JORNADA DE PESCA Nº 600.
La nueva Temporada de Pesca, que se inauguró este pasado Sábado, 17 de Marzo, ha traído consigo un buen montón de novedades con respecto al largo inmovilismo de temporadas anteriores. Tiempo tendremos de hablar de ellas, largo y tendido, a lo largo de la presente temporada tanto aquí en el blog, como en los diferentes foros de pesca. Sin embargo, y para un mejor entendimiento del presente artículo, os diré a "grosso modo" que ha habido una sustancial ampliación tanto de cotos sin muerte, como de las zonas libres sin muerte.
Estas medidas, y sobre todo la de poder también pescar sin muerte los tramos con muerte de los cotos, pagando la tarifa reducida que se aplica a esta modalidad , suponen ¡por fin! una clara apuesta de la Adminsitración por incentivar la pesca sin muerte, consciente de que cada dia espracticada, de un modo voluntario, por un mayor número de pescadores.
Tardé mucho en decidir a donde ir a inaugurar la temporada en esta ocasión. El amplio abanico de posibilidades, unido a mis ganas de volver a ver cotos que hacía mucho tiempo que no pescaba, y a las dudas más que razonables sobre el caudal de los ríos tras un invierno seco y sin apenas innivación, se convirtieron en ingredientes de un cóctel de confusión, de tal manera que era ya bien entrada la tarde del pasado viernes y aún estaba deshojando la margarita. Esto, unido a un dia más bien aciago y ajetreado con temas domésticos diversos en casa, hizo que no me decidiese por fin a sacar el ticket hasta pasada la hora de cenar, y que luego, tras la batalla diaria de dormir a la niña, tuviese que preparar el equipaje de pesca a prisa y corriendo, con la mala suerte de no incluír en el mismo ni la cámara de fotos, ni los calcetines gruesos. Eso si, todo y la mala cabeza, no me olvidé de incluír el tan ansiado ticket de pesca de fecha 17 de Marzo de 2012, para pescar en la recién creada Zona de Pesca Controlada de Ripoll - Campdevànol sin muerte, matrícula TE- 09B.
Como suele suceder en estas ocasiones, y por más que pasen los años y con ellos las jornadas de inicio de temporada, dormí fatal, se supone que para un pescador que va todo el año a pescar, como es mi caso, el dia de la inauguración debería suponer como mucho "un dia de pesca más", o incluso, suscitar esa apatía de los "sobrados" que se sitúan siempre más allá del bien y del mal y que simplmente ni van a pescar ese día porque "va toda la borregada al río". Sin embargo, creo que con los años me estoy volviendo más niño, y para mi el dia de la inauguración viene a ser algo así como el Dia de Reyes: me encanta la excitación que se crea, me encanta ver el río lleno de gente, me encanta volver a lugares que no visito desde el año pasado... en definitiva, soy de los que no tiene rubor de confesar de que le encanta el dia de la apertura, su ambiente y sobre todo esa sensación de gran fiesta de la pesca que aún conserva.
Tras un agradable viaje, y de llegar a Ripoll en una soleada mañana que bien podía pasar por la de un mes de Mayo, escuchando como no los últimos compases del Concierto para Piano y Orquesta nº 2 de Alexander Glazunov, llegó el tan ansiado momento de hacer las primeras varadas de la temporada.
El recién creado Coto sin Muerte de Ripoll - Campdevànol, matrícula TE-09B, ha unificado los cotos de "El Roig", "Font Viva" sin muerte y "Ordina", con los dos de Campdevànol: "El Freser-1" y "El Freser-2" sin muerte, en un solo coto sin muerte de cerca de 18 Kms. de longitud, y que va desde cerca de La Farga de Bebié, en el Rio Ter, hasta el Pont de la Cabreta, sobre el río Freser y límite con las aguas de la reserva genética de Ribes de Freser. El tramo del Ter del antiguo coto sin muerte de Font Viva, a excepción de 50 m. testimoniales por encima del puente del ferrocarril, es ahora la parte baja de una zona libre sin muerte de 5 kilometros más o menos, que termina en el límite de los cotos que gestiona Sant Joan de les Abadeses.
