"Si, al igual que yo, sois de los que creeis que tenéis poco que enseñar, mucho que aprender y aún más que compartir, éste es vuestro blog".

sábado, 31 de agosto de 2013

JP-668. COTO DE ANGLÈS - PASTERAL INTENSIVO S. M. TE15. Viernes, 30/08/2013.


Con el final del mes de agosto siempre llega mi cumpleaños, y este año ha sido un tanto especial: no siempre se cumplen cincuenta años.  

A mis 50 años recién cumplidos, creo que la pesca ha sido una de las cosas que más diversión y experiencias positivas ha aportado a mi existencia. Desde que a finales de los 90 comencé a pescar a mosca, mi vida como pescador entró en una nueva dimensión, en la que he disfrutado aún más del río y de sus habitantes, y en la que el placer por la pesca se a trasladado incluso fuera del río, aprendiendo siempre, dentro y fuera del mismo, cosas muy interesantes, y conociendo gente de gran valor a nivel humano, que me ha enseñado a ver la pesca y el río con otros ojos. Muchas gracias, amigos.

El regalo de cumpleaños, por parte del río, consistió en un estupendo pack de 4 truchas fario, pescada a mosca seca, y de una trucha arco-iris, de propina, pescada con la micro ninfa del tándem. 

Hasta primera hora de la tarde, me temía que el regalo de cumpleaños consistiría en un bolo. Sin embargo, a partir de esa hora se animaron a picar,. En la foto, la preciosa fario que, parafraseando el argot futbolístico, "abrió la lata". 

Uno no deja de admirar la belleza de estos peces, y se pregunta como puede haber energúmenos que vean en ellos solo comida. Estos seres,  que nos regalan experiencias tan inolvidables y combates tan deportivos, merecen seguir nadando en el río, para poner a prueba la pericia y la paciencia de otros pescadores. 

El caudal del Ter, aguas abajo de la presa del Pasteral, sigue siendo majestuoso. Pescar un río así es una gozada, pero también supone un gran esfuerzo físico, a la hora de sobre todo para los pescadores que, como yo, no comimos bastantes sopas de pequeños

El envoltorio, colorido, sugerente y tentador, del regalo de cumpleaños ha sido un soleado y radiante día de verano, en el que el calor no ha apretado demasiado, y del que, aparte de las truchas, me llevo como recuerdo especialmente esta foto, a modo de souvenir de un bello lugar. 


JORNADA DE PESCA Nº 668.

