Aun siguen saliendo truchas grandes en Ripoll, pero cada vez va a ser más dificil pescarlas, pues de seguir menguando el caudal del río pronto buscarán refugio en los canales. |
JORNADA DE PESCA Nº 747
Pese a ser el último sábado de la primavera, antes de la llegada oficial del verano astronómico, el calor que hizo en Ripoll, destino de esta jornada de pesca, fue de plena canícula.
El verano anticipado que viene acompañándonos, de un modo inusual e ininterrumpido, desde finales del pasado mes de abril, con su escaso registro de precipitaciones, especialmente en las cabeceras de las cuencas fluviales, está dejando nuestros ríos con un caudal propio del pleno estío, cuando todavía ni tan solo ha llegado San Juan. Esperemos que llueva algo más que puntuales tormentas esporádicas, de pura rabia, mucho trueno y aguacero tan corto como intenso, o de lo contrario, en muchos ríos de nuestra geografía más que intentar localizar los peces, tendremos que buscar el agua misma.
Tan solo una semana después de mi última visita a Ripoll, tanto el Ter como el Freser fluyen con un poco menos de caudal, lo que hace que la pesca se vuelva bastante más incómoda. Puestos a buscar el agua, y la alegría de la fresca corriente, que es el escenario que mas frecuenta la trucha en verano, me decidí a pescar, por lo menos una parte de la jornada, aguas abajo de la desembocadura del Freser en el Ter, a la altura del azud del jardín botánico.
La esperanza de poder pescar en un río mediamente alegre se cumplió solo en parte, pues a medida que el río se alejaba de la ciudad, bajaba la lámina de agua, más que nada dedibo al hecho de las derivaciones por los canales van exprimiendo al mismo. De hecho, más abajo del puente del Castell de l´Adrell, a menos de un kilómetro de la unión de los dos ríos, no bajaba ni la mitad de caudal.
Ya podéis suponer, que con este río menguante el ejercicio del vadeo sería poco o nada complicado, pero por lo menos en esta parte inferior de lo que antaño fuera el coto sin muerte de Font Viva hay que extremar precauciones porque el lecho del río espura roca madre, y hay muy peligrosos agujeros excavados en la misma.
Si algo de bueno tiene el verano, y más en un río pasando sed, es que impera el "jogo bonito", o pesca lo más ligera posible, a lo largo del día, y que te ves forzado, si o si, a sacar línea del carrete para proyectar secas o tandems muy ligeros. De hecho, la pesca con ninfas pesadas se restringió a un periodo muy corto de la mañana, para prospectar la poca porción del río que bajaba con un caudal relativamente potente y en donde hubiese nivel de agua suficiente para tener profunidad y que las trucha quisieran refugierse en lo hondo.
El protagonista absoluto del dia, a nivel señuelos, fue nuevamente el tándem de seca y ninfa, compuesto de un socorrido y resultón tricóptero de pelo de ciervo, y de un perdigón, pequeño y liviano, de color rojo. Me bastó con eso para ir pescando, con cierto éxito, a lo largo del día. Sin embargo, esta visto que cada jornada de pesca es una historia bien diferente: la semana anterior,
pescando también en Ripoll, y coincidiendo parcialmente en escenarios con esta que os relato, las truchas se volvían locas por el tricóptero, peludito y tupido, bailando la polka en el fragor de la corrientes; sin embargo, en esta jornada la inmensa mayoría de las picadas se las llevó el pequeño perdigoncillo de color rojo. Las truchas, en verano, se pirran por la danza de los tricópteros, pero me temo que en esta ocasión había demasiada poca corriente, para una danza de moscas que fuera del gusto de nuestras amigas.
En acción de pesca, el día se dividió en tres partes, dos de ellas pescando en el Ter, por debajo de la presa del jardín botánico (mañana y mediodía-primera hora de la tarde), y otra en el Freser, ya entrada la tarde, dentro del casco urbano.
La mañana transcurrió pescando uno de los pocos tramos de río que lleva todavía un caudal aceptable para cubrir con ninfas tanto extensión de lámina de agua, como profundidad. Una parte de esta pesca matinal la llevé a cabo paseando un combo de ninfas de mas peso y volumen, y resultó bastante infructuosa, salvo la picada de un hermoso ejemplar de trucha fario que pasaba largo de los 40 cms. Un ejemplar bello y bravo, que me dió una muy digna pelea antes de ser ensalabrado. Mereció una foto, máxime cuando, en mi humilde opinión, tal como baja el río y si todo sigue igual, no será muy probable que truchas de este porte sigan dando la cara, ya que no tardarán, si la lluvia no lo remedia, en buscar refugio y acomodo en los canales.
Pasado el mediodía, y hasta pasadas las dos de la tarde, estuve tentando a la truchas de las hasta hace poco vigorosas corrientes aguas arriba del puente del Castell de l´Adrall, convertidas ahora, con el estiaje, en casi en una tabla con apenas algunos rabiones de débil corriente. Un escenario bastante incómodo de pescar, pues el lecho del río es pura roca madre, y está repleto de agujeros y socavones, fruto de la erosión. Sin embargo, son estas oquedades las que aprovechan las truchas para refugiarse, y gracias a ellas, y al perdigón rojo del tándem, pude comenzar a capturar pintonas, concretamente cinco, todo y que de un tamaño bastante contenido.
