"Si, al igual que yo, sois de los que creeis que tenéis poco que enseñar, mucho que aprender y aún más que compartir, éste es vuestro blog".

sábado, 25 de mayo de 2013

JP-654. COTO DE GUARDIOLA DE BERGUEDÀ - LA POBLA DE LILLET S. M. LL01B. Sábado, 25/05/2013

Así de alegre e impetuoso bajaba el habitualmente humilde Bastareny a su paso por  las afueras de Bagà.

El hecho de que un puente medieval tenga dos ojos hace pensar que , quizás en un pasado lejano, el río  Bastareny que hoy se nos antoja amable y manso, fuera más fiero y amenazante, sobre todo durante el periodo de deshielo 

Tarde de casi verano en un río Llobregat con galas de principio de primavera, pues la de este año es una de las más lluviosas de estos últimos tiempos.  

JORNADA DE PESCA Nº 654.


El mes de mayo termina, en lo que a materia de pesca se refiere y por lo menos para mi, con una jornada de mucha agua y poca historia. Por lo menos no llovió, cosa la cual en esta primavera y en esta temporada es toda una  novedad, y pesca la hubo, aunque poca y de peces de poco porte, como viene siendo habitual en las últimas visitas a esta cabecera de la cuenca del Llobregat.
Tanto el Llobregat como su hermano pequeño el Bastareny bajaban crecidos y alegres. Cosa muy normal, teniendo en cuenta que durante la semana no ha parado de llover e incluso a vuelto a nevar en la alta montaña. Ambos presentaban el color verdoso propio del agua que procede de la nieve, pero en esta ocasión el Llobregat, a diferencia de su afluente,  ofrecía a primeras horas de la mañana un tono ligeramente marrón que posiblemente se debiera a alguna precipitación de madrugada, o de la noche anterior, en la parte superior de su cuenca, limítrofe con la comarca del Ripollès, y posiblemente procedente del Arija, afluente que desemboca en La Pobla de Lillet y que es el principal "ensuciador oficial" del río. Vistas las circunstancias antes del rápido desayuno de café y pasta de pie en la barra del bar, la estrategia del día pasaba por hacer una visita al Bastareny en su tamo suburbano de Bagà, y si la cosa anduviera floja o mediocre, ir sobre el mediodía a probar suerte al otro río.
Como os contaba unos renglones más arriba, una de las pocas novedades del día fue que no llovió, contradiciendo a lo augures de la meteorología. Es más, lució el sol a largo del día, todo y que las ráfagas de viento procedente del norte mantuvieron muy a raya las temperaturas, de tal manera que fue muy útil contar con parte superior de un viejo chándal para llevar bajo el chaleco a primera hora de la mañana, mientras que tanto al mediodía como a primera hora de la tarde no me llegué a arremangar la camisa.
Hasta el mediodía horario (que no solar) estuve intentando pescar, que no pescando en serio, en el tramo suburbano del Bastareny en Bagà. No es nada fácil pescar en un río tan estrecho y arbolado cuando baja un auténtico correntón, y más aún si las pocas posturas buenas ya están ocupadas por otros pescadores, En esta ocasión, y para mi sorpresa, me encontré al menos a cinco pescadores de cebo, armados con cañas largas tentando a las truchas a lombriz, y quejándose de que sólo salían truchas pequeñas. Todo y así, me acomodé en los pocos huecos que pude, y a base de paciencia, insistencia y algo de suerte pude pescar dos truchas y perder otra que picó y se desclavó enseguida.
Tuve que echar mano del tungsteno en bola, y nada menos que en calibre 4, y no por un problema de profundidad, sino para que a la ninfa no se la llevase de corriente sin apenas bajar algo. Pesca muy aburrida esta, a golpe de muñeca y en los espacios ínfimos de un río pequeño súbitamente crecido, en  el que se esfumó toda la magia del "jogo bonito" o pesca lo más ligera posible. Es más, y contradiciendo la opinión cada vez más general, poca magia tiene, en mi humilde opinión, la pesca a mosca en estos escenarios tan minimalistas, pues para mi la esencia misma del fly-fishing no comienza hasta que sacas cola de rata por la punta de la caña y la hacer servir para algo más que estar enrrollada en el carrete. No nos llamemos a engaño: todo lo demás es usar una caña de mosca para pasear un señuelo como bien podría usar una larga caña de cebo para poner en remojo igual una lombriz que un par de ninfas.
A las doce del mediodía, según el reloj (o sea, a las diez de la mañana en hora solar), ya estaba de regreso al coche, que por suerte no tenía muy lejos, y tras plegar la caña y tras un corto viaje de transición apenas un cuarto de hora después estaba de nuevo montando aparejos en el Llobregat, mas o menos a la altura del siempre inquietante y misterioso apeadero abandonado de Santa Cecilia-Gabarrós (1).
Aunque el agua se había aclarado un tanto, pasado el mediodía todavía bajaba bastante turbia, pero pescable al fin y al cabo. Harina de otro costal era el tema de vadear,  pues el caudal majestuoso e imperial exigía serias precauciones aún y llevando bastón de vadeo, por lo que tuve que renunciar a pescar muchos y largos tramos y a centrarme  en todos aquellos en los que estando seguro o a salvo a pie seco en la orilla pudiese prospectar bien blandos de corriente laterales, bien pequeñas pozas ahora menos evidentes al estar bajo casi un metro de altura de agua o corrientes que hubiesen perdido ímpetu al entrar el río en algún ensanchamiento o vado.
La acción de pesca siguió siendo tan monótona y aburrida como durante la sesión previa en el Bastareny, y para minimizar pérdidas de material, que tanto intento evitar dado el enorme déficit de tiempo que tengo para el montaje,  terminé pescando con una sola ninfa, igual de tungstenizada que la que estuve usando por la mañana. Las picadas esporádicas de las truchas, todas realmente farios muy bellas y con las aletas vigorosas, propia de las nativas del río (tanto en un tramo, como en el otro), sirvieron para amenizar un largo paseo bajo un sol casi de verano, pero a la vera de un río en condiciones más propias del principio de la primavera. En esta segunda parte de la jornada, entraron tres en el salabre,  y se me desclavaron dos.  
Lo más positivo de este periplo pesquero de tarde por el Llobregat fue que, a diferencia del Bastareny, no vi absolutamente a nadie: ni un alma. Estuve completamente solo, y encima con el privilegio de estar haciendo una de las cosas que más me gusta: pescar. La soledad, que tanto asusta al hombre moderno (y sobre todo al hombre-rebaño), llega a ser codiciada recompensa no tan solo para mi, sino también para tanta y tanta gente que, al igual que yo, tenemos que aguantar vida social por la fuerza, las más de las veces con la justificación de que para ello te dan un sueldo y mal pagado. Quizás sea por eso que, por mediocre que haya ido un día de pesca, si lo has pasado en buena compañía, o en soledad disfrutando de esa paz que da el hacer a conciencia lo que tanto te gusta, aún no habrás terminado de plegar el váder y guardar la caña, que ya lo estarás echando de menos.


