Pese al frío, de los de temperaturas negativas, y al viento, las ganas de pescar se impusieron, obteniendo de ese empeño recompensa. |
Tan pronto cesó el viento, pasado el mediodía, se activaron muchas truchas decididas a comer en superficie. |
A las truchas de "Frozen-Anglès" no les espanta el frío |
JORNADA DE PESCA Nº 772
La ventaja que da el escribir los artículos de este blog, correspondientes a jornadas de pesca, con una distancia en el tiempo de casi dos meses, es que uno se da cuenta de que de las muchas previsiones que hubiera hecho, dándolas casi por seguras, las más de ellas no se han llegado a cumplir a tiempo presente..
Así pues, habiendo aguantado el frío que tuve que soportar ese martes de finales de noviembre pescando en el coto de Anglès, en el río Ter, hubiera sido fácil aventurar de que se aproximaba un largo y crudo invierno.
Sin embargo, en el momento de escribir este artículo estamos casi finalizando enero, y salvo pequeños episodios de frío, de escasa duración, la meteorología se ha comportado como una prolongación del pasado otoño; o sea dominio de largos periódicos anticiclónicos, escasa precipitación, tanto de lluvia como de nieve, y temperaturas muy benignas, altas de un modo inusual para la época del año, allí donde no se cierre la niebla.
Este primer golpe de frío, en el que algunos entusiastas del invierno quisimos ver el preludio poco menos que de "Frozen" (1), vino apenas dos semanas después de que el "veranillo de San Martín" de este año trajera temperaturas récord de calor para un mes de Noviembre, en casi toda la Península Ibérica y gran parte de la Europa Occidental, y lo hizo más de la mano de un cambio del régimen de vientos, que permitió la llegada de aire polar a latitudes meridionales, que no de un frente frío que trajera abundante nieve. Dijéramos que fue un episodio de "frío seco", de ese que tan bien cura jamones, tersa cutis y pide uso de bufanda y gorro de orejeras.
Como siempre que tengo la suerte de poder pescar en día laborable, la salida de la gran ciudad en hora punta complica lo suyo el viaje. Aparte de eso, en esta ocasión la tardanza en entrar "en combate", o sea a meterse en el río con la caña en ristre, se debió sobre todo al intenso frío. Y es que a lo largo del viaje hacia Anglès, viendo la sucesión de temperaturas negativas en el termómetro del coche, que llegaron a un pico de - 6 º C cerca de Maçanet de la Selva, cada vez más me reafirmaba en mi opinión de que era una absoluta tontería llegar al río demasiado pronto. O sea que, por esta vez lo primero fue un buen desayuno en el bar, ojeando tranquilamente la prensa, hasta que el sol estuvo relativamente alto en el horizonte.
Dejando aparte los bancos de niebla que había atravesado de madrugada, durante el viaje en coche, el día resultó soleado, pero el fuerte viento que sopló hasta el mediodía impidió cualquier remontada de las temperaturas. Al cesar el viento, a primera hora de la tarde, la temperatura subió apenas hasta los 6 º C positivos, pero nada más ponerse el sol tras las montañas de Les Guilleries, a eso de las cuatro de la tarde, el mercurio volvió a caer hasta los - 2º C.
La poca precipitación habida en el Principado en noviembre (y también en diciembre y en enero, como ahora ya sabéis) no dio para muchas alegrías hídricas. Así pues, una semana más, las compuertas de los pantanos de la Cuenca Interna siguieron cerradas a cal y canto, como mucho -en el caso del Ter aguas abajo del Pasteral- permitiendo por algún resquicio que fluyesen esos cinco miserables metros cúbicos por segundo, que algún iluminado todavía se atreve a calificar de "caudal mínimo ecológico".
Tal y como temía, el fuerte y frío viento de componente norte fue todo un engorro para lanzar, y todo un problema para pescar, pues mientras sopló desactivó casi por completo la actividad de los peces. Por suerte, alguna ventaja tenía que tener el frío glacial: este anticipo del invierno también desactivo a muchos pescadores, y esta jornada es una de las que menos concurrida recuerdo en "Magic Anglès" en mucho tiempo. En realidad, tuve todo el río para mi, en todo momento, y no fue hasta la tarde, pronta ya la hora de marchar, que no vi otros pescadores; un par de ellos metidos en el río, bastante lejos aguas abajo de mi posición.
Como el caudal del río no daba para muchas alegrías y el viento no daba tregua, empecé a pescar, lanzando como podía, con una sola ninfa de pequeño tamaño (perdigón rojo, con bola del 1 en anzuelo del 17) sin obtener ni una picada hasta que, en un blando lateral de la corriente que estaba pescando de cara, tuve la picada, previa a la posterior captura, de un buen ejemplar de fario de repoblación que pasaba largo de los 35 cms.
Pasado el mediodía horario, dejó de soplar el viento y con ello disminuyó un tanto la sensación de frío glacial. Aprovechando la circunstancia, fui expresamente a una larga tabla, ancha y de poco calado, a ver si en ese tipo de escenario se animaban las truchas a comer en superficie. En esta ocasión, la estrategia funcionó, pues a lo largo de la tabla y hasta la corrientes que cierran la misma por arriba, se veía una decidida actividad de peces comiendo tanto efémeras (de algún tipo de bétido), como dipterines (posiblemente, quironómidos).
