JORNADA DE PESCA Nº 569
Antes de empezar con la crónica de esta jornada, desearía aprovechar estas páginas virtuales para agradecer de corazón a mi amigo y compañero de pesca Francesc Bernal, el hombre que siempre pesca a seca, y si no, no pesca, el haberme llevado a conocer un lugar tan maravilloso como es Bonabé. Posiblemente, sea uno de los paisajes fluviales más bonitos en los que he pescado.
Durante muchos años de mi vida, he recorrido las cumbres de los pirineos triscando por rocas y neveros. Gracias a la pesca con mosca, he vuelto a revivir mi pasión por la montaña, todo y que ahora vivida desde las emociones de las corrientes y las subidas de las truchas salvajes a la mosca, en vez de la lucha contra la fatiga en la pendiente, y contra la gravedad y el vértigo aferrado a la roca.
Este dia, aparte de la maravillosa experiencia de pescar en un lugar tan bello, lo voy a recordar siempre como la jornada de pesca en que vivimos deprisa y trepidántemente, pues ¡mire usted que casualidad! el dia en que decidimos hacer un largo viaje de cerca de doscientos sesenta kilómetros, con el terrible madrugón correspondiente, era el dia de la gran final de la Champions League, y el Barça iba a enfrentarse con el Manchester United, con la posibilidad de ganar la cuarta Copa de Europa de su historia.
Como tanto Francesc como yo somos culés, este partido no nos lo podíamos perder, así que, ¡con un buen par...! y ¡lo queremos todo!: pesca y fútbol. Por tanto: madrugón, viaje exprés, pesca sólo hasta antes de las cuatro de la tarde, y viaje de vuelta bajo el sol implacable de una tarde ya casi de verano, para estar, con un poco de suerte, en casa a la hora que el colegiado pite el inicio del partido... ¡quién dijo miedo!
El madrugón fue de órdago, pero respetuoso como soy con los nuevos (y viejos) límites de velocidad, y adicto a los “coffee and pis breaks” com soy, no me importó mucho salir a las cuatro de la mañana, rumbo al Pantano de Terradets, en donde me había citado con Francesc a las siete de la mañana.
Dejamos mi coche en Terradets, y continuamos los dos en el de mi amigo rumbo a más allá de Alós de Isil. Pasado la Pobla de Segur, el sorprendente paisaje rocoso del Congost de Collegats, da paso ya al verdor de las tierras puramente pirenaicas. Esto y el frescor de una mañana de la alta primavera, me ha traído una infinidad de recuerdos de un tiempo en que era mucho más montañero de pescador, de viajes heróicos en coches limitados, por carreteras que hoy otro nuevo asfalto ha engullido, hacia esa montaña en donde nos esperaban a mi y a mis amigos tantas aventuras, y en donde derramábamos tanto sudor y tanta adrenalina en un gran ambiente de amistad y camaradería. Como no, también he recordado aventuras de pesca en el Cardós, en la Vall Ferrera, en la Vall de Boí...
Nací a escasos metros del mar, pero siempre he sido un hombre de montaña. Cierro los ojos, y pienso en tantos veranos de mi juventud, y me veo en una pradera atravesada por un rio rumoroso, con el telón de fondo de unas montañas de formas caóticas en las que aún queda nieve. Es primera hora de la tarde, y todos los grillos y saltamontes del mundo cantan entre la hierba alta...en mi espalda siento el peso de una mochila que arrastro por collados y tarteras desde hace dias, y mi boca es pura piedra suplicando por un trago de agua. Pese a todo, no quisiera estar en ese momento en otro sitio que no fuera ese...
Mis ensoñaciones terminaron con la vertiginosa serie de curvas que hay para subir de Alós de Isil a la entrada del Parque Natural. ¡La hora del gran desafío estaba cerca!.
Pocos minutos antes de las diez, Francesc y yo ya estábamos en el rio, en plena acción de pesca: una orilla para Francesc, pescando largo a seca, y la otra para mi, con mi tándem de seca y ninfa en un aparejo “al hilo”.