(1)  Este apeadero, de la antigua línea férrea de via estrecha Guardiola de Berguedà - Clot del Moro, y que hoy en día sigue en pie, pero en ruinas, junto a la carretera, me inspiró un pequeño relato corto, el segundo de una serie de tres que se llamaba "Mas fotos de las que nunca veréis en otros blogs de pesca a mosca", y que publiqué en este blog en marzo de 2011. Os lo paso a continuación por si lo queréis leer y para que no tengáis que ir trasteando por el archivo del blog, ahorrándoos así su búsqueda.

El viejo apeadero lleva tantas décadas abandonado, que hasta han crecido árboles en su interior. Cuesta incluso de creer, que la carretera que hoy discurre por delante, fuera antaño una vía de tren, por la que silbaba alegre y traqueteaba vigorosa, remontando la dura pendiente de este paraje de montaña, una locomotora de vapor.
Aún más, y a la vista del estado de ruina y suciedad en que se encuentra a día de hoy , cuesta creer que bulliera en este sitio la animada vida propia de una estación, aunque en las fotos de color sepia, que vi en un museo comarcal, pude comprobar que era punto frecuente de encuentro de la comunidad de vecinos de estos valles, en un tiempo en que tener un automóvil era privilegio reservado sólo a los más ricos.
Una de las fotos, me llamó poderosamente la atención. Hecha por un fotógrafo anónimo, seguramente un vecino de la comarca, la misma tenía ese encanto de gran obra de arte, que muchos hemos admirado en Miralles, Capa, y otros grandes fotógrafos.
En la imagen, una máquina suelta una nube de vapor, mientras reposta agua en el depósito de la estación. Unas campesinas, se afanan a subir al tren, cargadas con unas jaulas de gallinas. Casi envueltos en la nube de vapor, una pareja, un soldado con un uniforme que sólo he visto en películas de guerra en blanco y negro, y una chica joven, se dan un apasionado beso en la boca. Junto a la pared, debajo del reloj, llama la atención un bulto, de vaga apariencia humanoide, pero que bien mirado bien podría ser una estiba de sacos de patatas. Claro que estos sacos, bien que tienen muchos huecos y muchos bultos, y ya es bien curioso que unos cuantos de ellos recuerden una cara deformada en una horrible mueca.
Muchas tardes, especialmente del soleado verano, paso por delante del viejo apeadero, paseando tranquilamente tras una jornada de pesca a mosca en el rio que discurre por detrás del mismo, justo al fondo de un pequeño barranco. Pese a lo sucio y asqueroso que está el apeadero, sigue lleno de botellas y preservativos usados, testimonio de que su sala de espera sigue siendo punto obligado de celebración de los botellones de la juventud de la comarca.
Sin embargo, siempre que vuelvo de pescar, tras el sereno, a la hora del crepúsculo, o caída ya la noche, procuro evitar pasar por delante del viejo apeadero, aunque para ello tenga que dar un rodeo por el sendero del bosque, linterna en mano. No fuera que, al igual que aquella vez que se cerro la niebla, mi mente fuera perturbada durante largo tiempo por una horrible visión como la que tuve aquel anochecer, en que a maldita hora se me ocurrió girar la cabeza para mirar esas ruinas.
De la niebla, emanaba una luz plateada, y en lo que antaño fuera el andén, una muchacha jóven lloraba sin consuelo, mirando hacia las vias, quizás esperando el tren que le traería a un soldado que partió a una guerra muy lejana. Detrás suyo, la pila de bultos de patatas, devino en un bulto definitivamente marrón y humanoide, con unos ojos rojos de ira de amante despechado, y una boca desmesurada, con unos colmillos que nada tenían de humano. Lo que pretendidamente podía ser su mano, sujetaba un cuchillo de larga hoja serpentiforme, un arma de pesadilla, pronta a segar vidas y arrebatar almas, para llevarlas a un eterno viaje sin retorno, como el del último tren que pasó por esa estación.    

                


JORNADA DE PESCA Nº 654

Sábado, 25 de mayo de 2013

Coto de Guardiola de Berguedà - La Pobla de Lillet S. M. . LL01B
Ríos Llobregat, Bastareny y Riera de Saldes
(pesca en el Llobregat y en el Bastareny en esta jornada)

Temporada 2012 - 2013 - Nº  27
Temporada de salmónidos 2013 - Nº 11

Pescador: Ferran RUBINSTEIN

Capturas : 5 truchas fario a ninfa (3 en el Llobregat y 2 en el Bastareny)

Climatología: soleado y fresco.

Hora de inicio de la jornada en el Bastareny: 09,00 h.
Hora de  finalización de la jornada en el Bastareny: 12,00 h.

Hora de inicio de la jornada en el Llobregat: 12,30 h.
Hora de finalización de la jornada en el Llobregat: 16,15 h.

La música de hoy:

Viaje de ida:

Sinfonía nº 1
Sergei Rachmaninov

Fantasía sinfónica sobre temas de la ópera "La Mujer sin Sombra"
Richard Strauss

Viaje de vuelta:

Concierto para piano y orquesta nº 4
Anton Rubinstein

"Danzas de Galánta"
"Danzas de Marosszék"
Zoltan Kodály

Rapsodia para violín y orquesta nº 2
Bela Bartók

Obertura Solemne
Alexander Glazunov

Líneas Tensas!


Ferran RUBINSTEIN.

sábado, 18 de mayo de 2013

JP-653. COTO DE ANGLÈS - EL PASTERAL INTENSIVO S. M. Sábado, 18/05/2013

Ni mi exilio voluntario en los cotos intensivos más abajo de los grandes pantanos me ha servido esta vez para evitar tener que enfrentarme a un río completamente chocolateado. Era eso, o quedarse sin pescar, y he terminado aceptando, a regañadientes, el desafío. 

