"Si, al igual que yo, sois de los que creeis que tenéis poco que enseñar, mucho que aprender y aún más que compartir, éste es vuestro blog".

martes, 22 de noviembre de 2011

JP-589. COTO DEL PEDRET. Lunes, 21/11/2011







JORNADA DE PESCA Nº 589


Día de pesca inusualmente trasladado a un lunes, para aprovechar uno de esos “días de asuntos propios”, pactados en el convenio colectivo, y así planificado para tomar un respiro tras el ajetreo de la fiesta de cumpleaños de mi hija del sábado, y para reponerse de la resaca electoral de domingo por la noche.
A más de alguno, le puede parecer un auténtica barbaridad, el dilapidar un día de pesca yendo a un coto intensivo de repoblación, máxime un lunes cuando del “cubazo” de truchas de repoblación de mediados de la semana anterior no quedan ni las raspas.
Sin embargo, las cosas cambian cuando se trata de pescar en “Mtystic Pedret”, y especialmente los días más alejado de la repoblación semanal, pues es en estos días, ahuyentada la horda inmisericorde del “captura y fríe”, y cuando el rio está más tranquilo y menos pisado, cuando dan la cara, especialmente por arriba todas las truchas de repoblación viejas y asilvestradas –valerosas gladiadoras fluviales que han resistido al despiadado Circo del Intensivo- y también esas farios misteriosas, que algunos buscan en rincones imposibles, y que aparecen de la nada en lugares de lo más frecuentado y pisado.
Pero antes de seguir relatando estos “misterios del Pedret místico”, debo contaros que ¡por fin! y a base de quitar horas al sueño, e incluso sacrificando parte de mi escaso tiempo dedicado al montaje, pude limpiar y engrasar mis líneas habituales, tanto la sintética WF 4 flotante, como la seda paralela “Phoenix”. Incluso, rehice bajos de línea e instalé nuevos conectores que transitan aún mejor a través de las anillas de la caña.
Para salir airosos del reto de pescar en un coto de repoblación un lunes, y más en un lunes de finales de año, cuando las repoblaciones de la semana anterior han sido de tan sólo 100 kilos para más de cinco kilómetros de río, está claro que de poco nos servirá ponernos a zurrar el rio a ninfazo limpio, como si este estuviera a rebosar de truchas recién liberadas del cautiverio en la cisterna. Es más, de pescar así, en estos “días pobres”, lo único que conseguiremos es estresarnos, cansarnos y desmotivarnos, para luego, cabreados como una mona, repetir aquello tan manido y tan trillado de “es que no habían truchas en el rio”, o ese sonsonete tan socorrido de “han pasado los furtivos y lo han esquilmado todo”.
Seamos sinceros, en el rio siempre quedan truchas, máxime cuando ni los pescadores somos tan buenos pescando, y además teniendo en cuenta de que generalmente los que saben mucho de pescar suelen devolver los peces al agua. Además, es en estos días en que ya se ha producido un enorme descaste del stock de muñonas de cuba, cuando asoman el morro no tan solo las asilvestradas, sino también, y por lo menos en Pedret,
esas farios a las que algunos atribuyen erróneamente paisanaje, pero que en realidad son descendientes de repoblaciones de otros tiempos, y que pese a que no se ven, están allí, y posiblemente son más de las que creemos.
En mi humilde opinión, es en estos días fuera de los fines de semana, y lejanos aún de la siguiente tanda de repoblación, cuando se puede disfrutar, y mucho, de la pesca en Pedret, siempre y cuando aceptemos la idea de pescar muy tranquilos, muy despacio, y estemos dispuestos a andar y observar más que a estar dentro del agua obcecándonos en una acción de pesca generalmente estéril en resultados.
Para la aventura de pesca de este lunes, volví a contar con la inestimable colaboración de mi fiel Daewoo Lanos. El fin de semana pasado le rendí un gran homenaje de despedida. A fecha de hoy todavía está en activo y a mi servicio, creo que por poco tiempo, hasta que me den el coche nuevo. Hecho el homenaje, para él volvió a ser un día de trabajo cualquiera, incluida una vuelta a casa bajo la incesante lluvia, en espera quizá de su jubilación, o quizá de perdurar su vida útil al servicio de otro conductor, tema del cual podría haber posibilidades.
