JORNADA DE PESCA Nº 545
Hacía once años que no pescaba en el Coto de Malagarriga. De hecho, la última vez que lo visité, en el año 1.999 aún lo pesqué a cucharilla. Mi retorno a esta zona de pesca controlada, tan denostada en algunos foros de pesca a mosca por no pocos mosqueros, no ha podido ser más sonada, pues este sábado he batido de nuevo, en poco menos de un año y contra pronóstico, mi record de capturas de truchas en un solo dia: ochenta truchas, ni una más, ni una menos, sesenta y tres arco-iris y diecisiete farios, y que allí deben continuar (salvo captura posterior por parte de algún “orco”), pues ayer tenía órdenes de mi señora de no traerle las preceptivas seis truchas del cupo. Captura y suelta, si, y además hasta la saciedad.
Para una pesca tan prolija en capturas (y sueltas), que llegó a momentos punta de soltar un pez, volver a lanzar y acto seguido tener otro pez prendido al otro lado de la linea, creo que se dieron varios factores, pero sobre todo el más determinante fue la total ausencia de presión de pesca en el coto: ayer sólo ví a seis personas pescando, las seis haciéndolo a cucharilla pero sin moverse escasamente de los cien metros que separan las caseta de pescadores de la pasarela, y las seis se habían ido antes de las dos de la tarde.
Además, el rio estaba no ya repoblado, sino muy repoblado, cosa que me dá a pensar que hace ya tiempo que es poco pescado, y que las repoblaciones se han ido acumulando sucesivamente, sin que se haga poca mella en el stock de peces que nada a fecha de hoy por el rio. Y claro está, y al menos para mi, no queda otra explicación que dar que el “temps de bolets” (temporada de setas), está alejando a muchos pescadores del rio, y sobre todo a aquellos que lo son de modo ocasional, o como mucho de temporada, y que a la que llega septiembre, también compaginan la pesca con la caza, o la búsqueda de setas.
Por supuesto, el factor climatológico creo que también tuvo mucho que decir. Aunque el dia amaneció nublado y frio, mientras montaba aparejos a eso de las nueve menos cuarto de la mañana ya se abrian claros. A media mañana el sol alternaba con las nubes y la temperatura subió un poco. A partir de mediodía lució el sol, e hizo incluso calor. Un dia de pesca con una temperatura tanto del ambiente, como del agua, ideal, y además con un agua limpia, y en la que hubo varias eclosiónes de efémeras a lo largo del dia.
Y por si fuera poco, a mi me ha entrado un extraño “ataque de ambición”. Cuando al mediodia llevaba un poco más de veinte truchas en mano, me atacó la extraña inquietud de saber hasta donde podía llegar explotando aquel estado de frenesí de la truchas, y no me he conformado con pescar a medio gas, o con irme a los rinconcitos en donde subían a tentarlas a seca, sino que he seguido pescando a tándem, e intentando por un dia ver el rio como un pescador de competición, como si fuera uno de esos muchos amigos mios que compiten, y hacerlo sin dejar un palmo por escudriñar, y sin entretenerme en otra cosa que no fuera estar concentrado en pescar, hasta el punto de que debe ser uno de los dias que menos he fumado en el rio, y eso ya es mucho decir.
Subjetivamente, creo que una parte de este “ataque de ambición” se ha debido a la sensación de que el Cardener, un rio que siempre ha sido muy rácano conmigo, me debía una, y que hoy no iba irme sin cobrármela. Creo que mi viejo amigo y yo estamos en paz. Sé que me lo seguirá poniendo difícil en el sin muerte de Cardona (el de Clariana de Cardener), o en el terrible y agreste Ratavilla, pero por un dia me he resarcido de tantos sinsabores.
Y por otra parte, ha estado el famoso “Yes, we (you) can” de Barack Obama. Me explico: si la semana pasada, en un escenario muchísimo más presionado como es Alfarràs, y pescando al alimón con un pescador de la élite de competición, y otro con más de cuarenta años pescando truchas en León y aquí, fui capaz de llevar diecinueve truchas al salabre ¿qué no podía llegar a hacer en un dia con el rio para mi solo y con todos los factores a favor?. Es más, por una vez, incluso elegí no sólo cuando, sino como terminaría la jornada. Me dije: “a las cinco y cuarto, redondearé a múltiplo de cinco o de diez lo que lleve pescado”. Y así fue: a las cinco y diez llevaba setenta y ocho truchas. A las cinco y veinte ya había redondeado a ochenta, incluyendo en esos diez minutos un par de revolcones que no terminaron en capturas en mano.