Poco motivador y bastante incómodo, pero... ¿pescar en ríos turbios? Si, se puede.  


JORNADA DE PESCA Nº 653.


EXILIO.

Este sábado se ha cumplido, aproximadamente, el primer tercio de la presente temporada de salmónidos, y si hubiera un nombre, que no un adjetivo, que pudiera definir como ha ido este no sería otro que exilio. Como Escipión en Literno, como Aníbal en Bitinia; bueno, evidentemente menos doloroso y dramático que el de los grandes generales de la antigüedad, pero exilio al fin y al cabo. Exilio para adaptarse a las circunstancias, en este caso meteorológicas, y exilio a tiempo parcial, ya que siempre que he podido he vuelto de el para retornar al mismo con el rabo entre las piernas. Exilio en los cotos intensivos más abajo de los grandes embalses, al igual que tuve que hacer en el último tercio de la temporada anterior, aunque en aquella ocasión fue la escasez de agua, que no el exceso de la misma, lo que me obligó a refugiarme en los cuarteles de invierno antes de tiempo.
A estas alturas, y cumplidas diez jornadas de pesca, tan solo en cuatro he pescado en cotos de temporada (dos en Guardiola de Berguedà - La Pobla de Lillet y dos en Ripoll-Campdevànol) y siempre con resultados muy mediocres, predando sobre todo sobre la poca trucha pequeña que se ha dignado a picar. El resto de jornadas las he pasado siempre en Pedret, que mientras no han abierto compuertas del pantano de La Baells me ha permitido, por lo menos, tensar líneas con las arco-iris repobladas y divertirme un rato con las traviesas farios pequeñas recién llegadas desde la piscifctoría. Finalmente, la jornada de este sábado ha sido una edición muy descafeinada de "Magic Anglès", en la por las circunstancias que contaré a continuación ha sido más difícil, por lo menos para mi, tocar escama que barrer una escalera hacia arriba. Con ello se llega a un balance parcial de seis jornadas de intensivo por cuatro de cotos de tradicionales en plena temporada oficial. Seguramente, esto se debe no ya tan solo al estado de nuestros ríos en esta primavera extraordinariamente lluviosa, sino también, para que lo voy a negar, a mi cobardía y conservadurismo endémicos que me hacen ir siempre en busca de un río limpio y perfecto, primar por encima de todo el confort personal y asegurar la presencia de peces importando poco su procedencia.
Sin embargo, los argumentos y las excusas se me están a punto de acabar.  A diferencia de la lluviosa primavera de 2008, cuando debido a lo mucho que tardó en llenarse el pantano de La Baells debido a la larga sequía que arrastrábamos, tuve un refugio seguro en Pedret para pescar cómodamente mientras duró el episodio de borrascas encadenadas, en esta ocasión no voy a tener tabla de salvación a la que agarrarme: La Baells ya suelta agua en cantidad desde hace dos semanas, y este sábado en Anglès, en donde tuve que enfrentarme a un río completamente chocolateado para poder pescar, me enteré a través del agente de Catalana Forestal, que inspeccionó mi ticket y mi documentación, de que la apertura de compuertas del pantano de Susqueda es inminente, y que debido a la continua entrada de agua desde el Pirineo, la misma puede ser de las que enviarán más de alguna trucha despistada a tomar un baño de agua salada en la playa de Pals o ha hacer submarinismo a las Illes Medes.
Lejos de verse un final a este largo período de lluvias diarias y ríos desbordados, la próxima jornada de pesca puede obligarme a echar mano de la imaginación o a tomar el toro por los mismísimos cuernos: de seguir las cosas así me veo en el pantano tentando basses o ciprínidos diversos, siempre y cuando encuentre algún lugar despejado por donde acceder a la orilla, pues a fecha de hoy tanto en La Baells como en Sant Ponç el agua anega incluso el bosque de ribera.      

SI, SE PUEDE.

