"Si, al igual que yo, sois de los que creeis que tenéis poco que enseñar, mucho que aprender y aún más que compartir, éste es vuestro blog".

lunes, 27 de febrero de 2012

JP-598. COTO DE ANGLÈS PASTERAL S. M. Sábado, 25/02/2012





JORNADA DE PESCA Nº 598.

Más de lo mismo, nuevamente en "Magic Anglès", aunque con algunas diferencias de matiz con respecto al fin de semana anterior: la mosca seca siempre resuelve, y más si tienes la suerte de darte de morros con ese rinconcito en donde por arte de birlibirloque se están cebando. ¿Estaticismo versus deambulación?¿por arriba o por abajo?. Desmintiendo tópicos, soy de los que creen que pescar a ninfa y hacerlo bien es muchísimo más difícil que hacerlo a seca. El hecho de que haya tantos acólitos de la ninfa es porque un uso excesivo de la peor versión de la pesca estilo "polaco" da pingües réditos en escenarios intensivos, y con trucha repoblado. Otro gallo canta cuando se trata de pescar "por abajo" truchas tan resabiadas como las de "Magic Anglès", y digamos ya cuando nos ponemos a pescar bajo la superficie del agua en rios en donde hay truchas nativas del mismo.
A lo largo de la semana anterior, anduve varios dias realmente fastidiado con uno de esos episodios de gastroenteritis que parecen haber devenido en plaga tras el implacable episodio de frio siberiano de hace dos semanas. Sin embargo, soy muy reacio no tan sólo a interrumpir el ritmo cotidiano de vida, sino también a faltar al trabajo; es más tengo que estar realmente con fiebre muy alta o con alguna articulación rota para quedarme en la cama, Asi pues, ha tocado ponerse el tapón allí donde la espalda pierde su casto nombre, y resistir los apretones buscando la proximidad de la salvadora letrina, hasta que -mas por cansancio que por aplicación de terapia adecuada- el virus se ha ido debilitando, con tanta fortuna que lo ha hecho en vísperas de mi dia habitual de pesca, lo que me ha permitido poder disfrutar de este segundo sábado de climatología primaveral consecutivo a la vera del río, y con la caña en la mano.
Todo y así, y como precaución ante la eventualidad de un retortijón inesperado, fuí a cambiarme de ropa y montar la caña a un lugar aislado y alejado del casco urbano, para evitar pasarlo mal enmedio del parking público en donde habitualmente dejo el vehículo para evitar hurtos. Una vez
vestido y pertrechado, pude volver al caso urbano (con la caña desmomtada en el maletero) para aparcar en lugar seguro, y ponerme en acción.
Esta semana, la jornada de pesca propiamente dicha comenzó con una buena caminata desde el aprcamiento público hasta la zona de los polígonos de La Cellera del Ter, en donde había decidido comenzar a pesca, desestimando la parte baja del Coto a tenor de los tan poco exitosos resultados de la semana pasada.
Todo y ha hacer una temperatura muy benigna, más propia de la primavera que de finales de Febrero, la aparición de nubes altas amortiguo un tanto la implacabilidad del sol, y con una temperatura si un caso más templada que la de la semana anterior, conseguí cubrir el kilómetro y medio de distancia hasta el inicio de la zona de los polígonos industriales sin llegar completamente empapado en sudor y exhausto como fué el caso de la anterior jornada de pesca.
Para cubrir esta zona "poligonera" del rio, fuí pescando despacio a tándem de seca y ninfa sobre todo corrientes y blandos laterales, y evitando parados de agua. Había pasado el tramo de los polígonos y entrado de lleno en la zona de los planteles de chopos sin haber obtenido ni una mísera picada. Sin embargo, algo de actividad había en el río, aunque toda ella muy esporádica y en los siempre complicados de pescar parados de agua, que en esta parte del coto pueden ocupar tablas de casi el centenar de metros.
¡Dios me libre de meterme en estos pantanos a pescar esas truchas! La tentación de una ceba tan evidente e insinuante hasta casi lo sensual en este infierno de aguas quietas de tan rala profundidad es lo que ha condenado a muchos pescadores de ego ilimitado pero escasos recursos a un bolo humillante, y lo que es peor, desquiciante, al haberse enfrascado en pescar a seca y pez visto en este tipo de escenarios. Nada peor que, tras el transcurso de las horas, y con el borrego del chaleco abigarrado de moscas enganchadas, y con varias bobinas de hilo a punto de acabarse tras infinitas rectificaciones del bajo de línea, que acabar recurriendo a un dipterín microscópico montado sobre un anzuelo más allá del 24, y empatado al final de una línea tan fina como para pescar pececillos de acuario, todo para que las truchas de la pantaneta maldita le acaben de dar el rechazo final, o bien acaben picando y presentando una batalla que, de tan precario que es el aparajo, resultará segura derrota del pescador.