Aunque amaneció nublado, e hizo una mañana de esas grises y frías de las que algunos tanto les inspiran a permanecer en la cama (generalmente aquellos que tienen poca pasión por la pesca), no llegó a llover en ningún momento a lo largo de las horas en que estuve pescando. La temperatura se fue recuperando, pese a la sensación de humedad, y pronto tuve que aligerar prendas a esa combinación de jersey de cuello alto y forro polar con la que empecé mi periplo por el rio.
El rio, pese a estar el agua ligeramente enturbiada, más que nada por días y días de continuas precipitaciones, bajaba bastante contenido de caudal, y confortablemente vadeable. Un factor más para no tener que recurrir a pescas pesadas, tungstenizadas y muy por debajo de la superficie.
Mentalizado ya a pasear más que a entrar en acción de pesca, las casi dos primeras horas de la jornada transcurrieron en una plácida sesión de senderismo por la orilla del rio, siempre ojo avizor a cualquier movimiento en el agua, y de vez en cuando, dando un par de varazos a algún punto “querencioso”, o dejando discurrir seca y ninfa del tándem por ese sitio donde “ni de coña me pueden picar aquí” por si acaso.
Finalmente, una ceba decidida delató la presencia de un trucha. Estaba lejos, pero seguía cebándose y eso me dio tiempo a perfilar una estrategia, cambiar de orilla con distancia suficiente, y dejar discurrir un par de veces el tándem antes de hacer entrar en la sacadera a una buena iris de poderosas aletas, fruto de haber hecho mucha gimnasia en el medio fluvial.
Evitado el bolo, poco tardé, en un blando lateral de la corriente aguas más arriba, en detectar hasta tres cebas seguidas. Esta vez la sorpresa morrocutuda me la llevé yo cuando a la primera una gran trucha fario le arreó un tremendo bocado al tricóptero de pelo de ciervo. Tras una corta pero intensa pelea, la pintona terminó en mi sacadera, y pude constatar que el bicho pasaba largo de los 40 cms., una de las pintonas más grandes que he sacado en Pedret en mucho tiempo, y solo superada por los enormes torpedos del sin muerte de Pedret de otros tiempos tan añorados.
Tanto las corrientes en que me encontraba, como los blandos de la misma, prometían acción, así que no me sorprendió nada el clavar una segunda fario, casi tan grande como la primera, con la ninfa del tándem en el centro mismo de la corriente. Esta vez no tuve tanta suerte, y consiguió desclavarse de un modo limpio, dejándome incluso la ninfa en su sitio para poder seguir usándola.
Probado: este pequeño tramo del rio era una mina, y testimonio de ello, es que varias varadas después, esquivando las ramas de los árboles para poder posar mosca y ninfa en el blando de la corriente de mi lado, una trucha arco-iris se prendió del tricóptero, y terminó en mi sacadera.
Bien batido mi lado y el centro de la corriente, pasé cruzar el rio, mediante un vado encementado que se inauguró apenas hace dos temporadas, para prospectar el lado contrario y otra vez el centro de la corriente pero desde ese lado. Nada más empezar por el centro, el tricóptero que desaparece de vista, tensión en la linea, y otra trucha de repoblación, pero con las aletas bien formadas por una larga estancia en el río, que tras una breve pelea termina en el salabre.
Estaba visto que, tras prospectar esta vez infructuosamente el blando de la corriente del otro lado, tocaba seguir paseando rio arriba, para dejar descansar la postura y a la vuelta, probar de nuevo.
De nuevo, observar más que pescar, y de vez en cuando probar suerte. En las cercanías del puente románico encontré a los únicos pescadores que vi en todo el dia, un par de señores de avanzada edad que remojaban el gusanito, y que me dijeron que apenas si habían tenido picadas en todo lo que llevaban de dia.