En un principio, confié en una imitación generalista de emergente, que resultó del agrado de las truchas. Con paciencia, pescando despacio, conseguí capturar cuatro estupendas fario, y que se desclavasen en la pelea un par más. De entre las capturadas, salvo una que no pasaba de los 25 cms, las otras tres estaban entre los 30 y 35 cms..
Al final de la tabla, allí donde la corriente se hacía notar un poco más (poca cosa, dado el escaso caudal del río), las truchas estaban en plena actividad...¡debajo de los árboles de la orilla!. Así que tocó hacer componendas en el lance para poner las moscas bajo la cúpula de vegetación. Para la ocasión, opté por pescar con un tandem muy ligero, combinando una mosca seca de hackle (una Adams), y un pequeño perdigón (en este caso, verde con bola del 0 en anzuelo del 19, o sea realmente ínfimo).
A las primeras de cambio, vi un relámpago plateado bajo el agua y clavé instintivamente. Tras una buena tensada de línea, "algo" salió disparado como un cohete río arriba y terminó desclavándose... Al menos, todo y lo grande que debía de ser el bicho, ni perdí las moscas, ni tuve que rehacer el bajo de línea.
Pese a la excitación del momento, tuve que calmarme un poco para concentrarme en lanzar y no dejar el aparejo decorando las ramas de los alisos. No tardé mucho en tener otra picada, esta vez a la seca, cuando pasaba realmente arrimada a la orilla. En este caso, de una irisada de buen tamaño, pero evidente origen repoblado, que terminó entrando en el salabre tras ofrecer una pelea la mar de digna. Para terminar este episodio de "pesca bajo los árboles", llegó la captura de otra fario más, de tamaño mediano, que picó a la pequeña ninfa verde con efectos de brillo.
Ya bien entrada la tarde, me apeteció bien poco volver a meterme a pescar en corrientes, así que fui a terminar la jornada pescando a seca, en un parado de agua en donde se veía una relativa actividad. Apenas le dediqué media hora, en la que conseguí solo dos picadas, tan fugaces como desganadas, de truchas que se desclavaron al instante. No dio la cosa para más: todo fue ocultarse el sol detrás de la montaña y descender la temperatura en picado. Pese a que aun se veían cebas, preferí dar por terminada la sesión de pesca . Al fin y al cabo, en menos de cuatro días volvería a estar en el río.
Tras la merienda, y ya camino de vuelta a casa, la temperatura volvió a ser negativa a lo largo de todo el viaje, hasta llegar a la siempre caldeada área metropolitana de la gran ciudad. Esa fría noche de otoño, conduciendo bajo un cielo tachonado de estrellas, recuerdo que me hice ilusiones de vivir un invierno largo y frío, como me gusta a mi, pero... vuelvo al presente, al mes de enero, y no tan solo el frío ha sido poco más que una anécdota en lo que llevamos de invierno, sino que llevamos batido el récord de días sin lluvia en muchas partes del Principado. Todo y el buen estado de las reservas de agua de nuestros embalses, recemos para que no volvamos a una crisis hídrica como la de los primeros meses del ya lejano 2008, pues si se tuviera que solucionar la misma con la buena voluntad de nuestros políticos, más vale que comencemos a pensar seriamente en volver a sacar a La Moreneta en procesión.
(1) "Frozen, el Reino del Hielo", es la película de animación más taquillera de Disney, hasta el momento. Basada muy líbremente en "La Reina de las Nieves" de Hans Christian Andersen, la acción de la misma transcurre en un reino congelado, condenado por una maldición a un invierno sin fin. Ni que decir tiene que es la película favorita de mi hija, de nueve años, y que a fecha de hoy la he visto, entre cine, DVD y televisión, como unas tropecientas veces.
JORNADA DE PESCA Nº 772
Martes, 24 de noviembre de 2015
Temporada 2015 - 2016 - Nº 7
Temporada de Cotos Intensivos de Salmónidos 2015 - 2016 - Nº 7
Coto Intensivo de Anglès - El Pasteral S. M. - TE015
Río Ter
Pescador: Ferran RUBINSTEIN
Capturas: 4 truchas fario a mosca seca, 1 trucha arco-iris a mosca seca y 2 truchas fario a ninfa.
Equipo de pesca a mosca:
Caña: Vision GT-Four - 9 pies - línea 5
Línea: Adams 6 WF - flotante
Carrete: Sage 4550
Climatología: soleado y muy frío, con temperaturas negativas y fuerte helada hasta media mañana.
Caudal: bajo
Condiciones de vadeo: vadeo sin dificultad, no siendo preciso el uso del bastón de vadeo.
Hora de inicio de la jornada: 10,30 h.
Hora de finalización de la jornada: 17,00 h.
La música de hoy:
Viaje de ida:
"Marcha triunfal americana"
"Balada", Op. 78
Obertura nº 1 sobre temas griegos
"A la memoria de un héroe"
"La canción del trovador"
Alexander Glazunov
Viaje de vuelta:
Sinfonía nº 3
Johannes Brahms
"El Ideal"
Rapsodia húngara nº 4 (versión orquestal)
Franz Liszt
Líneas Tensas!
Ferran RUBINSTEIN.
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