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martes, 8 de septiembre de 2015

JP-760. UN ANTICIPO DEL OTOÑO EN RIPOLL, EN UN DÍA DE PESCA MÁS QUE ACEPTABLE. Sábado, 05/09/2015


Confieso que esperaba mucho más de esta jornada en Ripoll, compartida con mi amigo, el pescador  ruso de lance ligero Dmitriy Girshin. Capturamos quince truchas cada uno, pero muy pocas puedieron considerarse unas dignas adversarias. Mucha fario pequeña, pero las grandes no dieron la cara en ningún momento.      

Hay que reconocer que las pintonas de Ripoll son preciosas, pero no nos vamos a engañar: las reservas genéticas están en la cabecera de la cuenca, y las farios de Ripoll responden a esa laxa categoría de truchas que, de un modo simpático e incluso jocoso,  podríamos llamar "mil leches".




JORNADA DE PESCA Nº 760



Tras el larguísimo verano de calor extremo, que no lograron mitigar las tormentas del mes de agosto, el primer fin de semana de septiembre, tras el paso de un enésimo frente, fue inesperadamente fresco, y el alivio térmico, declarado descenso en las comarcas pirenaicas, nos hizo vivir la ilusión de que el otoño estaba llamando a la puerta. Vana ilusión, pues el verano regresó con fuerza a los pocos días.
Tras las vacaciones de verano, y de un poco mas de un mes sin vernos, en la jornada de pesca que nos ocupa, del primer sábado de septiembre, tuve el placer y la ocasión de volver a pescar con mi amigo Dmitriy Girshin, un joven aunque muy experimentado pescador de lance ligero ruso, que los asiduos lectores ya conocen de otras aventuras de este blog.
Todo y que el Ter bajaba ligeramente chocolateado por Sant Quirze de Besora, en donde paramos a tomar un café de camino hacia Ripoll, al llegar a la ciudad cuna de Catalunya nos encontramos con sus ríos, tanto el Ter como el Freser, con un caudal medio y tan solo con una ligera turbidez verdosa. O sea, en condiciones totalmente pescables.
Lloviznaba sobre la villa, como lo había hecho a ratos durante el viaje por carretera, cuando fuimos a desayunar a la pastelería a paso ligero, pues los escasos 9 º C de temperatura, unidos a nuestra vestimenta de verano, invitaban a buscar cobijo y café con leche caliente sin demora.
Satisfecha la primera colación, Dmitriy se cambió mucho mas raudo que yo, y antes de las nueve de la mañana ya había partido hacia el río. Yo, por mi parte, enfrascado en tareas como rehacer el bajo de línea y ordenar un poco el maletero del coche, tardé como media hora más, el tiempo justo para que dejara de lloviznar e incluso saliera un sol que no se impondría a las nubes en todo el día, y que apenas hizo subir el mercurio más allá de los 21 º C a primera hora de la tarde.
Confieso que esperaba mucho más de esta jornada en Ripoll, compartida -como siempre, de un modo relativo, ya que como pescadores de diferentes modalidades cada cual fue a su avío- con mi amigo Dmitriy . Capturamos quince truchas cada uno, pero muy pocas pudieron considerarse unas dignas adversarias. Mucha fario pequeña, pero las grandes no dieron la cara en ningún momento. Como mucho, Dmitriy capturó cinco truchas que pasaban de los 30 cms., sin llegar a rozar los 35, mientras que yo solo conseguí un par de ejemplares de esa longitud. Sin embargo, e hilando fino, quizás mi jornada fue mas rentable que la de Dmitriy, ya que terminé capturando el mismo número de truchas empleando menos tiempo de pesca y prospectando menos longitud de río.    
Al igual que en la última jornada de pesca en Ripoll, pescando en el mismo y exiguo tramo del Freser que en aquella ocasión, y con un aparejo de dos ninfas muy similar (1), el inicio del día fue fulgurante en resultados: en menos de media hora ya había capturado ocho truchas casi seguidas, incluyendo un doblete con las dos ninfas (truchas 5 y 6) y se me habían desclavado, tras rápidos ataques, al menos cuatro truchas más. Luego, a medida que me acercaba al puente peatonal, que marca el límite con el refugio de pesca, las picadas se fueron espaciando, así como las capturas efectivas, por lo que cerca del mediodía había conseguido capturar doce pintonas, todas de un tamaño muy contenido, con la excepción de un par que estarían, a mucho estirar, un poco por encima de los treinta centímetros.
Posiblemente, uno de mis peores males como pescador sea lo rápido que me acomodo cuando las cosas van medianamente bien. Lo reconozco; soy muy poco competitivo, ni tan solo conmigo mismo, y el conformismo puede con la ambición. De lo peor que me puede suceder, es que, rota la amenaza del bolo. a hora muy temprana, cuando no lleve ni media jornada ya haya pescado más de diez truchas, pues entonces viene un bajón psíquico que se traduce en una total laxitud. Así pues, lejos de ir a prospectar nuevas zonas, o de moverme para seguir capturando truchas, estuve más preocupado en pescar largo que no en pescar efectivo, y prueba de ello es que volví a repasar todo el escenario pescado, pero haciéndolo aguas abajo, lanzando a la corriente un tándem de seca (tricóptero) y ninfa muy pequeña (perdigón) en busca de picadas en superficie.
Esta vez, tampoco la estrategia de "contrapescar" las corrientes fue productiva. Como mucho, en el bullir del espumerío, justo debajo del puente del paso a nivel, capturé la única trucha a mosca seca del día, todo y que, apurando la prospección hasta justo antes del puente del ferrocarril, aun tuve tres picadas más al tricóptero que no conseguí materializar en capturas.
Pasada la una de la tarde, tuve que hacer auténticos esfuerzos de voluntad para no volver oootraaaaaaa veeeeeez a repasar el mismo escenario, que ya había pescado de subida y de bajada. Abandoné el Freser, y hecho un mar de dudas, sobre que hacer, cómo pescar y a donde ir, me perdí un rato por el dédalo de callejuelas del barrio mas cercano al río Ter, para acabar, al final, junto al coche, aparcado en Can Guetes (2), tomando un te con limón de mi neverita portátil y rehaciendo el bajo de linea. 
Ya que estaba en plena zona libre sin muerte, probé otro escenario que me había sido muy propicio la semana anterior, pero esta vez, el precio a pagar de pincharme con zarzales e irritar la piel con ortigas, no tuvo ninguna recompensa.
Para no tirar la toalla a una hora demasiado temprana, salí del río y me encaminé a un sector más "civilizado" de la zona libre sin muerte: la salida de aguas de la Font Viva, en el pequeño parque fluvial en medio de la villa. Allí estaba, pescando largo con el tándem, sobre las corrientes que confluyen con la salida del manantial al río, cuando me alcanzó Dmitriy, que como buen correcaminos fluvial venía andando desde muy río abajo. Mientras peleaba yo con la que sería la penúltima de mis truchas del día, que había picado al perdigón del aparejo, Dmitriy clavaba con la cucharilla ondulante la que también era su trucha número catorce. Antes de que el siguiera con sus raudas prospecciones, y yo con las mías más lentas, tuvimos tiempo de ponernos al día de nuestras andanzas: para ambos, un día de mucha actividad, pero poca tensión de línea que doblara en serio la caña.
Poco antes de llegar a la gran balsa de aguas paradas, que hay cerca ya de Can Guetes, en las corrientes vivas un poco más arriba del puente peatonal aun tuve la ocasión de clavar, otra vez con la ninfa del tándem, la que sería mi última trucha del día, un día de pesca que terminó en la balsa, pescando a mosca seca sobre cebas muy tenues de peces que no sabía muy bien si se interesaban por pequeños dípteros, o por una mínima eclosión de ignitas. El caso es que con una imitación de pequeño cénido conseguí la picada de "algo" (¿trucha?,¿bagra') cuya captura no logré. pues se me desclavó enseguida. Y aquí terminó todo lo que a pesca, por mi parte, hubo en este día.    
Una vez cambiado de ropa, aun tuve que esperar un rato a que Dmitriy se reuniera conmigo, pues quería apurar al máximo el día. Cuando por fin llegó al aparcamiento, venía también exhausto, y en ese última tramo de jornada, desde que nos habíamos visto en el parque fluvial, había capturado solo una trucha más, la número quince de su cuenta particular..
Anduvo mucho Dmitriy, remontando el Ter desde casi la Colonia Santa María hasta el casco urbano de la ciudad, dando un repaso al mismo tramo del Freser que había machacado yo hasta la saciedad, y vuelto al Ter para pescar la zona libre sin muerte, desde el puente del ferrocarril hasta un poco más arriba de Can Guetes. Un gran desgaste físico, pero que está al abasto de su excelente condición física, a sus envidiables treinta y pocos años...¡quien los pillara!. 
Las capturas de Dmitriy se espaciaron mucho a lo largo del tiempo efectivo de pesca, y no hubo una zona concreta que se pudiera considerar "caliente", ni tan solo la de los aledaños de la estación del ferrocarril, que tiene fama de dar "truchones"; allí precisamente apenas si clavó un par de las este día habituales truchas fario pequeñas. Le fallaron algunas zonas, que en otras visitas le habían sido muy propicias y, por el contrario, capturó los mejores peces del día en lugares en donde no se lo esperaba. En fin, la pesca es así, una caja de sorpresas, un partido de resultado incierto, que siempre comienza con el marcador a cero, o un melón por abrir que puede resultar ambrosía o pepino, y esta visto que todo esto vale tanto para los pescadores del metal giratorio u ondulante, como para los que utilizamos el sedal pesado.
En fin, por capturas no nos pudimos quejar. Lo de la tensión de líneas y el tamaño de los peces ya es otra cosa, pero a la hora de la merienda, justa recompensa a nuestros esfuerzos a pie de río y dentro del mismo, el único tamaño que nos importó fue el de los brazos de gitano y palos de nata, trufa e incluso fresa que nos comimos. Y es que Ripoll, es una ciudad pródiga en arte, rica en truchas y cuenta con excelentes pastelerías, atractivo para mi tan importante como puede ser su famoso monasterio.



