JORNADA DE PESCA Nº 592
(Lunes, 19 de diciembre de 2012).
El sábado de hace dos semanas, fue el sábado del “Clásico”, ese gran acontecimiento balompédico que, al menos un par de veces al año, levanta tantas pasiones en nuestro país, y que no es otro que un Real Madrid – Barça.
Quisieron los azares del calendario que este año el primero de los “Clásicos” que nos deparará la actual Liga, cayera en sábado, que este fuera el segundo de diciembre, y que el partido se disputase en Madrid.
El Real Madrid llegaba a la cita con su eterno rival exultante y crecido por 15 victorias seguidas. Al Barça, la “caverna mediática” y la “central lechera” le pronosticaban la llegada del tan esperado –para los que nos son “culés”- fin de ciclo.
Las espadas en alto, y los que somos aficionados antes que nada a ver buen fútbol, cruzando los dedos para que esta vez no se vieran las tanganas y malos modos de los Clásicos de la primavera pasada, en ediciones extraordinarias de Copa del Rey y semifinales de Champions League.
Ante tanta excitación, la mejor opción suele ser relajarse un poco, por lo menos hasta la hora de que el árbitro de turno silbe el inicio del partido. Y ya sabéis que una de mis maneras favoritas de relajarme, y sobre todo en sábado, es ir a pescar a mosca, por más gris y frio que sea el día.
Como no, vuelta a Pedret. Y más en este sábado de “Clásico”, pues su relativa proximidad a mi domicilio, me aseguró una plácida vuelta a casa sin sobresaltos y con tiempo de sobras para poder estar pegado al televisor a la hora del partido.
Tras el lluvioso y desapacible noviembre pasado, la tónica de estas últimas jornada de pesca, incluyendo la presente, en lo que a meteorología se refiere, ha sido de mañanas frías con nubes y claros, para ir imponiéndose el sol y subir la temperatura hasta un relativo grado de confort a primera hora de la tarde.
Tardaron mucho las truchas en dar la cara, y al final me topé con cierta actividad en superficie cercano ya el mediodía en las aguas paradas del lago que hay justo debajo del puente románico. Esta vez, erré con la estrategia de quitar el tándem para pescar a seca a pez visto, pues no le hicieron ni caso a ninguna de las secas que les presenté. En vista de este pasar de mi imitaciones presentadas aguas arriba, opté por volver a armar el tándem, y salir del rio para tentar las truchas aguas abajo, y a las primeras de cambio ya capturé una trucha recién repoblada –por sus muñones más que aleta les conoceréis- que se prendió de la microninfa.
El lago estaba repleto de truchas, pero todas en una actitud muy propia de peces recién repoblados, o sea, jugando y persiguiéndose sin parar, y subiendo esporádicamente a comer alguna efémera pero sin cadencia ni patrón. En estas ocasiones, lo que suele ir bien es dejar bajar un par de ahogadas aguas abajo, y agitarlas un tanto para atraer picadas. Con esta estrategia pesqué dos truchas de repoblación seguidas. Sin embargo, este focalizarse en aguas paradas con peces juguetones no es con mucho mi ideal de pesca, así que decidí ir a buscar alguna corriente a ver si veía alguna ceba sobre la misma.
La ocasión vino pronto, pero se malogró de un modo tan inesperado como casi cómico. Vista la ceba, le pasé el tándem de ahogadas, y erré la clavada por poco. Sin embargo, el pez seguía allí, y decidí presentarle la microninfa del tándem.
Mientras rehacía mi aparejo, me vi sorprendido por una extraña cacofonía y por el típico “plop” en el agua que hace una cucharilla al caer. Un chaval joven, con unos auriculares de gran tamaño escuchaba música, presumiblemente de esa que llaman “máquina” o “tecno” a todo volumen, tanto que incluso yo estaba escuchando la música que presumiblemente era sólo para su uso y disfrute, mientras le lanzaba su artificial al pez que previamente había estado intentando pescar. Estoy seguro de que no tan sólo el hecho de que a mi me medio ocultaba un árbol, sino también la música a tan fuerte volumen, le impidieron ver que se había puesto casi encima de mi posición. Es más, creo que terminó de intentar pescar ese pez, o los que él creyera que había en esa postura, sin darse ni cuenta de que yo estaba allí. ¡Qué le vamos a hacer! Supongo que el chaval estaría igual de tenso por el tema fútbol, y decidió hacer lo mismo que yo, pero cambiando Glazunov por la música “dance” y la mosca por la cucharilla.
Visto el bombardeo que había sufrido la postura que pretendía pescar, desistí de pescarla, y ya que tenía el tándem de seca y ninfa de nuevo instalado, emprendí camino de vuelta al coche, para ir a tomar un refresco, y de paso ir echando un vistazo al río por si se terciaba dar unos cuantos varazos.
Muy cerca ya de donde tenía el vehículo aparcado, la subida repetida de un pez en medio de la corriente me hizo parar para intentar su captura. Por dos veces, siguió el tricóptero de pelo de ciervo, pero a la tercera se decidió ante el peludo y suculento bocado, y terminé capturándola. Como suele suceder con las truchas que en un coto de repoblación se interesan tanto por la seca, con tanto recelo, pero también con tanta rotundidad cuando el menú baja relativamente bien presentado, era un arco-iris vieja del rio, con sus buenas aletas ya acostumbradas a la natación en las corrientes.