Sobre las dos de la tarde, y bajo un sol de justicia, atravesé gran parte de la ciudad a pie, con la caña en la mano, para ir a apurar las horas de pesca de la tarde en el Freser, en medio del casco urbano.
En una tarde así, y a una hora tal como esa, el contundente y tórrido sol estival nos hace vivir ensoñaciones, mientras hacemos algo parecido a una siesta ambulante.
"Una máquina de tren detenida y oxidada, en una via muerta, nos habla de tiempos industriales, revoluciones obreras y ríos sucios de espuma marrón Buena hora para estar, por ejemplo, en una sala de estar de muebles amarillo-huevo, esperando a algo o a alguien mientras se nos congela el sudor del cogote por la acción de un insano y antinaturalmente frío aire acondicionado, y suena por el hilo musical un programa de sambas. ¿Os habéis fijado? Con el sol que cae y siguen encendidas las farolas, con esa luz triste que recuerda inviernos gélidos, cuando el viento helado sopla a través de piedras románicas. Ya casi llego al callejón que me dejará el río, mientras en un piso alguien mira a ese pescador que quiere pasar desapercibido, como quien mira un escarabajo, antes de volver a compartir sudor y fluidos con su amante, y en algún parque, niños que nunca duermen la siesta hacen estallar petardos demasiado potentes, de los que te evocan gusto de coca de frutas en el paladar, hacen volar despavoridas a las palomas y ponen a ladrar, en gran algarabía, a todos los perros del vecindario".
Por suerte, Ripoll no es una ciudad demasiado grande, pues de lo contrario, en el itinerario a pie para cambiar de río, mis ensoñaciones hubieran terminado en convertirse en pesadillas surrealistas.
Rehidratado, tras la caminata, a base de te con limón. Me dispuse a pescar, lanzando largo el tandem, uno de mis escenarios "clásicos" de siempre en mis jornadas de pesca en Ripoll, y que esta vez también me fue productivo, de nuevo gracias a ese perdigón minúsculo al que las truchas parecen tener tanto apego, y en especial en días en que no están demasiado por tricópteros, máxime cuando estos, como dije antes, han perdido su encanto como bailarines.
Un fin de jornada bastante productivo, con siete capturas más, casi todas también de escaso porte, de entre 20 y 25 cms, todo y que... la última trucha del día, la número trece, resultó ser un buen ejemplar, de un poco más de 30 cms. Aparte de esto, fue en este último tramo cuando picó la única trucha que se interesó por el tricóptero del tándem. Una bella y compasiva señorita, que no le importó bailar con el más feo.
Camino del coche, de nuevo bajo un sol implacable... ya no hay más tiempo para ensoñaciones. La pesca terminó, y ahora la ensoñación cede ante algo más prosaico, como reponer fuerzas con una buena merienda. De pastelería, por supuesto, como manda la tradición.
Cada día de pesca es una historia bien diferente. La semana anterior, pescando también en Ripoll, las truchas se volvían locas por el tricóptero de pelo de ciervo bailando en las corrientes, y esta semana la inmensa mayoría de las picadas se las llevó el pequeño perdigoncillo de color rojo. A las truchas, en verano, les suele gustar el baile del tricóptero, pero me temo que esta semana había damasiada poca corriente para una danza de moscas que fuera de su gusto.
JORNADA DE PESCA Nº 747
Sábado, 20 de junio de 2015
Temporada 2014 - 2015 - Nº 28
Temporada de Salmónidos 2015 - Nº 13
Coto de Ripoll - Campdevànol S. M. - TE09B
Ríos Ter y Freser
Pescador:
Ferrsn RUBINSTEIN
Capturas: 12 truchas fario a ninfa y 1 trucha fario a mosca seca
Equipo de pesca a mosca:
Caña: Vision GT four - 9 pies - línea 5
Línea: Adams 6 WF - flotante
Carrete: Adams
Climatología: día soleado y caluroso.
Caudal: por encima de la desembocadura Frese en el Ter, bajo; hacia abajo, el río Ter lleva un caudal que puede ser medio-bajo o bajo según tramos, dada la acción de los canales.
Condiciones de vadeo: sin riesgo, y pudiendo prescindir del bastón de vadeo salvo en grandes pozas, o en algunas partes del río cuyo lecho es de roca madre.
Hora de inicio de la jornada: 09,00 h.
Hora de finalización de la jornada: 16,45 h.
La música de hoy:
Viaje de ida:
Concierto para piano y orquesta en "DO" menor
Concierto para violoncello y orquesta nº 1
"Encuentro" (fantasía para violoncello y piano)
Obertura-Concierto en "FA" mayor
Joachim Raff
Concierto para piano y orquesta nº 2
Alexander Glazunov
Viaje de vuelta:
Concierto para piano y orquesta nº 2
Piotr Ilych Tchaikovsky
Concierto para violín y orquesta en "LA" menor
Anton Dvorák
Concierto para violoncello y orquesta nº 2
Joachim Raff
Líneas Tensas!
Ferran RUBINSTEIN.
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