Creo, sinceramente, que tardaré muchos años en volver a batir este “record”, más que nada porque no tengo ningún interés en hacerlo. En mi opinión, la belleza de un dia de pesca no se debería medir nunca en peces capturados, sino en vivencias y sensaciones que emanan de la magia del pescar con mosca, y que hacen que dias parcos en capturas, puedan ser recordados como muy divertidos, y otros prolijos en las mismas pasen rápido al olvido. Sin embargo, y por el contrario de la última vez que batí mi record de truchas por dia en Ponts (2 de octubre del año pasado: 44 truchas, todas ellas arco-iris), este sábado se ha ganado un lugar entre mis mejores dias de pesca debido a que no sólo he pescado “gallinas muñonas”, sino también muchas arco-iris viejas y asilvestradas, y sobre todo por las preciosas farios con las que el Cardener, al igual que el Llobregat, todavía regala a aquellos que tienen fe en el rio, en los peces y en sus capacidades como pescador, allende de una pesca posibilista, conservadora y poco imaginativa.
Es hora ya de hablar un poco de acción de pesca. La misma comenzó en un parado de aguas en donde estaba probando unas ninfas atractoras diseñadas por un amigo mio que participa en competiciones. En los primeros lances, ya había pescado tres truchas, siendo las capturas dos y tres ¡un doblete!. Allí se terminó la historia de las ninfas atractoras. La trucha se movía, sobre todo a media agua, y no dudé ni un momento en pasar a pescar a tándem, con un tricópero de pelo de ciervo con poco secreto en anzuelo del 12, y una microninfa “matadora”, pero esta vez con bola de tungsteno plateada del 1 y anzuelo del 13, en vez del patrón más estándar de bola del 0 y anzuelo del 17. En un anexo al pie de este parte de pesca, os paso la ficha de montaje, por si alguno tiene curiosidad, o quiere probarla. De todas maneras, en opinión de uno de los mejores montadores que conozco, es una de las ninfas más feas que ha visto nunca.
Y a partir de montar el tándem, también se termina la historia de la acción de pesca de esta jornada, pues... se sacaban truchas en todos los escenarios, mayormente a la ninfa (que, como supondréis, tuve que cambiar cuatro veces a lo largo del dia, debido a como quedó destrozada con tantas dentelladas), aunque la seca del tándem también me deparó unas cuantas, e inesperadas, alegrías. Si probabas en las corrientes, pescabas truchas porrillo, si paseabas las moscas en parados de agua, truchas a mogollón, si rascabas laterales, de tu orilla o de la contraria, truchas a go-go (¡por favor!, que expresión tan desactualizada, tan de los 1.970s, como se nota que me estoy haciendo viejo), incluso en los espumeríos y corrientes batidas, y como si fuese un dia de verano, sacabas truchas, mayormente farios, de este tipo de escenario.
A estas alturas del relato, alguno de los lectores se preguntará si es que de repente me he vuelto más habilidoso a la hora de pelear las truchas. No se preocupe, hombre, que sigo casi tan patoso como siempre. Con mi nueva caña semiparabólica se gestiona mucho mejor la pelea, pero eso no fue obstáculo para que ayer también perdiese un buen montón de truchas que tenía a tocar de la mano, y que se acabaron escapando. Evidentemente, estos peces no se contabilizaron, como tampoco las cuatro truchas que prendí por la aleta dorsal, ni las tres más que enganché cerca del ojo. Para mi, esto son peces “al robo”, y al no llevar la mosca en la boca, no se pueden, ni se deberían en mi humilde opinión, contabilizar como capturas.
Antes de concluir el relato, quiero pedir disculpas en público al Coto de Malagarriga. Rectificar es de sabios, y aunque yo me encuentre muy alejado de cualquier sapiencia, quisiera decir que me equivoqué al unir mi voz a otras en algunos foros en donde se ha tildado este lugar como de “poco ideal para la pesca a mosca”, y “ghetto de cucharilleros, vinileros y rapaleros, en donde apenas repueblan”. Sinceramente, había dado demasiado crédito a opiniones de otros pescadores, y por mucho que confiase en ellas, hubiera tenido que ir en persona a comprobarlo, en vez de dar por válidas las opiniones de los demás.
Ochenta truchas som muchas truchas. Hoy, el viejo Cardener me ha pagado con creces las que me debía, pero estoy seguro que seguirá haciéndomelas pasar canutas y regañándome algún que otro bolo...