(1) Leer  el artículo Jornada de Pesca  Nº 758, del 20 de Agosto de 2015, en este blog.
(2) Bar y alquiler de bicicletas junto al aparcamiento de la "Ruta del Ferro", junto al río Ter.




JORNADA DE PESCA Nº 760



Sábado, 5 de septiembre de 2015

Temporada 2014 - 2015 - Nº 41
Temporada de Salmónidos 2015 - Nº 26


Coto de Ripoll-Campdavànol S. M. TE09B
Ríos Ter y Freser
Zona Libre S. M. de Ripoll - ZLLSM-TE09
Río Ter

Pescadores:
Dmitriy Girshin
Ferran RUBINSTEIN

Capturas:

En el  Coto de Ripoll-Campdavànol S. M. TE09B:

Dmitriy Girshin: 10 truchas fario con cucharilla
Ferran RUBINSTEIN: 13 truchas fario a ninfa y 1 trucha fario a mosca seca


En la .Zona Libre S. M. de Ripoll - ZLLSM-TE09:

Dmitriy Girshin: 5 truchas fario con cucharilla
Ferran RUBINSTEIN: 1 trucha fario a ninfa


Equipo de pesca a mosca (solo Ferran RUBINSTEIN):
Caña: Vision GT four - 9 pies - línea 5
Línea: Adams 6 WF - flotante
Carrete: Adams

Climatología; nubes y claros, con temperatura fresca.

Caudal: medio

Condiciones de vadeo: ríos vadeables con precaución, siendo recomendable el uso del bastón de vadeo .

Hora de inicio de la jornada (en el coto):

Dmitriy Girshin: 09,00 h.
Ferran RUBINSTEIN:  09,30 h.

Hora de finalización de la jornada (en el coto):

Dmitriy Girshin: 13,55 h.
Ferran RUBINSTEIN: 13,15 h.

Hora de inicio de la jornada (en la zona libre sin muerte):

Dmitriy Girshin:  14,00 h.
Ferran RUBINSTEIN:  13,30 h.

Hora de finalización de la jornada (en la zona libre sin muerte): 

Dmitriy Girshin: 17,30 h.
Ferran RUBINSTEIN: 17,00 h.


La música de hoy:

No han habido audiciones, en la jornada de hoy, debido a que he aprovechado el tiempo de viaje para conversar con mi amigo Dmitriy Girshin. No obstante, como música de fondo, han sonado obras de Raff, Glazunov, Schumann y Rheimberger.


Líneas Tensas!



Ferran RUBINSTEIN.


lunes, 31 de agosto de 2015

JP-758. TENSANDO LINEAS EN AGUA TURBIA, PARA ACABAR BIEN LAS VACACIONES DE VERANO. Jueves, 20/08/2015

¡Pobre de mi! ¡Se me acaban las vacaciones de verano! La última de las jornadas de pesca en vacaciones ha supuesto el retorno a Ripoll, en donde, como suele ser habitual, he vuelto a revivir los tiempos gloriosos del antiguo coto sin muerte de Font Viva, en esta ocasión con el agua turbia, pero pescable, y ´los ríos crecidos por las últimas lluvias. 