Tengo todavía mucho que contar en esta segunda parte del artículo, y hace un rato, cuando me disponía a ello me ha entrado un sueño tremendo y me he ido a hacer la siesta (estoy al teclado de mi ordenador en el lunes de Segunda Pascua, día festivo en Barcelona donde resido). Al despertar de la misma y volver a conectarme me he encontrado un comentario de un amable lector anónimo aportando nueva información sobre el tema de caudales del río Ter. Según la de que él dispone, los pantanos de Sau y Susqueda están todavía al 88% y 85% de su capacidad respectivamente, y la temporada de regadíos en la provincia de Girona no ha comenzado todavía debido a lo bien regados que están los campos con las lluvias que a diario caen; es más, con lo empapada que está la tierra a fecha de hoy es de prever que la campaña de regadíos de este año exija un desembalse diario muy inferior al de los últimos años. Aprovecho la ocasión para darle de nuevo las gracias a nuestro amigo e informador.
El viaje a Anglès fue, como la inmensa mayoría de los que he hecho los sábados de madrugada de esta primavera, una auténtica maravilla de la naturaleza y un regalo para los sentidos: ¡que gran espectáculo! lluvia fina, lluvia torrencial, sol intentando partir las nubes, arco-iris esporádicos e inesperados. Toda esta extraordinaria demostración del terrible poder y también de la beldad de la naturaleza, la he podido gozar en esta ocasión con el telón de fondo de la heroica y grandiosa música de Alexander Von Zemlinsky.
Por lo visto, durante la noche anterior había caído sobre Anglès y sus alrededores una tormenta de carácter casi apocalíptico. De hecho, no se hablaba de otra cosa en el bar en donde estuve desayunando; de esa tormenta y de un terrible trueno que a primeras horas de la madrugada despertó a no pocos vecinos de la población. Seguramente fue esta tempestad la que provocó que me encontrase con el río sucio y enlodado cuando, satisfechos mi apetito y mi necesidad de cafeína por partes iguales, fui a echarle un vistazo desde el puente de Sant Julià de Llor y me encontré allí con el agente de Catalana Forestal, con quien tuve la ocasión de charlar un rato.
Amenazaba lluvia de nuevo, pero tuve la suerte de cambiarme de ropa en seco en un aparcamiento público de la localidad. Comenzó a caer un buen chaparrón justo cuando cerraba el coche y emprendía mi camino a pie hacia la zona de los polígonos industriales enfundado en mi impermeable. Andando bajo la lluvia me preguntaba ¿que hago yo aquí, aguantando un sábado más el chaparrón y encaminándome hacia un río color caca de oca?. Pues nada... pescar o intentarlo, pues todo y lo sucio que bajaba el río no estaba para nada desbordado ni fluía fuera de control; como mucho, un apenas metro cúbico o dos más, a añadir a los menos de cinco que ya bajaban, fruto todo ello de la aportación de los torrentes y escorrantías y que eran los responsables de teñir de marrón claro el agua que bajaba limpia desde el pantano del Pasteral.
No había llegado aún a la confluencia de la Riera de Osor cuando cesó el chaparrón, y todo fue llegar a pie de río, ya en la zona de los polígonos, que no tan solo terminó la llovizna, sino que comenzaron a abrirse claros por los que apareció el potente sol de mayo, y mi primera tarea, antes incluso que la sempiterna de orinar fue quitarme el chubasquero y guardarlo plegado en el bolsillo trasero de mi chaleco. A partir de ese momento, la nubosidad fue disminuyendo a lo largo de la mañana, y a mediodía lucía el sol todo y que a partir de ese momento hubo hasta el final de la jornada varios episodios de rachas de viento que mantuvieron las temperaturas mas en la linea de marzo que de mayo e hicieron bastante incómoda la acción de lanzado.
Creo que este sábado, junto con el mío se vendieron los quince pases restantes del coto, pues fueron muchos los pescadores que me encontré faenando, por lo menos desde la zona de los polígonos y hasta casi el final de coto por su parte superior, allí donde confluye el Brugent. Esto, junto con el descarte habitual  de las grandes extensiones de parados de agua, hizo que tuviera que renunciar a muchas de las posturas que quería pescar, tanto al ir como al volver, y me tuve que conformar con ir pescando un poco lo que podía. Sin embargo, la ventaja de ver y observar a los otros pescadores, todo y sin acercarme y siempre procurando no molestar, fue la de constatar que truchas las había y que picar, todo y lo sucio del río, bien que picaban aunque no con la frecuencia ni con las ganas de días mas propicios.
Poco os puedo explicar de acción de pesca, pues de tan solo ver el río se me quitaron muchas de las siempre enormes ganas que tengo de pescar. Durante muchas horas pesqué muy desmotivado, y cada vez más ante la ausencia de picadas. Pasé del tándem de seca y ninfa a pescar con un combo de mosca ahogada y ninfa, y revisé varias veces la ninfa que llevaba para mirar que profundizase bien, todo y que no había mucho en donde profundizar pues el río, como os dije antes, apenas si llevaba un metro cúbico más por segundo de lo habitual. Vi muy pocas y esporádicas cebas, y de nuevo hubo un auténtico desperdicio de eclosiones tanto de bétidos como de los primeros tricopteros que veo esta temporada.
No obstante, mi insistencia y mi perseverancia, que no mi pericia y habilidad pescando y adaptándome a escenarios cambiantes, iban a terminar siendo premiadas casi al filo de la una de la tarde cuando viendo un par de cebas casi seguidas junto a una roca pegada a mi orilla me puse ha hacer bailar una y otra vez la ahogada del aparejo por toda el área cercana al obstáculo hasta obtener la picada brutal de una buena fario que ¡por fin! le dio, tras varias semanas de levantar "sardinillas" en vilo con la puntera de la caña, tensión a mi línea y trabajo a mi carrete. Puesta en la sacadera tras una muy digna batalla, la marrón de librea de origen atlántico dio unos cerca de cuarenta y cinco centímetros de medida. Su perdición: una mosca ahogada de color naranja, en formato para boya: lo simple y clásico siempre funciona.
Cedí mi postura a un pescador muy amable que me preguntó si había terminado con la misma. En la breve tertulia que mantuvimos me contó que había ensalabrado al menos una docena de truchas a ninfa. Comparamos las ninfas de ambos, y la verdad es que no llevaba nada que fuera distinto en un modo radical a la ninfa de mi aparejo: ambas eran, en el fondo dos perdigones pequeños de color oscuro con cabeza plateada, todo y que en su aparejo montaba otro perdigón más, también muy similar al otro, en vez de una seca o una ahogada. La verdad es que no me calenté mucho la cabeza... seguramente, ese señor aparte de saber pescar supo adaptarse a las circunstancias, mientras que yo, al menos en esta ocasión, anduve todo el día pescando desmotivado y tan mal como supe hacerlo.
Todas las mejores posturas de la zona de la chopera estaban ya ocupadas, y al final terminé pescando cerca de la zona de la desembocadura del Brugent. Curiiosamente, en esa parte alta del coto, el agua clareaba y por fin pude pescar un rato con cierta transparencia. Pero estaba visto que este sábado no era mi día, y precisamente en el lugar en donde el agua bajaba en las mejores condiciones fue donde, en una mala entrada  en el río, digna de un elefante cartaginés, ahuyente un buen montón de truchas de gran tamaño que estaban tomando el sol en un bajío. Sirva como pobre excusa que el cansancio de una larga caminata y esas tres de la tarde que suele ser la hora en que mis lumbares comienzan a martirizarme en los días de pesca, pudieron ser las causantes de tamaña falta de concentración.
Inasequible al desaliento, seguí vareando, esta vez un tanto más motivado por la claridad del agua, y  tanta fe tuvo la recompensa de una picada brutal a la ninfa de esas de manual, en un pequeño y alargado blando de corriente  lateral justo en un estrechamiento del cauce que hace correr la misma a más velocidad. En esta ocasión, otra buena fario, también de tipo atlántico, que pese a medir diez centímetros menos que la anterior me puso en jaque al ganar con rapidez tanto el tiro de la corriente como la proximidad de un tronco cruzado en medio de la misma. Aquí tuve el golpe de suerte que no había tenido en toda la jornada, y pude terminar la pelea con la trucha en el salabre.
El día no había dado mucho de si. Por una parte, había demostrado una vez más que pescar en ríos turbios es posbile, que si, se puede, pero que no suele ser estimulante ni divertido. Quizás para un pescador estático de cebo, que esté pendiente de si se hunde el corcho lo sea, pero no para un dinámico pescador a mosca estos días de aguas opacas son francamente aburridos. Aburridos por arriba y aburridos por abajo, pues el gran responsable de la ausencia de cebas y de picadas no suele ser otro que la dura digestión de las truchas, que se han dado un auténtico atracón de terrestres que han bajado arrastrados por la lluvia.
Durante el camino de vuelta, pesqué de un modo mecánico y sin convicción alguna postura que otra que no estuviera ocupada, pero la poca magia del día estaba ya definitvamente agotada. Para evitar volver por la misma carretea, fui a dar un rodeo por la misma orilla del río en la parte baja del coto. Fue de largo la peor de las decisiones del día, pues aparte que a partir del colector de agua residual de la zona de planteles de palmitos el río aún bajaba más sucio si cabe, me encontré con que las lluvias de estos últimos meses han hecho crecer tanto la vegetación en ese tramo de coto, que de por si ya es poco frecuentado, que el pequeño sendero ha quedado engullido por una auténtica selva de sotobosque de zarzas y ortigas. Sólo de milagro conseguí salir de esa floresta salvaje y vadear la Riera de Osor con el vadeador indemne de pinchazos. Mucho cuidado los que se internen por esa zona: más abajo de la riera antes mencionada, pues es tal la maraña de troncos arrastrados por la corriente, árboles caídos y selva en expansión que resulta una auténtica proeza el acceder a la misma orilla del río. Queden los lectores advertidos.
Mientras reponía fuerzas en una de las pastelerías que frecuento, y chinchaba un poco al dueño que es madridista y merengue convencido, se me pasó por la cabeza la idea de etiquetar el artículo del blog correspondiente a esta semana como "jornadas de pesca para olvidar". Sin embargo, esas dos maravillosas truchas que me recordaron lo que es el placer de ver como la caña se dobla y el carrete trabaja, debidamente regulado, a todo rendimiento, me hicieron desistir de esa idea.          