Hasta la pasarela junto al puente derruido, lugar en donde habitualmente comienzan o acaban las repoblaciones, aún tuve tiempo de capturar un par de truchas irisadas más con la ninfa del tándem. Al contrario de todas las que llevaba hasta el momento, estas dos eran claramente novatas del rio, a juzgar por los muñones que tenían por aletas: lo dicho anteriormente también: aunque sea lunes, aún quedan truchas, incluso del último cisternazo.
En la pasarela, y pasadas ya las dos de la tarde, dí por finalizado el periplo río arriba. De vuelta, previo breve descanso con ingestión de te con limón a modo de refresco, tocaba darle otro repaso “pos si acaso” a esas corrientes que tantas alegrías me habían dado, y si quedaba tiempo, ir a un rinconcito en el que de subida no había visto actividad, pero que mi sexto sentido de pescador me decía que quizás la hubiese más tarde.
De nuevo en las corrientes del vado inundable, llegar y clavar otra trucha arco iris a seca, pero con tan mala suerte que se me desclavó enseguida. Por si fuera poco, un repetido cebarse sobre la vena central de la corriente me advirtió de que allí seguía habiendo partido, así que repasé bien toda la zona de influencia de la ceba, pero esta vez lo único que conseguí es que el pez cesara en su actividad.
Para ser un lunes, no estaba nada mal el dia en lo que a emociones se refiere.
El colofón a tan entretenida, pero trabajada jornada, llegó en esa balsa en donde las truchas me habían dado julepe hacía tres semanas, cuando mi amigo Antonio “El Pintor” dio todo un recital de lo que es lanzar a doble tracción con tándem, y de pescar y clavar largo.
Mi sexto sentido no me había engañado: había varias truchas cebándose. Aquí se preparaba un buen “mano a aleta”, así que fuera tándem, y a pescar a seca pura y dura previa rectificación del bajo de linea.
Por dos veces seguidas las truchas se interesaron por mi efémera de CDC, pero apenas llegué a rozarles el morro. A una tercera la revolqué pero se me desclavó. Eran ya cerca de las cuatro de la tarde, hora en que tenía previsto terminar de pescar para volver pronto a casa, pues los horarios de los lunes no son para nada los del fin de semana, así que intenté un último cartucho con una efémera de hackle de gallo de mi amigo Francesc de Reus, que tan bien funcionó la semana pasada... y terminó funcionando también esta, todo y que no capturó la trucha a la que, en teoría iba destinada, sino a otra que, apareciendo de repente de la nada, terminó clavada en el anzuelo: la última trucha de este lunes, una buena arco-iris de las veteranas, y que espero que junto con las demás del dia, siga en el rio ajena a gusanitos, y a anzuelos triples de señuelos giratorios y oscilantes, para disfrute de aquellos que gozan pescando sin muerte sobre ceba vista, con picada imprevista o no.
Como decía antes, los lunes son dias laborables para la inmensa mayoría, y a mi me tocaba volver pronto para, relevado el abuelo que me hacía de improvisado canguro, dar de cenar a mi hija, ella viendo “Bob Esponja”, y yo recién duchado para quitarme el olor a truchas y a Brummel, seguir pensando que el mayor engaño al que nos someten las farios del Pedret, es el mismo del que se hace servir el demonio: hacernos creer que no existe.


TEMPORADA 2011 - 2012 - Nº 8

Lunes, 21 de noviembre de 2011

TEMPORADA DE COTOS INTENSIVOS DE SALMÓNIDOS 11-12 – Nº 8

Coto del Pedret

Rio Llobregat

Capturas: 4 truchas arco-iris a ninfa, 2 truchas arco-iris a mosca seca, 1 trucha fario a mosca seca.

Pescador: Ferran RUBINSTEIN



Climatología: nublado y templado.

Hora de inicio de la jornada: 09,45 h.


Hora finalización jornada: 16,00 h.


La música de hoy:

Viaje de ida:

“Marcha triunfal americana”
“Balada”, Op. 78
Obertura sobre temas griegos nº 2
“A la Memoria de un Héroe”
“La Canción del Trovador”

Alexander Glazunov


Viaje de vuelta:

Sinfonía nº 1

Sergei Rachmaninov


Fantasía sinfónica de “La Mujer sin Sombra”
Richard Strauss



Lineas Tensas!



Ferran RUBINSTEIN.

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