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sábado, 18 de octubre de 2014

JP-720. MUCHAS TRUCHAS, PERO TAMBIÉN MUCHA GENTE, EN LA RESURRECCIÓN DE LA FÁBRICA DE SUEÑOS. Sábado, 18/10/2014

La sorpresa de esta jornada, vino cuando me topé con Bruno C., su padre y su hermanito, que habían venido desde el lejano Ripollés a pescar a la resucitada "Fábrica de Sueños", y habían vivido, por la noche, la aventura de dormir a pie de río, pernoctando dentro de su todoterreno. Vaya por delante mi admiración por el padre de Bruno, un hombre tan entusiasta de la pesca como para llevar a sus hijos a disfrutar tan excitantes experiencias.  

Mirad que bien instalado está este verano inusual, que todo y el frescor  de las horas del amanecer, pues las noches ya son decididamente más largas que los días, la temperatura a primera hora de la tarde, en Alfarràs, rondó los veintiocho grados; caluroso, pero un registro relativamente corto si se compara a los treinta y dos o treinta y tres que se alcanzaron en algunas localidades de la Ribera del Ebro y de la Catalunya Central.


JORNADA DE PESCA Nº 720

VIAJE NOCTURNO Y AMANECER EN EL RÍO.


Retorno al coto intensivo de Alfarràs, a la que en su día fue la “Fábrica de Sueños”. Vuelta a un pasado siempre grato de recordar,  todo y que sea de vez en cuando y en circunstancias muy determinadas. Volver a Alfarràs  significa emprender ese largo viaje, el que más de entre los que llevo a cabo con regularidad en mis desplazamientos para ir de pesca. Un viaje que hubo un tiempo se me hacía grato y corto, pero que cada vez se me antoja más largo e incómodo, quizás porque a menos distancia de lo que fue tantos años mi intensivo de referencia, tan pronto la temporada terminaba, tengo destinos de pesca iguales, e incluso cualitativamente mejores. Sin embargo, uno es de esos a los que pierde la nostalgia, y ni que sea una vez al año, no puede resistir la tentación de visitar ese río en donde fue tan feliz, tanto aprendió y en donde tanta buena gente tuve la suerte de conocer.  
Ese viaje largo, suele comenzar las más de las veces, y esta no fue una excepción, escuchando la Sinfonía nº 3 de Anton Rubinstein, y discurrir, hasta La Panadella e incluso aún más allá, bajo un firmamento nocturno tachonado de estrellas. A partir de allí, sigue eludiendo al sol, que tarde o temprano, invariablemente saldrá, en una carrera huyendo del alba, como queriendo prolongar la noche, añorando las sombras, hacia un poniente al que uno ha terminado identificando como el destino de las grandes aventuras.
Es este un viaje que sabe a nata desabrida, bizcocho reseco y café acido, que suena a tertulia ruda, con  voces de cazalla, y a coro de jaurías de perros encerrados en remolques. Un viaje que huele a  anís y a coñac, a lejanas granjas porcinas, a asfalto y grava, a hoguera de huerto y tierra removida por tractores.  Durante el mismo, mientras escucho música, pienso en peces y en pesca, agito de vez en cuando una batuta inexistente, y evoco carreteras, hoy abandonadas, reducidas a caminos polvorientos por el progreso de las autovías y viaductos, por las que viajé hacia poniente en otros tiempos, que hoy me parecen como vividos otra vida.
Y todo para llegar al río justo cuando la aurora se insinúa sobre las choperas,  en esa hora incierta del alba, cuando todo vuelve a estar por hacer y por escribir. Esa hora oportunista de los amantes furtivos, del onanismo imaginativo, la de la carraspera rugiente, la ventosidad sonora y el apretón de tripas. Esa en que cada caída de una hoja, cada pisada de un ratón, nos alerta de que quizás no estemos solos, y que algo (o alguien) puede vigilarnos más allá del mar de  hojarasca, de la selva de lianas, del reino de las zarzas. Esa hora en la que unos pocos, libres, en esta ocasión y en muchas otras, de la servidumbre al rito del desayuno copioso, exentos de la tertulia forzada y del movimiento gregario del rebaño, elegimos para oler con fuerza el aroma del rocío en el rosal silvestre, y en la que ¡por fin! comenzamos a cambiarnos de ropa, sin prisa pero sin pausa, maravillándonos de esa telaraña, casi perfecta, que alguien rasgará, tarde o temprano, con su caña, y riéndonos del graznido de algún pato. Realmente, la libertad es un compendio de sensaciones, a menudo, tan extrañas como difíciles de explicar.   

UN SUCEDÁNEO DE PESCA, AL QUE TANTO LE DEBO. 