Desaparecen pues, los tramos con muerte de "Ordina" y "El Freser-1", ambos sobre el río Freser, y pasa a desplazarse toda la zona con muerte al antiguo coto de "El Roig" en el rio Ter. Esta zona con muerte, llamada ahora Coto de Ripoll Campdevànol con muerte, con matrícula TE-09A, puede ser también pescada sin muerte con el ticket de la zona de pesca controlada TE-09B. Con este cambio, la Administración invierte las tornas, y pasa de dejar cotos diminutos y generalmente situados en las zonas más pedorras del río para la práctica de la modalidad sin muerte, a apostar fuertemente por la misma, todo y que los tramos tradicionales siguen contando con muchos kilómetros de dominios pescables.
Los nervios y el estrés desaparecieron antes incluso de entrar en el río. Bajo un sol más propio de una mañana de Mayo que de Marzo, me cambié y preparé los aparejos con calma. Para bien o para mal, la Temporada estaba a escasos minutos de comenzar. Sólo un par de notas negativas, que no llegaron a enturbiar lo magno del momento: me había dejado la cámara en casa, por lo que este día, fuera como fuera, iba a quedarse sin testimonio gráfico, y al no haberme traído los calcetines gruesos de montaña, tendría que improvisar poniéndome unos de deporte que tengo en mi bosa de ropa de recambio del coche, pero que apenas eran un poco más gruesos que los de hacer footing que llevaba puestos: o sea, se avecinaba una jornada de muuuuuchooooo frio en los pinreles.
Aparcado mi nuevo coche, tras su primer viaje al Ripollés, en el parking público de Ordina, junto a la comisaría de los Mossos d´Esquadra, pude echarle con calma un vistazo al río desde el Pont de la Farga Catalana, para constatar que bajaba con un caudal penoso: un río "huesudo", y descarnado, con un nivel de agua propio de finales de Julio o principios de Agosto, con la salvedad de que estamos en Marzo. Las montañas, sin apenas nieve (el Taga asomaba la cabeza pardo y reseco, como si fuera un dia de pleno verano) no mienten: de momento, el deshielo no llegará, más que nada porque el invierno casi ha terminado, y la poca nieve que ha caído a lo largo del mismo o bien se ha fundido ya, o el viento la ha hecho volar. Sorprende este dato en un invierno en el que se han dado records de frío que no se registaban desde hace veinte años atrás, pero la realidad es que los "trenes siberianos" del pasado mes de Febrero, lo único que trajeron fué aire helado, cuatro espolvoreadas de nieve en lugares tan inusiales como el prelitoral y la costa, y nada de nieve en donde tiene que caer para sacar algún provecho de la misma, o sea, en el Pirineo. Sin embargo, todo y lo grave de la situación, la realidad es que me esperaba algo más terrible todavía. Pese al muy bajo caudal, el río bajaba pescable, y óptimo para pescas ligeras y "jogo bonito" a base de tándems y moscas secas. Ya veis, siempre los habrá que vean la botella medio llena, mientras que hay otros que la ven medio vacía.
Durante el viaje, ya había decidido comenzar pescando el antiguo coto sin muerte de Font Viva, una zona de pesca controlada sita en el centro mismo de la Condal Villa de Ripoll, que en su día, y con su apenas kilómetro y poco de longitud, me había dado jornadas gloriosas. De camino hacia el río, y atravesando la ciudad ataviado de pescador, salabre a la espalda y caña en ristre, vinieron a mi mente recuerdos muy entrañables de cuando este acotado era uno de mis escenarios de pesca habituales a lo largo de la temporada, allá por la mitad de la década pasada. Sin embargo, ya hace años había perdido interés por el mismo, concretamente desde que la conversión de los cotos de la Vall de Ribes en sin muertes hizo mucho más fácil que antes conseguir permisos diarios en ellos. Todo y así, y sobre todo en el bienio 2005-2006 Font Viva sin muerte deparaba tan buenos días de pesca, con tanta abundancia de truchas, e incluso ciprínidos de buen porte, como atraía poco la atención del colectivo de pescadores, que seguramente no se sentían muy motivados a pescar aguas urbanas y suburbanas.
Comencé a pescar un poco pasadas las nueve y media, tanteando las corrientes que quedan entre el puente de la vía del tren y el Puente del paso a nivel. Ni picadas, ni atisbo de peces en el río, ni en las corrientes, ni en los parados de agua, tanto en este corto tramo, como al siguiente, que lleva hasta el límite del refugio de pesca del puente peatonal, y en donde se halla aquella poza tan evidente, en donde he tenido días de locura pescando a seca, y en la que no se veía ni un pez.