JORNADA DE PESCA Nº 653.

Temporada 2012-2013 - Nº 26
Temporada de Salmónidos 2013 - Nº 10

Coto Intensivo de Anglès - El Pasteral S. M.
Río Ter

Pescador:
Ferran RUBINSTEIN

Capturas:
1 trucha fario con mosca ahogada y 1 trucha fario con ninfa.

Climatología: mañana: lluvia e inmediata apertura de claros, templado; mediodía y tarde: nubes y claros con ráfagas de viento ocasionales, templado.

Hora de inicio de la jornada: 10,15 h.
Hora de finalización de la jornada: 17,00 h.

La música de hoy:

Viaje de ida:

Sinfonía nº 2
"Salmo nº 23"
Alexander Von Zemlinsky

Viaje de vuelta:

Concierto para piano y orquesta nº 3
Concierto para piano y orquesta nº 4
Carl Reinecke

Concierto para violoncello y orquesta nº 1
"Encuentro" (Fantasía para violoncello y piano)
Joachim Raff

Líneas Tensas!


Ferran RUBINSTEIN.

domingo, 12 de mayo de 2013

JP-652. COTO DE GUARDIOLA DE BERGUEDÀ - LA POBLA DE LILLET S. M. - LL01B. Sábado, 11/05/2013

En la cuenca alta del Llobregat y con un caudal alegre, las truchas se movieron más, todo y que las grandes siguen sin dar la cara... de momento.  

Mañana de primavera en la cuenca alta del Llobregat. El río baja precioso, lleno de vida y a diferencia de otras cuencas altas de nuestra geografía ya fácil de pescar y vadear, pues esta es la cuenca de entre las de los grandes ríos catalanes en donde antes remite el efecto del deshielo.     

Aparte de pescar, uno no se cansa de admirar la enorme cantidad de lugares  preciosos, mágicos diría, que se descubren en el microcosmos fluvial, con tan solo levantar la vista de la mosca de tanto en tanto.