Quizás algún dia, cuando sea mayor y sepa mucho más sobre pesca a mosca (tarea inabastable, por lo que me han dicho sabios que saben, pero que prefieren permanecer en el anonimato), gaste el tiempo de algún sereno en tan excitantes desafíos. Mientras, prefiero ser humilde y no perder de vista que a lo que vengo al río es a pasarlo bien, así que si busco actividad por arriba, que por lo menos sea con algo de corriente, para que las truchas, de Anglès o de donde sea que las esté tentando, no vean ni lo toscas que son mis moscas, ni lo muy poco natural que derivan rio abajo.
Las siempre querenciosas posturas del nº 7 del coto, al igual que la semana pasada, estaban ocupadas por dos pescadores, por lo que me tocó adelantarlos un buen tramo, y volver a pescar las mismas corrientes desde la cuales vi las primeras golondrinas del año. Sin embargo, esta semana no había nada de actividad en las mismas. Fué al remontarlas casi por completo, e ir escorándome hacia un blando de corriente de la orilla izquierda, cuando tuve la primera picada a la ninda del dia, y conseguí meter una buena trucha arco-iris en el salabre. Eran pasadas las doce y media, y la primera picada, todo y que se materializó en captura, se había hecho mucho de rogar. Dado lo precario de mi posición, sobre rocas muy resbaladizas, no me arriesgue a hacer equilibrios para ilustrar este blog, por lo que no hubo ni medición del pez, ni fotografía del mismo.
Ante mi tenía un buen tramo de corrientes rápidas, pero como suele suceder muchas veces, tras un breve período de reflexión motivado por lo mucho que costaba que algo con aletas se interesase por la ninfa, decidí dar un giro radical al planteamiento de la jornada, y salid del rio para ir a buscar indicios de actividad en superficie, y siempre y cuando esta estuviese localizada en alguna corriente, por mansa fuese y poco tiro que llevase.
De nuevo, tuve que andar un largo trecho, para saltarme uno de los "lagos" de escasa profundidad con el bajo caudal actual. Se veía alguna ceba esporádica, pero yo, como Ulises, sin hacer caso a los cantos de sirena, raudo hacia mi Itaca del dia, si es que la encontraba. Y la encontré. Esta vez hubo suerte, y la encontré vaya que si.
Justo al final de esa gran masa de agua parada, el rio vuelve a ser de corrientes. Curiosamente, en ese mismo lugar, hace ya muchos años, mi amigo Diego de Argentina, pescó su primera trucha a mosca. Me hizo mucha gracia recordarlo, y espero que lea esta crónica y recuerde gratamente ese dia, en el que coincidimos en el coto, tras un copioso y educativo desayuno en el Bar "El Quer", un buen montón de mosqueros capitaneados ese día por ese gran gurú de este arte de la pesca con mosca que es Francesc X. Mauri, también conocido como "Amoscatotlany".
Tuve poco tiempo para la nostalgia, pues la acción de verdad y con ella la parte más interesante de la jornada de pesca no tardó en llegar. Delante mio, pescando las corrientes como a unos cincuenta metros de distancia, había dos pescadores faenando juntos. Cuando estaba valorando si salir del rio y adelantarlos, o quedarme donde estaba aún a riesgo de que ya hubiesen trillado la zona, empecé a ver cebas, al principio esporádicas, y luego muy repetitivas y cadencionsas.
Seguí pescando un rato con el tándem, pero sin obtener picadas, y cada vez las cebas de las truchas eran más repetitivas. En un momento dado, uno de los pescadores me saludó, saludo al que correspondí, y en breve ambos compañeros siguieron pescando río arriba. Me quedaba solo, y con un montón de truchas cebándose. Momento de quitar el tándem y ponerse a seca pura y dura.
Sin embargo, no todo iba a ser fácil. La postura no era de muy buen pescar, pues la mayor parte de las cebas las tenía o bien en la orilla de enfrente, o bien aguas abajo. Salir del rio, e ir a buscar verticalidad para pescar de cara era labor arduo complicada, pues el vadeo en esa zona es de alto riesgo, dado que el centro del cauce esta ocupado por una poza alargada, y además la roca con tanta alga adherida patina como si fuera hielo o una cáscara de plátano.
Valorando que es mejor evitar un buen chapuzón que a pescar con comodidad, hice de tripas corazón, y pasé a pescar aguas abajo. A la que conseguí que la mosca no bajara demasiado forzada, ni dragase, obtuve la primera picada decidida, y tras una buena batalla, con momentos de ay, ay, ay, huy, huy, huy, conseguí meter en el salabre a otra buena trucha arco-iris, de poco más de 40 cms. y en este caso en concreto con aletas muy bien formadas. Una veterana del río, o por lo menos con unos cuantos tiros pegados.