Once años son mucho tiempo. Espero no tener que esperar tanto para volver al, por lo menos para mi, rehabilitado Coto de Malagarriga, en el Rio Cardener, y que muchos creen pertenece a Súria, pero que, al igual que Torroella de les Valls y Saló, pertenece al término municipal de Navàs.
TEMPORADA 2.010 - 2.011 - Nº 4
Sábado, 23 de Octubre de 2.010
TEMPORADA COTOS INTENSIVOS DE SALMÓNIDOS 10-11 Nº 4
Coto de Malagarriga
Rio Cardener
Capturas:
Pescador: Ferran RUBINSTEIN: 60 truchas arco-iris a ninfa, 3 truchas arco-iris a mosca seca, 16 truchas fario a ninfa y 1 trucha fario a mosca seca.
Climatología: mañana: nubes y claros, fresco. Tarde: soleado y templado.
Hora de inicio de la jornada: 09,30 h.
Hora finalización jornada: 17,15 h.
La música de hoy:
Viaje de ida:
Sinfonía nº 1
De Vasily S. Kalinnikov
“Variaciones sobre un tema rococó"
Obertura Hamlet
De Piotr I. Tchaikovsky
Hacía once años que no pescaba en el Coto de Malagarriga. De hecho, la última vez que lo visité, en el año 1.999 aún lo pesqué a cucharilla. Mi retorno a esta zona de pesca controlada, tan denostada en algunos foros de pesca a mosca por no pocos mosqueros, no ha podido ser más sonada, pues este sábado he batido de nuevo, en poco menos de un año y contra pronóstico, mi record de capturas de truchas en un solo dia: ochenta truchas, ni una más, ni una menos, sesenta y tres arco-iris y diecisiete farios, y que allí deben continuar (salvo captura posterior por parte de algún “orco”), pues ayer tenía órdenes de mi señora de no traerle las preceptivas seis truchas del cupo. Captura y suelta, si, y además hasta la saciedad.
Para una pesca tan prolija en capturas (y sueltas), que llegó a momentos punta de soltar un pez, volver a lanzar y acto seguido tener otro pez prendido al otro lado de la linea, creo que se dieron varios factores, pero sobre todo el más determinante fue la total ausencia de presión de pesca en el coto: ayer sólo ví a seis personas pescando, las seis haciéndolo a cucharilla pero sin moverse escasamente de los cien metros que separan las caseta de pescadores de la pasarela, y las seis se habían ido antes de las dos de la tarde.
Además, el rio estaba no ya repoblado, sino muy repoblado, cosa que me dá a pensar que hace ya tiempo que es poco pescado, y que las repoblaciones se han ido acumulando sucesivamente, sin que se haga poca mella en el stock de peces que nada a fecha de hoy por el rio. Y claro está, y al menos para mi, no queda otra explicación que dar que el “temps de bolets” (temporada de setas), está alejando a muchos pescadores del rio, y sobre todo a aquellos que lo son de modo ocasional, o como mucho de temporada, y que a la que llega septiembre, también compaginan la pesca con la caza, o la búsqueda de setas.
Por supuesto, el factor climatológico creo que también tuvo mucho que decir. Aunque el dia amaneció nublado y frio, mientras montaba aparejos a eso de las nueve menos cuarto de la mañana ya se abrian claros. A media mañana el sol alternaba con las nubes y la temperatura subió un poco. A partir de mediodía lució el sol, e hizo incluso calor. Un dia de pesca con una temperatura tanto del ambiente, como del agua, ideal, y además con un agua limpia, y en la que hubo varias eclosiónes de efémeras a lo largo del dia.
Y por si fuera poco, a mi me ha entrado un extraño “ataque de ambición”. Cuando al mediodia llevaba un poco más de veinte truchas en mano, me atacó la extraña inquietud de saber hasta donde podía llegar explotando aquel estado de frenesí de la truchas, y no me he conformado con pescar a medio gas, o con irme a los rinconcitos en donde subían a tentarlas a seca, sino que he seguido pescando a tándem, e intentando por un dia ver el rio como un pescador de competición, como si fuera uno de esos muchos amigos mios que compiten, y hacerlo sin dejar un palmo por escudriñar, y sin entretenerme en otra cosa que no fuera estar concentrado en pescar, hasta el punto de que debe ser uno de los dias que menos he fumado en el rio, y eso ya es mucho decir.