JORNADA DE PESCA Nº 652


Esta más que demostrado que la primavera es una estación de mucha variabilidad en lo que a meteorología se refiere, y la del presente año, con su abundancia de lluvias e incluso nieve más allá del invierno, está siendo una de las más variables de los últimos años. A estas alturas, las hay que ya impacientes, y con el tanga y el bronceador en las manos, no encuentran el momento para ir a tostar la piel bajo un inclemente sol africano, y los hay también que ya quisieran estar pescando a seca todo el día o por lo menos en largos serenos de cielos impolutos en los que ya asoman las estrellas. Todo llegará, pero para los y las impacientes este año está visto que tanto la playa tropical sin ir más allá de "Castefa", como la pesca idílica en ríos mansos y con truchas activas van a tener que esperar un poco. Parece ser que la sociedad que fomenta la satisfacción de los placeres inmediatos va desacostumbrando a los adictos a los mismos, que ya son legión, al ejercicio tanto de la paciencia como de la comprensión de que todavía, por mas listos que nos creamos y mas naves que enviemos a Marte, somos nosotros quienes debemos amoldarnos a los dictados de la naturaleza y no al contrario. Mientras, disfrutemos, como yo este sábado, del impagable espectáculo que ofrecen, de un modo gratuito, esos cielos que cambian de etérea geografía y cromatismo a velocidad de vértigo, de esos amaneceres multicolores -como el que tuve ocasión de contemplar mientas tomaba un café en Can Bassacs- y de esas tardes en que por una ventanilla del coche podemos contemplar el más oscuro y amenazador de los cielos, mientras que por la otra es posible ver el arco-iris.        
Hablando de pesca, que es por lo que, supongo, los seguidores y lectores de este blog se han conectado al mismo, por fin se ha podido pescar de un modo aceptable en el coto de Guardiola de Berguedà , y por fin las truchas han dado la cara permitiendo pasar una jornada de pesca divertida, todo y que siguen sin aparecer ni las medianas, ni las grandes.
A principios de temporada, el bajo caudal no tan solo mantuvo a las truchas inactivas, sino que nos hizo temer un año de escasez de agua, con un verano que llegase a dejar el río hecho un pedregal. Sin embargo, la lluvia e incluso la nieve caída a lo largo de abril, y en especial en el tormentoso último fin de semana de dicho mes, permiten albergar la esperanza de que llegados los, en teoría, "meses estrella de la temporada" agua por lo menos la habrá tanto en el Llobregat como en su afluente el Bastareny, que este sábado bajaba un poco más impetuoso que su hermano mayor.
Lo de las truchas, ya es harina de otro costal: el primer día de la temporada en este coto, a finales de marzo y con el río con un caudal digno del mes de julio (pero con la temperatura del agua acorde con  finales de invierno) mi amigo Carles Vivé y un servidor pescamos bien poco, y lo poco que pescamos fue trucha pequeña. Un poco más de un mes después he vuelto al coto, las condiciones de caudal han cambiado al alza, la meteorología ha sido benigna, y siguen saliendo solo truchas pequeñas. De todas maneras, no debemos alarmarnos, pues esto suele suceder mucho en este coto y especialmente en el largo tramo del Llobregat en concreto pues salvo repoblaciones ex-profeso con trucha mediana o grande este río a su paso por este coto suele dar siempre una gran profusión de trucha "palmera" y de vez en cuando alguna buena sorpresa. Otra cosa es el Bastareny, que aún no he visitado esta temporada, río en el que siempre se pesca más trucha grande que en el Llobregat (también se repuebla más, sobre todo en el tramo suburbano de Bagà) e incluso está infestado de truchas arco-iris del tipo "tigre" que no son otra cosa que el resultado de la hibridación de las truchas arco-iris de antiguas repoblaciones con truchas fario, tanto repobladas como autóctonas, tal y como podéis leer, sino lo habéis leído ya, en los artículos de este blog referentes a este coto en temporadas anteriores.
A pesar de la variabilidad meteorológica de la primavera anteriormente mencionada, y sabedor de que llovió incluso en otras latitudes, como es el caso de los entrenamientos del Gran Premio de Formula-1 en Montmeló, los meteoros se comportaron en el Pre-pirineo de Barcelona y pude gozar del sol durante largos espacios de tiempo, aunque por la tarde las nubes ganaron terreno. Nuevamente, un sábado cambiándome de ropa en seco tanto antes como después de pescar... y van dos seguidos ¡casi me parece increíble!.  
Para pescar, y obtener un botín de ocho truchas todo y que pequeñas, opté por pocas complicaciones y sobre todo amoldarme al estado del río. En esta ocasión, con sus buenos 12 m3/seg. aproximadamente y el agua con ese color verdoso tan típico de que debe quedar nieve, aunque ya bastante residual y muy circunscrita a las altas cotas de la montaña, la cosa estaba para ninfa, e imitando la actitud de mi buen amigo Carles, que ante todo antepone la sencillez a complicarse la vida, pasé de tándems y dejé el "jogo bonito" para otras ocasiones y me puse a pescar con una sola ninfa y una bolita de indicador de picada a un metro y medio por encima de la misma a lo largo de todo el día. Pesca "tungstenizada" pero sin cargar las tintas: con una imitación de pheasant tail con una bola del 2 hubo suficiente para ir incluso rascando piedras del fondo de vez en cuando. Pesca eficaz, eso si, a tenor de los resultados y de que aún tuve unas cuantas picadas más que no supe transformar en capturas. Pesca un tanto aburrida, para que negarlo, pues uno siempre está al acecho de ver cualquier indicio de actividad en superficie para empatar la seca y ¡que comience el espectáculo!, pero este sábado lo único que hubo por encima del agua fue un auténtico desperdicio de efémeras (mayormente rhodanis) y de una mosca muy grande de color marrón claro que no logré identificar, con un gran perecido a la Pirenaica todo y que no lo es (a ver si alguno de nuestros entomólogos aficionados hacen algún comentario). 
Con todo, pesca al fin y al cabo, y por lo menos en un entorno precioso, un río en medio del bosque todo y que no muy lejos de la carretera...¿Os suena? Claro que si, los parecidos son muchos y las truchas igual de pequeñas que en muchos cotos del Pallars o de la Ribagorça los cuales se venden como si fueran emporios de la pesca a mosca, o por lo menos santuarios de la trucha metrosexual y políticamente correcta. Pocas diferencias pues, a mi humilde entender, con Guardiola de Berguedà, salvo que parece ser que el calificativo de "Baja Montaña" que se aplica a los cotos que están aguas arriba de Berga o Ripoll paracen quitar el glamour que tienen otros del Pirineo todo y que en los mismos hay tantas o más minicentrales que las que puede haber en la Vall de Ribes o la Vall de Camprodón, y encima con una presión turística e inmobiliaria igual o incluso mayor.      
Y sobre todo, para que nos vamos a engañar, pesca aeróbica la de este sábado y la de muchos por el estilo en este río: andar mucho, moverse aún más e ir quemando grasa para recuperarla a la hora de la merienda. En esta ocasión, y desde la temprana hora de las nueve y cuarto de la mañana y hasta las cuatro y media de la tarde en que mis lumbares dijeron ¡basta! anduve más o menos tres kilómetros de río, pescando lo mas concentrado que pude. Eso si, la mañana y hasta el mediodía horario fue mucho mas productiva que la tarde (5 truchas por la mañana por 3 por la tarde), y como también suele suceder, pero no en este sino en casi todos lo cotos, fallaron muchas posturas en las que suelen capturarse truchas, mientras que hubo capturas en otras en las que hacía años que no me picaba una trucha e incluso hubo una captura en un lugar que parecía maldito, pues jamás de entre las muchas veces que lo he visitado a lo largos de años había obtenido allí ni una picada.
La primavera, con su eterna variabilidad, bla, bla, bla... por cierto ¿sabíais que según las previsiones de nuestros gurús de la meteorología va a volver a llover e incluso a nevar en cotas bajas a partir del miércoles? je, je, je.

JORNADA DE PESCA Nº 652

Sábado, 11 de mayo de 2013

Coto de Guardiola de Berguedà - La Pobla de Lillet S. M. - LL01B
Ríos Llobregat, Bastareny y Riera Saldes
(pesca solo en el Llobregat en esta jornada)

Temporada 2012 - 2013 - Nº 25
Temporada de salmónidos 2013 - Nº  9

Pescador: Ferran RUBINSTEIN

Capturas: 8 truchas fario a ninfa

Climatología: mañana: soleado y templado; tarde: nubes y claros, templado.

Hora de inicio de la jornada: 09,15 h.
Hora de finalización de la jornada: 16,30 h.

La música de hoy:

Viaje de ida:

Sinfonía nº 6
"Una Fiesta Eslava"
Alexander Glazunov

Concierto para violoncello y orquesta en "DO"  mayor
Eugene d´Albert

Viaje de vuelta:

Sinfonía nº 4  "La Víspera de Pascua"
Josef B. Foerster

Concierto para violín y orquesta en "LA" menor
Anton Dvorák

Líneas Tensas!


Ferran RUBINSTEIN.

sábado, 4 de mayo de 2013

JP-651. COTO INTENSIVO DEL PEDRET S. M. LL03B. Sábado, 04/05/2013

¡¡Aguaaaaa vaaaaaaaaaa!!