El rio bajaba limpio y cristalino, aunque algo altito. Ideal para tanto para la seca, cuando quisiesen subir, como para la ninfa, tal y como quedó claro con el hecho de que al poco de empezar ya llevaba tres truchas en el haber de mi terrible ninfa de uni-yarn naranja, que previamente había triunfado en Ordina y en el Bastareny.
Sin embargo, no todo iba a ser tan fácil. Es más el dia se complicó bastante, como veremos a continuación. Pero ahora, dejadme deciros que la Guardería si cumplió, y que el guardia, el señor José Abril nos visitó, cumplió con su obligación, y nos obsequió con una estupenda, aunque corta, charla de pesca, rica en información sobre el rio. ¡Que gran placer que existan guardias tan amables! Es un hombre “del país”, y que ama los rios de su tierra... ¡quién si no, para vigilar con dedicación tan rico capital natural!.
La primera complicación, aunque previsible, fue que aún no era mediodia, que el rio ya había aumentado considerablemente el caudal, debido al deshielo. No deja de ser que en estas latitudes de alta montaña, la temporada se abrió sólo hace una semana. Para Francesc, que se había pertrechado con un bastón de vadeo, esto no supuso mayor problema, pero para mi, poco amante de aventuras vadeísticas, a base de remojones y trompazos, supuso el verme relegado a una orilla, o a salirme de ella, para avanzar terreno fuera del rio, en caso de encontrar algún obstáculo.
Sin embargo, fue la segunda complicación la que marcó sensiblmente el transcurso y el resultado de la jornada, y esta no fue otra que el viento. Un vendaval molesto, el principal enemigo de la pesca a mosca, que se levantó sobre el mediodia del reloj (media mañana solar), y que no cesó hasta que nos fuimos.
Si para Francesc era difícil lanzar, con varios metros de linea fuera del carrete, imagináos yo, con un aparejo que era todo hilo. La fuerza del viento apenas permitía el posado, y todo era un continuo desenredar nudos de viento en la puntera de la caña. Sin embargo, por mi parte, casi cada vez que conseguía poner el tándem en el agua, conseguía una picada, otra cosa es que se materializase en un clavada. Curiosamente, Francesc consiguió empezar a capturar truchas, justo cuando el viento más arreciaba.
Desde un primer momento, no pude dejar de admirar la enorme belleza de las truchas salvajes de este rio de cabecera, animales preciosos y de una terrible bravura en la pelea. Lo mejor, y un tanto contra pronóstico, a tenor de lo que me había contado Francesc, de sus experiencias anteriores en este mismo sitio, es que no sólo daba la cara trucha pequeña. De hecho capturé tres de más de treinta centímetros, de entre las diez que tuve en mis manos, y perdí en el combaté a una trucha realmente enorme (y potente, como un torpedo atómico), que fue la única que se interesó por mi tricóptero en vez de por la ninfa anaranjada. Una trucha lista, que en vez de entretenerme con saltos y cabriolas antes de entrar en el salabre, decidió pegar un par de cabezazos corriente arriba y corriente abajo, para ir midiendo fuerzas, antes de liberarse al más puro estilo de las carpas, o sea, restregandose el hocico con un tronco sumergido, que fue lo que recuperé, con mi tándem enredado en el mismo, en vez de a la trucha. ¡Cuánto me divierten, y cuanto admiro a los peces!.
A las tres y media de la tarde, y con gran pesar. Francesc y yo “levantamos el campamento”. De hecho, Francesc ya quería recoger trastos y volver al coche a eso de las tres, pero fui yo quien insistí, como una crio, en “venga, cinco minutos más”, “venga, esa correntita y nos vamos”.