Subjetivamente, creo que una parte de este “ataque de ambición” se ha debido a la sensación de que el Cardener, un rio que siempre ha sido muy rácano conmigo, me debía una, y que hoy no iba irme sin cobrármela. Creo que mi viejo amigo y yo estamos en paz. Sé que me lo seguirá poniendo difícil en el sin muerte de Cardona (el de Clariana de Cardener), o en el terrible y agreste Ratavilla, pero por un dia me he resarcido de tantos sinsabores.
Y por otra parte, ha estado el famoso “Yes, we (you) can” de Barack Obama. Me explico: si la semana pasada, en un escenario muchísimo más presionado como es Alfarràs, y pescando al alimón con un pescador de la élite de competición, y otro con más de cuarenta años pescando truchas en León y aquí, fui capaz de llevar diecinueve truchas al salabre ¿qué no podía llegar a hacer en un dia con el rio para mi solo y con todos los factores a favor?. Es más, por una vez, incluso elegí no sólo cuando, sino como terminaría la jornada. Me dije: “a las cinco y cuarto, redondearé a múltiplo de cinco o de diez lo que lleve pescado”. Y así fue: a las cinco y diez llevaba setenta y ocho truchas. A las cinco y veinte ya había redondeado a ochenta, incluyendo en esos diez minutos un par de revolcones que no terminaron en capturas en mano.
Creo, sinceramente, que tardaré muchos años en volver a batir este “record”, más que nada porque no tengo ningún interés en hacerlo. En mi opinión, la belleza de un dia de pesca no se debería medir nunca en peces capturados, sino en vivencias y sensaciones que emanan de la magia del pescar con mosca, y que hacen que dias parcos en capturas, puedan ser recordados como muy divertidos, y otros prolijos en las mismas pasen rápido al olvido. Sin embargo, y por el contrario de la última vez que batí mi record de truchas por dia en Ponts (2 de octubre del año pasado: 44 truchas, todas ellas arco-iris), este sábado se ha ganado un lugar entre mis mejores dias de pesca debido a que no sólo he pescado “gallinas muñonas”, sino también muchas arco-iris viejas y asilvestradas, y sobre todo por las preciosas farios con las que el Cardener, al igual que el Llobregat, todavía regala a aquellos que tienen fe en el rio, en los peces y en sus capacidades como pescador, allende de una pesca posibilista, conservadora y poco imaginativa.
Es hora ya de hablar un poco de acción de pesca. La misma comenzó en un parado de aguas en donde estaba probando unas ninfas atractoras diseñadas por un amigo mio que participa en competiciones. En los primeros lances, ya había pescado tres truchas, siendo las capturas dos y tres ¡un doblete!. Allí se terminó la historia de las ninfas atractoras. La trucha se movía, sobre todo a media agua, y no dudé ni un momento en pasar a pescar a tándem, con un tricópero de pelo de ciervo con poco secreto en anzuelo del 12, y una microninfa “matadora”, pero esta vez con bola de tungsteno plateada del 1 y anzuelo del 13, en vez del patrón más estándar de bola del 0 y anzuelo del 17. En un anexo al pie de este parte de pesca, os paso la ficha de montaje, por si alguno tiene curiosidad, o quiere probarla. De todas maneras, en opinión de uno de los mejores montadores que conozco, es una de las ninfas más feas que ha visto nunca.
Y a partir de montar el tándem, también se termina la historia de la acción de pesca de esta jornada, pues... se sacaban truchas en todos los escenarios, mayormente a la ninfa (que, como supondréis, tuve que cambiar cuatro veces a lo largo del dia, debido a como quedó destrozada con tantas dentelladas), aunque la seca del tándem también me deparó unas cuantas, e inesperadas, alegrías. Si probabas en las corrientes, pescabas truchas porrillo, si paseabas las moscas en parados de agua, truchas a mogollón, si rascabas laterales, de tu orilla o de la contraria, truchas a go-go (¡por favor!, que expresión tan desactualizada, tan de los 1.970s, como se nota que me estoy haciendo viejo), incluso en los espumeríos y corrientes batidas, y como si fuese un dia de verano, sacabas truchas, mayormente farios, de este tipo de escenario.