Tras desistir de pescar en Guardiola de Berguedà, pude al fin "entrar en combate" en  Pedret, en donde todo y la apertura  de compuertas del pantano de La Baells el agua bajaba limpia. Como suele suceder con estos caudales tan altos, no fue nada fácil pescar, y menos a mosca, en un día muy propicio sobre todo para los pescadores de cucharilla. Mucha agua y poca pesca, pero siempre queda la alegría de saber que este verano lo vamos a empezar con los ríos alegres y limpios  


JORNADA DE PESCA Nº 651

Agua, agua, agua...¡y mas agua!. La larga borrasca, con nevadas en cotas bajas incluidas, del fin de semana pasado y de parte de la presente semana hizo superar previsiones y desbordar presas, y en estos últimos días hemos asistido al gratificante espectáculo de ver que, pese al estado impracticable para la pesca en la inmensa mayoría de ríos de nuestra geografía, se llenaban los pantanos hasta tener que abrir compuertas con todo lo que de positivo ello comporta: regadíos asegurados, producción hidroeléctrica a toda turbina, agua para beber y ducharnos durante el largo verano mediterráneo asegurada y sobre todo una buena limpieza de los cauces y riberas de nuestros sufridos ríos, que buena falta les hacía.
Seguramente, al haberse convertido nuestros siempre humildes ríos en aprendices de Amazonas o Mississipís, este fin de semana se habrán quedado no pocos pescadores en casa, aunque siempre los habrá que aprovecharan la crecida para pescar esos arroyos y rieras que siempre bajan con apenas un regato de agua. Imagino que otra minoría habrá pugnado por alguno de los codiciados dieciséis pases de Anglès -único coto bajo los grandes pantanos en donde aún no ha habido apertura de compuerta, según el ACA (1)- y finalmente los habrá  (como es mi caso, y debido a la necesidad de pescar lo más cerca de casa posible para ahorrar gasolina y poder volver volver a una hora razonable y acorde con las obligaciones familiares) que se habrán intentado acomodar como han podido a buscar un lugar donde echar la caña en la cuenca del Llobregat, que dentro del desbordamiento fluvial general fue la que menos nieve recibió en su cabecera la semana pasada.
Con ganas locas por pescar, y aprovechar mi único día disponible para hacerlo, para este sábado tuve que trazar, a lo largo de la semana pasada y viendo como se desarrollaban los acontecimientos meteorológicos, un plan A y un plan B sustitutorio. El plan A consistía en pescar en Guardiola de Berguedà, con la esperanza de que por agua que bajase no lo hiciese en demasía. Como no, y ya os lo podéis imaginar los lectores asiduos, el plan B no era otro que si fallaba el A, ir a pescar a Pedret, con la esperanza de que la segura suelta de agua, al haber rebasado el pantano el 95% de su capacidad, no fuera tan exagerada como la de los  embalses de la cuenca del Segre.
Tras un viaje a través de un paisaje verde y exuberante y en compañía de mi sempiterna música clásica, no eran ni las ocho de la mañana cuando llegué a Guardiola de Berguedà, en donde me encontré con la calles mojadas aún por el efecto de una tormenta que debió caer unas horas antes esa misma madrugada y los ríos Bastareny y Llobregat en buen estado para la práctica...del ráfting. Cierto es que el Llobregat bajaba muy bravo, pero aún me hubiera atrevido a pescarlo de no ser por el color tan turbio el agua, fruto de la precipitación reciente.
Tocó pues activar el plan B, eso si tras un rápido desayuno de puro trámite, y en menos de media hora ya estaba en el puente románico de Sant Quirze del Pedret viendo como bajaba un Llobregat que triplicaba el ridículo caudal de las últimas semanas, pero -eso si- con agua muy limpia, debido al filtro que ha pasado el río en su travesía por el pantano.
Tras saludar y charlar un rato con Eudald, el agente de Catalana Forestal, y aprovechar para comentar la aciaga y frustrante recta final de Champions League que hemos vivido  los aficionados del Barça, me puse el "traje de faena" y con la caña ya montada, pero aún sin señuelo atado, fui a dar un paseo antes de dirigirme al tramo estrictamente sin muerte, que es por donde quería empezar a pescar.
Más que alegre y cantarín, el siempre modesto y cansado Llobregat bajaba vigoroso y rugidor, como haciendo valer su pasado glorioso, en los tiempos anteriores a la Revolución Industrial, cuando al no estar constreñido por toneladas de cemento ni al estar sangrado por cientos de canales era un río imponente, al que había que temer cuando en las primaveras se desbordaba, pero también tan generoso que permitía que barcas de pequeño calado lo remontasen hasta el mismísimo Martorell.
Con un río en un estado así, con la lámina de agua extendida casi en progresión geométrica, el de ayer (estoy escribiendo el domingo del Dia de la Madre, ¡felicidades mamas!) fue el gran día de los pescadores de cucharilla por autonomásia. Enhorabuena al gremio del metal giratorio y brillante.A los gusaneros ya no les fue tan bien, pues el fuerte tiro de corriente los obligaba a plomear mucho la linea y todo y así faena tenían para ralentizarla sin tener que recurrir a grandes y aparatosos flotadores, de esos que las finas pescas de coup e inglesa relegaron a la historia hace ya mucho. Finalmente, los mosqueros sinceramente no tuvimos nuestro día, y para pescar tocó apearse del burro y dejarse de pescas finas, posadas impecables, mendings y otros cipotes envinagrados para pasar a intentar rascar piedras y algas del, ayer abisal,  fondo del río con la ayuda del siempre socorrido tungsteno en forma de bola para cabeza de ninfa, teniendo los mismos problemas en la deriva que los gusaneros, pero encima sin poder recurrir al aparatoso corcho; como mucho sirva la aplicación de una bolita de pasta de señalizador de picada y apáñate como puedas.
Como una de las cosas que mas detesto es sentar cátedra, os voy a contar ahora en que  base mi estrategia de pesca en un río como me el que me encontré ayer; luego pensad lo que queráis y evidentemente pescad como os de la gana, que en el fondo de eso se trata. Por supuesto que ya anticipo que más de alguno pensará "este Rubinstein no tiene ni idea de pescar, y aprenderá cuando las ranas críen pelo... o yo, que tanto se, me digne a darle unas cuantas clases de pesca a mosca", y más cuando sepa que ayer pesqué solo cinco truchas, pues baje el río como baje, para los grandes maestros eso siempre es  "poca trucha, para ese coto". En fin, vamos allá: viendo el poderoso tiro de corriente, la gran profundidad de pozas e incluso tablas y el desperdicio que hacían las truchas de las generosas eclosiones de rhodanis que hubo a lo largo del día -prueba evidente de que iban tan bien servidas de comida por debajo, como de pereza para subir a buscarla al doble o triple de distancia que hacía pocos días- me decidí solo en focalizar mis esfuerzos en pescar y contrapescar (2) blandos laterales de corriente, y en preferentemente contrapescar las pocas tablas en que pude hacerlo, debido a que en este tipo de posturas el ensanchamiento del cauce  le hace perder al río tanto profundidad como fuerza de la corriente. Desafortunadamente, y lo saben muy bien los asiduos de Pedret, este coto no es precisamente rico en este tipo de escenarios. Evidentemente, para poner en marcha esta estrategia, eche mano de todo el tungsteno que pude, ayudado por los terminales de hilos lo mas razonablemente finos posible para facilitar la profundización de las ninfas.  
Cuando volví del tramo estrictamente sin muerte al coche, para cambiar de zona e ir a pescar al sector intermedio del coto, llevaba capturadas cuatro truchas fario, de las recién repobladas (leer partes de pesca de las jornadas 559 y 560). La mañana y el mediodía habían sido soleados y templados. A primera hora de la tarde, el cielo se fue cubriendo paulatinamente y comenzaron a escucharse truenos en la lejanía: se aproximaba una de esas tormentas de tarde, tan típicas de esta época del año, que ya habían vaticinado en los partes meteorológicos.
Mientras seguía zurrando blandos laterales, en busca de alguna picada más, tuve el placer de encontrarme con Joan C. de l´Hospitalet, un pescador que es fiel y asiduo lector y seguidor de este blog, y con el que tuve una amena conversación no ya tan solo de pesca a mosca, sino también de música pues como yo es también un gran aficionado a la música clásica, todo y que el es más asiduo del repertorio operístico, mientras que mis intereses son preferente la música orquestal, de cámara e instrumental. Todo y que el año pasado ya nos encontramos faenando el Bastareny, no le reconocí en un principio (soy fatal para eso de las fisonomías). Es para mi un gran privilegio el tener entre mis lectores y seguidores de mi blog a personas con la filosofía de Joan (pesca, deja pescar y sobre todo diviértete), y más aún si compartimos otras aficiones mas allá de la pesca.
Hubo tiempo todavía, tras el encuentro con Joan, y su mujer que le acompañaba, para hacer una quinta trucha (en este acaso la única trucha arco-iris del día) con las mismas artes y similar estrategia de las demás, y tener un par de picadas adicionales que, al igual que unas cuantas que tuve "contrapescando"  no llegué a materializar en capturas.
A las cinco de la tarde, el cielo totalmente plomizo y un ligero viento que se levantó de golpe fueron el presagio de que iba a llover de un momento a otro. Esta vez tuve suerte, y pude cambiarme en seco o como mucho bajo las primeras gotas antes de que comenzase a llover.
Tarde de paraguas en Gironella, en donde como es costumbre cuando estoy por El Berguedà estuve merendando, y tarde de paraguas también en Monistrol de Montserrat, cincuenta kilómetros más abajo, en donde paré ha hacer un café y estirar las piernas. Estaban previstas sólo tormentas a nivel local en las áreas pirenaica y pre-pirenaica, pero ya se sabe que las previsiones están para ser incumplidas, y así a contrapronóstico terminé haciendo todo el viaje bajo una lluvia que si bien de un modo manso caía constante, y que se convirtió en un improvisado tren de lavado para mi coche para mayor ahorro de mi bolsillo. Desde Monistrol de Montserrat, siempre paralelo a la carretera el Llobregat rugía sucio pero impetuosamente feliz, como queriendo recordar el río grande e incluso temible que un día fue, y que podría volver a ser de verse liberado de la prisión de cemento y hormigón al que le hemos condenado a estar encerrado.


