"Si, al igual que yo, sois de los que creeis que tenéis poco que enseñar, mucho que aprender y aún más que compartir, éste es vuestro blog".

sábado, 19 de marzo de 2011

JP-560. COTO CARDENER Y AIGUADORA.


JORNADA DE PESCA Nº 560


He pasado esta última semana presa de una gran excitación, la misma de cada vez que voy a pescar a un coto en donde nunca lo había hecho antes; en este caso en el de los tres que corresponden a los dominios de la SPE de Cardona en la cuenca del Cardener, y que las autoridades han bautizado como “Cardener y Aiguadora”, pero que los pescadores más veteranos conocen más comunmente como el “Coto del Pont de Buida-Sacs”.

Incluso, en mi ilusión por preparar a fondo la jornada “de estreno”, había consultado varias veces, en los pocos ratos libres que me dejan mis obligaciones laborales y familiares, esa maravillosa herramienta llamada Google Maps, para localizar las mejores localizaciones para acceder al rio con el coche a través de imágenes tomadas por satélite.

Sin embargo, toda esta ilusión, esta excitación casi infantil, se ha desvanecido de golpe cuando a las dos horas y poco de empezar a pescar, he tenido un serio percance: en una mala maniobra de vadeo, me he dado un nuevo chapuzón fluvial, y esta vez de los serios, de los de inmersión hasta el nivel del pecho, con empapada total de ropa, incluída la que llevaba debajo del wader, y lo que es peor: mi pequeña cámara de fotos echada a perder, y un tremendo golpe en mi dedo meñique izquierdo, que ahora mismo tengo hinchado como una morcilla, con las consecuentes molestias a la hora de teclear este artículo. Con todo, y pese al deterioro de mi modesta cámara de fotos de campaña, me puedo considerar afortunado de no haber perdido ninguna de las cajas de moscas que llevo en el chaleco, en donde se acumulan muchas horas de trabajo, y de dejarme la vista y la espalada ante el torno.

Los que me conocen bien, saben que no suelo tirar la toalla tan pronto como a las doce menos cuarto de la mañana en una jornada de pesca, y menos aún en un dia soleado y primaveral, con muchas horas por delante para seguir pescando. Así que una vez rehecho del susto, he vuelto al coche, me he cambiado de ropa (por suerte, y dadas las malas y reiteradas experiencias de inmersiones fluviales a lo largo de los tiempos, siempre llevo una muda completa de recambio) y he seguido pescando. Eso si, cruzando los dedos de que no se diese de nuevo el percance de un remojón, pues entonces si que tendría que acabar la jornada y volver a casa con la ropa mojada.

De que la cosa no iba a ser fácil, y que me esperaba una jornada más bien aciaga, ya me dí cuenta de buena mañana en Súria, en donde paré a tomar un desayuno rápido. El rio bajaba con bastante fuerza, más de la que había esperado. Al pasar por Malagarriga: lo mismo. Sin embargo, en una parada por curiosidad en el puente de Navès ¡Oh cielos! El rio ya no existe: sólo bajan unos hilillos de agua entre el seco predregal. ¿Qué ha pasado?¿Cuál es el Poltergeist? Pues nada más nin nada menos que los Canales, y que este rio aparece y desaparece, cual Guadiana, según la avidez de la tubería de turno.

Al final, decidí comenzar a pescar desde la confluencia del Riu Negre, un pequeño afluente, hacia arriba, pasando por detrás de la gravera y con la intención de llegar, tarde o temprano, al puente de Canet, en donde comienza el coto Carderner-1, o sea, el sin muerte, zona de pesca controlada en donde si he pescado con anterioridad, pero de eso hará unos cuantos años.

Sin llegar a los extremos del fuerte correntón que bajaba por Suria o por Malagarriga, el rio bajaba, en las cercanías de Clariana de Cardener, con alegría y ligeramente altito. Sin embargo, el agua muy limpia, daba la impresión de que bajaba con menos caudal del que en realidad bajaba.