A estas alturas del relato, alguno de los lectores se preguntará si es que de repente me he vuelto más habilidoso a la hora de pelear las truchas. No se preocupe, hombre, que sigo casi tan patoso como siempre. Con mi nueva caña semiparabólica se gestiona mucho mejor la pelea, pero eso no fue obstáculo para que ayer también perdiese un buen montón de truchas que tenía a tocar de la mano, y que se acabaron escapando. Evidentemente, estos peces no se contabilizaron, como tampoco las cuatro truchas que prendí por la aleta dorsal, ni las tres más que enganché cerca del ojo. Para mi, esto son peces “al robo”, y al no llevar la mosca en la boca, no se pueden, ni se deberían en mi humilde opinión, contabilizar como capturas.
Antes de concluir el relato, quiero pedir disculpas en público al Coto de Malagarriga. Rectificar es de sabios, y aunque yo me encuentre muy alejado de cualquier sapiencia, quisiera decir que me equivoqué al unir mi voz a otras en algunos foros en donde se ha tildado este lugar como de “poco ideal para la pesca a mosca”, y “ghetto de cucharilleros, vinileros y rapaleros, en donde apenas repueblan”. Sinceramente, había dado demasiado crédito a opiniones de otros pescadores, y por mucho que confiase en ellas, hubiera tenido que ir en persona a comprobarlo, en vez de dar por válidas las opiniones de los demás.
Ochenta truchas som muchas truchas. Hoy, el viejo Cardener me ha pagado con creces las que me debía, pero estoy seguro que seguirá haciéndomelas pasar canutas y regañándome algún que otro bolo...
Once años son mucho tiempo. Espero no tener que esperar tanto para volver al, por lo menos para mi, rehabilitado Coto de Malagarriga, en el Rio Cardener, y que muchos creen pertenece a Súria, pero que, al igual que Torroella de les Valls y Saló, pertenece al término municipal de Navàs.
TEMPORADA 2.010 - 2.011 - Nº 4
Sábado, 23 de Octubre de 2.010
TEMPORADA COTOS INTENSIVOS DE SALMÓNIDOS 10-11 Nº 4
Coto de Malagarriga
Rio Cardener
Capturas:
Pescador: Ferran RUBINSTEIN: 60 truchas arco-iris a ninfa, 3 truchas arco-iris a mosca seca, 16 truchas fario a ninfa y 1 trucha fario a mosca seca.
Climatología: mañana: nubes y claros, fresco. Tarde: soleado y templado.
Hora de inicio de la jornada: 09,30 h.
Hora finalización jornada: 17,15 h.
La música de hoy:
Viaje de ida:
Sinfonía nº 1
De Vasily S. Kalinnikov
“Variaciones sobre un tema rococó"
Obertura Hamlet
De Piotr I. Tchaikovsky
Viaje de vuelta:
Rapsodia para violín y orquesta nº 1
Rapsodia para violín y orquesta nº 2
De Béla Bartók
Sonata para Piano nº 1
De Anton Rubinstein
Lineas Tensas!
Ferran RUBINSTEIN.
Rapsodia para violín y orquesta nº 1
Rapsodia para violín y orquesta nº 2
De Béla Bartók
Sonata para Piano nº 1
De Anton Rubinstein
Lineas Tensas!
Ferran RUBINSTEIN.
Anexo: ficha de montaje de la ninfa “matadora”, con patrones “Made in Podolia”:
Anzuelo: Tiemco 103 BL
Bola de tungsteno del 0 para anzuelo del 17, y del 1 para anzuelo del 13.
Hilo de montaje: Uni-Mono Fine/Clear (hilo transparente).
Cola, costera y saco alar: faisán.
Abdomen: Uni-yarn Kaki.
Brinca: hilo de cobre color rojo.
Tórax: dos bufandas por debajo del saco alar, la primera de Ice-Dub perla, y la segunda de dubbing de liebre natural, ligeramente despeluchado.
Sugerencia: pintar el nudo final con rotulador indeleble de color rojo.
Anzuelo: Tiemco 103 BL
Bola de tungsteno del 0 para anzuelo del 17, y del 1 para anzuelo del 13.
Hilo de montaje: Uni-Mono Fine/Clear (hilo transparente).
Cola, costera y saco alar: faisán.
Abdomen: Uni-yarn Kaki.
Brinca: hilo de cobre color rojo.
Tórax: dos bufandas por debajo del saco alar, la primera de Ice-Dub perla, y la segunda de dubbing de liebre natural, ligeramente despeluchado.
Sugerencia: pintar el nudo final con rotulador indeleble de color rojo.
Ferran tantas truchas a sacado pecadoooorrrr
ResponderEliminarSaludos Tonipintor