(1)"Agència Catalana de l´Aigua" (Agencia Catalana del Agua).
(2) Pescar aguas abajo, generalmente con moscas atractoras, o haciendo que las que se estén utilizando hagan algún efecto atractor aunque sea impropio de los hábitos del insecto en que se basa nuestra imitación,   como por ejemplo bailar en el agua o emerger rápidamente. Un ejemplo de contrapesca sería lanzar de frente y enseguida hacer la deriva baja con una ninfa pompon (esto me lo enseño mi buen amigo y gran pescador Antonio Grados, una tarde de otoño en Alfarràs) . Un ejemplo de contrapesca  como complemento a una acción de pesca sería, por ejemplo, seguir dejando derivar una efémera y justo al llegar al límite antes de dragar darle un fuerte tirón o dejar que drague: eso podría esperarse de un tricóptero, esa una de las acciones habituales de las moscas ahogadas, pero esa NO es la conducta de una majestuosa y señorial efémera.            



JORNADA DE PESCA Nº 651

Sábado, 4 de mayo de 2013

Coto Intensivo del Pedret S. M. - LL03B
Río Llobregat

Temporada 2012 -2013 - Nº 24
Temporada de Salñmónidos 2013 - Nº  8

Pescador: Ferran RUBINSTEIN

Capturas: 4 truchas fario a ninfa y 1 trucha arco-iris a ninfa.

Climatología: mañana y mediodía: soleado y templado; tarde: nublado con amenaza de tormenta y ligera bajada de la temperatura.

Hora de inicio de la jornada: 09,45 h.
Hora de finalización de la jornada: 17,00 h.

La música de hoy:

Viaje de ida:

Sinfonía nº 6
"Una Fiesta Eslava"
Alexander Glazunov

Sinfonía nº 8 "de los mil"
(Iª parte: "Veni Creator Spiritus")
Gustav Mahler

Transición Guardiola de Berguedà - Pedret:

Obertura "Romeo y Julieta"
Obertura "MacBeth"
Joachim Raff

Viaje de vuelta:

Sinfonía nº 8 "de los mil"
(IIª parte: "Escena final de "Fausto" de Goethe)
Gustav Mahler

Obertura de "Los Maestros Cantores de Nüremberg"
Richard Wagner

Líneas Tensas!


Ferran RUBINSTEIN.