Al poco de empezar, vino a verme el guardia del coto, un señor mayor muy amable, con el que estuve conversando un rato, y me estuvo informando un poco sobre esta zona de pesca, acerca de los mejores accesos, y de la presencia de truchas en la misma . Curiosamente, a este señor, tuve ocasión de verle hasta dos veces más a lo largo de la jornada, prueba de que está por la labor, y además, más adelante se presentaron los Agents Rurals, que también me pidieron la documentación. Esta presencia de la autoridad, a pie de rio, fue quizás una de las cosas más positivas del dia. A ver si es verdad que el nuevo gobierno se toma en serio lo de la vigilancia, y terminamos de una vez con la plaga del furtivismo.

En las primeras dos horas, aparte de la ausencia de picadas, lo más destacado fue cuán engañoso es el Cardener, pues me encontré con el mismo problema que la última vez que estuve en el sin muerte, hace unos tres años atrás, creo recordar: uno cree, al mirar de lejos, que el paso por el rio es franco, cuando descubre que una de esas alfombras verdes que hay en una, o en las dos orillas, o formando un isla central en el cauce, son en realidad grandes acumulaciones de barro, colonizado por algas, y en las que te quedas atrapado en medio de una burbuja enganchosa y pestilente. Esta acumulación de cieno, y también un fondo de rio de una grava muy descompuesta e inestable, me frenaron en muchas ocasiones el avance, dificultaron mi acción de pesca, y me obligaron a ir dando rodeos fuera del rio.

Hasta el momento de la caída al rio, había transcurrido casi dos horas sin ver ni una picada ¡ni una! Pero ya sabía, tras la conversación con el guardia, que no iba a ser fácil. En el coto hay truchas, pero la mayoría son del mismo rio, y a principios de la temporada asoman muy poco el hocico. Curiosamente, tal y como me contó el vigilante, la semana pasada la apertura del coto coincidió, todo y el continuo chaparrón, con un concurso de lance ligero, y entre veinticinco concursantes se pescaron...siete truchas.

Tras cambiarme de ropa, y viendo que el paso por el rio más delante de la pequeña estación de bombeo que hay detrás de la gravera me volvería a dar problemas, resolví cambiar de estrategia, y fui andando hasta el Pont de Buida-Sacs, con la intención de subir hasta el coche pescando todo ese tramo del rio.

Pese a la bonanaza de un dia, que por momentos parecía de una primavera avanzada, más que del último fin de semana del invierno, y pese a la muy buena y continuada eclosión de una efémera gris blanquecina (pardón de marzo), las truchas no dieron en ningún momento la cara por arriba, y tampoco continuaron dándola por debajo.

Tras el final de la larga segunda manga de pesca del dia, y mientras me tomaba un refresco, opté por llevar el coche al Pont de Buida-Sacs (precioso por cierto, ¡que lástima que se haya estropeado la cámara!), y bajar un poco para ir remontando el rio hasta reencontrarme con el coche.

La tarde transcurría apacible. Daba mucho gusto tomar el sol y disfrutar de un gran momento de paz... pero los peces segían sin dar muestras de vida, y estaba más que claro que me iba a llevar el primer bolo de la temporada. Sin embargo, y cuando ya estaba a la vista del puente, recibí la picada de una trucha, que me batalló duró y rápido, y que hubiese terminado en el salabre sino fuera que... la linea se destensó al tropezar la puntera de la caña en la ramas de un árbol. ¡Vaya cabronada! No obstante, mira por donde, resulta que hasta hay truchas en este coto.

Eran cerca de las cinco de la tarde, pero suponiendo que podría haber llegado algún momento de actividad, me dí una prórroga de media hora para tocar selectivamente algunos “puntos supuestamente calientes” que había identificado en mi ronda anterior.

Y esta vez, rozando el larguero, el bolo se evitó muy cerca del pitido del fin de partido.

En una pocita, justo en la entrada de la corriente a la misma, picó la segunda trucha, y esta vez tuve la suerte de ensalabrarla. El “tiburón” haría sus buenos 25 cms. Trucha preciosa, con una librea muy plateada, y con pocas pintas. Muy parecida a las autóctonas del otro gran rio de la Catalunya Central: el Llobregat.

