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domingo, 10 de febrero de 2013

JP-641. COTO DE ANGLÈS - EL PASTERAL INTENSIVO S. M. Sábado, 09/02/2013



JORNADA DE PESCA Nº 641.

La primera  de las jornadas de pesca de este mes de Febrero, ha coincidido con el Carnaval, evento que este año, y por imperativos del calendario, ha caído en uno de los fines de semana más fríos de lo que llevamos de invierno.  Acostumbrados como estamos los mosqueros a disfrazarnos en público para ejercer nuestro arte, este de Carnaval ha si do para mí un fin de semana más de ir disfrazado de los muchos en que troco mi gris indumentaria urbanita por la de feliz deportista al aire libre.
El mes de Febrero suele marcar, para los cada día más numerosos pescadores que vamos al río todo el año, un punto de inflexión en lo que a actividad de los peces se refiere. Quizás, y aparte de ser estadísticamente el mes más frío del año, Febrero es uno de los menos productivos en capturas, sino el más pobre. Curiosamente, el aumento de horas de luz solar nos hace caer en la falsa ilusión de una primavera anticipada, percepción que rápidamente se desmiente a pie de río, soportando bajas temperaturas tanto del agua como del ambiente, para acabar ensalabrando pocos peces, o llevándonos un buen bolo.
Este invierno, todo y no ser especialmente riguroso en la totalidad del territorio catalán, ni de haberse batido records negativos de temperaturas, ha sido pródigo en nieves, sobre todo en la cordillera pirenaica, batiéndose en el Pirineo de Lleida records en lo que a grosores de nieve y persistencia de la misma se refiere. Por tanto,  la temporada que está a poco más de un mes vista de comenzar, será de ríos crecidos y caudalosos hasta bien entrado el verano. Toda una bendición si comparamos con la tremenda sequía del año anterior, pero que va a obligar a adaptarse a las circunstancias de pescar con caudales muy altos de agua muy fría durante un deshielo que se prevé largo,  cuyo epicentro se situará desde mitad de Abril hasta mitad de Mayo en el mejor de los casos (o sea, salvo que no nieve más en Marzo y Abril),  y que condicionará mucho tanto la actividad de los peces  como nuestra estrategia a la hora de pescarlos y nuestra comodidad en el vadeo.
Este sábado, en lo que a climatología se refiere,  hubo una tregua en el episodio de nevadas y fuerte viento que veníamos soportando desde el fin de semana anterior, y el ambiente en general soleado hizo creer a más de algún ingenuo como un servidor que la primavera había llegado ya.  Craso error, pues bastaba que alguna de las nubes altas que iban cruzando el cielo tapase el sol para darse cuenta de que ¡hacía un frío del carajo!. Para más inri, este sábado ha sido uno de los que más frío he pasado metido en el río en mucho tiempo, todo y no ser un día de record de temperaturas negativas, dado que me equipé con unos calcetines de trekking muy viejecitos y desgastados;  esto me provocó un frío en los pies tremendo  y a eso del mediodía tuve que salir un rato del agua, pues me di cuenta de que ¡estaba tiritando incontrolablemente!.  
Como buen animal de costumbres (y de bellota, si me apuran, a veces también) y aprendiz de mosquero ultraconservador y poco atrevido que soy, planteé la jornada de este sábado como un clon de la de hace dos semanas, o sea pescando y a poder ser sacando el máximo partido de las dos posturas que resultaron tan productivas. Con la primera de ellas, la jugada me salió bien, pero con la otra ya no tanto, y eso condicionó mucho el resultado final del día.
Tras una buena caminata desde el pueblo y una “parada de emergencia” (es sintomático, primer cigarrillo después del desayuno y ya están las tripas dando guerra), llegué a la tan deseada y codiciada postura (ver más información en el parte de pesca anterior) sin que hubiese nadie pescando, y además se veía alguna señal esporádica de actividad, aunque de más lomos que bocas. ¡Qué buena suerte!. Así que, me apalanqué allí, hice una primera prospección con la micro ninfa del tándem que resultó infructuosa, y me dispuse a “defender el fuerte” hasta que comenzase el sarao.
Al poco de estar “de guardia”, me vinieron a visitar Moreti y unos compañeros suyos de la Imperial Tarraco. Como siempre, fue un placer charlar un rato e intercambiar unas risas. Todo y lo temprano, Moreti había evitado ya el bolo, con una trucha pescada a ninfa. Tanto el como sus compañeros habían optado por la opción itinerante, o sea, ir prospectando el río sin parar, mientras que yo había apostado por esperar a que tarde o temprano las truchas subieran para pescarla a mosca seca. De momento, Moreti me mostró un dipterín diminuto que seguramente era lo que se estaban zampando las pocas truchas activas cuando aún no eran ni las once de la mañana, pero yo –reconvertido por un sábado y sin que sirva de precedente en un mosquero de seca con fe, a la imagen y semejanza de mi amigo Francesc, del que tanto os he hablado en otros partes de pesca- seguía aferrado a la esperanza de que tarde o temprano habría eclosión, las truchas subirían. Por lo tanto… a continuar “defendiendo el fuerte”.
Al poco de irse Moreti &Cia., llegó el agente de Catalana Forestal a interesarse por lo que hacía yo metido en el río, y verificó mi legalidad sin necesidad de acercarse a la orilla ni de que yo saliese del agua para enseñarle la documentación. Basto con que le vociferase desde dentro del río mi número de DNI para verificar si había pagado el ticket del día. Un sistema muy cómodo este, sobre todo visto con criterios economicistas, pero que creo terriblemente ineficaz, pues un agente de la autoridad, o un agente colaborador de la misma, en todo momento debería de preocuparse no tan sólo por si el pescador ha pagado el permiso, sino también por si está pescando con artes ilegales o no, inspección la cual no tuvo lugar. Desafortunadamente, este cómodo sistema lo único que va a hacer es dar carta blanca a todos aquellos que se pasen por el forro las limitaciones de señuelos de esta zona de pesca controlada, y puedan faenar con moscas montadas en anzuelos con muerte o con streamers.            