Cuando no llevaba ni media hora paseando más que pescando junto al río, me encontré con Sergio López, un chaval que aparte de ser una jóven promesa en esto de la pesca a sedal pesado, los tiene más bien puestos que el caballo de Espartero, puesto que todo y tener todavía ni carné de conducir, y mucho menos vehículo propio, agarra el tren y se viene para Ripoll o para Campdevànol pegándose un viaje en un tren que, en plena era de la alta velocidad, recorre el trayecto de Barcelona a Ripoll en el mismo tiempo que se hacía en la primera mitad del Siglo XX. ¡Tiene moral este buen hombre!.
Tras un rato de tertulia con Sergio, bajé rio abajo para tantear las corrientes del Freser que recorren el talud del jardín botánico, pero también con nulos resultados hasta llegar a la isleta que se forma a partir de los pilares del puente del ferrocarril, y que divide en dos este tramo de río a tocar de su desembocadura en el Ter. Fué allí, en esa isleta cuando me saludó Pepe "Pulpo" Xipell, que como Sergio es un fiel seguidor de este nuestro blog. Otro rato de conversación amena, y de repente ¡zas! Pepe que me pide que le sujete la caña un momento, y me doy cuenta de que lleva una pedazo de caña de élite, cuyo nombre no voy a publicitar aquí, pero que debe de costar un testículo de dragón y parte del otro. Regalo de su pareja, que ha ido "fent guardiola" a lo largo de tiempo inmemorial... ¡que cuide mucho el Kamarada Pulpo a tan generosa mujer, que esa si que es una prueba de amor incondicional! La verdad es que, de tan solo tocar esa caña, y de pensar que esta fabricada por el proveedor de la Casa Real Británica, ya me entró toda una erección pescantil, y de fervor patriótico, que creo fué la causa de que terminase la jornada escuchando la música de Edward Elgar... todo y que no llegué a los extremos de poner en mi CD del coche las marchas de "Pompa y Circunstancia".
Ya que no picaban las truchas, y que la mañana invitaba al relax y a tomar el sol, estuvimos de un buen rato de tertulia, a la que se unió Sergio, y tuve ocasión de horrorizarlos un rato con mis "Torrentadas" habituales, entre las que se halla la recomendación de usar toallitas de esas para los bebés, en vez de papel "El Elefante" para hacer "guarrerías de buen rollito" si las truchas persistiesen en su inactividad.
Terminados los chistes y chascarrillos, y tras un buen repaso a la envidiable caja de moscas del Kamarada Pulpo, tanto él como Sergio se fueron a darle un tiento a la zona libre sin muerte, mientras que yo me quedaba a darle una segunda oportunidad al tramo de la desembocadura del Freser.
A veces, una decisión tomada al azar puede suponer el éxito o el fracaso de una jornada de pesca. Viendo lo poco que se pescó este sábado en Ripoll, o al menos eso es lo que me fueron contando varios pescadores a pie de río, la mía de tentar las corrientes del lado izquierdo de la isleta del puente del ferrocarril fué providencial, pues fué allí, y por el corto intervalo de menos de veinte minutos, en donde pasé de la pena a la gloria, y seguramente de que esta jornada hubiera sido un desastre a nivel de capturas, a que el resultado maquillase la realidad de una jornada de pesca digna de desencajarse la mandíbula bostezando.
Las truchas, fueron picando a la ninfa del tándem, un micro-perdigón de color verde con bolita de tungsteno del nº 0 en color plata. Todas menos una en los blandos de corriente laterales, y una dellas a tocar de un poste de farola semi hundido junto a la orilla (cosas de la pesca urbana y suburnbana). La excepción fué una que picó en el centro mismo de la corriente, todo y que la misma no podría considerarse ni de lejos como un tumultuoso y batido espumerio. Tampoco salieron grandes peces: por lo menos una tenía un poco más de treinta centímetros. El resto, un poco más que palmeras, pero eso si, muy graciosas y vivarachas.