El resultado final de la jornada fue muy positivo, a pesar del tremendo inconveniente de bregar con un enemigo tan despiadado de la pesca con mosca como es el viento. Diez truchas a ninfa, y cinco a seca, com múltiples tomadas y rechazos más, todo esto en un dia ventoso, y con el rio todavía alto y con el agua bastante fria, dan una buena idea del potencial pesquero del mismo. Intentaremos volver más adelante. Seguramente avanzado el verano. Para entonces, y si no hay viento, el rio bajará justito de agua. Entonces, el principal enemigo a batir seremos nosotros mismos, pues nuestro éxito en la pesca vendrá dado, como suele ser habitual en esa estación, y en este tipo de escenarios, de lo muy discretos que seamos a la hora de entrar en el rio, y de lo muy cuidadas que hagamos las presentaciones ante una trucha que, no lo olvidemos nunca, es nativa del rio, y que con un rio manso, ambable y perezoso, se vuelve aún más selectiva, pues detecta los engaños con mucha más facilidad.
De vuelta la coche, a una hora tan inusual, y bajo un sol de justicia, cuyo calor no podía mitigar el viento, encontramos a dos pescadores que se estaban cambiando para la acción de pesca. Ellos no tenían ninguna prisa por volver a casa a ver la final de la Champions, pues eran dos jóvenes de Zaragoza, que iban a hacer una “segunda manga” contra el viento, tras haber hecho ya una primera parte de su jornada por la mañana. Eso si, nos desearon a los culés la mejor de las suertes para la final.
Como el mundo es un pañuelo, resultó que Alfonso y Sergio, los pescadores maños, eran aparte de Conmosqueros, seguidores de mi blog. Es para mi un gran placer ser leído también en ese Aragón que tanto quiero, y en donde he vivido también tantas aventuras en sus altas, agrestes y sorprendentes montañas, y con más placer por mi parte si cabe, si mis historias lo son por pescadores de élite como es en este caso. ¡Un abrazo, mañicos!
De vuelta hacia casa, tras haber hecho una rápida merienda antes de despedirme de Francesc, y de darle las gracias por haberme llevado a conocer Bonabé, tocó conducir bajo la luz inusual de una hora en que a buen seguro estaría todavía en el rio pescando, de haber ido a otro lugar mas cerca de casa. Esta vez no hubo rollitos de nata en La Panadella, le orderné y luego supliqué a mi vejiga urinaria que tuviera paciencia, y apuré el despósito de gasolina al máximo para no repostar: la final de la Champions, bien vale unos pequeños sacrificios.
Finalmente, y lo digo porque escribo este artículo el dia después, los pequeños sacrificios de los que hablaba en el párrafo anterior, valieron la pena, pues tras un partido que pasará a la historia como la quintaesencia de buen fútbol y la deportividad en una gran final, por parte de ambos contendientes, el Barça es ya el Campeón de la Champions League 2011, conquistando así, la cuarta Copa de Europa de su historia.
TEMPORADA 2.010 - 2.011 - Nº 28
Sábado, 28 de Mayo de 2.011
TEMPORADA DE SALMÓNIDOS 2.011 Nº 11
Coto de Bonabé, sin muerte
Rio Noguera Pallaresa
(aguas de alta montaña)
Capturas: 10 truchas fario a ninfa y 5 truchas fario a mosca seca.
Pescadores: Francesc Bernal y Ferran RUBINSTEIN
Capturas por pescadores:
Francesc Bernal: 5 truchas fario a mosca seca.
Ferran RUBINSTEIN: 10 truchas fario a ninfa
Climatología: soleado y caluroso, con viento.
Hora de inicio de la jornada: 10,00 h.
Hora finalización jornada: 15,30 h.
La música de hoy:
Viaje de ida:
(sólo hasta el Pantano de Terradets)
Sinfonía nº 3
Sonata para piano nº 1
Sonata para piano nº 2
Anton Rubinstein
Rapsodia para violín y orquesta nº 1
Rapsodia para violín y orquesta nº 2
Béla Bartók
Viaje de ida:
(desde el Pantano de Terradets)
Sinfonía nº 2
Salmo nº 23
Alexander Von Zemlinsky
“La Canción del Héroe”
Anton Dvorák
Lineas Tensas!