La jornada de pesca aquí reportada, adelantada al Viernes, ha supuesto mi último día de pesca como "cuarentón", pues el día siguiente era mi 50º cumpleaños. Cincuenta años dan mucho de si, y no no engañe,os, ahora si que por encima de opiniones optimistas y pesimistas, en lo que se refiere a tiempo para vivir, si Dios quiere, la botella de la vida comienza a estar más vacía que llena.
En estos cincuenta años he vivido experiencias extraordinarias y estimulantes, y he pasado por momentos amargos y decepcionantes, pero sobre todo mi existencia, como la de la inmensa mayoría, ha estado repleta de días grises y anodinos, pura paja existencial, dedicado a la ardua labor de ganarse el pan, y a otras tareas mecánicas y rutinarias que poco aportan al crecimiento personal y espiritual. Por suerte, la pesca ha sido una de mis aficiones que más intensamente he vivido, y que más diversión y experiencias positivas a aportado a mi vida. Desde que a finales de los años noventa comencé a pescar a mosca, mi experiencia como pescador entró en una nueva dimensión, en la que he disfrutado aún más si cabe del río y de sus habitantes, y en la que el placer por la pesca se ha trasladado incluso fuera del mismo, aprendiendo mucho más sobre este tema infinito, y además me ha permitido conocer a gente muy interesante, sobre todo a nivel humano, que me ha enseñado a ver el río y la pesca con otros ojos. Muchas gracias, amigos.
El regalo de cumpleaños del río, entregado por el Ter en "Magic Anglès" en nombre de todos los ríos que he pescado hasta el momento, ha sido un pack de cinco truchas de gran belleza y bravura (cuatro farios y una arco-iris). El envoltorio colorido y excitante del regalo ha sido el de un apacible, soleado y no excesivamente caluroso día de verano. Para entregarme el mismo, el Ter en la parte alta de "Magic Anglés" se ha puesto sus mejores galas: un caudal medio-alto, como viene siendo normal últimamente, que ha exigido un vadeo y un avance por el río no exento de precaución.
Hasta primera hora de la tarde estaba convencido de que el río me iba a regalar un bolo para mi cumpleaños. Sin embargo las cosas se comenzaron a animar precisamente al entrar en una zona de corrientes más vivas, en la que el tricóptero fue, como suele ser en estos meses de verano, el gran protagonsita.
Todo y lo alto del caudal, de la escasa presencia de insectos, y de la poca actividad de las truchas en superficie, seguí confiando a lo largo de la mañana en el "jogo bonito" y pescando con el ligero aparejo de tándem de tricóptero de pelo de ciervo y microninfa tipo perdigón, lanzando lo más lejos posible para prospectar el máximo de lámina de agua.
Como he dicho antes, bien pasado el mediodía horario llegó la entrega de regalos. La primera picada fue de esas "veraniegas", un ataque súbito e inesperado al tricóptero en un rebullir de agua entre las piedras de una corriente de escaso calado. Prospectando la misma reiteradamente, conseguí un par de picadas más a la mosca flotante por parte de truchas a las que apenas les dí un revolcón, y cuando ya estaba pensando en mudarme de sitio, apenas noté una burbuja en la corriente y apareció prendida de la microninfa una de esas truchas irisadas tan características de Anglès, con su libre intensamente plateada y sus aletas de color rojjizo, y que según mi amigo Carles Vivé son nativas del río (1).
A partir de aquí, con la fe y la confianza que da el haber evitado el bolo, todo y que a tan tardía hora, tuve claro que por el momento, y sin ver todavía una actividad frenética en superficie, las truchas estaban muy cómodas en el frescor de las corrientes más vivas. Así pues pasé pescar, simplemente a seca y con un tricóptero "bien peludito" este tipo de escenarios, y de esta manera, pasadas largas las tres de la tarde había conseguido capturar y soltar tres estupendas farios más, con picadas de esas "de infarto", pues te pillan por sorpresa cuando y donde menos te lo esperas.
La verdad es que si bien todas las truchas de esta jornada estuvieron rondando los treinta centímetros, y ninguna de ellas respondió a lo que muchos llaman "un torpedaco" o "una barra de pan", lo cierto es que me dejaron maravillado sus  coloridas y variadas libreas. Uno no deja de admirar la belleza de estos peces, y se pregunta como pueden haber energúmenos que vean en ellos simplemente comida. Estos seres, que nos regalan experiencias inolvidables y épicos combates, merecen seguir nadando en el río, para poner a prueba la pericia y la paciencia de otros pescadores.
Sobre las tres y media de la tarde, salí del río para dar un descanso a mis piernas y a mis lumbares, y tras el habitual "iced tea and smoking break" decidí volver a dar una oportunidad a los escenarios de la mañana; corrientes más moderadas e incluso lentas en comparación con las que había estado pescando desde el mediodía.
Cuando volví, con sigilo, a asomarme al río, la película era bien otra. Ahora, bajo el sol de la tarde, en un juego de luces y sombras muy distinto, si que las truchas estaban en superficie ¡muchas de ellas!, todo y que enseñando reiteradamente el lomo, que no la boca, siendo esto señal de que estaban poniéndose moradas a emergentes.
Mal asunto este, el de ver lomos en vez de bocas en "Magic Anglés", pues en momentos así, y viendo que vuelan tanto efémeras de variados tamaños y tricos de los de manual de pesca, si las truchas se ponen a comer emergentes suele ser sinónimo de que te espera devanarte los sesos para dar con la imitación más adecuada, máxime cuando todas las truchas que veía comer, siempre enseñando el lomo, eran ya truchas veteranas y no esas pequeñas farios de repoblación que se lanzan como locas a por lo primero que flota, sea insecto o colilla de cigarrillo.
Como ese tramo lo podía pescar con relativa comodidad, en comparación con la tensión constante con la que ha había tenido que manejarme en las corrientes más vivas, acepté el desafío y me quedé a probar suerte. Para empezar, cambié completamente el bajo de línea, alargándolo y adelgazando el tramo final. A continuación, empezó un auténtico desfile de moscas. Enfrascado como estaba se me hicieron las cinco y cuarto de la tarde y lo máximo que conseguí fue entablar combate con dos truchas (una de ellas si que era un auténtico "torpedo") que terminaron picando a la misma mosca, una emergente "de fantasía" de color rosa, y que no llegaron al salabre. Toda la suerte que había tenido peleando con truchas en corrientes vivas, en donde es más fácil perderlas a la que se descuelgan río abajo, no la tuve con las dos picadas en las corrientes más mansas: la trucha más pequeña se me desclavó a las primeras de cambio, fruto seguro de alguna mala rotación de muñeca por mi parte que le sacó la mosca de la boca; en lo que respecta al "misil con aletas", pues ya os podéis imaginar, por enésima vez pegó un sprint viendo lo cerca que estaba el salabre, y en una carrera alocada, sacando línea del carrete consiguió buscar refugio bajo el tronco de un enorme árbol derribado en medio del río, y allí dije adiós tanto al pez, como a la mosca de mi caja por la que se había interesado.  
De vuelta al coche, cansado pero muy feliz con tan estupendo regalo de cumpleaños, fui empapándome -en un paseo inusualmente lento- de la enorme belleza de una tarde de verano en el río. Son estos los momentos gratos que te regala la vida, una vida que este último fin de semana de agosto ha llegado a sus cincuenta años. Espero que no me falten días y momentos así en lo que me quede por vivir. Son muchas las gratas experiencias vividas hasta ahora gracias a la pesca, hayan peces en el salabre o no, y mientras no me abandone la salud, espero seguir yendo al río con la caña en la mano para continuar disfrutándolas   