Muchas truchas, pero también mucha gente pescando, en Alfarràs en este sábado, tercero de un octubre travestido de mes estival, quizás por obra y gracia de ese cambio climático que tarde o temprano afectará  la economía de las naciones, y la vida de las personas que en ellas viven. Mirad que bien instalado está este verano inusual, que todo y el frescor de las horas del amanecer, pues las noches ya son decididamente más largas que los días, la temperatura a primera hora de la tarde, en Alfarràs, rondó los veintiocho grados; caluroso, pero un registro relativamente corto si se compara a los treinta y dos o treinta y tres que se alcanzaron en algunas localidades de la Ribera del Ebro y de la Catalunya Central.
Muchas truchas de repoblación, gallinitas coc, coc, pero con escamas y casi sin aletas, y mucha gente, ataviados como pescadores, caña en mano, en pos de ellas, y yo entre ellos, pisando y removiendo un río con un caudal manso, garante de un vadeo seguro y sin complicaciones, por el que bajaba un agua limpia, pero con una temperatura parecida a un consomé... ¡como no iban a estar activas las gallinitas todo el día!.
Aún tenía que hacer la primera varada de la jornada, cuando tuve el placer de saludar a mi amigo Antonio Vaca, el guarda del coto, toda una institución para la profesión, y un referente de trabajo bien hecho y seriedad para las nuevas generaciones. Ya me alertó de que, según el listado de los tickets adquiridos, en este sábado se iban a batir records de gente pescando en el coto. ¡Adiós a mi siempre querida y deseada soledad! Por suerte, el gentío no es algo a lo que sea ajeno, y al fin y al cabo, en este sábado de record de asistencia de los tiempos modernos, solo ha habido un poco más de gente de lo que solía haber en un sábado de otoño cualquiera hace diez o doce años atrás, en la época dorada y de mayor esplendor de este intensivo, que para muchos se convirtió en la "Fábrica de Sueños". Eso si, a diferencia de una década atrás, la parroquia presuntamente mosquera ganó por goleada, en lo que a presencia gente pescando se refiere, a los pescadores de lance ligero. Quizás, es que muchos cucharilleros y rapaleros, viendo la eficacia sobre el gallinero de la pesca con ninfas al hilo, verbi gratia técnica de ametrallamiento continuado del río, se han pasado a este tipo de pesca en concreto. El caso, es que vi mucha, muchísima gente ataviada como mosqueros, pero no fui testigo del vuelo de ni un metro de cola de rata, salvo la mía, y menos rato del que hubiera deseado, en el tiempo en que estuve pescando. Otro caso hubiera sido que me hubiese acompañado mi amigo Francesc B., el hombre que solo pesca a seca, o sino no pesca, pero un compromiso laboral de última hora le impidió acompañarme, todo y que estuve convencido, hasta última hora del viernes, de que podría venir.
A ver si me entendéis, no quiero ser ni mordaz, ni convertirme en un talibán de la ortodoxia pescando a mosca, nada más lejos de eso. Al fin y al cabo, yo soy el primero que defiende que cada cual pesque como quiera, mientras respete la ley, no dudo en adaptarme a las circunstancias del río, y me gusta como el que más meter el mayor número de peces en el salabre. Sin embargo, se me hace raro que haya, a fecha de hoy, tanta gente convencida de que pesca a mosca, sin haber puesto nunca en práctica algo tan básico como el over-head cast, el más básico de los lances con sedal pesado. Es más, a lo largo de este año he estado preguntando, con educación y discreción, a gente sobre si lanzaba o no, y la respuesta ha sido en muchos casos negativa, siendo la explicación de que no le era necesario, y que bastaba seguir alargando tanto la caña, como el hilo del bajo para capturar peces más lejanos. Al fin y al cabo...lo hacen los de competición, y si lo hacen los que saben, es que la pesca con mosca debe ser esto,      
Pese a los inconvenientes que tiene el gentío: algarabía, conversaciones a grito pelado, música a todo volumen (chunda, chunda), la parte buena de la muchedumbre es que te encuentras amigos y buena gente entre la misma, y puedes saludarlos, hablar un rato con ellos y ver como les va la vida.
Así pues, y aparte de a mi apreciado Antonio Vaca, me encontré, lejos de nuestro Pedret habitual, a mi amigo y fiel seguidor de este, nuestro blog, Jordi Graells, padre, quien me presentó, orgulloso y feliz como un niño con zapatos nuevos, sus últimas adquisiciones: caña y carrete Sage, material de alta calidad que es toda una magnífica inversión para una pesca aún más placentera e incluso más productiva.