Tras una pequeña pausa para micción y cigarrillo, volví a la acción. Esta vez empezaron a cebarse también delante mio. Me las prometía muy felices, pero como suele suceder en estos casos, baste con que las truchas se pongan a comer en tus narices para que no quieran comer el meú que les das. Por suerte, hubo un momento en que tenía peces comiendo delante, al lado y detrás mio, y fué en otra intentona de pesca en la deriva baja, cuando pude clavar otra arco-iris veterana, tras una tomada tan lenta y parsimoniosa, que de haberme precipitado ni que fuera lo mínimo, le hubiera sacado la mosca de la boca, y que terminó en el salabre tras una batalla más corta de lo que hubiera esperado, todo y que era ligeramente más grande que la trucha anterior.
Tras una pausa "para calmar el gallinero", que aproveché para hidratarme bebiendo una lata de té con limón, vino un episodio de esos "desesperantes", en los que las truchas comen con desparpajo delante de tus morros, y sin embargo eres incapaz de motivarlas por más que cambies de mosca, y por más que rectifiques el bajo de línea hasta el aburrimiento. Eso si, lo que tienen estos desafíos es que te pasa el tiempo muy rápido, y cuando me quise dar cuenta, ya eran pasadas las tres de la tarde. Viendo que allí las truchas estaban "muy duras", decidí dar otro giro radical a mi actuación, y volver lentamente hacia el coche, pero tocando algunas posturas que no había tocado por la mañana (como por ejemplo las querenciosas del número 7), y gastar la "traca final" allí donde revolqué el pedazo de barbo la semana anterior.
Sin embargo, y pese a esporádicas muestras de actividad, poco dio de si una jornada que entraba en la recta final. La gran esperanza de triunfar en el "rincón del barbo" se frustró cuando no vi apenas lomos moviéndose en el modesto rugir de las ínfimas correntitas, y la única actividad que había era en el parado de agua lateral, en donde unas cuantas truchas resabiadas moscardeaban sólo allí donde el agua estaba completamente parada. Algunas, tan insolentes y atrevidas que se avinieron a hacerlo, con todo descaro, a poco más de tres palmos de mis botas.
Finalmente, como último cartucho para conseguir un cuarto pez en mi marcador particular de este dia, me aposté en la misma salida de corriente a una poza en donde había comenzado a pescar en la ya lejana mañana, y me dije "si se ceba algo, lo intento". Sin embargo, no asomó el morro ni un pez. En ese momento, me saludó un señor muy amable que hacía un momento me estaba observando. Se trataba del contertulio de Conmosca Ray333, un pescador muy amable de una localidad cercana con el que alguna vez había coincidido en "Màgic Anglès". Estuvimos un rato departiendo sobre como se presentaba la nueva Temporada de pesca, que está a punto de empezar, y de mientras aproveché para plegar la caña.
¡Rayos y truenos! ¡La Ley de Murphy existe, no os queda la menor duda!Todo fué tener recogidos los bártulos cuando ¡zas! limpia y nítida una ceba rompió la monotonía del discurrir de la corriente, ni a un metro escaso de donde Ray y yo estábamos hablando. Entonces, Ray me dijo "Yo nunca desmonto la caña hasta que he llegado al coche". Sabio consejo, que pienso seguir a rajatabla.
Y para terminar, previo a la bien merecida merienda pastelera de rigor, buenas noticias. Los Agentes Rurales, en pareja como la Guardia Civil, estaban patrullando el río a la altura de ese parado de aguas del nº 3, en donde se han producido reiterados y repetidamente denunciados casos de furtivismo. Esperemos que su presencia no se haga de rogar, y sea elemento disuasorio para que los facinerosos de turno no sigan esquilmando el coto. De nada sirve clamar al cielo por unos ríos con vida, si por falta de vigilancia la de los peces es exterminada por una pandilla de desalmados que ven en el mismo una despensa, con el agravio añadido de ser financiada con el dinero de los demás.



JORNADA DE PESCA Nº 598.
TEMPORADA 2011 - 2012 - Nº 17
Sábado, 25 de Febrero de 2012
TEMPORADA DE COTOS INTENSIVOS DE SALMÓNIDOS 2011-2012 - Nº 17
Coto de Anglès-Pasteral S. M.
Río Ter
Pescador: Ferran RUBINSTEIN.
Capturas: 2 truchas arco-iris a mosca seca y 1 trucha arco-iris a ninfa
Climatología: sol y nubes altas. Templado.
Hora de inicio de la jornada: 10,15 h.
Hora de finalización de la jornada: 16,30 h.

La música de hoy:

Viaje de ida:

Concierto para violín y orquesta nº 2, "En estilo Húngaro"
Joseph Joachim

"Encuentro". Fantasía para violoncello y piano
Joachim Raff

Viaje de vuelta:

Sinfonía nº 8
"Marcha sobre temas rusos"
"Stanka Razin"
Alexander Glazunov

Concierto para piano y orquesta nº 2
Eugen d´Albert

Líneas Tensas!


Ferran RUBINSTEIN.

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