Pese a no ver ya más cebas, seguí tentando la postura un rato, por aquello del “por si acaso”, y esta insistencia me rindió otra arco-iris veterana, pero esta vez vino prendida de la microninfa del tándem, mi incombustible ninfita de yarn naranja con cercos de hilo de cobre rojo, cola y saco alar de faisán y tórax de dubbing de liebre natural.
Tras el refrigerio al lado del coche, todavía mi viejo y fiel Daewoo Lanos, y siendo ya más de las tres de la tarde, decidí ir a gastar las últimas hora y media de pesca en la parte baja del coto, pescando sobre las posibles cebas vistas que pudieran haber.
A diferencia de la semana anterior, mucho tuve que esperar para ver algo de actividad. No fue hasta casi pasadas las cuatro de la tarde que al final tuve ocasión de ver una ceba, tentar la suerte y la trucha, y terminar capturando otra arco-iris vieja más en esta ocasión con mi también socorrida emergente de CDC, pero esta vez con el penacho de culo de pato en color gris ceniza, y el cuerpo en ese color que muchos montadores denominan “garbanzo”, y que ahora mismo no me acuerdo a que número del catálogo de Gütermann corresponde.
Tras la, en esta ocasión rápida, merienda en Cal Rosal, y una vuelta en coche sin pausa, pero sin prisa, llegó la esperada hora del fútbol. ¡Que nervios!.
El inicial gol de Benzema hizo que la parroquia merengue concibiera esas falsas esperanzas alentadas por una prensa tan sensacionalista, como –por lo que se ve- tan poco entendida de fútbol. En un órdago sorprendente, Guardiola hizo lo más difícil todavía, y paso a jugar con una defensa de tres. Lo que en un principio parecía ser un suicidio en toda regla, se reveló como un arma demoledora: el Barça aumentó su posesión de balón, y los goles no tardaron en llegar, siendo el primero una auténtica obra de arte de Messi como asistente y Alexis como realizador. La suerte influyó por ambas partes: el error de Valdés que propició el tempranísimo gol de Benzema, se vió compensado por el autogol de Marcelo. Cristiano Ronaldo, como casi siempre que juega con el Barça y tiene a Pujol o a Piqué delante, no tuvo su día, y con el tercer gol, de cabeza de Cesc aprovechando un centro de Alves, se destapó el “Club del Gourmet Iniesta” y el Real Madrid, al que algunos voceras proclamaban ya campeón de la Liga en noviembre, cuando aún no se ha jugado ni la mitad de la primera vuelta, tuvo que apelar también a la suerte o a la falta de puntería del Barça, para no terminar nuevamente humillado en su propio estadio.
Por suerte, y salvo algún lance duro más motivado por los nervios que por otra cosa, este “Clásico” fue más limpio, y pudimos disfrutar mucho más del fútbol. Cada día son más los aficionados del Real Madrid que reconocen que la superioridad del Barça se debe sobre todo a dos factores clave: querer el balón y disponer de una plantilla “de la casa” con una compenetración casi telepática a la hora de trenzar jugadas. Es mucho mejor este Real Madrid que el de la Liga anterior, pero Mourinho, por el bien de su equipo, debería dejar de enrocarse en sus postulados mediáticos jaleados por una prensa tan sensacionalista como servil, rencorosa e incluso mezquina, y centrarse más en jugar al fútbol que en montar espectáculos y buscar excusas de mal pagador: sólo así puede tener alguna posibilidad de acabar con la hegemonía actual del Barça, o por lo menos intentarlo.
La lección que debemos sacar de este último Clásico, pues el fútbol también puede enseñar muchas cosas mal les pese a tanto intelectual, es que nunca debemos vender la piel del oso antes de cazarlo. Algo que muchos pescadores saben por experiencia, al haber prometido volver a casa con la cena, y haber vuelto con la cesta vacía, el gesto perplejo, y esperemos que la lección bien aprendida.
Ferran RUBINSTEIN.
TEMPORADA 2011 - 2012 - Nº 11
Sábado, 10 de Diciembre de 2011
TEMPORADA DE COTOS INTENSIVOS DE SALMÓNIDOS 11-12 – Nº 11
Coto del Pedret
Rio Llobregat
Capturas: 2 truchas arco-iris a ninfa, 2 truchas arco-iris a mosca seca y 2 truchas arco-iris con mosca ahogada.
Pescador: Ferran RUBINSTEIN
Climatología: soleado y templado.
Hora de inicio de la jornada: 10,15 h.
Hora finalización jornada: 16,30 h.
La música de hoy:
Viaje de ida:
Sinfonía nº 6
“Una Fiesta Eslava”
Alexander Glazunov
Viaje de vuelta:
Concierto para piano y orquesta nº 2
Xaver Scharwenka
Rapsodia Ucraniana para piano y orquesta
Sergei M. Liapunov
Obertura “Los Husitas”
Anton Dvorák
Lineas Tensas!
Ferran RUBINSTEIN.
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