Satisfecho por comprobar que seguían habiendo truchas en el río, con permiso de cormoranes y furtivos, volvía a dar un repaso infructuoso a las corrientes de entre puente y puente, y desistí de continuar río arriba de nuevo, pues había pescando dos señores pasado el primer puente.
Como era cerca del mediodía, decidí hacer un cambio radical de escenario y pescar en Ordina, en una "segunda manga" del día. Sin embargo, nada más llegar a las corrientes de los "Mossos d´Esquadra", me dí cuenta de que el río estaba muy concurrido, más que nada porque aparte de ser el dia de la inauguración de la temporada, la hora estándar del desayuno para aquellos que gozan de buen saque para desayunos opíparos había pasado ya hacía un buen rato. A veces, mi frugalidad en los desayunos puede convertirse en toda una aliada. Pasados los rigores del invierno, y las gélidas jornadas en Anglès, Alfarràs o Pedret, soy de los que cree que la mañana es para pescar, y tiempo habrá de mover las mandíbulas con calma por la tarde, analizando la jornada o leyendo la prensa mientras disfruto de una merienda pastelera de tres piezas (este sábado, por ejemplo, coca de melocotón, coca de manzana y sara de almendras).
Dado lo concurrido del tramo, seguí de paseo hacia la salida del canal de la hidroeléctrica y un poco antes, justo debajo del puente de la carretera, me encontré a Sergi C., de Campdevànol, con quien estuve un buen rato de tertulia, y analizando un poco como iba la jornada, y comentando lo mal que pinta en el tramo de Campdevànol si no llueve lo antes posible, y lo hace con abundancia. Desgraciadamente, Sergi me dio la mala noticia de la muerte de un amigo mío de Campdevànol en un accidente de coche, cosa la cual me dejó un tanto apenado. Con los años, uno va cogiendo mucho apego a la gente que a conocido a raíz de la afición a la pesca, sean pescadores o no. Siempre que veo buena gente marchar antes de tiempo, debido a circunstancias imprevistas, no dejo de recordarme que la vida es un préstamo, y de que no somos conscientes del enorme valor que pueden llegar a tener cosas a la se les da tan poco valor, como por ejemplo una amigable y pausada tertulia de pesca, a la vera del río en un día en que una primavera que aún ni ha llegado nos hace promesas de un verano que tarde o temprano llegará.
El tramo paralelo al muro de la fábrica Conforsa estaba despejado de gente, así que por fin, y tras un buen intervalo sin menear la caña, pude volver a la acción de pesca. Otro largo rato sin picadas, hasta que en una blando de corriente junto a una piedra en medio del río, clavé una trucha, una "palmerita", que no pude llevar a la sacadera, porque consiguó zafarse de la ninfa. Alentado por el relativo éxito, seguí pescando despacio y sin dejar de prospectar toda veta de corriente que tuviera a mi alcance, hasta que de pronto, el caudal del río subió ligeramente y el agua cogió un color marrón verdoso: habían abierto la compuerta de algún canal, fenómeno que suele suceder en este tramo del río algunas veces al día. Dado que eran ya las dos de la tarde, y no sabía cuando dejarían de soltar agua desde donde fuera que hubieran abierto la compuerta, salí del río y gané el camino de la orilla contraria para volver al casco urbano a hacer una tercera manga del día pescando un rato el tramo libre sin muerte del Ter.
Por el camino, bajo un sol de justicia y sudando la gota gorda, me encontré con Duran y Freixenet, los dos simpáticos pescadores de Centelles que como yo son asiduos de Pedret. a ellos también les había soprendido el súbito achocolatamiento del agua, pero como era ya la hora de comer, recogían bártulos para dar por finalizar su jornada, que habitualmente termina a la hora de sentarse a la mesa. Ambos se quejaban de la inactividad de las truchas. Duran había conseguido capturar un par de muy buen porte, mientras que Freixenet había perdido en la pelea la única que había clavado.
Hora de comer en el centro de la villa: terrazas a tope, gran actividad en bares y restaurantes, y los feriantes recogiendo los tenderetes del mercado matinal. Si hubiera sido pleno verano, con la galvana que caía, sería buena hora para pescar a seca en el tramo del Ter, sino truchas, por lo menos bagras. Sin embargo, el agua aún está muy fría, y encima se levantó un poco de aire, bastante fresco, por lo que la acción de pesca continuó siendo a tándem.