Ella-la-bagra es bueeenaaaaa con Ferraaaaaaaaaaan

Pese a no mostrar actividad alguna en superficie en todo el día, las truchas, tanto del Ter como del Freser, estuvieron muy por la labor de darle dentellada a la ninfa.
Esta preciosa fario, de la zona libre sin muerte de Ripoll, fue la última captura de mis vacaciones de verano. A partir de la semana que viene, tocará esperar a los sábados para poder reencontrarme con el río y los peces.




JORNADA DE PESCA Nº 758



El jueves, 20 de agosto, la cosa ya fué en serio. Las alarmas, anunciando que mis vacaciones habían entrado en su recta final, ya habían sonado a principios de semana. Cada año, a medida que más mayor me hago, la sensación de depresión, al acabar mis vacaciones estivales, es cada vez más grande y duradera. Hasta los albores de mis cincuenta años, este estado de tristeza me asaltaba nada más volver al trabajo. sin embargo, desde que cumplí la cincuentena, esta sensación de frustración y vacio me alcanza ya en los últimos días de mi periodo vacacional, produciéndome un gran desasosiego. Sin embargo, estaba firmemente decidido a que este malestar psíquico no afectase, en la medida de lo posible, a la que iba a ser la última de mis jornadas de pesca dentro del periodo vacacional.
Esta vez, y ya que iba a ser un poco como "la despedida" de mis vacaciones, por lo menos en lo que a ir a pescar dentro de las mismas se refiere, me até la manta a la cabeza, y emprendí un largo viaje desde Cubelles para ir a Ripoll, la ciudad de los dos ríos, cuna de los Condados Catalanes, y destino frecuente de mis jornadas de pesca, a lo largo de los años, que tan relativamente cerca tengo desde mi domicilo habitual, pero que queda ya a una distancia tan considerable como unos 180 kms. si es que hay que ir desde el límite sur tanto de la comarca del Garraf, como de la provincia de Barcelona.
Todo y lo largo del viaje, a las siete y media de la mañana estaba tomando un café en la entrada de Sant Quirze de Besora, y viendo como el Ter bajaba ligeramente crecido y con el agua chocolateada. ¡Vaya, empezamos bien!. Por lo visto, los tormentas habían sido abundantes y diarias, tanto en El Ripollès, como en el norte de Osona, a lo largo de esa semana.
Inasequible al desaliento, diez minutos antes de las ocho llegaba a Ripoll, y antes de ir a desayunar a  la pastelería (costumbre muy arraigada en mis visitas a esta ciudad) ya tenía hecha la elección más importante del día: me quedaría a pescar, ya que los dos ríos que pasan por Ripoll, tanto el Ter como el Freser, bajaban crecidos y turbios, pero con una tonalidad enrte verdosa y marrón claro: o sea, que adaptándose uno a las circunstancias hasta podía incluso tocar escama.
Mis días de pesca a Ripoll, de unos años a esta parte, vienen siendo casi siempre intentos inconscientes de revivir los tiempos gloriosos del extinto coto sin muerte de Font Viva. En este sentido, esta jornada que nos ocupa no iba a ser menos. Por la mañana, y hasta el mediodía, me bastaron apenas los cien metros escasos que hay de río Freser, entre el puente del paso a nivel y el puente peatonal de la antigua muralla para llevar una acción de pesca, que ya os adelanto fue muy productiva. A partir del mediodía, y hasta mas o menos las dos y cuarto  de la tarde, me salí un tanto del guión para probar algunas posturas de lo que antaño fuera el coto tradicional de Ordina, en la salida de la villa en dirección a Campdevànol y Ribes de Freser, en un interludio de tan pocas emociones como que terminó sin ninguna captura adicional. Finalmente, y en un final de jornada repleto de emociones, la zona libre del Ter me brindó las mejores capturas en tamaño y calidad del día.
Todo y que el día fue soleado e incluso caluroso, las primeras horas de la mañana fueron si no frías, mas bien frescas, en contraste a las madrugadas de bochorno y mosquitos de las comarcas de la costa, en donde, a lo largo de todo el verano, ha sido muy difícil conciliar el sueño. Por suerte, y hasta pasadas las diez de la mañana, con el sol ya alto en el firmamento, pude echar mano de bajar las mangas de mi polivalente camisa de camuflaje. Por la tarde, tras mucha horas de patear por el río, y como ha sido habitual en este largo y extremadamente cálido verano, terminé bañado en mi propio sudor, y eso que el vader es transpirable.
Para intentar pescar con el agua del color del te, opté por iniciar la acción de pesca con un par de ninfas que fueran bastante "de aguas turbias", o sea bien oscuras, y así puse de punta de aparejo un perdigón sobredimensionado de color negro con reflejos verdosos y bola de color naranja, y atado en un codal, medio metro mas arriba, un perdigón más convencional de color rojo chillón.
El éxito fue inmediato. Al primer lance, la primera trucha: una de las habituales farios "mil leches" (1) habituales en el coto de Ripoll-Campdevànol, que suelen oscilar entre los 25 y los 30 centímetros. A partir de aquí, se desencadenó el frenesí, y en un exiguo tramo que no llega ni a cien metros, haciendo trabajar las ninfas a diferentes profundidades acabé capturando, en menos de tres horas, once truchas más -alguna incluso de algo más de 35 cms.- e incluso un simpático barbito colirrojo, de más o menos un palmo.
Concienzudamente repasado el tramo, y viendo que ni habían eclosiones, ni los peces estaban por la labor de comer en superficie, me fui con las ninfas a otra parte, concretamente más arriba del aparcamiento de Ordina, para ver si en esa parte, aguas suburbanas del Freser más arriba, las truchas tenían tantas ganas de darle bocado a las ninfas como en el tramo de en medio de la ciudad.
Cosa curiosa, me pareció que cuando más subía hacia la salida del canal de la hidoeléctrica, mas turbia bajaba el agua. El caso es que prospectando diversas posturas no obtuve ni una picada, y encima comencé a perder material por culpa de enganches en rocas y troncos sumergidos. Aburrido, cabreado y acalorado, decidí no seguir subiendo más río arriba, y tomármelo con calma antes de ir a buscar más emociones, esta vez en el otro río, el Ter, y para ello nada mejor que una pequeña pausa, a medio camino, para combatir el calor con una refrescante "clara", cómodamente instalado en una terraza, y llamando bien la atención de los transeuntes con mi atavío de mosquero, caña de látigo en la mano, mi camisa de camuflaje para acciones bélicas en bosque y mi gorra verde de visera con el emblema metálico de la extinta Unión Soviética.
Más relajado el cuerpo, refrescado el gaznate y despejadas las ideas, evité la tentación de bajar de nuevo al río, por el callejón del Arquet, para insistir en el mismo tramo exitoso de pocas horas antes, y cambié de río dando un paseo bajo un sol de justicia.
Mi objetivo era pescar la entrada de la corriente en una gran balsa, dentro de la zona libre sin muerte. La faena fue mía, y muy ardua, para poder llegar a la orilla, pues la maleza ha crecido con tanta desmesura, que se ha hecho una auténtica e inextricable jungla de ortigas, zarzales, juncos, rosales silvestres y toda clase de arbustos, los más de ellos espinosos, urticariantes y llenos de bichos, tanto voladores como rastreros, e incluso de los que andan a ocho patas.
Tal fue el acaloramiento y la sudada de camisa para llegar a la orilla, no sin varios rasguños de zarzal y ampollas por contacto con ortigas, que lo primero que hice al plantar los pie en el río fue beber uno de mis sempiternos tes con limón, de mi bolso-nevera, en menos de tres tragos.
Hay quien opina que con el río turbio y ligeramente crecido es cuando se mueve la trucha grande. Hasta ese momento, este axioma no se había cumplido, pues las doce truchas pescadas hasta el momento eran de tamaño bastante contenido, y el barbito poco más que "palmero". Sin embargo, a las primeras de cambio (dos o tres pasadasm, como mucho), recibí una picada brutal, y me las vi luchando con un pez muy batallador, que a la que se dejó ver resultó ser una gran trucha fario de esas que incluso sacaría la cola del salabre. Pura tensión, muchos nervios, y... algun mal giro de muñeca durante la batalla hizo que le desclavase la ninfa de la boca. Frustración, si, pero también esperanza: el partido estaba aletargado hacía ya muchas horas, y este picada me recordaba que aún no había terminado.
Seguí confiando en la pheasant tail grande y pesada, de color naranja mate (abdomen de yarn naranja oscuro, torax de dubbing de ardilla ocre y cercos, costera y saco alar de una sola pieza de pluma de faisán), que había provocado la picada del monstruo con pintas, en busca de otra que no tardó en llegar: pero en esta ocasión de una bagra de cerca de 30 cms. que  se rindió tras una no poco obstinada pelea.         
Precisamente, en ese mismo lugar en que estaba pescando, hace muchos años las bagras eran muy abundantes, al igual que en todo el brazo del Ter de lo que era el antiguo coto sin muerte de Font Viva. Pero eso era en otra época, que comienza a quedar muy lejana; un tiempo en donde para llegar a la orilla por donde había entrado al río no tenías que dejarte la ropa y el vader hechos unos zorros, pues incluso se llegaba a la misma por un marcado caminito, hoy en día engullido por la maleza.
Había comenzado a pescar en aguas casi paradas (con menos caudal estarían totalmente paradas), pero poco a poco, siempre arriesgando a enganchar la ninfa, ya que la llevaba a ras de piedras del lecho del río, fuí adentrándme en la corriente, y en el agua movida fue cuando capturé, en poco tiempo, las mejores truchas del día, tres ejemplares de fario tan hibridadas como lo podían ser las pescadas por la mañana, pero de un tamaño mucho más respetable, rondando un poco arriba y un poco abajo los 35 cms.
Lo curioso es que, de las tres picadas dos fueron clónicas: la misma sensación de haber enrocado la ninfa, y al tirar con fuerza, notar las primeras sacudidas. Esto es señal de que los peces estaban bien placados en el lecho del río, y que tomaron la imitación cuando esta literalmente les paso por delante de la boca.
Y a las cuatro y media de la tarde, bien repasada la corriente, y tras perder la ninfa al clavarse en una maraña de ramas sumergidas, terminó la historia de esta última jornada de pesca en vacaciones, que había acabado exitosamente, todo y las pesimistas previsiones iniciales. Solo quedaba plegar la caña y atravesar la jungla, antes de volver al coche a cambiarse de ropa, y de allí a disfrutar de una bien merecida merienda de pastelería, un dulce colofón para la última de las jornadas de pesca en vacaciones, que este año creo que, por lo que a mi respecta, han estado muy bien aprovechadas. 




