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jueves, 25 de agosto de 2011

JP-578. COTO DE LA FOLCARÀ. Miércoles 24/08/2011
























JORNADA DE PESCA Nº 578


Guardo de mi primera y última visita a este coto un recuerdo podríamos decir agridulce. Era el primer sábado de mayo de hace dos años atrás, y bajaba un auténtico aluvión de agua debido al deshielo. Pese a ser un dia incluso caluroso de primavera, la baja temperatura del agua tenía desactivadas a las truchas, y al final tuve que conformame con la mísera pescata de una sola pintona, y encima pequeña, a base de fustigar horas y horas los laterales de mi orilla. Para más recochineo tuve la “suerte” de clavar con la ninfa una culebra de agua, y como los reptiles, por inofesivos que digan que sean, siempre imponen mucho respeto, terminé por cortar el hilo.
Sin embargo, ese sábado será siempre recordado por el Barcelonismo por ser la fecha en que el Barça ganó por 2 – 6 en el Santiago Bernabeu, el dia que se puede considerar que la primera de las ligas del Pep Team estaba ya en el saco, y la puerta de entrada a una epopeya futbolística sin precedentes, y una recolección de títulos nacionales y europeos como no se habían visto antes en el fútbol español y europeo: al menos, no tan seguidos. Aún recuerdo que, tras el fiasco del dia de pesca, escuché la primera parte de tan épico partido en la radio del coche, mientras volvía a casa.
Algo más de dos años después, he vuelto a visitar este coto del alto Rio Ter, pero en unas condiciones muy distintas, al menos por lo que hace al caudal del rio, y a la climatología. Respecto al fútbol, el sueño continúa, pues el Barça justo acababa de ganar otra Supercopa de España, en esta ocasión frente al Madrid de Mourinho, y este pasado miércoles estábamos a sólo dos dias de que el Barça se proclamase, nuevamente, Supercampeón de Europa.
El rio presentaba unas características muy distintas a aquel lejano sábado de deshielo primaveral. En esta ocasión, se podría decir que decir que el rio iba ”huesudo”, sería ser muy generosos: verdaderamente, el Ter bajaba en ese tramo, o sea entre la Central Eléctrica de Sant Joan de les Abadesses (Colonia Llaudet) y la de La Folcarà, bajo condiciones miserables de agua. Sobre todo en la parte baja del coto, impresionaba ver el enorme mar de cantos rodados entre los que se desparramaban apenas unos hilos de agua que en mejor de los casos no llegaban más arriba del tobillo.
Uno no deja de preguntarse quién debe decidir cuando hacer pasar sed a un tramo de rio, pero más de una vez, a fuerza de jugar a ser Dios, estoy seguro que se ha producido algún desastre ecológico, al dejarlo completamente seco. Lo más triste es que el agua sigue circunlando... via tubería o via canalización. Si no, sólo hacia falta ver con que alegría bajaba el Ter más abajo de la Colonia Llaudet
Como no me gustan nada las aguas paradas (por lo menos para pescar truchas), y de quedarme atrapado en una ventosa de barro siempre tengo tiempo en Pedret, comencé a pescar un poco más arriba de la desembocadura del Torrent del Coll del Pal, pequeño torrente de montaña que forma parte de los dominios pescables del coto, en el Ter.
En un principio, y más que nada por la orografía del terreno, en el primer tramo del coto, en el que el rio describe un par de pronunciados meandros, aún se conservan algunas pozas, pero ahora con muy poco calado. En una de ellas, tuve la ocasión de capturar una bagra, que se atrevió con el tricóptero de mi aparejo de tándem.
Evitado el bolo, que algo es algo, pude constatar que en esta parte del coto no se detectaba actividad alguna de truchas, todo e ir pescando lo más despacio y concienzudamente posible.
Sin embargo, al salir del segundo de los meandros, y encarar una larga recta del rio, me encontré con ese mar de piedras del que os hablaba antes. Aquí, el valle se ensancha, y en circunstáncias normales de caudal, estaríamos hablando de largas tablas, pero que en este caso se convierten en miserables escorrantías de agua entre piedras. Sin embargo... en esa larga extensión de un par de palmos de agua divisé una, dos, tres, más cebas, así que visto lo visto, tándem fuera y a pescar a seca.
En estos casos, ya os podéis imaginar, toca pescar largo, y calentarse un poco la cabeza con lo que se empata al otro lado de la linea. Sin embargo, ya sabéis que soy un “canardista” declarado, y lo primero que hice fue buscar mi efémera de CDC en mi caja de moscas. Sobre ceba vista, lo más difícil fue hacer un poco de puntería, pues después de tántas jornadas pescando exclusivamente a tándem, tuve que cogerle el tranquillo de nuevo a eso de sacar linea y posar con delicadeza suficiente... ¡esto del tándem y la pesca “de punta” es un arma de doble filo, pues pese a la probada eficacia, te hace olvidar el arte de lanzar con el látigo fuera de la caña, y tarde o temprano, el rio, los peces o ambos a la vez, terminarán por exigirte que vuelvas a eso de las 11 y la 1, y la parada delante y la parada detrás.
Tras varios intentos de hacer derivar correctamente mi CDC, vino la picada y captura de la primera trucha. Me las prometía muy felices ¡ya tengo el secreto!: con poca corriente CDC, y si hay largos hilos de corriente un poco más viva...a tricóptero.