El recorrido del tramo libre duró apenas una hora de reloj, justo el tiempo de llegar a la salida de aguas de un canal que hay debajo de la fábrica. No seguí pescando más arriba porque me reservaba la última hora para un repaso final de las corrientes del Jardín Botánico, tan productivas por la mañana.
Todo y la inactividad de los peces, fué en este corto recorrido por la zona libre sin muerte, el que me dió la mayor sorpesa de la jornada, al pegarle tremendo bocado al tricóptero de pelo de ciervo del tándem una trucha que salió de improviso de en medio de la corriente: un lance típico de una tarde de verano, escuchando la orquesta sinfònica del cigarral en la arboleda cercana. Poco antes de esta captura, ya había tenido un aviso, al revolcqar con la ninfa otra trucha, que se se desclavó enseguida.
Hasta el momento, y pasadas las tres y media de la tarde, no me podía quejar para nada de como estaba yendo la jornada: mucho mejor de lo que a priori hubiera esperada. Sin embargo, a esa hora comenazaba a tener ya las lumbares realmente molidas, y los pies, arropados dentro de los calcetines de neopreno del vader con unos simples calcetines de ir a hacer footing, en estado de auténtica congelación. Todo y así, aún me quedaban "pilas" para una última y corta manga allí en donde había triunfado por la mañana, y mirad por donde, que volvía a acertar con la decisión, pues terminé capturando, a ninfa en esta ocasión, una última trucha fario, a la que saludé efusivamente antes de liberarla, y salir del rio, previa micción preventiva, para encaminarme de vuelta al aparcamiento de Ordina.
El plácido viaje de vuelta, escuchando la Sinfonía nº 2 de Edward Elgar, dió de si para muchas reflexiones sobre esta primera jornada de la temporada, pero quizás la más a tener en cuenta fué de que pese a las buenas noticias de la incentivación de la pesca sin muerte, poco o nada vamos a ganar con ello si los ríos no se vigilan, asi sean cotos de pago, zonas libres sin muerte o reservas genéticas. Parece ser que con la excusa de los recortes, la Administración ya ha encontrado la excusa perfecta para lavarse las manos de este tema, y lo que es peor, para que con ello se vaya fomentando por ahí la idea de que los pescadores hemos de formar somatenes para vigilar los ríos, o sea, hacerles la faena y encima pagando tasas por pescar. O lo que es lo mismo, como dicen en mi pueblo: "encima de putas, poner la cama".
De las otras reflexiones, sólo dejaros para terminar este espero que ameno aunque largo relato, con la siguiente: "como no llueva pronto, lo vamos a tener muy mal esta temporada". Poco importa si la pesca es con o sin muerte, cuando en el río no hay má que piedras, todo y que dada la obsesión por robar que hay en este país, los hay que robarían hasta los cantos rodados, para venderlos como grava
JORNADA DE PESCA Nº 600.
TEMPORADA 2011 - 2012
Sábado, 17 de Marzo de 2012
Temporada de Salmónidos 2012 - Nº 1
Coto de Ripoll - Campdevànol S. M. - TE-09B
Rios Ter y Freser
(80% de tiempo de pesca en el Rio Freser y 20% de tiempo de pesca en el Ter)
Capturas : 6 truchas fario a ninfa y 1 trucha fario a seca.
Pescador: Ferran RUBINSTEIN.
Climatología: soleado y templado.
Hora de inicio de la jornada: 09,45 h.
Hora de finalización de la jornada: 16,30 h.
La música de hoy:
Viaje de ida:
Concierto para piano y orquesta en "DO" menor
Joachim Raff
"Salmo nº 83"
Alexander Von Zemlinsky
Concierto para piano y orquesta nº 2
Alexander Glazunov
Viaje de vuelta:
Sinfonía nº 2
Edward Elgar
"La Canción del Héroe"
Anton Dvorák
Líneas Tensas!
Ferran RUBINSTEIN.
P.D. - Doy muchas gracias al Kamarada Pepe "Pulpo" por enviarme una foto, gentileza de su señora, que la tomó desde el balcón del Jardín Botánico de Ripoll, para poder ilustrar, aunque sea con una sola imagen del río, este parte de pesca tan denso en palabras, como parco en imágenes.