(1) En los dos ríos que pasan por Ripoll, han convivido muchas variedades de trucha fario, predominando las de genética atlántica, con las que se repoblaba esporádicamente, que coexistían con las nativas del río e incluso con las de las reservas genéticas de las cabeceras de las cuencas del Ter y del Freser, que se descuelgan ocasionalmente río abajo por efecto de alguna riada. Durante años, sobre todo a principios de la década pasada, se llegó a repoblar con trucha arco-iris, todo y que ahora no se captura ningún ejemplar desde hace tiempo. Asimismo, tanto en el Ter como en el Freser, pero sobre todo en el primero de los ríos, ha habido siempre una buena cantidad de bagras, aunque de unos años a esta parte están en regresión.      
Además, en ambas masas de agua se pueden obtener capturas esporádicas tanto de barbo colirrojo (o barbo de montaña), como de barbo común, e incluso de alguna carpa, especialmente en balsas con aguas paradas o con escasa corriente.  



JORNADA DE PESCA Nº 758



Jueves, 20 de agosto de 2015

Temporada 2014 - 2015 - Nº 39
Temporada de Salmónidos 2015 - Nº 24


Coto de Ripoll-Campdavànol S. M. TE09B
Ríos Ter y Freser
(pesca solo en el Freser en esta jornada)
Zona Libre S. M. de Ripoll - ZLLSM-TE09
Río Ter

Pescador: Ferran RUBINSTEIN

Capturas:

En el  Coto de Ripoll-Campdavànol S. M. TE09B:
12 truchas fario a ninfa y 1 barbo (*) a ninfa

En la .Zona Libre S. M. de Ripoll - ZLLSM-TE09:
3 truchas fario a ninfa y 1 bagra a ninfa

Equipo de pesca a mosca:
Caña: Vision GT four - 9 pies - línea 5
Línea: Adams 6 WF - flotante
Carrete: Adams

Climatología; soleado y caluroso

Caudal: medio-alto.

Condiciones de vadeo: ríos vadeables con precaución, debido al aumento de caudal por las lluvias y al enturbiamiento del agua, siendo recomendable el uso del bastón de vadeo .

Hora de inicio de la jornada (en el coto): 09,15 h.
Hora de inicio de la jornada (en la zona libre sin muerte): 14,30 h.

Hora de finalización de la jornada (en el coto): 14,15 h.
Hora de finalización de la jornada (en la zona libre sin muerte): 16,30 h.