Por lo menos, algunas truchas más reaccionaron al estímulo del CDC, todo y que fallé las clavadas, hasta que paré a tomarme una lata de té con limón. Hacía un calor terrible, todo y estar el cielo encapotado. Entonces, cuando estaba refrescándome y fumando, oí una tremenda algarabía: nada más ni nada menos que tres chavales, equipados con aparejos de pesca a cebo y vistiendo botas de goma, bajaban hacia mi por el mismo cauce del rio.
Todo y a la contrariedad, pues me habían espantado las truchas por un buen rato, comprendí que bajaban por el mismo debido a que por un largo tramo es muy difícil salir a cualquier camino o vereda debido lo agreste y embarrancado que es ese tramo. Eso si, hubiera agradecido, y más cuando ese tramo en concreto en que estaba pescando no era precisamente encajonado, que hubieran transitado por alguna de las orillas, pero ya se sabe: ellos venían de pescar, y si uno ha pescado, m... para el que quede.
Visto lo visto, decidí esperar un rato más, antes de ponerme a pescar de nuevo, y cuando lo hice, remonté esas tablas ahora magras de agua, sin obtener picada alguna, hasta encontrarme con un par de balsas, en la primera de las cuales había unas cuantas truchas dándose un festín pero no sé aún de qué. El caso es que lo estuve probando por un buen rato, a seca y a emergente, con y sin culipato, pero lo máximo que obtuve fue el revolcar un par de truchas, que se me desclavaron al instante.
Tras la segunda de las balsas, en la que no ví actividad alguna, el rio queda encajonado, hasta el final del coto, en un hondo barranco. Al comprimirse el valle, también aumenta la corriente, y el calado del rio, cuya agua ya no se desparrama en una vasta planicie, así pues, con más profundidad, por poca que sea, vuelve la oportunidad de volver a pescar a tándem.
El regreso a la pesca “al hilo” fue exitosa, pues hasta el final de la jornada logré capturar cuatro truchas más, todas ellas con mi microninfa naranja muy usual en verano, todo y que no fue fácil, pues por más que hubiese un poco más de profundidad había la suficiente poca como para que cualquier pisada en falso pusiese aletas en polvorosa a una o varias truchas que iban espantando a todas las demás.
Aparte de las capturas, lo mejor de ese tramo de rio, en donde había estado pescando la vez anterior, es el agreste y encajonado paisaje, y la sensación de estar pescando en un lugar muy aislado. Me llamó mucho la atención los grandes bloques de lo que debieron ser los pilares de un antiguo puente, desparramados en el mismo lecho del rio.
A eso de las cinco y cuarto de la tarde, tenía delante de mi un muro de piedra copletamente seco: el dique de la central eléctrica de La Folcarà. El cielo se había cubierto, y retumbaban truenos lejanos: tormenta a la vista, y con el calor que había hecho, seguramente de las fuertes. Tenía muchos números de mojarme, pues el coche estaba realmente lejos.
Para salir del rio, y poder llegar a algún camino, tuve que deshacer parte de lo andando por la orilla, salvo un par de vadeos ocasionales, y pegado a la orilla izquierda, según se baja, en donde siempre se atisba bosque cerrado y barranco (a la derecha, bosque cerrado y la pared de un canal que sale de la central eléctrica), ir buscando con atención un sendero que se intuyé más que se ve, y que en vertiginosa subida por el boscoso talud (cuidado con las suelas de las botas muy gastadas), lleva justo a una pista de tierra que discurre paralela a unos maizales, y que en cinco minutos, en dirección contraria al puente que va a Santa Magdalena de Perella –puente por debajo del cual había pasado pescando hacía mucho rato, y que me llamó la atención lo alto que estaba- te deja en la carretera, casi un kilómetro más arriba de la rotonda del desvío de la Vall de Bianya y Olot, y a dos de donde tenía el coche.
Volviendo por la carretera, comencé a darme cuenta de que lo de la tormenta iba en serio, y que no iba a quedar en tronada lejana y cuatro gotas mal contadas. Por suerte, y apretando el paso, conseguí llegar al coche justo cuando empezaba a llover en serio, y arranque el mismo aún vestido con el vader y las botas.
Tenía la esperanza de cambiarme en Ripoll, en el aparcamiento de Ordina, si es que allí no llovía, pero a medida que conducía más hacia el sur, más me estaba metiendo dentro de la borrasca, pues en Ripoll seguía lloviendo, y cerca de Sant Quirze de Besora, diluviaba, así que terminé cambiandome de ropa muy abajo, ya en las Masies de Voltregà, y en la explanada que hay junto al rio en Can Peyu, en La Gleva.
Allí, el Ter es ya un rio carpero, y por suerte no había nadie pescando, pues le hubiese extrañado mucho ver a un fulano, vestido con vadeador completo, cambiándose a la vera del rio.


TEMPORADA 2.010 - 2.011 - Nº 37






Miércoles, 24 de Agosto de 2.011

TEMPORADA DE SALMÓNIDOS 2.011 Nº 20


Coto de La Folcarà

Rios Ter y Torrent del Coll del Pal
(pesca sólo en el Ter en esta jornada)

Capturas: 4 truchas fario a ninfa, 1 trucha fario a mosca seca y 1 bagra a mosca seca.


Pescador : Ferran RUBINSTEIN

Climatología:
Mañana, soleado y caluroso. Tarde: nubes y claros con bochorno y tormenta al final de la jornada.

Hora de inicio de la jornada: 10,30 h.

Hora finalización jornada: 17,15 h.

La música de hoy:

Viaje de ida:

Sinfonía nº 3
Anton Rubinstein

Concierto para violín y orquesta nº 2 “en estilo húngaro”
Joseph Joachim

Viaje de vuelta:

Sinfonía nº 6
Anton Rubinstein

“A la Memoria de un Héroe”
Alexander Glazunov
Lineas Tensas!



Ferran RUBINSTEIN.





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