La sorpresa de la jornada, vino cuando me topé con Bruno C., su padre y su hermanito, que habían venido desde el lejano Ripollés a pescar a la resucitada "Fábrica de Sueños", y habían vivido, por la noche, la aventura de dormir a pie de río, pernoctando dentro de su todoterreno. Vaya por delante mi admiración por el padre de Bruno, un hombre tan entusiasta de la pesca como para llevar a sus hijos a disfrutar de tan excitantes experiencias.      
Aparte de estos encuentros, tuve el placer de conocer en persona a un chaval de las tierras de poniente, Francesc G., seguidor del blog, quien me llamó cariñosamente "Lo Rubinstein" (1) je, je, je. Según lo que me contó, el había estado pescando a mosca seca, por lo que me quedó el consuelo de no haber sido el único en haber sacado la cola de rata más allá de la anilla de la puntera de la caña. Es más, estoy seguro que, entre tantos que estuvimos pescando a mosca, alguien más, en algún punto del coto, también debió de hacerlo.
En acción de pesca, entre lo mucho que le dí a la "sin hueso", el buen rato que estuve fuera del río, debido a apremios intestinales que se prolongaron más de lo previsto, y viajes al coche para hidratarme, dado el fuerte calor, incluso pesqué y todo. Treinta y tres truchas arco iris, botín para mi más que suficiente, en un día en que tampoco me propuse ningún objetivo más allá de pasar un rato agradable, y rememorar tiempos de los que tan buenos recuerdos tengo. Al fin y al cabo, un río en donde han echado casi una tonelada de truchas, deviene en un sucedáneo de lo que es la pesca, la pesca real que nos espera en muchos ríos ajenos a repoblaciones, en donde farios autóctonas y arco-iris asilvestradas se parten de reír, a costa del panoli que baja por el camino, enfundado en su vader: ese iluso que cree que las va a convencer de picar esa mierda de mosca, tan mal hecha como peor presentada.  Sin embargo, a este sucedáneo de pesca, le estaré siempre agradecido, y lo llevaré eternamente en mi corazón de pescador, pues gracias a él, durante mi infancia como mosquero, pude encontrar la motivación necesaria para que la afición no decayera, en esos principios que siempre son un momento delicado para cualquier actividad, y aprendí en esos sábados de los otoños dorados y apacibles, y los inviernos gélidos de Alfarràs, cosas tan básicas como saber leer un río, posicionarme en el mismo, trazar estrategias, y sobre todo pescar a ninfa correctamente, y todo ello teniendo el privilegio de haber recibido lecciones de pescadores tan ilustres como Joan Navarro o Ramón Mena.
La mañana, pescando al hilo ("a donde fueres, haz lo que vieres"), sirvió para demostrar la eficacia del perdigón color chartreuse, y la fascinación de las irisadas por esta pequeña ninfa. Poco antes del mediodía, descubrí una tabla de poca profundada y escasa corriente (uno de mis escenarios favoritos) en donde se cebaban gran cantidad de truchas. Decidí pescarla en largo, con un tándem de seca y ninfa, clavando a distancia, y aquí fue donde pude hacer el jogo bonito de hacer volar linea y señuelos por el aire. El episodio fue muy exitoso, y entre las truchas capturadas durante el mismo (peces del doce al veintiuno del cómputo total) figuran las cinco que se interesaron por darle un bocado al tricóptero de pelo de ciervo.
Tal y como estaban las truchas de activas, hubiera podido hacer una auténtica masacre, pero el caso es que me estaba asando de calor, todavía enfundado en la chaqueta del chándal que me había puesto para combatir el fresco de la madrugada, así que me fui al coche a cambiarme, y de paso a beber uno de mis sempiternos tes con limón, y la postura fue rápidamente ocupada por otros pescadores.
El resto de la jornada, transcurrió pescando a ninfa del modo más oportunista, pero también más relajado, posible. Sin complicaciones, sin prisas, pescando sitios que me traían gratos recuerdos, hasta que un cuarto de hora antes de las cinco, tras clavar la trucha número treinta y tres, volví al coche, que comenzaba a estar demasiado lejos para mis propósitos de volver a casa sin tener que correr, y dejando un hueco de tiempo para una bien merecida merienda, tras una jornada en la que he podido revivir mis mejores recuerdos, y encima disfrutar pescando.      