La música de hoy:

Viaje de ida:

Sinfonía nº 3
Leevi Madetoja

Concierto para piano y orquesta en "DO" menor
Obertura-Concierto en "FA" mayor
Joachim Raff

Concierto para piano y orquesta nº 2
Alexander Glazunov

Viaje de vuelta:

Sinfonía nº 4
Johannes Brahms

Concierto para piano y orquesta nº 2 "al estilo húngaro"
Joseph Joachim


Líneas Tensas!

Ferran RUBINSTEIN.







domingo, 21 de junio de 2015

JP-747. ENSOÑACIONES BAJO EL SOL, CAMINANDO DE UN RÍO A OTRO.Sábado, 20/06/2015



Pese a ser el último día de la primavera, el calor ha sido ya de pleno verano, de un verano anticipado que viene haciéndonos sudar desde hace más de un mes. El caudal de los ríos que pasan por Ripoll (el Ter y el Freser) va menguando, a cada semana que pasa, por la ausencia de lluvias, y pronto, sobre todo en las cabeceras de los ríos, más que buscar a los peces, tendremos que buscar el agua misma.


Aun siguen saliendo truchas grandes en Ripoll, pero cada vez va a ser más dificil pescarlas, pues de seguir menguando el caudal del río pronto buscarán refugio en los canales.




JORNADA DE PESCA Nº 747



Pese a ser el último sábado de la primavera, antes de la llegada oficial del verano astronómico, el calor que hizo en Ripoll, destino de esta jornada de pesca, fue de plena canícula.
El verano anticipado que viene acompañándonos, de un modo inusual e ininterrumpido, desde finales del pasado mes de  abril, con su escaso registro de precipitaciones, especialmente en las cabeceras de las cuencas fluviales, está dejando nuestros ríos con un caudal propio del pleno estío, cuando todavía ni tan solo ha llegado San Juan. Esperemos que llueva algo más que puntuales tormentas esporádicas, de pura rabia, mucho trueno y aguacero tan corto como intenso, o de lo contrario, en muchos ríos de nuestra geografía más que intentar localizar los peces, tendremos que buscar el agua misma.
Tan solo una semana después de mi última visita a Ripoll, tanto el Ter como el Freser fluyen con un poco menos de caudal, lo que hace que la pesca se vuelva bastante más incómoda. Puestos a buscar el agua, y la alegría de la fresca corriente, que es el escenario que mas frecuenta la trucha en verano, me decidí a pescar, por lo menos una parte de la jornada, aguas abajo de la desembocadura del Freser en el Ter, a la altura del azud del jardín botánico.
La esperanza de poder pescar en un río mediamente alegre se cumplió solo en parte, pues a medida que el río se alejaba de la ciudad, bajaba la lámina de agua, más que nada dedibo al hecho de las derivaciones por los canales van exprimiendo al mismo. De hecho, más abajo del puente del Castell de l´Adrell, a menos de un kilómetro de la unión de los dos ríos, no bajaba ni la mitad de caudal.
Ya podéis suponer, que con este río menguante el ejercicio del vadeo sería poco o nada complicado, pero por lo menos en esta parte inferior de lo que antaño fuera el coto sin muerte de Font Viva hay que extremar precauciones porque el lecho del río espura roca madre, y hay muy peligrosos agujeros excavados en la misma.
Si algo de bueno tiene el verano, y más en un río pasando sed, es que impera el "jogo bonito", o pesca lo más ligera posible, a lo largo del día, y que te ves forzado, si o si, a sacar línea del carrete para proyectar secas o tandems muy ligeros. De hecho, la pesca con ninfas pesadas se restringió a un periodo muy corto de la mañana, para prospectar la poca porción del río que bajaba con un caudal relativamente potente y en donde hubiese nivel de agua suficiente para tener profunidad y que las trucha quisieran refugierse en lo hondo.
El protagonista absoluto del dia, a nivel señuelos, fue nuevamente el tándem de seca y ninfa, compuesto de un socorrido y resultón tricóptero de pelo de ciervo, y de un perdigón, pequeño y liviano, de color rojo. Me bastó con eso para ir pescando, con cierto éxito, a lo largo del día. Sin embargo, esta visto que cada jornada de pesca es una historia bien diferente: la semana anterior,  
pescando también en Ripoll, y coincidiendo parcialmente en escenarios con esta que os relato, las truchas se volvían locas por el tricóptero, peludito y tupido, bailando la polka en el fragor de la corrientes; sin embargo, en esta jornada la inmensa mayoría de las picadas se las llevó el pequeño perdigoncillo de color rojo. Las truchas, en verano, se pirran por la danza de los tricópteros, pero me temo que en esta ocasión había demasiada poca corriente, para una danza de moscas que fuera del gusto de nuestras amigas.
En acción de pesca, el día se dividió en tres partes, dos de ellas pescando en el Ter, por debajo de la presa del jardín botánico (mañana y mediodía-primera hora de la tarde), y otra en el Freser, ya entrada la tarde, dentro del casco urbano.
La mañana transcurrió pescando uno de los pocos tramos de río que lleva todavía un caudal aceptable para cubrir con ninfas tanto extensión de lámina de agua, como profundidad. Una parte de esta pesca matinal la llevé a cabo paseando un combo de ninfas de mas peso y volumen, y resultó bastante infructuosa, salvo la picada de un hermoso ejemplar de trucha fario que pasaba largo de los 40 cms. Un ejemplar bello y bravo, que me dió una muy digna pelea antes de ser ensalabrado. Mereció una foto, máxime cuando, en mi humilde opinión, tal como baja el río y si todo sigue igual, no será muy probable que truchas de este porte sigan dando la cara, ya que no tardarán, si la lluvia no lo remedia, en buscar refugio y acomodo en los canales.
Pasado el mediodía, y hasta pasadas las dos de la tarde, estuve tentando a la truchas de las hasta hace poco vigorosas corrientes aguas arriba del puente del Castell de l´Adrall, convertidas ahora, con el estiaje, en casi en una tabla con apenas algunos rabiones de débil corriente. Un escenario bastante incómodo de pescar, pues el lecho del río es pura roca madre, y está repleto de agujeros y socavones, fruto de la erosión. Sin embargo, son estas oquedades las que aprovechan las truchas para refugiarse, y gracias a ellas, y al perdigón rojo del tándem, pude comenzar a capturar pintonas, concretamente cinco, todo y que de un tamaño bastante contenido.
Sobre las dos de la tarde, y bajo un sol de justicia, atravesé gran parte de la ciudad a pie, con la caña en la mano, para ir a apurar las horas de pesca de la tarde en el Freser, en medio del casco urbano.
En una tarde así, y a una hora tal como esa, el contundente y tórrido sol estival nos hace vivir ensoñaciones, mientras hacemos algo parecido a una siesta ambulante. 