Tanta vigilia tuvo su recompensa, y a eso del mediodía horario la postura se animó. Estuve pescándola palmo a palmo largo rato, en una pesca lenta, insistente y reiterativa,  hasta que el tremendo frío que tenía en los pies me obligó poco antes de las dos de la tarde a abandonarla.
El esfuerzo valió la pena, pues conseguí capturar a seca dos truchas arco-iris que todo y no ser nada del otro jueves pasarían un poco de los 30 cms., me dieron una batalla más que decente, y una fario de tamaño generoso pero no excepcional en la que pude observar las cicatrices dejadas por la pelea con un cormorán de la cual era evidente salió con vida pero un tanto maltrecha.  La fario sucumbió a los encantos de un quironómido de muy pequeño tamaño, mientras que las irisadas se clavaron de mi sempiterna CDC, en este caso con cuerpo amarillento y plumero gris ceniza, lo más parecido a la (poca) efémera que estaba eclosionando.  Cabe decir, que ninguna de las capturas fue a ceba vista: la fario picó cuando menos me los esperaba y donde menos me lo esperaba: justo cuando estaba a punto de levantar la línea del agua para inciar un nuevo lanzamiento. Las dos irisadas picaron en el tramo final de la postura, justo donde se hace más viva la corriente y hay menos profundidad (apenas dos palmos de agua), cuando pescaba “al agua” y seguramente cuando la mosca se ahogó, pues fue realmente el  darme cuenta de que no veía a la mosca por ninguna parte, y notar un brusco tirón en la línea.

Para recomponerme un poco de la hipotermia que me estaba entrando, me puse rumbo a la segunda postura que deseaba pescar, y allí se terminó toda posibilidad de que la jornada fuese según lo planeado, y de paso de defender a ultranza otro fuerte, pues la misma estaba ya ocupada por, nada más ni nada menos, que mi amigo el presidente de la Sociedad de Pescadores de Campdevànol, quien por lo menos me dio la gran alegría de hacerme saber que mi carné de socio estaba recién impreso y listo para ser enviado a casa.

Como no tenía muchas ganas de dejar de pescar a seca, más que nada por la pereza de rehacer el bajo de línea, descarté el ir a pescar corrientes ni que fuera con seca “al agua” y marché a echar un vistazo a las siempre querenciosas tablas de la chopera, pero tal y como es habitual y me temía, estaban ya ocupadas por otros pescadores. Finalmente, fui dando un paseo a ver si se movía algo en superficie hasta bastante más arriba, una zona que habíamos frecuentado mucho con mi amigo Carles Vivé este pasado verano, pero que en esta ocasión estaba tan falta de agua como de actividad de los peces, por lo menos en superficie.

Lo bueno de todo, es que con tanto ejercicio aeróbico se me había pasado el frío, así que vencidas ya las tres de la tarde, emprendí camino de vuelta, para ponerme a pescar en la zona de los polígonos y estar cerca de Anglès, que no de La Cellera de Ter, en donde había dejado el coche.