HOY NO BAILAN LOS POSTES DEL TENDIDO ELÉCTRICO, PORQUE NO SUENA MARTUCCI.

Es media tarde, y atravieso la llanura leridana, en este caso huyendo del sol que va camino de ponerse. Pese al inusual calor, la posición más baja del Astro Rey revela que estamos en otoño. Los maizales están en su plenitud, y huele a madera de hoguera. Es la larga sobremesa de un sábado, la tarde de fútbol en los bares, que con el tiempo ha ido desplazando a las tradicionales timbas de cartas y dominós. La merienda, en La Panadella, queda aún un poco lejana, y mi vejiga, llena a rebosar, clama por una enésima micción, que satisfaré en un bar de parroquia envejecida, mientras aprovecho para meter algo más de cafeína en el cuerpo. Mientras conduzco, mucha precaución en una carretera de doble sentido, los postes del tendido eléctrico van pasando, ahora indiferentes, uno detrás de otro, solo interrumpidos por la entrada y salida de la línea de media tensión en alguna estación transformadora. Hoy se están quietos, pero a veces bailan para mi, sobre todo cuando escucho el Scherzo de la Sinfonía nº 2 de Martucci. Y es que, algunas veces, lo inanimado cobra vida para mi, como los postes de la línea eléctrica, entre Bellcaire d´Urgell y Tornabous, o como un viejo olmo que hay a pie de carretera, muy cerca de Cal Rosal, que siempre se anima a bailar para mi si escucho a Martinú. Realmente, es en los días de pesca y libertad, lejos de la aplastante monotonía de la vida del administrativo urbanita, cuando suceden cosas que son difíciles de creer. Yo hace tiempo que he dejado de buscar explicaciones;. al igual que pasa con las misteriosas picadas de peces allí donde menos te lo esperas, testimonio auténtico de los misterios de las aguas, me limito a disfrutar de los hechos, por sorprendentes que estos sean.    

(1) En la variante del Catalán que se habla en las comarcas de Lleida, se suele poner el artículo neutro antes del sustantivo.     



JORNADA DE PESCA Nº 720



Sábado, 18 de octubre de 2014

Temporada 2014 - 2015
Temporada de cotos intensivos de salmónidos 2014 - 2015 - Nº 1

Coto Intensivo de Alfarràs S. M. NR12B
Modalidad del permiso: sin muerte:
Río Noguera-Ribagorçana

Pescador. Ferran RUBINSTEIN.

Capturas: 28 truchas arco-iris a ninfa y 5 truchas arco-iris a mosca seca

Climatología: soleado y caluroso

Caudal: medio-bajo.

Condiciones de vadeo: vadeable sin dificultad, incluso sin bastón de vadeo.

Hora de inicio de la jornada: 09,00 h.
Hora de finalización de la jornada: 16,45 h.

La música de hoy:

Viaje de ida:

Sinfonía nº 3
Anton Rubinstein

Sinfonía en "FA" sostenido
Suite "Mucho ruido y pocas nueces"
Erich W. Korngold

Viaje de vuelta:

Sinfonía nº 4
Anton Dvorák

Sinfonía nº 1
Robert Fuchs

Concierto para violoncello y orquesta nº 2
Joachim Raff

Líneas Tensas!


Ferran RUBINSTEIN




4 comentarios:

  1. Todo este rollo que pones hay alguien que se lo lea?joder tio...esto es un coñazo.Si fueras un escritor bale pero tu cres que nos puedes meter eso?

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  2. Hola anónimo, siento haberte aburrido. Supongo que en esto de poner el negro sobre el blanco, como todo en la vida, es cuestión de gustos. Ya sabes que para mi, el ir de epsca es siempre algo más que meter peces en la sacadera. De todas maneras, si prefieres otra cosa, hay en el ciberespacio muchos blogs, ricos en fotografías y videos, las más de las veces expuestos más para ensalzamientos de egos que para dar alguna información útil.
    Un saludos y Líneas Tensas!


    Ferran.

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  3. Hola a tots,

    N’hi ha que pensem que anar a pescar és més que treure Peix de l’aigua. En conec fins i tot que fan d’aquesta activitat el Leitmotiv de la seva vida.

    A l’anònim li diria que lectura és la una de les activitats intel•lectuals més importants que desenvolupem com a essers humans, i per la que precisament ens diferenciem dels animals, atorga coneixements, educa, i aguditza sensibilitats.

    Des de que era un infant, he anat a pescar, primer amb el meu pare, després sol, amb amics, i això m’ha proporcionat moments molt feliços i inoblidables, i aquests records no són per treure peix del riu a patades.

    Em nego a deixar passar un comentari com aquest, sense dir la meva.

    Endavant Ferran!

    Albert

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  4. Amic Albert:

    Coincidim amb el pensament. Malhauradament, la immediatesa de la satisfacció d´alló que es visual, esta privant a la gent, i en especial als infants i als adolescentes de la lectura.
    Igonarants, àgrafs, autocomplaentes u submissos: es així que ens volen les dictadures: per això, el primer que fan a l´arribar al poder es cremar llibres.
    Una abraçada i Línies Tivants!


    Ferran.

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