Lejos de sentir la euforia de haber evitado el bolo, esta captura me hizo ver cuan mal había pescado a lo largo de toda la jornada. Seguramente, hubiese podido tocar más escama, o por lo menos, revolcar algún que otro pez que otro más, si no hubiese cometido el siguiente y reiterativo error: he pescado demasiado tiempo (80% del total de la jornada), haciéndolo a tándem, engañado con la falsa ilusión de que el rio “iba bajito”, cuando en realidad, y sobre todo en la parte central del cauce, había más profundidad de la que parecía, y que sin embargo, no he apreciado debido a un efecto óptico: con el agua tan clara, el fondo parece más cercano de lo que está en realidad. Por tanto, la pequeña ninfa del tándem ha estado las más de las veces lejos de donde posiblemente estarían las truchas, o sea, pegadas a las piedras del fondo. La prueba, es que tan pronto como he pasado a pescar con ninfas más pesadas, aún a riesgo de enroques y pérdidas de material, he empezado a tener picadas. Esta visto que, el espejismo de la profundidad del rio no ha sido el único del dia. El otro y más grave, ha sido el de pensar con un “chip” de pesca de verano, en un dia realmente de invierno, pues pese al sol caluroso de primavera, el agua está muy fria todavía, y la trucha, y más si es nativa del rio, sabe muy bien en que época del año se encuentra. La prueba: pese a la profusión de comida disponible en la lámina superior del agua, sigue prefieriendo tomar por debajo de la misma aquello que se le ponga a corta distancia de su boca, para gastar menos energía en el esfuerzo.

De vuelta a Súria, y tras el esfuerzo y el sinsabor de un “semibolo”, me he soprendido a mi mismo en un estado de gran euforia y sana alegría. Ha sido un dia de auténtica aventura, un dia de paz y tranquilidad en el rio, y esto me ha hecho acordarme de ese gran pescador que es mi amigo Víctor Lázaro, que hace tiempo me dijo que “el dia que la captura de peces deje de ser lo más importante para ti, ese dia comenzarás a disfrutar del rio y de la pesca”. Parece ser, maestro, que ese momento está llegando

TEMPORADA 2.010 - 2.011 - Nº 19

Sábado, 19 de Marzo de 2010

TEMPORADA DE SALMÓNIDOS 2.011 Nº 2

Coto Cardener y Aiguadora

Rios Cardener y Aigua d´Ora

(pesca solo en el Cardener en esta jornada)

Capturas: 1 trucha fario a ninfa

Pescador: Ferran RUBINSTEIN

Climatología: soleado y caluroso.

Hora de inicio de la jornada: 09,45 h.

Hora finalización jornada: 17,15 h.

La música de hoy:

Viaje de ida:

Concierto para violín y orquesta nº 2 “En estilo húngaro”

Joseph Joachim

“Andante” (Op. 69 – Nº 2)

Giuseppe Martucci

“Cortejo Solemne”, Op. 50

“Cortejo Solemne”, Op. 91

Alexander Glazunov

Viaje de vuelta:

Sinfonía nº 5

Sinfonía nº 8

Alexander Glazunov


Lineas Tensas!


Ferran RUBINSTEIN.

2 comentarios:

  1. Esa!! a cambiarse de ropa y seguir pescando! Bravo. Saludos,
    Maria Orsi

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  2. Si algún dia tengo la gran suerte de pescar en la Patagonia y otros paraísos australes, me llevaré un petate militar del Ejército Rojo (máxima capacidad: igual sirve para ir a la mili, que para llevar tus pertenencias al gulag), para acarrear ropa de repuesto en grandes cantidades, pues los remojones están asegurados, incluso en el otro hemisferio del planeta. Eso si, echadme una cuerda si caigo, que por lo que he visto, los rios de la Patagonia llevan mucha y muy poderosa corriente, e igual termninaría nadando por el Estrecho de Magallanes.
    Muchos y muy cordiales recuerdos desde España,

    Ferran.

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