"Una máquina de tren detenida y oxidada, en una via muerta, nos habla de tiempos industriales, revoluciones obreras y ríos sucios de espuma marrón Buena hora para estar, por ejemplo, en una sala de estar de muebles amarillo-huevo, esperando a algo o a alguien mientras se nos congela el sudor del cogote por la acción de un insano y antinaturalmente frío aire acondicionado, y suena por el hilo musical un programa de sambas. ¿Os habéis fijado? Con el sol que cae y siguen encendidas las farolas, con esa luz triste que recuerda inviernos gélidos, cuando el viento helado sopla a través de piedras románicas. Ya casi llego al callejón que me dejará el río, mientras en un piso alguien mira a ese pescador que quiere pasar desapercibido, como quien mira un escarabajo, antes de volver a compartir sudor y fluidos con su amante, y en algún parque, niños que nunca duermen la siesta hacen estallar petardos demasiado potentes, de los que te evocan gusto de coca de frutas en el paladar, hacen volar despavoridas a las palomas y ponen a ladrar, en gran algarabía, a todos los perros del vecindario".

Por suerte, Ripoll no es una ciudad demasiado grande, pues de lo contrario, en el itinerario a pie para cambiar de río, mis ensoñaciones hubieran terminado en convertirse en pesadillas surrealistas.
Rehidratado, tras la caminata, a base de te con limón. Me dispuse a pescar, lanzando largo el tandem, uno de mis escenarios "clásicos" de siempre en mis jornadas de pesca en Ripoll, y que esta vez también me fue productivo, de nuevo gracias a ese perdigón minúsculo al que las truchas parecen tener tanto apego, y en especial en días en que no están demasiado por tricópteros, máxime cuando estos, como dije antes, han perdido su encanto como bailarines.
Un fin de jornada bastante productivo, con siete capturas más, casi todas también de escaso porte, de entre 20 y 25 cms, todo y  que... la última trucha del día, la número trece, resultó ser un buen ejemplar, de un poco más de 30 cms. Aparte de esto, fue en este último tramo cuando picó la única trucha que se interesó por el tricóptero del tándem. Una bella y compasiva señorita, que no le importó bailar con el más feo.
Camino del coche, de nuevo bajo un sol implacable... ya no hay más tiempo para ensoñaciones. La pesca terminó, y ahora la ensoñación cede ante algo más prosaico, como reponer fuerzas con una buena merienda. De pastelería, por supuesto, como manda la tradición.     
      




La bajada del caudal del Ter ha transformado las impetuosas corrientes, aguas arriba del puente del Castell de l´Adrall en poco menos que una tabla. 




Cada día de pesca es una historia bien diferente. La semana anterior, pescando también en Ripoll, las truchas se volvían locas por el tricóptero de pelo de ciervo bailando en las corrientes, y esta semana la inmensa mayoría de las picadas se las llevó el pequeño perdigoncillo de color rojo. A las truchas, en verano, les suele gustar el baile del tricóptero, pero me temo que esta semana había damasiada poca corriente para una danza de moscas que fuera de su gusto.    


JORNADA DE PESCA Nº 747


Sábado, 20 de junio de 2015

Temporada 2014 - 2015 - Nº 28
Temporada de Salmónidos 2015 - Nº 13

Coto de Ripoll - Campdevànol S. M. - TE09B
Ríos Ter y Freser

Pescador:
Ferrsn RUBINSTEIN

Capturas: 12 truchas fario a ninfa y 1 trucha fario a mosca seca

Equipo de pesca a mosca:

Caña: Vision GT four - 9 pies - línea 5
Línea: Adams 6 WF - flotante
Carrete: Adams

Climatología: día soleado y caluroso.

Caudal: por encima de la desembocadura Frese en el Ter, bajo; hacia abajo, el río Ter lleva un caudal que puede ser medio-bajo o bajo según tramos, dada la acción de los canales.

Condiciones de vadeo: sin riesgo, y pudiendo prescindir del bastón de vadeo salvo en grandes pozas, o en algunas partes del río cuyo lecho es de roca madre.

Hora de inicio de la jornada: 09,00 h.
Hora de finalización de la jornada: 16,45 h.

La música de hoy:

Viaje de ida:

Concierto para piano y orquesta en "DO" menor
Concierto para violoncello y orquesta nº 1
"Encuentro" (fantasía para violoncello y piano)
Obertura-Concierto en "FA" mayor
Joachim Raff

Concierto para piano y orquesta nº 2
Alexander Glazunov

Viaje de vuelta:

Concierto para piano y orquesta nº 2
Piotr Ilych Tchaikovsky

Concierto para violín y orquesta en "LA" menor
Anton Dvorák

Concierto para violoncello y orquesta nº 2
Joachim Raff

Líneas Tensas!


Ferran RUBINSTEIN.







sábado, 13 de junio de 2015

JP-746. REVIVIENDO LOS VERANOS DE ANTAÑO EN FONT VIVA. Sábado, 13/06/2015


La mayor parte de mis jornadas de pesca en Ripoll, son intentos inconscientes de revivir los tiempos dorados del antiguo coto sin muerte de Font Viva.

Pescando a mosca, la acción de pesca de esta jornada estuve protagonizada por truchas muy activas en las corrientes, que no dieron tregua al tandem de seca y ninfa triunfador del día: tricóptero de pelo de ciervo y perdigón rojo encendido.
En el exiguo tramo del Freser, del que antaño fuera el coto sin muerte de Font Viva, fue donde se concentró la mayor parte de mi acción de pesca en esta jornada, en la que la pesca en corrientes, recibiendo la mayoría de las picadas en las derivas aguas abajo de mi posición, fue la gran protagonista.