(1) Corren diversas opiniones acerca del origen de estas truchas. Hay rumores acerca de que aparecieron por primera vez en la Riera de Osor, y fueron traslocadas por pescadores a "Magic Anglès". Otros dicen que han nacido en el mismo río, o sea el Ter, y que son descendientes de truchas arco-iris de repoblación que una vez se han aclimatado al río han conseguido prosperar. El caso en que en Bagà, en el río Llobregat se da un caso parecido, y también -todo y que esto sólo lo sé "de oídas"- pasa lo mismo en algunos tramos del Segre entre el pantano de Oliana y La Seu d´Urgell. Mi modesta opinión es la misma que la de mi amigo, técnico forestal y veterano pescador Carles Vivé: son truchas arco-iris nacidas en el mismo río.                                           


JORNADA DE PESCA Nº 668.

Viernes, 30 de agosto de 2013

Temporada 2012 - 2013 - Nº 41
Temporada de Salmónidos 2013 - Nº 25

Coto de Anglès - Pasteral Inensivo S. M.
Río Ter

Pescador:
Ferran RUBINSTEIN

Capturas: 4 truchas fario a mosca seca y 1 trucha arco-iris a ninfa.

Climatología: soleado y caluroso.

Caudal: medio (aproximadamente 15 m3/seg.)
Condiciones de vadeo: vadeable con mucha precaución y con la ayuda de un bastón de vadeo.

Hora de inicio de la jornada: 10,00 h.
Hora de finalización de la jornada: 17,15 h.

La música de hoy:

Viaje de ida:

Concierto para piano y orquesta nº 2
César Franck

Concierto para piano y orquesta
Francis Poulenc

Viaje de vuelta:

Sinfonía nº 5 "Lenora"
Joachim Raff

Concierto para violín y orquesta en "RE" mayor
Erich. W. Korngold

"Variaciones Sinfónicas"
César Franck

Líneas Tensas!


Ferran RUBINSTEIN.

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