua de lo habitual, la misma bajaba apenas turbia), no auguraba para mi un día de pesca como para echar cohetes, pero al menos la climatología nos iba a regalar un día no ya de primavera, sino casi de verano, y encima sin tener que echar mano al impermeable en ningún momento, y esto siempre es de agradecer. Por delante, teníamos unas cuantas horas para pescar juntos, y desfogar nuestra siempre incansable pasión por la pesca, y lo podríamos hacer hasta la una y media, hora en que Dmitriy había quedado para ir comer con su novia. Por la tarde, iba a quedarme solo, con tiempo para zurrar el río hasta que me cansase.
Ripoll ofrece, para el pescador sin muerte, bien sea de lance ligero o de mosca, un montón de escenarios de pesca repartidos entre sus dos ríos, y en esta ocasión Dmitriy y yo íbamos a explotar tanto los del coto sin muerte de Ripoll-Campdevànol, ubicados en el tramo del río Freser, como los de la zona libre sin muerte en el río Ter.
DMITRIY EN ACCIÓN DE PESCA: LA EVOLUCIÓN DEL LANCE LIGERO.
Ajeno a lo que pasa en el mundo del lance ligero, y especialmente en lo que se refiere a la pesca de truchas con esta modalidad, pues la última vez fui a pescarlas con cucharilla aconteció en el ya lejano 2004, y ya por aquel entonces ese hecho fue casi accidental, me sorprendieron mucho las cucharillas con las que pescaba Dmitriy, sobre todo por su diseño holográfico y sus destellos bajo el agua, y por lo insinuante de su navegación. Se trata de cucharillas japonesas, bastante caras por ciento, pero de una altísima calidad. Bien manejadas, y sobre todo en los escenarios adecuados, le rindieron a Dmitriy un buen montón de picadas, y al final del día terminó capturando diez truchas, la mayoría de muy buen tamaño, incluyendo un par que pasaban largo del kilo. Un resultado que hace poca justicia, pues aparte de las capturadas y soltadas, sus señuelos le proporcionaron bastantes picadas más de truchas que se soltaron en la pelea, y persecuciones de otras que seguían el señuelo hasta los pies mismos del pescador.
No nos equivocamos a la hora de elegir los escenarios: no hubo actividad ni picadas, ni para Dmitriy ni para mi, en lo más vivo y fragoroso de las corrientes. Eso, si las pozas y los blandos de las mismas fueron ricos en actividad, sobre todo para la cucharilla.
Viendo la cantidad de peces que movieron los señuelos de Dmitriy, no hay excusa para decir que ni en el coto, ni en la zona libre, no hay truchas. El compartir jornada con un pescador que trabaja muy diferente permite ver el río un de otra manera, y darnos cuenta de que los mosqueros a veces nos quejamos un poco por vicio, y a la que no pescamos con nuestras "mágicas" secas y ninfas, en las que tan ciegamente confiamos, damos el mismo por "completamente arrasado" y victima de "plagas biblicas, de pelo y pluma" y desmedido furtivismo.
FERRAN EN ACCIÓN DE PESCA: LA PERSEVERANCIA PARA CONSEGUIR TOCAR ESCAMA.
La captura de dos pequeñas truchas, por debajo de los 25 cms. nada más comenzar a pescar, y en un blando lateral de corriente, tal como estaba previsto en el guión, me hizo concebir la esperanza de una buena jornada de pesca, pero eso fue un puro espejismo, y la ausencia de picadas a las ninfas se acentúo aún más durante el largo período del día en que remontamos el tumultuoso y turbio Freser en Ordina.
No fue de nuevo hasta bien entrada la tarde, supongo que a la hora en que Dmitriy estaría durmiendo la siesta en el hotel, que volví a capturar dos truchas más, también de poca talla, en una poza no muy lejana al escenario en donde había capturado las de la mañana, en el exiguo tramo del Freser que va del puente del paso a nivel al puente peatonal del Raval de Barcelona, en donde comienza el refugio de pesca que llega hasta el puente de la Farga Catalana.
Poco secreto con los señuelos, en el caso que nos ocupa siempre ninfas: imitaciones de pheasant tail en colores diversos: verde, rojo y naranja, en anzuelos del 10 y del 13 con bolas de tungsteno del 2 y del 3.
A destacar la poca competencia de otros pescadores ese día: sólo en la zona libre sin muerte del Ter nos tropezamos con dos mosqueros, que resultaron ser Xavi (Xebby) y Joan, que a una hora tan tardía como las doce y media comenzaban su acción de pesca, tras un copioso desayuno. Espero que les fuera mejor que a mi, y sobre todo a Joan, por su valentía de pescar directamente con mosca seca al agua.
UN DULCE COLOFÓN, COMO NO PODÍA SER DE OTRA MANERA.
A eso de las cuatro y media de la tarde, con las lumbares y las rodillas pidiendo ya descanso, tras tantas horas de andar por dentro y fuera del río, y de estar en remojo con el agua a muy baja temperatura , decidí que ya tenía bastante de río por ese día. Había disfrutado de una jornada de pesca de pocas capturas, pero de mucha diversión, conocido a un auténtico crack del lance ligero y encima satisfecho mi curiosidad inagotable sobre Rusia y sus costumbres. ¿Se podía pedir algo más? Pues si, claro, estando en Ripoll que menos que disfrutar de una dulce merienda en una de sus excelentes y bien surtidas pastelerías, y de paso comprar un paquetito de "Caricies" (o "Moxaines") para que mi mujer y mi hija dieran buena cuenta de ellas, a modo de celebración el inicio de nuestras Vacaciones de Semana Santa.
JORNADA DE PESCA Nº 694
Sábado, 17 de abril de 2014
Temporada 2013 - 2014 - Nº 22
Temporada de salmónidos 2014 - Nº 6
Coto de Ripoll-Campdevànol TE09B y zona libre sin muerte de Ripoll ZLLSM09
Ríos Ter y Freser
Pescadores:
Dmitriy G.
Ferran RUBINSTEIN
Capturas:
Dmitriy G.: 10 truchas fario con cucharilla de un solo anzuelo sin muerte
Ferran RUBINSTEIN: 4 truchas fario a ninfa.
Climatología: soleado y caluroso, pero con un fuerte contraste térmico con las primeras horas del día, que fueron frías.
Caudal: alto, pero no desbordado, a cause del deshielo.
Condiciones de vadeo: con precaución y con ayuda del bastón de vadeo.
Hora de inicio de la jornada:
Dmitriy G.:
Hora de inicio de la jornada: 06,30 h.
Hora de finalización de la jornada: 13,30 h.
Ferran RUBINSTEIN:
Hora de inicio de la jornada: 09,15 h.
Hora de finalización de la jornada: 16,30 h.
La música de hoy:
Viaje de ida:
Concierto para piano y orquesta en "DO" menor
Obertura-Concierto en "FA" mayor
Joachim Raff
Concierto para piano y orquesta nº 2
Alexander Glazunov
Viaje de vuelta:
Sinfonía nº 2
Robert Fuchs
Obertura Solemne
Alexander Glazunov
Fantasía sinfónica sobre temas de la ópera "La Mujer sin Sombra"
Richard Strauss
Líneas Tensas!
Ferran RUBINSTEIN.