JORNADA DE PESCA Nº 746


En esta segunda jornada de pesca del mes de junio, plenamente estival, todo y que la llegada del verano astronómico está aún a casi dos semanas vista, he tenido la suerte de compartir río y peces en Ripoll con mi amigo Dmitriy Girshin, ese excelente pescador ruso de lance ligero, con el que hemos formado una sociedad mixta de aventuras de pesca a mosca y spinning, a la que hemos bautizado jocosamente "Forel Kommando" (1). Para Dmitriy, Ripoll y sus dos ríos (el Ter y el Freser) son sinónimos de pesca tan productiva como divertida, siendo tanto el coto de Ripoll-Campdevànol, como la zona libre de Ripoll unos de sus escenarios de temporada favoritos. Por mi parte, siendo como soy un hombre siempre anclado en la nostalgia y el pasado, cada dia estoy mas convencido de que mis jornadas de pesca en los ríos de esta ciudad, cuna de Catalunya y puerta de entrada principal al Pirineo Oriental, son, cada día más, intentos inconscientes de revivir las fabulosas jornadas del antiguo coto sin muerte de Font Viva, hoy en dia desaparecido, y que fue, a lo largo de los años centrales de la década pasada, uno de mis cotos de temporada predilectos, en donde tuve la suerte de vivir jornadas de pesca simplemente gloriosas, tanto en abundancia y calidad de capturas, como en emociones
Este verano anticipado y desubicado en el calendario astronómico, sigue su curso sin visos de retornar a una situación climatológica primaveral. De hecho, a las altas temperaturas que venimos soportando desde principios del pasado mes de mayo, se ha unido un fenómeno tan veraniego como es el de las tormentas. A lo largo de la semana pasada, han caído auténticos diluvios de agua y granizo en algunas localidades de la zona Pirenáica y de la Catalunya Central (los más destacables, los más de 100 l/m2 en Berga y Olot). Sin embargo, y de un modo también típicamente estival, esta actividad tormentosa ha sido, a la vez, de corta duración y de distribución muy irregular, de tal manera que mientras en algunas localidades los bomberos no han dado abasto a achicar agua de bajos y garajes, en otras situadas a apenas diez kilómetros de distancia no ha caído ni una gota. Este fue el caso de Ripoll y de los valles de la cabecera del Ter ydel Freser, en donde apenas si cayó algún breve chaparrón, mientras que en otras poblaciones pirenaicas se desbordaron torrentes y arroyos. Quizás, fue por esta peculiaridad en la distribución de las lluvias, que nos encontramos los dos ríos que confluyen en Ripoll con un caudal muy bajo (2), pero de agua muy limpia, prueba de que por lo menos en las anteriores veinticuatro horas apenas si hubo precipitación superior a las décimas de litro por metro cuadrado. 
Siguiendo la tónica de la semana, a nivel meteorológico, este día de pesca en la capital del Ripollés obedeció a lo caótico y errático de la climatología veraniega. Llegamos a Ripoll  con amenaza de lluvia y temperatura fresca, pero al poco de comenzar a pescar salió el sol y la temperatura subió rápidamente. A primera hora de la tarde, los nubarrones, que en esta ocasión venían de Osona, en dirección sur, cubrieron el cielo y hubo un gran concierto de truenos acompañado de un poco de aparato eléctrico. Mucho ruido, y pocas nueces, pues apenas si cayeron cuatro gotas mal contadas antes de que la nubosidad pasara rápidamente, saliera de nuevo el sol, y al ascenso de la temperatura se sumase una fuerte sensación de bochorno.
Justo acababan de abrir la pastelería de enfrente del famoso Monasterio de Santa María, que Dmitriy y yo ya estábamos desayunando croissants y ensaimadas de nata, y era un poco más de las nueve que acabábamos de montar aparejos y nos íbamos para el río.
En esta ocasión, Dmitriy decidió pescar las zonas más meridionales del coto, en las afueras de la ciudad, comenzando la acción de pesca cerca de la Colonia Santa María, y subiendo hacia el casco urbano por la Colonia Agafallops y puente del Castell de l´Adrall. Por el contrario, yo preferí quedarme en los límites de lo que fue mi querido y añorado coto sin muerte de Font Viva, pescando primero un corto tramo de la zona libre sin muerte del Ter, para pasar después a hacerlo la mayor parte de la jornada en el exiguo tramo del coto del Freser, que queda entre el jardín botánico y el puente del paso a nivel.
La elección de Dmitriy resultó excelente, pues acabó haciendo una muy buena pescata, y no solo de truchas: 24 pintonas de diversos tamaños, 1 bagra y 1 barbo colirrojo. Tampoco voy a entrar en detalles de lo que fue el devenir de su jornada de pesca, pues lo podéis leer en su blog "A Spinning por España" (todo y que está en ruso, siempre podéis utilizar un traductor automático de entre los que están disponibles en Internet) La mía, a priori puede parecer que no fue tan buena, dado que no capture tantos peces (11 truchas fario, en salabre), pero la verdad es que la jornada resultó muy entretenida, y me permitió darme el gusto de viajar a un pasado del que tengo muy gratos recuerdos.
De todas maneras. y si os he de ser sinceros, el hecho de que los resultados, en forma de capturas, de Dmitriy casi tripliquen los míos no se debe a que el spinning sea más productivo que la mosca; se deben fundamentalmente a que Dmitriy es muy buen pescador de lance ligero, mientras que yo, como mosquero, soy bastante mediocre, por decirlo de una manera bastante piadosa.      
El hecho de que ambos ríos bajasen muy magros de caudal, exigió una pesca lo más ligera posible. Esto, unido a que la mayor parte de tramos tienen anchura suficiente, y no hay demasiados sectores emboscados, permitió que me pasase la mayor parte del día lanzando (bien fueran tandems o moscas secas), en vez de condenarme a una aburrida pesca al hilo a golpe de muñeca, disfrutando así de la esencia misma de la pesca a mosca, del hecho que la hace realmente tan diferente de otras modaliades, y que no es otro que el fly-casting.
Como de antemano sabía que ir en verano a Ripoll es sinónimo de pesca a mosca ligera, y sabedor también de que el recurso del tandem de seca y ninfa iba a ser muy utilizado, como así fue, equipé mi caña Vision GT Four con una línea del 6, en vez de la del 5 para la cual está diseñada, lo que me permitió lanzar secas voluminosas y tandems, con incluso mayor solvencia que con la linea original (hechos los oportunos ajustes al bajo de línea, claro está). Al igual que sucede con otra de mis cañas de línea 5, la Grauvell Titanium, creo que el modelo que tengo de Vision lanza mucho mejor, más lejos y con menos esfuerzo con una línea un calibre por encima del indicado por el fabricante.
El principio del día no fue nada fácil, pues en la zona en que probé, para comenzar, no tuve ni una picada a la ninfa en las corrientes. Más pronto de lo que esperaba, en un gran parado de agua, hubieron cebas esporádicas, y lo intenté a seca, también sin éxito. Creo que le dediqué un tiempo excesivo a esas truchas resabiadas y difíciles, pues a las diez y media aun no había tenido ni una picada. Momento de recapacitar, de tragarse el orgullo, y de cambiar de zona para probar suerte en otro lado, que el día es muy largo, y peces hay en el río. Además, sabed que la historia de los bolos más crueles está llena de pescadores que creían saber demasiado, y de sus asedios cansinos e infructuosos a las fortalezas líquidas de truchas que se han empeñado en comer algo que no está en su caja de moscas.
No fue hasta cambiar de zona, e incluso de río, cuando mi suerte comenzó a cambiar, y no fue hasta que comencé a pescar del modo menos ortodoxo posible que no comencé a capturar peces. Viendo que no había manera de obtener picadas pescando de cara a la corriente, pasé a hacerlo a la française, o sea lanzando el tandem aguas abajo. Y fue en esa deriva baja cuando las truchas se interesaron por un combinado de imitaciones que hizo estragos: un simple tricóptero de pelo de ciervo, y una pequeña ninfa de tipo "perdigón¨" de color rojo encendido. En la deriva baja, todo lo que antes, pescando de un modo más "convencional" era apatía, o como mucho algún ataque esporádico y sin convicción, se transformó en furia y agresividad: las pintonas de las corrientes se volvían locas por la danza del tricóptero y el perdigón dando saltos y dragando descaradamente en la lámina superficial de agua. La apatía ante una deriva lógica y ordenada, en un tempo rayano al Andante o, como mucho, al Allegro Moderato, terminó tan pronto las imitaciones se pusieron a bailar una alocada polka schnell digna de los Strauss vieneses. 
Quizás la peor decisión que tomé a lo largo de la jornada, fue el no volver a darle un repaso a las vigorosas corrientes de los tres puentes (ferrocarril, calle del paso a nivel y peatonal), pues seguro que hubiese capturado más peces. En vez de esa apuesta por lo seguro, preferí gastar la última hora y media tentando, de nuevo a mosca seca, las truchas del parado de agua de la zona libre sin muerte del Ter, en donde había comenzado a pescar por la mañana. 
Sinceramente, no se ni lo que comían, porque no fui capaz de de ver emergencia de mosca acuática alguna. Como mucho, y como suele ser habitual en las aguas paradas con cierto nivel de sedimento, pululaban unos dipterines a los que identifiqué como quironómidos. 
Me dieron julepe, esas truchas, y me lo dieron bien dado, pues ni con la imitación de la pequeña mosquita, ni con imitaciones de emergentes varias conseguí mas que una picada, tan rápida que no me dio tiempo a clavar... y nada más.
Justo cuando había divisado una insolente carpa nadando tranquilamente casi a tocar de mis pies, llegó Dmitriy y me sorprendió en mis infructuosos intentos de pescar a ceba vista. El hombre estaba muy cansado, tras una larga caminada remontando río bajo el sol, y decidimos que ya era momento de reponer fuerzas con otra visita a la pastelería.
Antes de salir del agua, Dmitriy me dejó su caña de spinning e hice unos cuantos lances para ver si me acordaba de pescar a cucharilla. La verdad es que me tuvo que llamar la atención por dejar demasiado hilo suelto antes de lanzar. Mi mano izquierda siempre anduvo buscando algo que era distinto (una linea que traccionar, en vez de la manivela del carrete). Además, fue de un pelo que no envío su cucharilla ondulante "Daiga", de fabricación ucraniana, a los árboles de la orilla de enfrente, pues la de Dmitriy es una muy buena caña de spinning, de las que lanza señuelos muy ligeros con el mínimo esfuerzo. Esta visto que si algún día me da por pescar a lance ligero, bien sea con cucharillas o con buldó, necesitaré un pequeño curso de reciclaje. De momento, no tengo planes de hacerlo para pescar en el río, pero... otra cosa es en  el mar, a donde espero volver a pescar, tras una larga ausencia, este verano. Y para pescar allí, en el Reino de Neptuno, no pienso invertir en ningún equipo de mosca específico adicional, teniendo como tengo, muertos de risa en mi armario trastero pero en perfecto estado de conservación, cañas, carretes y señuelos de mi época de pescador de black-bass, que piden a gritos que les den una oportunidad, ni que sea llenándose de sal, además de una estupenda caña Adams de 9 pies para línea ocho que está loca por lanzar streamers contra las olas.     



