"Si, al igual que yo, sois de los que creeis que tenéis poco que enseñar, mucho que aprender y aún más que compartir, éste es vuestro blog".

jueves, 8 de diciembre de 2011

JP-591. COTO DEL PEDRET. Miércoles, 07/12/2011




JORNADA DE PESCA Nº 591

Esta ha sido una de las jornadas de pesca más bonitas de lo que llevo de retiro espiritual y otoñal en Pedret, en esta baja temporada. Un justo premio a la elección de pasar uno de los dias en que he disfrutado de Puente en el río, desafiando al frio y la helada de primera hora de la mañana, en vez de sucumbir a la pereza y terminar pagando tal capital pecado dilapidando mi tiempo y mi paciencia en esa especie de locura colectiva de estas fechas, denominada “ir de compras de Navidad a un centro comercial”.

La jornada se ha dividido en dos mitades, la primera y correspondiente a las primeras horas de la mañana, y hasta el mediodia, bastante anodina en pos de truchas que pudieran quedar de la última cuba en la parte más repoblada del coto, y la segunda, a partir de pasado el mediodía, cazando más que pescando a seca sobre pez visto, en una parte del coto que hace ya tiempo no se repuebla.

Caza más que pesca, para acechar cebas aisladas de truchas que están donde casi nadie cree que están, sobre todo farios que muy pocos creen que aún existan, y menos en donde al final resulta que son pescadas, y encima a seca y casi tocando el invierno. Lugar misterioso donde los haya este coto del Pedret. A simple vista parece un coto intensivo de captura y frie, pero bastan unos dias de paz y tranquilidad y sobre todo que se deje de repoblar, para que recobre la magia de cuando antaño era un gran coto truchero. A veces, la realidad es espejismo. A veces el malecón es un simple paseo para llevar a la novia a ver el mar, pero basta que caiga la noche para que el ladrido de un perro más allá de la última farola nos erice los pelos del cogote. Siempre damos por sentado que el vecino de la casa del final de la calle es un amable anciano que colabora con una oenegé desde que se jubiló: quizás cambiaríamos de opinión si viéramos su ropa interior, o el tipo de carne que aguarda a ser consumida dentro del congelador industrial que tiene en el sótano. A veces, a veces...

Como decía más arriba, antes de dar paso a mis disparatadas elocubraciones, la primera parte de la jornada se centró en repasar con la ninfa del tándem muchas de las posturas del sábado pasado, en la parte del coto en la que se suele repoblar cuando el stock de la cuba baja a esos magros cien kilos, y más que nada para hacer tiempo y que el sol calentase un poco, para ir a visitar la “dimensión de las truchas difíciles” y pescar a seca y sobre ceba vista si ello fuera posible.

El paseo matinal por el rio, bien abrigado y embozado en el pasamontañas, me rindió tres truchas “peponas”, supervivientes de la última repoblación, a base de rascar blandos de corriente con el tándem. A buen seguro hubiera pescado alguna más de “tungstenizar” mi equipo, e ir a remojar “cebollones”, como dice mi buen amigo Antonio el Pintor, a las pozas. Sin embargo, cada dia me vuelvo más reticente a pescas pesadas y en corto: me estoy volviendo un adicto declarado y confeso a las pescas ligeras y a que el lanzado forme parte de modo “quasi obligatto” de la acción de pesca.

A mediodia, y antes de marchar a la parte baja del coto, aún tuve tiempo para un rato de tertulia con el Guardia Honorífico del coto, el Sr. Josep Canturri, con el que me unen ya largos años de amistad.

Pasada la una larga de la mañana, el sol calentaba de lo lindo, y tras aligerarme de ropa y tomar un te con limón de la despensa que siempre llevo en el coche, inicié un largo paseo por la vera del rio, caminando muy despacio, evitando pisarlo y observando más que pescando.

Por el contrario de lo que muchos piensan, e incluso se atreven a opinar cuando dicen que un coto “está arrasado”, truchas siempre quedan: sobre todo las que han podido y han sabido sobrevivir a la presión de la pesca intensiva y extractiva, y dichas truchas tarde o temprano, y más en un mediodía de sol y con el rio repleto de efémeras (en el caso de este miércoles, olivitas pequeñas), dan la cara pues no pueden resistirse a un banquete así, y más cuando no hay nadie incordiándolas... o eso piensan ellas.

Al final del paseo, había ensalabrado tres truchas y perdido dos más en la batalla. Al contrario que en las horas de la mañana y pescando a ninfa sobre zona frecuentemente repoblada, las dos primeras que metí en el salabre eran arco-iris viejas, con las aletas bien desarrolladas y bien acostumbradas a la vida en libertad en el río, mientras que la tercera era una fario, otra de esas de las que los hay que dicen que se extinguieron, que ya no quedan, y tal y tal.

Respecto a las que perdí en la batalla, una era también arco-iris vieja, y se desclavó en un portento de fuerza al ganar la corriente, todo y la que la había pescado en aguas paradas, y la otra una fario más, con un ataque tan rápido a la mosca que tuve tiempo justo de clavarla, pero de un modo tan precario que necesitó tan solo dos cabezazos para desclavarse.

Las arco-iris viejas que terminaron en el salabre y también la que se me desclavó, picaron francas a la incombustible efémera de CDC, comodín válido donde los haya en casi todos los rios de llanura, y sobre todo en corrientes lentas o aguas paradas. Sin embargo, la fario, con un comer cadencioso y discreto, me forzó hasta tres cambios de mosca, hasta que gracias a una efémera de hackle con alas de mi amigo Francesc de Reus sucumbió a la tentación de embocar el señuelo. Gran mosca esta de mi amigo reusense. El único inconveniente que le encuentro, como a casi todas las imitaciones de mosca con alas, es que retuerce mucho el bajo de línea. Dijéramos que es uo de mis penúltimos recursos, antes de pasar a esa otra dimensión de la mosca con detección de picada difícil que es pescar con emergentes, o incluso con ahogadas aguas arriba.

Finalmente, la fario del ataque fulgurante y desclavado más instantáneo aún, fue un regalo de final de jornada, cuando ya estaba dando unas cuantas varadas “al agua”, por aquello de “por si acaso”, y que se interesó por la efémera de hackle de Francesc, mosca con la cual termné el dia.

En fin, tras el fantástico dia de asueto, y sobre todo feliz por haber evitado el aburrimiento urbanita y el estrés consumista de la ciudad en fechas pre-navideñas, fui a celebrar una jornada de poca pesca pero mucha diversión yendo a buscar la merienda a la pastería de mi amiga Ramona en Gironella.


TEMPORADA 2011 - 2012 - Nº 10


Miércoles, 7 de Diciembre de 2011

TEMPORADA DE COTOS INTENSIVOS DE SALMÓNIDOS 11-12 – Nº 10

Coto del Pedret

Rio Llobregat

Capturas: 3 truchas arco-iris a ninfa, 2 truchas arco-iris a mosca seca y 1 trucha fario a mosca seca.

Pescador: Ferran RUBINSTEIN

Climatología: soleado y templado.

Hora de inicio de la jornada: 10,30 h.

Hora finalización jornada: 16,45 h.

La música de hoy:

Viaje de ida:

Sinfonía nº 8

Niels W. Gade

“Fantasía Heróica”

Anton Rubinstein

Viaje de vuelta:

Sinfonía nº 2

Giuseppe Martucci

“Hungaria”

Franz Liszt

Lineas Tensas!


Ferran RUBINSTEIN.

No hay comentarios:

Publicar un comentario