El partido no había terminado, como nunca suele hacerlo hasta que desmontas la caña, así que todo y pescar al “tun tun” en la primera zona que pillé (unas corrientes de poquísima profundidad), recibí  dos rechazos seguidos a la seca. Lo malo de ese escenario, es que se me quedó corto enseguida, y todo y lo breve de la prospección eran ya pasadas las cuatro de la tarde. 

Finalmente, y como ya ha sucedido en otras ocasiones, tuve una de esas corazonadas o premoniciones que suelen venir a la cabeza casi siempre en esas jornadas anodinas y de poca historia, en las que uno se resiste a acabar el partido no sin antes intentar sacar una buena pieza que haga un poco menos gris e insulso el día. Esta vez mi visión fue clara: corriente de la parte baja del coto, un par de latigazos y si cae algo bienvenido sea, y si no siempre estaré más cerca aún del coche y de la pastelería.

Desviándome de la carretera, atravesé la zona de planteles de palmitos y me dirigí directo a las corrientes de la premonición, con la caña en ristre y una ninfa ligera al final del bajo de linea. Et voilà! dicho y hecho: a la tercera varada ¡zas! tirón brutal de la linea y comienzo de una pelea que ya os adelanto terminó mal. La enorme fario no pudo resistir a que le levantase la cabeza fuera del agua, evitando así que se fuera a romperme el bajo de linea bajo las ramas de un árbol  al que se dirigía como un cohete. Poco a poco fui recogiendo linea gracias al excelente freno de mi carrete, hasta llegar a un punto muerto en que ni la trucha podía escapar, pero yo tampoco podía seguir recuperando sedal, y de repente... la ninfa simplemente salió de su boca, y el pez recobró su libertad y yo me quedé con el premio de consolación de una buena pelea, pero con un buen palmo de narices en mis propósitos de meterlo en el salabre.

Punto y final. Las cinco de la tarde. Esta última trucha hubiera podido maquillar el resultado del día. Son tres truchas, si; bolo evitado y todo eso, pero la sensación de haber vivido un día de pesca con muy poca historia es lo que queda finalmente.

Hizo mucho frío mientras me cambiaba de ropa. El cielo se había cubierto de nubes y hacía un desagradable aire frío. Por suerte, siempre nos queda la pastelería para merendar y una confortable vuelta a casa en coche, escuchando música excelente al amor de la calefacción funcionando a todo trapo. Los días sin historia suelen traer también reflexiones de lo más banal, como la de que soy afortunado de ser tan previsor de meter siempre un buen puñado de papel higiénico en algún bolsillo del chaleco, no para secar moscas, que para eso va fantástico el papel de cocina, sino por si acaso se presenta el "apretón" tan habitual mientras fumas el primer cigarrillo después de desayunar.               
         



Febrero suele ser un mes de "calma chicha" en el río. Días de mucho frío y contada actividad de los peces, todo y que al alargarse la duración de la luz solar tenemos un poco la percepción de que la primavera está más cerca de lo que parece. 

Preciosa fario de la zona central del coto, con señales evidentes de haber entablado combate singular contra un cormorán, del cual salió airosa. 

Estampa típica de una tarde de invierno en el coto: arboleda pelada, río bajo mínimos de agua y truchas que a ratos parecen desaparecer, de las posturas habituales para mostrarse activas en los rincones más insospechados.    



JORNADA DE PESCA Nº 641.

Temporada 2012 - 2013 - Nº 14
Temporada de Cotos Intensivos de Salmónidos 2012 - 2013 - Nº 14

Coto Intensivo de Anglès - El Pasteral
Río Ter

Pescador:
Ferran RUBINSTEIN

Capturas:
2 truchas arco-iris a mosca seca y 1 trucha fario a mosca seca

Climatología: soleado y frío, con intervalos de nubes altas.

Hora de inicio de la jornada: 10,30 h.
Hora de finalización de la jornada: 17,00 h.

La música de hoy:

Viaje de ida:

"Te Deum"
Marc A. Charpentier

Concierto para violín y orquesta en "RE" mayor
Johannes Brahms

Obertura de "El Buque Fantasma"
Richard Wagner

Viaje de vuelta:

Sinfonía nº 2 "Himno de Alabanza"
Félix Mendelssohn

Salmo nº 83
Alexander Von Zemlinsky

Líneas Tensas!


Ferran RUBINSTEIN.

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