PD - Por si no lo habéis notado, vuelvo a disponer de cámara de fotos. A ver cuanto me dura esta.



(1) En ruso, "Comando Fario"
(2) Aguas abajo del aforo de Ripoll, con el Freser ya desembocado en el Ter, según datos del ACA bajaban 8 m3/seg este sábado 13/06/2013.



Mi amigo Dmitriy Girshin, un excelente pescador de lance ligero ruso, disfrutó al máximo de las truchas activas de Ripoll, e hizo una pescata escandalosa, que triplicó en resultados a la mía, que tampoco fue nada mala. No es que el lance ligero, como modalidad, sea mejor o peor que la pesca a mosca; simplemente Dmitriy es un muy buen pescador de spinning, y yo soy un mosquero poco menos que mediocre, por decirlo de un modo piadoso.


Tras la merienda, de pastelería por supuesto, siempre viene bien dar un paseito, y mas en una ciudad con tanto encanto como Ripoll.




JORNADA DE PESCA Nº 746


Sábado, 13 de junio de 2015

Temporada 2014 - 2015 - Nº 27
Temporada de Salmónidos 2015 - Nº 12

Coto de Ripoll - Campdevànol S. M.
Ríos Ter y Freser

Pescadores:
Dmitriy Girshin
Ferran RUBINSTEIN

Capturas:
Dmitriy Girshin: 24 truchas fario con cucharilla, 1 barbo colirrojo con cucharilla y 1 bagra con cucharilla.
Ferran RUBINSTEIN: 6 truchas fario a ninfa, 4 truchas fario a mosca seca y 1 trucha fario con mosca ahogada.

Equipo de pesca a mosca (solo Ferran RUBINSTEIN)

Caña: Vision GT four - 9 pies - linea 5
Linea: Adams 6 WF  - flotante
Carrete: Adams

Climatología: muy variable, con alternancia de sol y nubes e incluso un amago de tormenta, sin apenas precipitación, a primera hora de la tarde; temperatura fresca a primera hora de la mañana, y calurosa con fuerte sensación de bochorno a partir del mediodía.

Caudal: bajo (8 m3/seg., según datos del ACA, aforo de Ripoll aguas abajo de la desembocadura del Freser en el Ter).

Condiciones de vadeo: vadeable sin dificultad, y sin ser necesario el uso del bastón de vadeo, aunque si recomendable.

Hora de inicio de la jornada: 09,15 h.
Hora de finalización de la jornada; 17,00 h.

La música de hoy:

Sin audiciones, debido a que Dmitriy y yo hemos aprovechado los viajes de ida y vuelta para hablar, sobre todo de pesca. Todo y así, han sonado como música de fondo obras de Raff, Glazunov y Reinecke.


Líneas Tensas!


Ferran RUBINSTEIN..